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Transcurren los días y lo sucedido la primera noche de mudanzas se queda en lo que era, en pasado. Ahora mismo las hermanas desayunaban con bastante prisa, ya que hoy sería el primer día de clases de Lydia, quién comía con rapidez sus tostadas.
Mientras tanto, Auna se encontraba en su cuarto, decidiendo cuál podría ser la vestimenta perfecta para su entrevista de trabajo. Auna recientemente había terminado la universidad, justo antes de aquel trágico accidente. Se miró una vez más en el pequeño espejo de su tocador, fijándose bien si su ropa estaba bien planchada y puesta, para luego soltar un largo resoplido y volver a su armario, no muy segura de cómo iba vestida.
Antes de que ella hiciera otro movimiento, escucha como la puerta de la casa es cerrada con un fuerte golpe, llamando su atención y haciendo que se dirigiera a la ventana de su cuarto, visualizando como si hermana corría por la acera. Negó con la cabeza, cuando su atención vuelve a ser llamada por un fuerte estruendo. Dirige su vista a la puerta de su cuarto, encaminado a este para abrirlo lentamente y asomar su cabeza, su vista viaja por todo el pasillo, hasta que se topa con algo que roba su aliento.
Aquellas viejas escaleras estaban abiertas, y como si algo la llamase, Auna da un paso al frente, observando con curiosidad la escalera y preguntándose cómo podrían estar abiertas. Se llena de valor para comenzar a caminar hacia estás, y cuando queda enfrente, no espera un segundo más para comenzar a subirlas, otra vez. Cuando llega al desván, mira automáticamente al espejo dorado, el cual seguía reluciente como hace unos días. Se acerca una vez más a él, volviéndose a sorprender cuando no encuentra su reflejo, sin embargo, no se aparta de donde está.
Alza su mano, posándose en el frío cristal reluciente, sintiendo como todo su cuerpo se volvía a estremecer.
Mientras su mirada sigue sobre aquellos cristales relucientes, una frisa inusual se estampa con la nuca de la chica, quitándole el aire por completo. Se gira sobre su eje para no ver nada, pero cuando recorre con su vista todo el lugar, logra ver como una silueta que estaba de pie, desaparecía por completo de su vista, escondiéndose debajo de aquella cama bien hecha. Minutos después, en los cuales Auna los pasa observando el catre, una sombra sin forma sale poco a poco de debajo de la cama, y a medida que sale, una forma de dedos puntiagudos es captada, hasta formarse en una enorme y terrorífica mano.
Auna se queda estática, en su lugar, ella estaba en un estado de shock que no le permitía moverse. De un momento a otro, aquella extraña negrura se estira con una extraña en dirección a ella, y antes de que pudiera reaccionar, es atrapada por la pierna. Auna suelta un grito ahogado, mientras es tirada al suelo cayendo de costado, sintiendo un dolor en la zona de la cadera. Poco a poco es arrastrada por la oscuridad, entre tanto Auna sigue con su lucha, gritando con desesperación con esperanzas de que alguien la ayude. No pierde tiempo, ella sabe que gritar no servirá de nada, así que con el valor que le queda, se sienta como puede, para comenzar a forcejear con aquella cosa, quién aún no para.
La exasperación aumenta, a la chica se le acaban las ideas de cómo intentar liberarse, estaba tan agotada y frustrada, que llevó una de sus manos a la neblina. Extrañamente esta era de un material sólido, dejando sorprendida a la chica, pero deja sus pensamientos cuando ve que está a nada de ser totalmente atrapada por aquella monstruosidad.
Zarandea su mano con las fuerzas que le quedan.
Está tan frustrada que aprieta su cabeza, mientras intensifica su mirada, sintiendo como sus ojos empiezan a ponerse llorosos por no pestañear. Su agarre empieza a ser más fuerte, dándose cuenta de que por esto aquella oscuridad empieza a tener variedad de grietas en la zona donde está apretando. Auna sigue, no se quiere rendir, llega a un punto donde ya vuelve a estar gritando, pero esta vez por la fuerza que está usando.
La chica lo logra, observa expectante como aquella materia se hace cachitos, y esos cachitos extrañamente se convierten en trozos de cristales, los cuales al tocar el suelo se vuelven cenizas. Todo está en silencio, solo se escucha la respiración agitada de Auna, quién se quita aquel sudor que brota de su frente, pero se vuelve a poner alerta cuando la silueta que antes vio, sale disparada de debajo de la cama, dando varias vueltas por la habitación hasta atravesar la ventana del lugar perdiendo se dé la vista de la morena.
—Joder—murmulla dejándose caer en el suelo, abriendo sus brazos y cerrando por unos minutos sus ojos, aún exhaustiva.
La tarde llegó, y las dos hermanas estaban comprando cosas necesarias para la casa en un supermercado. Lydia saltaba por el lugar mientras metía cosas en el carro que Auna no le permitía, pero la última no se daba ni cuenta, ya que sus pensamientos volaban por lo que había sucedido horas atrás, tal vez fue un sueño, pensaba ella, pero rápidamente quitó esa idea de la cabeza, ya que ella lo sintió muy real, ella lo vivió muy real.
Por estar distraída, su carro choca con algo, llamando la atención de la chica y fijándose que un muchacho se encuentra en el suelo frente a ella, al parecer había atropellado a una persona con su carrito.
—Oh perdone, perdone— se apresura a disculpar se, para acercarse a el sujeto y ayudarle a levantarse—de verdad no eran mis intenciones, estaba realmente distraída y—. Es interrumpida por el joven, quién sacude una de sus manos frente a ella.
—No se preocupe, señorita, solo fue un accidente.— Sus miradas chocan.
Un chico de aproximadamente su edad, ojos avellanas y cabellera rizada de un tono miel, con adorables pecas adornadas por todo su rostro estaba frente a ella.
—Ya sabe, lo puede tener cualquiera.— Prosiguió.
La chica tiene que agitar la cabeza, para volver a prestar atención.
—No la he visto nunca por estos lugares, ¿es nueva? —
Auna suelta una risita casual.
—¿Tanto se nota? —pregunta con diversión mientras alza una ceja.
—Bastante, diría yo—hace una pausa, estirando una de sus manos al frente— Nick Coleman—. Se presenta.
—¡Auna, mira lo que encontré! —la voz de su hermana interrumpe las presentaciones.
Lydia aparece, mirando brevemente a el chico con el brazo estirado para coger de la mano a su hermana, y tirar de ella.— Vamos date prisa, se van a acabar— habla mientras tira de la mano de su hermana, quién es obligada a caminar.
Auna pasa por al lado de Nick, quién la mira expectante.
—Auna Miller.— Dice en voz baja mientras se deja llevar por la menor.
Coleman observa como las dos chicas se pierden por los pasillos del supermercado
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