8. More than this
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Ya había pasado una semana desde que Jin había llegado a la cabaña.
La tormenta casi ya se había apaciguado y solo en momentos se escuchaba el batir del viento contra los árboles.
Taehyung amaba despertar y saber que el castaño estaba ahí y de hecho esa mañana era Jin quien preparaba el desayuno al haber despertado primero.
La herida ya estaba casi por completo curada y el mayor podía caminar perfectamente por la pequeña casa. Lo peor ya había pasado.
El rubio se acercó al lavaplatos para beber un poco de agua cuando sintió unos brazos rodear su cintura por la espalda. Al principio se sobresaltó y luego se relajó sabiendo que era el castaño quien lo hacía.
—¿Qué quieres comer hoy, bonito? —le preguntaba cerca de su oreja lo que hacía que Taehyung se estremeciera un poco, su oreja enrojeció. Luego Jin se alejaba un poco para darle espacio. —Estaba pensando guisar unas papas y bueno, también está la opción de... conejo. —decía con una risita graciosa. Ya a estas alturas Jin hasta sabía como faenarlo. Se acostumbró muy rápido a pesar del shock de comer un animal tan tierno, pero bueno, no sería hipócrita, amaba comer carne, no importaba si era de pollo o de conejo y... comida es comida.
—Suena bien —Taehyung aún sonrojado le respondía —podríamos cocinar para hoy y mañana, así mañana es algo menos que hacer y podemos ver una película. Por lo general la electricidad vuelve pronto apenas pasa lo peor de... —de repente la casa se iluminaba —y justamente volvió la electricidad.
Ambos se regalaron una sonrisa cómplice.
—Papas guisadas y conejo a la cacerola será.
Y luego ambos comenzaron a cocinar en un silencio cómodo. De repente uno tarareaba una melodía y el otro la cantaba y mientras uno picaba las papas, el otro hervía el agua, mientras uno salteaba las verduras el otro picaba la carne hasta que por fin dejaron la comida en la hornilla, llenando la pequeña cabaña de un rico aroma.
—Creo que hoy deberías volver a tu cama. —luego de un rato Jin soltaba de repente —Yo ya estoy bien, mi pierna ya sanó y sé que extrañas dormir ahí, te he visto suspirar cada vez que te levantas del colchón cuando te quedas a conversar conmigo. —el doncel se rascaba la cabeza y soltaba un pequeña risita avergonzada. —Me sentiré mal si sé que estás incómodo en el sofa mientras yo disfruto de tu blandito y suave colchón... Sí, es muy cómodo y blandito, yo también lo extrañaría.
Ambos rieron.
—Sí. No voy a mentir, extraño mi cama, así que no insistiré en convencerte. Gracias por devolverla. —Taehyung respondía contento.
Luego de unas horas, fueron hasta el sofá y decidieron ver una de las películas que Taehyung conservaba en Blu-ray.
—Veamos, qué tenemos aquí... clasicos coreanos, western, Harry Potter o El Señor de los Anillos, ambas sagas completas. Esas son las opciones. —el doncel soltaba las opciones mostrando las carátulas de los discos.
—Aaaaah, Taehyung... Hace años que no veo Harry Potter, pon esa...-—le contestaba emocionado el castaño, acomodándose en el amplio sofá con una manta.
Después de terminar, por fin, El Prisionero de Azkaban, Jin notó que el doncel estaba profundamente dormido apoyado en su hombro con un pequeño charquito de baba que reposaba en su sweater y con una de sus manos en la parte interna de uno de los muslos del mayor.
Seokjin sonrió con ternura al ver por el rabillo de su ojo los labios abultados del bonito doncel al dormir. Le dejó un tierno besito en el pelo y lo tomó en sus brazos para llevarlo a su cama. Movió como pudo las mantas y lo acomodó arropándolo. Dejó otro casto besito, esta vez en su frente y cerró la puerta.
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—...¿Y si mañana lo recuerda? -decía una voz temblorosa.
—No recordará nada. No te preocupes. Apenas y sabrá su nombre mañana con la dosis que le dimos... —decía entre risas otra de las voces.
—Pero sigue hablando...
—Por favor.... Nnnooo...-
—Tranquilo, bonito, mañana no recordarás nada...
—NOOOOO, BASTA, NO ME TOQUES, NOOO.
