El príncipe y la muerte
¿Príncipe x Muerte?
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En los albores de Cyberton existía la llamada La Gran Maquinaria, un endemoniado lugar gobernado por el tiránico Megatron; en este lugar los esclavos trabajan hasta la saciedad para mantener funcionando ese lugar que se imponía hasta los cielos, en este lugar se encontraba un joven cybertroniano quien se dedicaba a limpiar los tubulares de energon, sin dejarles ningún rastro de suciedad.
Este miraba con pesadez cada vez que terminaba con uno de los miles de tubulares que tenía que limpiar, hasta que su mirada se dirigió a los gritos que se aproximaban cada vez más —. ¡Soltadme malditos, soltadme! —ahí el joven pudo distinguir como un mech era arrastrado por los Decepticons a su lugar —. ¡Les dije que me soltaran! —El prisionero fue empujado a su zona y antes de que los guardias se fueran les gritó una maldición.
Aquel recién llegado lo vio y exclamó —. Mirad quién está aquí, Rodimus —se burló con franquesa el prisionero.
— Para ti soy Impohet, Blaster —comentó expectante, aquel que había sido burlado.
— Por su puesto; su majestad, nuestro joven príncipe que no pudo lidiar con los Decepticons y que perdió ante un imbecil como Grimlock —encaró Blaster con un tono suave pero que cambió a uno brusco y nada amable.
El ex príncipe lo iba a confrontar hasta que escuchó una suave voz decir —. ¡¿Acaso estais locos?! Sera mejor que limpiemos este desastre antes de nos maten. —El recién llegado parecía preocupado.
— No sabía que también Mirage estuviera aquí —comentó exceptico el revolucionario.
— Para su información Rodimus y yo no somos los únicos; quienes están aquí son todos aquellos que fueron expulsados por Grimlock y luego capturados por Megatron —indicó el mech de ópticos ámbar.
Cuando Blaster estuvo a punto de responder, Rodimus le tomó de los hombros —. Vamos con Kup, el sabrá darle un buen trabajo con el cual aprovechar sus habilidades. —Blaster simplemente se resigno; y así empezaron dirigirse aque lugar donde estaba el mentor del Impohet.
Como también alguien se dirigía a esa misma dirección, un ser de imponente porte e infame fama, quien siguió al grupo de ex Autobots; quienes siguieron su camino en aquellos estrechos pasadizos hasta que estos se convirtieron en una amplia zona, baldía pero que era enbellezida por sus tonos dorados y plateados que eran iluminados por el sol.
— ¿Sucede algo? —preguntó preocupado Mirage.
— No, nada... Me acordé de que tenía un pendiente; ustedes podrían adelantarse por favor, yo los alcanzare después. —Rodimus se retiró antes de que sus compañeros comentaran.
— Patético —dijo expectante Blaster.
— ¿Cuál es su problema?, Rodimus a pasado por muchas cosas, no la a tenido fácil —afrontó el ex noble.
— ¿Y quien no?… sabes, yo confiaba en él, pero huyó. Mirage; todos hemos pasado por mucho pero esa no es la manera de solucionarlos menos cuando afecta a tantos. —El tono mordaz del revolucionario cambio a uno abatido y entristecido.
—… Tienes mucha razón —dijo el de ópticos dorados quien vio por última vez la dirección en donde se había dirigido el príncipe, antes de volver junto al de ópticos azulinos a su destino.
Como también lo hizo Rodimus, quien volvió a su "destino", o al menos como Megatron se jactaba, morir limpiando aquellas trampas. Decidió no tomar en cuenta aquel aspecto que le habían encasquetado y prefirió seguir en lo que realmente importaba. Volteó a ver a todos lados, alguien lo estaba siguiendo, desde que se encontró con Blaster sintió aquella presencia fría y lúgubre.
Tocó las paredes y vio hacia arriba, donde se podía allar el cielo que indicaba la puesta de la estrella que iluminaba al planeta; por más que mirase no vio a nadie.
Empezó a caminar de reversa hasta chocar con algo, más bien con alguien; volteó y ahí se erguía una figura más letal que el mismo Megatron, Ultra Magnus el Dios de la Muerte Autobot.
El ex príncipe sólo pudo ahogar un grito, la divinidad le indicó que mantuviera su silencio y con un ademán de su mano le ordenó que le siguiera. Pero el mortal se negó rotundamente; moviendo la cabeza en ambos lados.
— Su majestad, mis intenciones no son malas, al contrario estoy para ayudar. —El dios trató de convencer al muchacho.
— ¿No vais a...? —cuestionó el menor haciendo una seña con su dedo índice en su cuello.
El mayor dio una respuesta negativa. — No veo el beneficio en matarlo —indicó la divinidad reafirmando su agarre a la lanza que portaba —. Por favor, venga conmigo. —Rodimus aceptó tomar el servo del mayor quien le guió a una zona más oscura.
— Su divinidad, ¿por que vino por mí? Acaso Prime le dijo que me cuidará —cuestionó Impohet.
— Necesitamos hacer justicia, no podemos seguir permitiendo que los Decepticons sigan saliendo de las suyas, por eso que lo necesito... Usted por proclamo de Optimus Prime, es el heredero al liderazgo Autobot y de Cybertron. —Pero antes de poder continuar el menor habló.
