Confesiones entre hermanas
No se olviden de dejar comentarios! los quiero!!!
—¿Qué hacen aquí? no entren sin preguntar. Sobre todo tú —le reclamé a Liam, que ya empezaba a toquetear mis cosas.
—Los vimos entrar y supuse que no estabas desnuda ni nada —Aaron respondió como si nada.
—No anden espiando —les ordené.
Tiago seguía estático, sin saber qué decir, hasta que habló finalmente.
—¿¡Cómo demonios aparecieron aquí?!
—Pueden teletransportarse, no muy lejos, solo unos metros.
—¿Tú haces eso también? —me preguntó entre asustado y emocionado.
—Pues...
—No, ella viene defectuosa de fábrica—fue la respuesta odiosa de Liam.
—Solo tengo un problema de flujo de energía que una científica está solucionando —le expliqué a Tigo—. Pero si tú ves a los entes. Tal vez puedas hacerlo —consideré—¿Nunca te ha pasado? aunque no pareciera real, que solo hayas aparecido en un lugar.
—No lo creo —respondió inseguro.
—Tal vez deberías intentarlo —sugirió Aaron.
Liam y yo asentimos.
—¿Qué se supone que debo hacer? —Tiago se puso serio, esperando la misma seriedad por parte de nosotros.
—Puedes intentar atravesar la puerta del balcón —sugerí.
—Solo cierra los ojos y visualízate del otro lado, mantén la imagen fija en tu mente y camina con seguridad. En tu mente verás algo así como una cortina transparente —le explicó Aaron.
—Estoy noventa y nueve por ciento seguro que solo quieren que me choque contra la puerta— aseguró Tiago.
—Nunca sabrás si no lo intentas —lo incentivó Aaron.
—Ya sé que solo voy a hacer el ridículo —dijo entre dientes. De todas formas, se paró frente a la puerta, cerró los ojos y caminó con seguridad.
Tal como me pasó a mí, se dio de bruces contra la puerta. La hizo temblar tanto que fue un milagro que no partiera el vidrio.
Los tres empezamos a reír.
—¡Yo sabía! —nos gritó Tiago.
—No es nuestra culpa que igual hagas caso, ten más personalidad —le dijo Liam.
Si no fuera porque Tiago seguía un poco aturdido y se frotaba la nariz que de seguro se habría abalanzado a pelear con él.
Tal vez Tiago no tenía esa habilidad, o tal vez le faltaba desarrollarla. Cuando yo lo hiciera, intentaría explicarle con la paciencia y empatía que esos dos hermanos no tenían.
Cuando regresé mi atención a Aaron, lo vi observando el ramo de flores que había puesto sobre mi tocador.
—¿De Steve?—preguntó.
—Sí, me lo mandó por lo que pasó anoche —le respondí, mirando hacia Tiago y Liam, no quería tener esa discusión en ese momento. Aunque Aaron trataba de no demostrarlo, lo notaba molesto—. Mañana pasaremos el día juntos y voy a pensar las cosas.
No quería que nuestros dos hermanos metiches me prestasen atención y eso precisamente hacían, escuchaban atentos lo que le decía a Aaron.
—Okey, ¿ya van a decirme que hay entre ustedes? Eso de que solo son amigos ya no me lo trago—por fin dijo Tiago.
—Sí somos amigos aquí. En otro lado...
—Se la pasan cogiendo —me interrumpió Liam. Me acerqué a él y lo volví a pellizcar. Esta vez se alejó transportándose al otro lado de la habitación.
—¡Eso no es cierto! —le grité.
—No sé si quiero saber sobre eso —Tiago lucía un poco consternado.
—No, no quieres, es algo privado.
—Somos novios el otro lado —acotó Aaron
—Entonces ¿estás engañando a Steve? —su gesto de sorpresa cambió a uno de malicia. Creo que le gustaba saber que su virginal y dulce hermana, estaba con dos chicos.
—No lo engaño. Ian y Sophie son novios en Scielo1, Aaron y Maya no—le expliqué. Aaron no me ayudaba, se mantenía de brazos cruzados atento a las explicaciones que yo daba.
—Pero siguen siendo ustedes. Es decir, él sigue siendo él en ambos mundos ¿no es así? ¿O no lo estoy entendiendo?
—Sí—respondió Aaron.
—No—negué yo al mismo tiempo—. Mira, es todo muy complicado ahora y no vamos a seguir hablando de mi vida amorosa, hay cosas más importantes que resolver. Así que, ¿de verdad nunca habías visto a un ente antes?—cambié el tema. En verdad no iba a tratarlo con Liam y Tiago presentes, mi relación con Aaron era muy personal y ni yo sabía cómo explicarlo.
