Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

9


Era un día soleado, algo no muy común en el pueblo, ya que el clima frío solía reinar por esos lugares . En una mansión que se encontraba justo en el centro del pueblo, una muchacha de tez morena intentaba salvarse de que la mataran, literalmente.

Auna Miller corría por todo el jardín de su hogar, siendo perseguida por Kai Williams, quien poseía una larga lanza. Mientras tanto, Lydia Miller, la menor de las dos hermanas, miraba expectante y divertida la situación, mientras hacía los deberes. Auna se escondió tras un árbol, con la esperanza de que el joven Willams no la encontrará, pero no logró su cometido, ya que segundos después fue encontrada por el mencionado, quien al tenerla frente a frente, estira su brazo derecho, donde estaba la arma punzante, apoyándola en el pecho de la chica sin hacerle ningún tipo de daño. 

El pecho de la femenina no dejaba de bajar y subir, sintiendo como un ataque de asma se hacía presente, así que, sin previo aviso, se dirige con rapidez a la mesa donde reposaba su hermana, debajo de una sombrilla, cogiendo un dispositivo azul de extraña forma, o eso pensaba Kai, quien fue tras ella.

Extrañado, observó atentamente cómo la muchacha inhalaba de aquel cacharro, viendo como un ligero humo salía de la boca de ella.

Espantado, se coloca en posición de batalla para golpear con la lanza el objeto, lanzándolo por los aires, logrando que Auna se quedara quieta observando como su aerosol salía disparado a un arbusto, mientras tanto, Lydia se dedicaba a reír.

—¿Pero qué?—no termino la pregunta, frunciendo el ceño al ver aquella acción– Kai, ¿se puede saber por que hiciste eso?, ¡era el último aerosol que me quedaba!—le dio la cara, mientras se acercaba a él cruzando los brazos.

—¿Aerosol?, ¿pero qué dices?—pregunta confundido, dejando reposar el arma junto a la mesa– te acabo de salvar de que te murieras asfixiada—aclara con orgullo, regalándose a sí mismo una sonrisa.

Suelta un sonoro suspiro— Kai, tengo asma, ¿acaso sabes qué es eso?—él asiente no muy convencido– no sé cómo lo tratan en tu mundo, pero en el mio, ese dispositivo, calma mis ataques de asma, ¡no me iba a asfixiar!—informa.

Kai parece aún más confundido.

Auna rueda los ojos para seguidamente pasar de largo, cogiendo la sudadera que había dejado en una de las sillas para después adentrarse en la cocina de la casa, siendo otra vez seguida por el rubio, y de paso, por Lydia también, que se rehusaba a perderse el espectáculo que se avecinaba.

—¿Qué haces? Todavía no hemos terminado con el entrenamiento– recuerda Kai mientras mira como la morena se dirige al frigorífico, sacando una botella de agua junto a una manzana verde.

—No acabo de entender porque estamos haciendo esto– responde ignorando su pregunta, sentándose en una de las sillas junto a la isla– .Yo ahora mismo debería de estar trabajando.

—¿Enserio?, ¿no sabes por qué estás haciendo esto?, ¿te tengo que recordar que unos Brushcrek te persiguen, que tengo que entrenarte para que seas capaz de poder defenderte, de como poder llevarte hasta tus padres?—interroga, cansado, para hacer una breve pausa y continuar– .Creeme, Auna, para mi esto no es nada fácil, sobretodo porque mi Protegida es una humana la cual comparada con las criaturas que te quieren muerta eres una pluma, y ellos un ave voraz que estarán dispuestos a arrancarte de cuajo cada uno de tus pelos.—explica, cogiendo aire.

—Yo nunca pedí que hicieras todo esto.—murmuró ella, sin saber qué decir.

—Uh, eso me dolió hasta a mi.—comenta Lydia, quien se come sus uñas mientras presta atención a la escena.

—Lo sé, te aseguro que lo se, pero es inevitable, esto lo es, ya que no se que haria sin protegerte, ¿cual sería mi misión en este mundo?, me temo que ninguno. Auna, tienes que entenderlo, tu responsabilidad ahora mismo no es otra cosa que esto.—Se gira sobre su eje, dándole una última mirada a la joven para comenzar a caminar dirección escaleras arriba.

