18. Love me again
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Seokjin quiso reírse y lo habría hecho, de no ser por el rostro serio del doncel que indicaba que no era una broma lo que acababa de decir, aunado a que el castaño estaba sumamente agotado. --¿Qué? --fue lo único que logró decir con voz débil.
--Eso, que, bueno, seremos padres. Tengo 17 semanas de gestación, Seokjin. --Taehyung se ponía de pie y se apoyaba en el marco del gran ventanal del balcón. --al principio creí que mis dolores de cabeza, calambres estomacales y ganas de dormir todo el día eran porque estaba deprimido (que lo estaba), pero luego algo me hizo creer que podía ser otra cosa. Aún así no quise ilusionarme mucho y digo "ilusionarme", --hacía énfasis con sus dedos --porque se supone que mis posibilidades de gestar eran nulas y bueno un día me desmayé, después de días de estar mareado y con náuseas y llamé a papá, el cual es doncel y es especialista en fertilidad con donceles y él me hizo dudar. Me fue a buscar hasta mi casa y llevaba una prueba casera, me la realicé y sorpresa, dos rayitas rojas que-
Los brazos de Seokjin de repente envolvían el cuerpo del Taehyung. El castaño sollozaba quedito, mientras que el rubio, después de unos minutos, acariciaba su espalda.
--Lo siento tanto, Taehyung. Nunca debí irme de tu lado, nunca debí dejarte ahí-
--Si no lo hubieras hecho, te habrían ido a buscar de todas formas, no podrías haberte escondido por mucho tiempo. Así que fue lo mejor, solo que ambos no lo sabíamos. --susurraba cerca de su oído. Lo alejaba un poco de su cuerpo para acunar su rostro y secaba sus lágrimas con los pulgares. --Jinnie...
--Taehyung, amor... -no terminaban sus frases porque ambos se interrumpían con un ansiado beso y con él pudieron expresar todo lo que las palabras no podían.
Taehyung fue arrastrando lentamente a Seokjin hasta la cama, en donde por fin se separaron un momento y el rubio ante la atenta mirada del castaño fue quitándose lentamente la ropa. Jin tragaba saliva al mirarlo desabotonar la costosa camisa blanca y quedaba atónito ante la perfección de la anatomía de su doncel. Fue ahí, en ese momento en que lo notó, el pequeño bultito en su vientre, apenas perceptible. Si no se lo hubiera dicho, jamás se habría dado cuenta.
Seokjin se acercó lentamente al hermoso chico y con suma rapidez se desprendió de su saco y camisa también, mientras iba, intentaba dejar un camino de besos y mordiscos por el cuello del doncel.
De repente Seokjin se detuvo y miró preocupado al rubio --¿No es peligroso para... nuestro bebé? --y por primera vez acercaba una de sus manos y acariciaba el suave vientre de su menor, Sonaba casi irreal, parecía un sueño decir "nuestro bebé", incluso Taehyung soltaba una risita nerviosa ante las palabras del mayor.
--Claro que no, Jinnie. Él está seguro y protegido en mi útero, en su propio saquito amniótico --dijo con ternura, sosteniendo la mano de Jin contra su vientre para luego mirarlo a los ojos. --está sano y creciendo bien. Y sí, es un niño, tengo un pedacito de ti en mi pancita. --Jin se ponía de rodillas para besar el vientre del doncel y murmuraba unas disculpas por no haber estado ahí para ellos y por lo que haría con el rubio en unos minutos.
De repente Seokjin, en la misma posición que estaba, volteaba a Taehyung y le quitaba el pantalón y la ropa interior casi de un jalón dejándolo expuesto y dispuesto para él. Lo dirigía hacía la cama y con cuidado lo dejaba recostado sobre su vientre.
Jin se ubicaba encima del doncel para seguir dejando besos, mordidas y lamidas desde su nuca hasta llegar a sus glúteos, mientras el chico se deshacía en temblores y gemidos de placer. El mayor lo tomaba por las caderas y ponía una almohada en su pelvis para tener una mejor vista de su anhelada y rosada entrada.
--Nunca, en mis casi treinta años de vida creí que le haría esto a alguien, pero... mierda, te deseo tanto... --y se ponía a lamer, morder y chupar los redondos y pomposos glúteos del chico hasta llegar a ese lugar que le daría placer a ambos.
Trazaba en la rosada y sensible entrada del doncel círculos con su lengua y de solo escuchar los gritos que daba Taehyung sentía que se correría en cualquier momento.
--Oh, Jinnie, ¡no!, detente, por favor... Sí, mierda, no pares, joder sí, mmm~ -- y se volvía un mar de contradicciones al sentir la atrevida lengua de Jin follarlo con desesperación.
--Eres una locura, Taehyung. No sé por qué no intenté hacer esto contigo antes -- y volvía a lamer y a ingresar su lengua en la entrada del chico mientras que introducía uno de sus dedos para prepararlo. --eres tan exquisito, un deleite...
Y Jin lamía y sorbía del lubricante del doncel quien entre gritos, jadeos desesperados y gemidos comenzaba a sentir el clímax.
--Jinnie... por favor, no... me voy a correr, mmm~ ¡Eso, justo ahí, bebé, sí! Oh, mierda, sí --y se corría en la almohada bajo su pelvis.
Jin lo volteaba y con hambre comenzaba a devorar su escencia blanquecina, haciendo que Taehyung se retorciera aún más, mientras veía como los ojos del mayor ojos se habían oscurecido de placer y lujuria. --exquisito --repetía.
La respiración de Taehyung era errática y descontrolada y Seokjin le daba unos minutos para que se relajara mientras él se quitaba sus pantalones y ropa interior.
El doncel casi había olvidado lo sexy que era su hombre, lo guapo e imponente que podía verse en la cama y ahora tenía el lujo de poder apreciarlo mientras se masturbaba y esparcía su líquido preseminal a lo largo de su brillosa, apetecible y bien dotada polla. Fue inevitable relamerse los labios y masacrárselos con esa imagen frente a él. Estaba más delgado, sí, pero aún así lucía jodidamente sensual con su abdomen aún marcado y sus labios aún llenos y rojos.
--Eres tan hermoso, Taehyung. Tan perfecto... Te extrañé tanto, amor --se recostaba lentamente sobre él, sin recargar su peso sobre el estómago del rubio y besaba lentamente su boca.
Parsimoniosamente, deslizaba su lengua en la boca del rubio y recorría cada rincón de su boca con ella, embriagándose con la miel de su néctar.
Se separaban un momento para mirarse detenidamente a los ojos y perderse en el otro.
--Te amo, Jinnie. Tanto que duele y quema. --confesaba, mientras lágrimas caían por sus mejillas.
--Y yo a ti, mi dulzura. Tanto que me haces sentir esperanzado. Tú me sanas. --terminaba Jin y volvía a devorar su boca.
Taehyung acariciaba la ancha espalda de Jin y su cabello con una mano, mientras desviaba la otra para atrapar el pene de Seokjin y comenzaba a bombearlo.
Jin jadeó ante el tacto de su doncel, su erección casi le dolía.
--Jin, amor... por favor, te necesito --rogaba el rubio y el castaño obedecía, haría cualquier cosa por él.
Así que con cuidado y con muy poca preparación se hundía en el cuerpo de su amado y este lo recibía sin queja alguna.
Jin casi había olvidado lo apretado y cálido que se sentía estar dentro de su doncel. Había olvidado lo adictivo que era su cuerpo, lo enloquecedor que era Taehyung.
--Oh, Tae, joder. Sí que eres una delicia. --soltaba apenas, mientras comenzaba a moverse sobre el chico. --me aprietas tan bien. --decía, para luego embestirlo con más y más ímpetu, alcanzando justamente el punto más vulnerable de Taehyung.
--Jinnie, no, más lento, por favor... --apenas decía Taehyung entre jadeos desesperados --harás que me corra otra vez.
--Bebé, aguanta... un poco más, ¿sí? --pedía el mayor, mientras se movía sin piedad sobre el rubio.
--No, no puedo... ¡No! Oh, mierda, que bien se siente, me voy a correr, Jinnie, por favor... --Y se corría enérgicamente, manchando con hilos blancos su piel canela y la piel nívea del castaño. Sus gritos inundaban el cuarto de hotel y estaba seguro que pronto alguien llamaría para quejarse por ruidos molestos.
Jin tomaba del líquido viscoso entre sus dedos y los llevaba a sus labios para luego besar a su doncel y darle a probar de su propio sabor. Luego atacaba su oreja para morder su lóbulo y bajar hasta el tatuaje de sol en su cuello y lamer y probar y marcar lo que más podía.
--Noo, no me quiero correr aún... --Jin ralentizaba sus movimientos para evitar lo casi inevitable --estoy cansado, pero no quiero dejar de disfrutarte, bebé.
Taehyung lo miraba con amor, aún tembloroso por el reciente orgasmo --aún tenemos más tiempo, no me iré sin ti, Jinnie. No te dejaré, no de nuevo. Yo pertenezco aquí, contigo, donde tú estés.
Jin no quería llorar, pero sus ojos se empañaron sin consideración. Así que volvía a arremeter contra el cuerpo del rubio y en pocos minutos acababa en su interior llenándolo de su caliente esencia con un gemido ronco que abandonaba su boca.
Todo su cuerpo temblaba y masacraba de tal manera su labio inferior que este sangraba.
Su doncel lamía su labio herido, degustando el metalizado sabor del líquido carmesí.
El castaño se recostaba al lado del doncel un momento, mientras trataba de recuperar su respiración. Luego se ponía de pie, iba hasta el baño para limpiarse y llevar una toalla humedecida hasta la cama. Limpiaba al rubio como podía. Tiraba la toalla a un costado, se recostaba nuevamente al lado de él, abrazaba su cintura y sin más preámbulo, caía rendido ante el cansancio y el sueño.
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