—Pues... —lo pensó—. Sí veo cosas, a veces, yo que sé. Pensé que era mi imaginación. Pero no crean que antes había visto algo como lo de anoche. Solo... no sé, sombras o cosas raras. También sueño mucho con ellas.
—¿Por qué no me lo dijiste? —nos sentamos juntos en mi cama.
—Por el mismo motivo que tú no me dijiste que tenías dos vidas, supongo. Y como ya dije, no era nada muy importante. De niño sí tenía muchas pesadillas, no recuerdo cuándo disminuyeron. Ya no es común. Aunque creo que eso va a regresar.
—¿Habías escuchado algo como eso antes? —le pregunté a Aaron.
— Hay gente más receptiva a esas energías, sobre todo cuando son niños. Ver entes constantemente sin saber qué son, lógicamente pueden afectarte el subconsciente. Tal vez es solo coincidencia.
—Grecia dijo que te conoció en el psicólogo. A ella la trataban por pesadillas similares —consideré.
—Grecia me contó algo —Liam intervino—. En su casa hay un ente. Cuando estuve ahí no puede deshacerme de él. Porque debía esconderme se sus padres. Pero ella sí soñaba constantemente con entes y puede ver al de su casa.
—¿Entonces puede que Grecia sea portal?
—No tiene la estela larga —dijo Aaron—. Y puede ser coincidencia. No hemos identificado al ente de su casa. Muchos son visibles para la gente común. Como los humanoides y los espectros en ocasiones.
—Creo que lo que hay en casa de Grecia es un night crawler —le respondió Liam.
—Si fuera un night crawler, ya habría muerto o desaparecido.
—No si es un nivel doce. —le discutió.
Mi hermano y yo escuchábamos sin entender mucho, sobre todo él. Yo ya empezaba a comprender mejor los tipos de entes. Solange me había mandado un documento largo y especifico que se suponía debía estudiar y ni lo había abierto por pasar el tiempo con Ian. Al regresar a Scielo1, sería lo primero que haría.
En medio de la discusión de entes. Tiago tomó su celular.
—¿A quién llamas? —le pregunté. Me hizo una señal para que me callara y le contestaron del otro lado.
—¿Papá? Solo te tomará unos segundos. Debo hacer un trabajo sobre la historia médica familiar. Me preguntaba si tienes mis historiales médicos, todas esas cosas ya sabes. Qué médicos me revisaron, enfermedades que tuve.... Sí, ajá. Te prometo dejar todo en orden —colgó.
—¿Para qué fue eso?
—Si me revisó un psicólogo, lo lógico será ver qué cosas le contaba de niño. Qué diagnostico me dieron y eso. Tal vez nos dé una pista. Luego puedo hablar con Grecia y saber si ella era igual a mí. Papá dice que podemos revisar en su oficina.
—Eso fue una buena idea.
La puerta sonó y el corazón se nos paralizó a todos. Tal vez habíamos hecho mucho ruido. Si descubrían a los chicos ahí, estábamos en problemas.
La puerta se abrió, entró Daria. Esperaba su rostro de sorpresa, más se veía normal. Miré a mi alrededor; claro, Liam y Aaron ya se habían ido.
—Maya, debemos ensayar ¿recuerdas? tengo tiempo ahora.
El maldito ensayo, lo había olvidado. Daria y yo debíamos tocar algo para el brunch de Coral.
—Sí, por supuesto, dame un minuto que termino de acordar algo con Tiago, de la tarea.
—Sí, te espero abajo —antes de salir notó el ramo de flores. Lo observó fijamente unos segundos y luego cerró la puerta.
Liam y Aaron se materializaron ahí de nuevo.
—Tengo que ensayar esa cosa. ¿Puedes irle explicando a Tiago lo que me explicaste a mí?—le pedí a Aaron. Él hizo un gesto dándome a entender que lo haría—. En la noche revisamos los documentos. Y si se van a quedar aquí, no toquen nada —les advertí.
***
Daria ya tocaba una partitura en el piano. Con suerte no tardaríamos mucho.
—¿Sabes qué tocaremos?—le pregunté.
—Coral quiere tres canciones: "El espíritu del mar", "Don't stop Believing" y "Noche de luna".
—¿Es en serio? La gente va a dormirse, yo voy a dormirme—me quejé.
—Es su evento. —Daria encogió los hombros, estaba segura que compartía mi frustración.
—Bien, hagámoslo rápido. —Me acomodé y esperé que ella iniciara. Esas canciones nos las sabíamos de memoria. No hacíamos dudo desde hacía años y fue como en aquellos tiempos. No tuvimos más que repasar las canciones, una tras otra, y no hubo necesidad de repetir nada. Lo hacíamos estupendo.