—¡TAEHYUNG! Tae... Despierta, cariño, despierta. Es una pesadilla.—Jin removía el cuerpo del doncel con fuerza, luego de escuchar sus gritos por varios minutos y este no despertara. —Vamos, Tae, despierta. Es un sueño, es solo un sueño.
—Que n-no me t-toquen, por f-favor... —el doncel comenzaba a despertar entre sollozos, mientras golpeaba las manos de Jin que solo trataban de tranquilizarlo.
—Nadie te hará daño, bebé. Tranquilo, yo voy a cuidarte, lo prometo. —Jin se acercaba cauteloso al lado del chico para abrazarlo mientras acariciaba su pelo. -Shhh, calma...
Taehyung parpadeaba entre sus lágrimas y miraba asustado a Jin quien le dedicaba una mirada dulce, pero con un deje de tristeza. —Oh, Jinnie, no te vayas, no me dejes, por favor. —El doncel se arrojaba al cuello del castaño con desesperación y se trepaba a su regazo, quedando a horcajadas mientras empapaba con sus lágrimas el improvisado pijama del mayor. Este último lo apretaba contra su cuerpo, tomaba las mantas y los cubría a ambos y luego se mecía para arrullarlo, como lo hacía su nana cuando él era niño y tenía pesadillas.
Estuvo así por mucho tiempo, recitando palabras dulces y acariciando su pelo, hasta que la luz del día se fue colando a través de las cortinas.
De vez en cuando sentía los suspiros e hipidos de Taehyung tras haber llorado tanto, ya mucho más calmado.
—¿Estás más tranquilo, cariño? —preguntaba Jin dulcemente. El doncel solo asintió. —Entonces, iré a prepararte un té y-
—¡No! No, por favor, no te vayas... —El doncel se aferraba aún más contra el cuerpo de Jin, casi con desesperación.
—Está bien, está bien, no me iré. Solo deja que me acomode mejor , me duele un poco la espalda... —Jin le decía con tono suave. Se acomodaba un poco mejor, con una almohada debidamente puesta en su cabeza y espalda y luego ubicaba al menor entre sus brazos.
Taehyung sentía el corazón del mayor latir acompasado, mientras acariciaba su espalda y depositaba tiernos besitos en su rubia coronilla. El doncel cubría con su pierna las de Jin, estrechando aún más el contacto, casi queriendo ser uno con su mayor, temiendo que en cualquier momento se decidiera ir de la habitación, desapareciendo para siempre.
—Relájate cariño, no me iré, me quedaré contigo hasta que me dé hambre y la vejiga se me esté por reventar, lo prometo. —el doncel suspiró con una sonrisa en sus labios.
—Tú... tú... me haces tan bien. Haces que mi corazón se sienta cálido. —Taehyung levantaba la cabeza para dedicarle una suave mirada a su mayor. —Gracias. —terminaba con voz ronca.
Jin ajusto su postura para poder mirar a su menor cara a cara. Tomó con suavidad su rostro hinchado por el sueño y por las lágrimas y lo fue acariciando con sus pulgares. —Tú también me haces muy bien, Taehyung. No te imaginas cuánto. —depositó un beso en cada párpado y luego fue repartiendo besos tiernos por el rostro del doncel que entre suspiros los recibía.
Taehyung comenzó a reír bajito—Detente, me haces cosquillas. —su corazón latía muy rápido y tenía una sensación muy rara en su vientre, como si tuviera burbujitas o tal vez mariposas...
—Eres tan bonito, Tae. Eres lo más bello que he conocido hasta ahora. —Ambos se quedaban mirando unos minutos, recorriéndose con la mirada cada facción del otro, cada detalle.
Jin dibujaba con sus dedos los bonitos lunares de Taehyung que parecían una constelación y el castaño pensaba que su rostro no tenía nada que envidiarle a las estrellas. No había constelación más perfecta que la que los mismos ángeles habían dibujado en el rubio.
Por su parte, el doncel detallaba con dedos temblorosos los ojos almendrados de su mayor y trazaba lineas entre sus suaves pómulos hasta llegar a esos labios carnositos y esponjosos que muchas noches ya había soñado con besar...
—¿Quieres...? esteee, ¿pue-puedo besarte? —Jin se atrevía a preguntar lo que Taehyung también quería. El doncel solo asintió, sin dejar de mirar los tentadores belfos del mayor.
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