— Yo ya no soy el heredero, ¡No, cuando Grimlock me despojo de ello! —finalizó alzando la voz.
— ¿A que le teme? A volver a fallar, es normal temer pero no puede permitirse siguir temiendo ya no puede huir más. —El poderoso ser se acercó al joven.
— Pero, ¿como puedo ayudar? Cuando no soy capaz de liderar, cuando no soy capaz de enfrentar a mis enemigos; no puede proteger a los míos; perdí a Optimus, perdí a Polymath, perdí todo.
— La respuesta no se encuentra en la autocompasión y mucho menos en la cobardía, Rodimus —sentenció el mayor.
El menor reflexionó —. Tiene razón. Blaster; todos tenía razón —inclinó la cabeza, el poderoso ser le tomó de la mano para así empezar a caminar.
El silencio se mantuvo un buen rato, hasta llegar a un gigantesco elevador, el cual era de un tono dorado en su mayoría y que sólo contaba con algunos detalles plateados, ambos subieron aquella obra minimalista, hasta llegar al punto más alto, en donde se podía ver a toda la Maquinaria y a sus trabajadores que a cada momento eran abandonados por el astro rey.
— Su majestad, dígame lo que ve —indicó la divinidad.
— A mi gente trabajando como esclavos. —El príncipe vio al mayor.
— Por qué están vivos, gracias a usted. —Ante esas palabras el más joven lo vio y le reclamó —. Pero esa no es manera de vivir.
— Ciertamente, y es por eso que hay que revendicar el camino.
El menor asintió, para que sus ojos brillarán ante una idea que se había posado en su procesador.
Una idea que halago su mentor, un mech de entrada edad el cual se levantó de su asiento; una silla oxidada ubicada en aquella habitación apenas alumbrada.
— Sois bastante creativo, pero hay un pequeño problema en tu plan, como vamos a convencer a la gente de esta rebelión —explicó el mayor.
— Por eso no deben preocuparse, caballeros, yo me encargó —voltearon a ver al recién quien junto con Mirage, habían entrado al sucio lugar.
— Blaster, acaso toma en cuenta que no todos van aceptar fácilmente —comentó el mayor de los presentes.
— Soy consciente de ello, pero al menos contamos con los hombres de Mirage.
— Un momento, me habeis perdido, creí que me odiaba, o al menos las cosas relacionadas a mi —habló el príncipe incrédulo de lo que escuchaba.
— Bueno, yo hable y lo convencí de que no eres tan malo —dijo Mirage quien respondió por Blaster —. Si, pero, ¿cómo asegurarán de que este plan no fallara? —preguntó el revolucionario.
— Si, el plan en general es de Rodimus, pero yo me encarge de los detalles y de los posibles errores —indicó orgullosamente Kup —. Yo me encargaré de la energía principal, principalmente me encargaré de dejar ciegos a los Decepticons; Rodimus de la energía alterna, Mirage de los guardias y Blaster de las masas.
— Iniciaremos antes de que salga el sol —ordenó el príncipe.
Y así se hizo, el caos era el que gobernaba a la Gran Maquinaria, Megatron se había escapado como también sus seguidores escapaban de los prisioneros; la poderosa estrella iluminaba aquel lugar que ya no transmitía grandeza ni imponía ningún poder, ahora trasmitía delicadeza y fragilidad. En el punto más alto de aquel lugar Impohet aguardaba la llegada de alguien.
Se tranquilizó al ver como llegaba el susodicho, quien seguía manteniendo su porte frío pero a la vez tranquilo —. Veo que a podido liberar a su gente —dijo el imponente ser quien vio como todos los prisioneros se fugaban del lugar.
— Gracias a usted.
— No, su majestad fue quien los libero yo solo lo motive —aclaró el dios —. Ha hecho un bien. —Al escuchar el esas palabras, el príncipe le sonrió ampliamente a la muerte.
Muy a diferencia de su enemigo, quien había sido "acogido", por un ser lleno de vitalidad y energía.
— Megatron, Megatron; cuántas veces te dije que fueras cuidadoso y no te confiaras; ahora el Impohet esta con Ultra Magnus, eso va arruinar nuestro planes —se escuchó una exaltada voz.— Muy posiblemente ellos se separaron de los demás prisioneros, así que envía alguno de tus soldados a por los prisioneros. —Mientras continuaba Megatron miraba molesto aquel ser.
— Su divinidad, no debeis temer, Rodimus es débil, no importa si está a lado de un Dios como Ultra Magnus, segura siendo un incompetente. —Su contrario rechino su dentadura.
— Sois idiota o que; nunca subestime al enemigo... Ahora es momento de contraatacar, tenemos que seguirlos y así cuando sea el momento adecuado derrotarlos —rió el dios.
— Como diga señor —comentó molesto el líder Decepticon, arrodillandose ante el Dios de la Vida Decepticon, Metatron.
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N/A:
Tengo que decirles que han sido una de mis encarnaciones favoritas de Rodimus y Ultra Magnus, el primero mezcla varios elementos de Hot Rod y Rodimus Prime que le dan un toque muy propio, y el segundo; bueno es un Dios de la muerte.
Espero que nos les haya aburrido y que tampoco les haya molestado las descripciones, o algo en particular.
Así que espero que lo hayan disfrutado.
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