—Creo que saldrá bien. Mañana demos un repaso y antes de la presentación, para que calientes la voz—. Empezó a juntar sus partituras—. Por cierto... en serio me dio mucha pena lo de Tea. Era mas unida ti, pero era de la familia. Coral fue un poco insensible.
—Gracias, y sí, no sé qué le pasa. Tea era cariñosa con todos.
—Sí, pero Coral anda así, no sé, rara.
—¿Rara cómo? —me senté a su lado.
—No sé si rara, rara, en realidad algo insoportable. Solo habla del Círculo y solo anda con los de su grupo. Al principio pensé que sería hasta que hiciera su promesa, pero ahora pasa mas tiempo con ellos. Tal vez si hubiera pasado más tiempo conmigo, me habría dicho que Steve no mostraba interés en mi, pero fue como que siguió el juego solo para complacerme.
—Respecto a Steve...
—No háblemelos de él ¿quieres? Voy a olvidarlo por completo y concentrarme en, no sé. De verdad que no sé. Tal vez estudie algo. No quiero ser la única de la familia que es una fracasada.
—Daria, no eres una fracasada. —Puse mi brazo a su alrededor—. Hay muchas opciones además de ser la novia de alguien.
—Sí ya lo sé. Es solo que todos parecen tener las cosas muy claras. Tú estudiarás medicina, igual que Tiago, Marina ya tiene a su esposo y Coral anda en eso del Círculo. Yo soy la inútil.
Era la primera vez que escuchaba a Daria sincerarse tanto y jamás había pensado que se sintiera así: Rezagada. Se suponía que la rezagada de la familia era yo.
—No eres una inútil, solo no estás segura de qué quieres hacer. Pero te gusta el piano, tal vez puedes estudiar música, o dedicarte a ello.
—¿Tú crees que papá y mamá me dejaran? —preguntó escéptica.
Ese era un buen punto. Música era una carrera inútil para ellos. Tal vez un buen pasatiempo para presumir habilidades frente al resto, jamás una forma de vida.
—Da igual lo que ellos piensen, es tu vida.
—A veces me gustaría ser como tú. Solo haces lo que quieres.
—Créeme que no es así.
—Tal vez solo intente entrar al Círculo de nuevo. La última vez me dijeron que no tenía vocación. Que Coral había sentido el llamado. Supongo que puedo fingir que sentí un llamado también.
—¿En serio quieres entrar al Círculo? —la cuestioné arqueando una ceja.
—No, sin embargo, a estas alturas, ¿qué más da?—respondió rendida.
—Por cierto ¿Qué es lo que hacen ahí?
Daria volvió a encoger los hombros.
—No tengo idea, creo que nadie lo sabe exactamente. Coral me dijo que se llama el Círculo porque van avanzando niveles. Cada vez a un circulo más pequeño. Hacen obras de caridad y algo secreto. Hacen un juramento para no decir a qué se dedican realmente. Por eso Coral no me dice mucho. En cada nivel, la cosa se vuelve más cerrada, necesitan más requisitos. Ni siquiera mamá está en el círculo más cerrado. Creo que le falta uno.
—Parecen una sociedad secreta.
—Eso creo. Te juro que entraría solo por curiosidad. Se supone que en el brunch presentarán a los del grupo juvenil, que pertenecen al círculo más abierto e invitarán a gente que creen que tiene vocación. —Terminó de juntar sus partituras y guardó todo.
Yo me quedé meditando un momento. A eso del Círculo nunca le había prestado atención. Era algo de mi madre y otras madres del pueblo, aunque también había hombres pertenecientes, como el padre Vincenti, quien manejaba el tema y a quien yo veía más como un gurú o coach motivacional, de los que le dan charlatanería barata a la gente con dinero. Originalmente siempre lo había asociado como algo religioso, aunque mi familia no profesaba una creencia religiosa en específico. Por la ascendencia italiana que teníamos, mis padres se habían casado por la iglesia católica, aunque jamás nos habían llevado a una misa y creo que ni siquiera estábamos bautizadas. El Círculo no tenía nada que ver con la iglesia, o eso creía. Ahora estaba intrigada. Tal vez solo era un club de gente rica queriendo ponerle algo de emoción a sus vidas, o había algo más. Aunque me era difícil visualizar a mi madre en algún grupo secreto haciendo algo más que reuniones sociales.
***
Tiago me esperaba en la oficina de papá. Creí que ya tendría sus papeles en las manos, sin embargo, todo ahí era un caos. Había bajado todas las cajas con los documentos de papá al suelo y revisaba los papales tirándolos por ahí.