Auna se pasa una mano por la cabeza, frustrada por la situación, mientras tanto, Lydia suelta una carcajada, haciendo que la morena le regalase una mala mirada.

—¿Qué te causa tanta risa?—pregunta con molestia.

—Es la pregunta más estúpida que te escuché decir hoy, y eso que dijiste varias.—suelta entre risas–. Bueno, seré más específica. Lo que me hace soltar  tremendas carcajadas, es, mi querida hermana, el hecho de que literalmente el pobre anormal que te salvó la vida más de una vez, sea insultado de manera para nada discreta de tu parte, diciendo que no necesitaba para nada su ayuda, y que no pintaba nada aquí.—Explica–. Y, creo que ahora, es cuando te vas en busca de tu fiel criado para pedirle disculpas, ¿me equivoco?

Auna no contesta, haciendo entender a la menor que estaba contando una verdad como un templo, y sin decir nada, se encamina a donde se había ido hace unos minutos el chico.

Tras la travesía de las escaleras al segundo piso, una rafaga de aire la golpeó de repente, junto a varios escalofríos que recorren todas sus entrañas. Se replanteó poner un aire acondicionado, siendo consciente de los cambios de clima que constantemente había.

Cuando llega al fin a el inicio de las otras aún más viejas escaleras que llevaban al desván, las subio, y al llegar a lo alto, se encontró con la imagen de Kai revisando algunos cajones del lugar, sacando variedad de prendas aparentemente muy viejas. Al parecer el chico no se dio ni cuenta de la presencia de Auna, quien se permitió a sí misma comenzar a volver a recorrer el lugar por cuarta vez.

Se fue directamente al llamativo espejo dorado, que extrañamente, ahora estaba tapado con una manta blanca algo desgastada, y cuando levanta la mano en su dirección, con intenciones de destapar el hermoso espejo, su mano es detenida por una más grande, cálida y pálida.

La corena se sobresalta, girando con rapidez sobre sus talones, chocando automáticamente con el pecho duro de Kai, quien no apartaba sus extraños ojos del espejo, y cuando lo hizo, conectó su mirada con la de Auna, a quien se le cortó la respiración al darse cuenta de la intensidad en la que sus miradas chocaban.

—Ya te dije una vez que no hicieras eso– rompió en silencio el chico, retrocediendo—.Si es posible, ni lo mires, incluso no pienses en él, aunque sea inevitable por su hermoso marco y reluciente cristal, pero detrás de aquello, esconde un secreto.—Informa, mientras sigue a lo suyo, dejando unas prendas de vestir en la cama— ¿Qué necesitas?—pregunta como si nada.

—Vine a pedirte disculpas por lo de hace un rato—va al grano, quieta en su sitio.

—Vale.—Contesta al instante.

–-¿Vale?—repite ella, arrugando su cara– ¿Eso es lo único qué dices? No puedo entender que quieres decir con eso.—Declara, dando varios pasos al frente.

—Auna– llamó el chico al darse cuenta de la frustración de ella–. No fue nada, te perdono, si es lo que quieres escuchar, ¿estás complacida?-- pregunta, volviendo a prestarle atención.

—¿Complacida?—vuelve a repetir ella–. No, no lo estoy, porque acabo de llamarte inservible en pocas palabras, y tu solo dices "vale".

—Le das muchas vueltas a cosas sin importancia– dice Kai, quien se encuentra divertido por la situación–. Te perdono, Auna, enserio lo hago. No me cuesta decirlo ya que sé cómo te encontrabas en esa situación, enfadada y frustrada. Y ahora, ¿podrías salir? Necesito cambiarme.

Auna asiente con lentitud, procesando las palabras del chico, para seguidamente darse media vuelta y dirigirse a la respectiva salida, sin antes darle un pequeño vistazo a el espejo cubierto por aquella manta, prometiendose a ella misma descubrir porque el joven Williams no quería que tuviera ningún tipo de relación con el.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro