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En la actualidad la noción de locura está vinculada a un desequilibrio mental que se manifiesta en una distorsión de la realidad, la pérdida del autocontrol, las alucinaciones y los comportamientos absurdos o sin motivo. Pero... ¿Qué sucede cuando este comportamiento es totalmente consciente, y además, es planeado y controlado por el individuo? Pues eso es lo que definiríamos como un sociopata. Y eso es exactamente lo que Jungkook era. Un ser calculador, que planeaba cada uno de sus movimientos y estudiaba los de sus víctimas, teniendo muy poca o nada de empatía con su entorno. Estando meses, incluso años, esperando por tener una posibilidad de llevar a cabo todos aquellos pensamientos macabros.
Pero ¿Qué sucede cuando ese esquema se rompe? Exactamente como en este momento; en el que se encuentra con su arma entre sus manos; mientras observa a un chico rubio, su respiración es agitada e irregular, con el sudor en su frente haciendo que parte de su cabello se adhiera a ella.
Un completo desconocido dentro de su hogar, que ha entrado como si la casa fuese la propia. La rabia estaba en su sistema, pues esto era algo que no estaba previsto y el enojo contra él mismo era incontrolable ¿Cómo no pensó que algo así podría pasar? Después de todo, no estamos pensando siempre en que cualquier extraño ingresará a nuestro hogar de tal manera.
Para entender un poco la situación volvamos a unos años atrás.
La suerte puede ser definida como el resultado positivo de un suceso poco probable. Hay por lo menos dos formas a los que se puede referir cuando se utiliza el término, en los que varían desde percibir suerte como una cuestión del azar, hasta atribuir a explicaciones de fe o superstición como la organización sobrenatural de los sucesos afortunados y desafortunados.
Jimin siempre se consideró un desafortunado de la vida, pues ésta no fue la más fácil desde el momento que vio el mundo por primera vez.
Desde nacer en una familia que jamás le quiso, hasta el ser culpado de la trágica muerte de su madre al momento de dar a luz. Incluso después de haber cumplido los 6 años; fue dejado en un hogar de adopciones sólo por ser considerado un estorbo para su familia; dándole a entender que no era más que un peso con el que nadie quería cargar; siendo repudiado y rechazado por aquellos que debieron darle un abrigo y protección.
Y así creció, rodeado de sufrimiento, de malos momentos y situaciones difíciles, conociendo sólo la parte más amarga de aquello que llaman "suerte"; siendo testigo de su rostro menos amable; de aquel lado oscuro y más hostil de aquella palabra.
Desde su infancia fue considerado un niño problemático, haciéndolo un ser transitorio de familia en familia; jamás pudo conseguir una estabilidad en ninguna de ellas porque todas terminaban llevándole de regreso al mismo punto de partida, donde quedaba solo y a merced de quien pudiese darle un techo.
Siempre tuvo problemas de conducta, aunque en su interior era como un pequeño conejito asustado. Cada noche se recriminaba su comportamiento y se decía que debía cambiar, odiaba tener que ser el "niño problema" sólo por robar algo de comer.
A medida que pasaban los años, este sentimiento de culpa lo abandonó por completo, dejando atrás a aquella dulce personalidad que jamás pudo salir a la luz. Encerrándola bajo mil candados, junto a su amor propio y el amor hacia los demás.
Cumplida la mayoría de edad, fue expulsado del hogar de menores para que comenzara a ver por su cuenta. No tenía donde ir, no conocía a nadie que le pudiera resguardar bajo techo por un tiempo, así que su hogar se dividía entre la calle y la cárcel. Siendo tan frecuente sus "visitas", que ya todo el personal de la estación de policía le conocía, algunos por lástima y otros hasta le habían tomado cariño porque a pesar de todo, Jimin jamás se consideró alguien irrespetuoso frente a sus mayores.
¿Cómo dos personas tan diferentes pueden unir sus caminos?
Jungkook era un chico muy querido, desde pequeño fue un chico especial, todos le tomaban aprecio fácilmente. Venía de una familia bien constituida que siempre se encontraba dándole cariño y amor incondicional.
Desde la unión en matrimonio de los Jeon, Jungkook existía en el pensamiento de la jóven pareja, siendo su nacimiento totalmente planeado, era el más pequeño en la familia, por lo que siempre estuvo rodeado de atenciones, cuidados y mucho amor. Hasta el fatídico día en que su padre, sin motivo alguno, decidió abandonar a su familia.
Sí, el señor Jeon tenía una amante. La familia se vio devastada, haciendo que todos los cimientos de un gran amor se fueran por la borda, trayendo así, la llegada de la depresión, de los problemas y la repentina muerte de la señora Jeon.
Jungkook fue entregado a sus abuelos, ya que jamás se logró localizar a su progenitor. El amor y cariño entregado a él por parte de sus parientes le ayudó a seguir adelante, pero no fue hasta que cumplidos los 10 años que lo notaron.
Algo no estaba bien en la mente del pequeño de los Jeon, lo notaban en su mirada, podían ver que sus ojos no brillaban como debían. Notaron que no reía como los demás niños y que en cambio, prefería quedarse en su habitación escribiendo en un viejo cuaderno. Sus abuelos comenzaron a preocuparse cuando notaron que salía de su cuarto exclusivamente para ir a la escuela.
Más fue un día de otoño cuando su abuela entró a su habitación y vio el cuaderno abierto en una de las páginas, llevándose la peor de las impresiones. No tardó demasiado tiempo en comenzar a leer el resto de los manuscritos, las lágrimas corrían por sus ojos y su pecho se llenó de angustia. ''Tal vez si empujo a mamá por las escaleras, papá volverá a casa'', ''todo fue culpa de ella, papá no la quería y por eso nos dejó'', ''No me arrepiento''.
La puerta principal no tardó en sonar, Jungkook estaba devuelta en casa, la abuela de Jeon guardó rápido el cuaderno y bajó las escaleras. Saludó a su pequeño nieto con una sonrisa y se dirigió a la cocina. Una llamada y la policía había llegado a la casa.
Jungkook pasó un par de años dentro de una correccional antes de escaparse y obtener así una nueva libertad.
Dejando esto en claro, el tiempo pasó y los años le jugaron a ambos chicos en su contra. Jimin iba de mal en peor, deteriorando así su suerte o su destino, pues sin importar como le llamemos, este jamás estuvo de su lado. Ya a sus 20 años, seguía en las calles robando o haciendo uno que otro trabajo para personas realmente peligrosas en su intento por sobrevivir sin haber tenido una educación superior que le pudiera facilitar un trabajo estable.
En este tiempo Jimin había cambiado completamente, pues en su cuerpo había más de uno que otro tatuaje y perforación, además de que no tenía la misma cara de chico dulce que solía poseer, haciendo que sus ojos apagaran aquella luz de esperanza que podías encontrar en ellos, y por consecuencia, haciendo desaparecer aquella sonrisa tan característica por la cual era conocido. Cada marca nueva en su cuerpo, ya fuera tinta, cicatriz o perforación, habían sido un regalo por cada ''trabajo'' que llevaba a cabo, ya que con sus años de soledad y experiencia, fue más de una vez sicario para mantenerse bajo techo por meses.
Pero eso no significaba que le gustara lo que hacía, porque odiaba que todo en la vida le saliera mal, así como en este momento, en el que el corazón de Jimin latía descontroladamente, sus pies dolían y atrás había quedado aquel cuchillo que hace poco sostuvo con todas sus fuerzas para cobrarle el dinero que el chico le debía a Yongguk. No era su intención asesinar a aquel joven, pero los accidentes pasan y este era uno de ellos. Él sólo tenía que asustarlo, por lo que no fue su culpa que aquel chico se hubiese tirado hacia él; exactamente contra el cuchillo; clavándoselo en un pulmón.
Cuando tu madre te diga, jamás confíes en extraños, hazle caso. Pues no querrás que el protagonista de ésta historia seas tú.
Una puerta abierta y las luces apagadas, fue como ver el paraíso para Jimin, que sin pensarlo dos veces, ingresó al domicilio. La patrulla pasó entre los árboles mientras las linternas alumbraban el camino que había recorrido Park para escapar de ellos. Su respiración comenzó a tranquilizarse cuando las luces de la patrulla se alejaron, más había algo que aún le tenía inquieto, por lo que entre la frustración, pasó sus manos por su cabello. Notado que estas habían quedado llenas de sangre.
Park se alarmó y caminó con recaudo entre la oscuridad, no quería ser ruidoso para así no dejar constancia de su presencia, siendo completamente ajeno al ser que le miraba escondido entre la penumbra de la noche.
Abrió lentamente las puertas, ya que éstas poseían un horrible rechinido, también así, dando pasos felinos. Pues el crujir de la madera se le hacía casi insoportable. No fue sino hasta la cuarta puerta que encontró el baño.
Las luces estaban completamente apagadas, y abrió la canilla del agua para así lavar sus manos. Miró su reflejo en el espejo y notó que había dejado pequeñas manchas de sangre en su cabello, así que procedió a mojar casi por completo su cabeza para eliminar la existencia de cualquier evidencia, además del cuchillo que fue abandonado sobre el techo de alguna olvidada vivienda en su intento de escape.
Apoyó ambas manos en el lavabo y cerró los ojos, soltó un suspiro de alivio y abrió sus ojos lentamente. Dio un salto en su lugar al notar la sangre en el suelo. Se golpeó las mejillas para reaccionar, como si aquello fuese a hacer desaparecer el charco que estaba bajo sus pies.
Jimin se agachó y tocó con sus dedos aquel líquido rojo, un escalofríos le recorrió la espalda pues este aún seguía tibio. Un pequeño hilo de sangre en el suelo le incitaba a mirar a su derecha, encontrándose con una chica joven, tal vez tenía su misma edad. Su mirada estaba completamente perdida, se notaba que no era nativa del país, pero lo que más terror le causó es que tal vez el causante de tal escena no había abandonado aún el hogar. Puede ser irracional el tener miedo a algo como un asesino, ya que al fin y al cabo él también era uno, pero la forma en que el cuerpo se hallaba no mostraba ni siquiera una pizca de compasión o remordimiento en el actuar.
Cuidadosamente se levantó del suelo para no caerse debido a la sangre que aún no dejaba de brotar, tomó el pomo de la puerta, pero cuando estuvo a punto de girarlo, el sonido del pestillo se dejó escuchar estruendosamente.
Había sido encerrado.
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Hasta aquí el primer capítulo, espero que les haya gustado, gracias por el apoyo que me han dado, aún no me creo que ya tenga 540 seguidores :') No leemos pronto.
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