—¡¿Qué haces?! ¡Papá te va a matar!
—Es que no encuentro nada. Solo cajas y cajas con papeles de sus pacientes, papeles de la casa... ¿sabías que tenemos un terreno en la playa del este? Me la pido en la herencia.
—Tiago, papá tiene todo organizado. Solo saca una caja, si no tiene lo que buscas ve a la otra.
—Mi método es mejor.
Claro, su método era hacer un tiradero y luego revisar papel por papel. Lo peor era que yo tendría que ayudarle a acomodar todo de nuevo. Me senté a su lado para organizar las cosas que había sacado. Folders con documentos que no tenía idea de lo que eran. Certificados de los miles de cursos y conferencias a las que papá había asistido y en una caja casi intacta había un álbum de bodas.
Eso me emocionó, mis papás nunca me lo habían mostrado. Si había fotos de ellos y su espectacular boda por toda la casa, pero ahí había más.
En la primera página estaba una de las invitaciones y la fecha llamó mi atención.
—¡¿Qué es todo este desastre?! ¿Quién les dio permiso de estar aquí? —mi madre casi tiene un paro cardiaco al ver la oficina de papá. Le daba un tic nervioso cada vez que veía algo fuera de lugar y ahora parecía que un terremoto había afectado solo esa habitación de la casa.
—Culpa a Tiago —le respondí sin dejar de revisar el álbum. Sus votos matrimoniales escritos a mano estaban ahí.
—Papá me dio permiso, necesito unos documentos para una tarea.
—Más te vale dejar todo como estaba o voy a castigarte —lo amenazó.
—Sí, sí...—fue la respuesta de mi hermano.
Mi madre se quedó ahí observándome, intrigada por el objeto que revisaba.
—Es tu álbum de bodas —le mencioné, levantándolo para que lo vea mejor.
—Sí, ya veo. Trátalo con cuidado —Me pidió.
—Claro que sí. Solo tengo una pregunta. ¿Por qué celebramos su aniversario en febrero, si las invitaciones dicen que se casaron en junio?—le pregunté mostrándole la invitación. La había atrapado.
—Nos casamos en febrero —respondió nerviosa, cerrando mejor su bléiser y cruzando los brazos.-—.Fue un error de imprenta.
—¿En serio? Porque las fotos tienen fecha de junio también. Seguro es un error también, porque de ser así, Marina habría nacido como de cinco meses —aseguré con sarcasmo. Tiago se aguantó la risa, entendiendo también. Mi madre se puso pálida por un momento.
—Bueno. Eso es porque... —Podía imaginar a su cerebro a mil por hora inventando algo.
—Mamá ¿te casaste embarazada, no es así? —me fue imposible no reír un poco.
—No... bueno, sí. Pero tu padre y yo ya estábamos comprometidos. Solo, cometimos un error e hicimos lo que debíamos hacer.
—Tuviste sexo con papá antes de casarte, no mataste a alguien. No es la gran cosa —acotó Tiago y mi madre abrió la boca, indignada.
—Claro que es la gran cosa, debimos esperar. Solo quiero que ustedes tengan más cabeza y esperen hasta el matrimonio.
—Si mamá, por supuesto que me mantendré puro hasta ese momento —le prometió Tiago.
De no ser porque mi madre estaba que se le salía le corazón por nuestro descubrimiento, que me habría carcajeado en la cara de Tiago.
—Tú también Maya. Mantén tu relación con Steve sana. Aunque él es un caballero, estoy segura que va a respetarte —me recomendó.
—Claro mamá, no te preocupes, con él no pasa nada. —Y así era: nada de nada. Steve a veces hasta tenía problemas para besarme.
—Bien... y no le digan a nadie. Ya convencimos a todos de que la boda fue en febrero.
Tigo y yo respondimos con un monosílabo. Mamá se retiró y yo seguí ojeando el álbum. Después de las invitaciones, los votos y fotos individuales de los novios, estaban los de la ceremonia en sí. Mi madre era muy joven y hermosa. Debía tener como veinte o veintiún años cuando se casó. Ella y mi padre lucían muy felices.
En las siguientes fotos estaba con sus damas de honor, eran muchas. Reconocí algunas de sus amigas y a una de las hermanas de mi papá. Todas en fila por orden de estatura.
El aliento se me fue de golpe y sentí un calor intenso subir hacia mi frente cuando reconocí a la última de la fila. Era una muchacha como de catorce o quince años, muy delgada, con un vestido azul, el cabello recogido y un rostro muy parecido al mío... no solo al mío, al de Natalia. Esa chica era igual a mi madre de Scielo1.
***
Daria ya tocaba una partitura en el piano. Con suerte no tardaríamos mucho.
—¿Sabes qué tocaremos?—le pregunté.
—Coral quiere tres canciones: "El espíritu del mar", "Don't stop Believing" y "Noche de luna".
—¿Es en serio? La gente va a dormirse, yo voy a dormirme—me quejé.
—Es su evento. —Daria encogió los hombros, estaba segura que compartía mi frustración.
—Bien, hagámoslo rápido. —Me acomodé y esperé que ella iniciara. Esas canciones nos las sabíamos de memoria. No hacíamos dudo desde hacía años y fue como en aquellos tiempos. No tuvimos más que repasar las canciones, una tras otra, y no hubo necesidad de repetir nada. Lo hacíamos estupendo.
—Creo que saldrá bien. Mañana demos un repaso y antes de la presentación, para que calientes la voz—. Empezó a juntar sus partituras—. Por cierto... en serio me dio mucha pena lo de Tea. Era mas unida ti, pero era de la familia. Coral fue un poco insensible.
—Gracias, y sí, no sé qué le pasa. Tea era cariñosa con todos.
—Sí, pero Coral anda así, no sé, rara.
—¿Rara cómo? —me senté a su lado.
—No sé si rara, rara, en realidad algo insoportable. Solo habla del círculo y solo anda con los de su grupo. Al principio pensé que sería hasta que hiciera su promesa, pero ahora pasa mas tiempo con ellos. Tal vez si hubiera pasado más tiempo conmigo, me habría dicho que Steve no mostraba interés en mi, pero fue como que siguió el juego solo para complacerme.
—Respecto a Steve...
—No háblemelos de él ¿quieres? Voy a olvidarlo por completo y concentrarme en, no sé. De verdad que no sé. Tal vez estudie algo. No quiero ser la única de la familia que es una fracasada.
—Daria, no eres una fracasada. —Puse mi brazo a su alrededor—. Hay muchas opciones además de ser la novia de alguien.
—Sí ya lo sé. Es solo que todos parecen tener las cosas muy claras. Tú estudiarás medicina, igual que Tiago, Marina ya tiene a su esposo y Coral anda en eso del círculo. Yo soy la inútil.
Era la primera vez que escuchaba a Daria sincerarse tanto y jamás había pensado que se sintiera así: Rezagada. Se suponía que la rezagada de la familia era yo.
—No eres una inútil, solo no estás segura de qué quieres hacer. Pero te gusta el piano, tal vez puedes estudiar música, o dedicarte a ello.
—¿Tú crees que papá y mamá me dejaran? —preguntó escéptica.
Ese era un buen punto. Música era una carrera inútil para ellos. Tal vez un buen pasatiempo para presumir habilidades frente al resto, jamás una forma de vida.
—Da igual lo que ellos piensen, es tu vida.
—A veces me gustaría ser como tú. Solo haces lo que quieres.
—Créeme que no es así.
—Tal vez solo intente entrar al círculo de nuevo. La última vez me dijeron que no tenía vocación. Que Coral había sentido el llamado. Supongo que puedo fingir que sentí un llamado también.
—¿En serio quieres entrar al círculo? —la cuestioné arqueando una ceja.
—No, sin embargo, a estas alturas, ¿qué más da?—respondió rendida.
—Por cierto ¿Qué es lo que hacen ahí?
Daria volvió a encoger los hombros.
—No tengo idea, creo que nadie lo sabe exactamente. Coral me dijo que se llama el círculo porque van avanzando niveles. Cada vez a un circulo más pequeño. Hacen obras de caridad y algo secreto. Hacen un juramento para no decir a qué se dedican realmente. Por eso Coral no me dice mucho. En cada nivel, la cosa se vuelve más cerrada, necesitan más requisitos. Ni siquiera mamá está en el círculo más cerrado. Creo que le falta uno.
—Parecen una sociedad secreta.
—Eso creo. Te juro que entraría solo por curiosidad. Se supone que en el brunch presentarán a los del grupo juvenil, que pertenecen al círculo más abierto e invitarán a gente que creen que tiene vocación. —Terminó de juntar sus partituras y guardó todo.
Yo me quedé meditando un momento. A eso del círculo nunca le había prestado atención. Era algo de mi madre y otras madres del pueblo, aunque también había hombres pertenecientes, como el padre Vincenti, quien manejaba el tema y a quien yo veía más como un gurú o coach motivacional, de los que le dan charlatanería barata a la gente con dinero. Originalmente siempre lo había asociado como algo religioso, aunque mi familia no profesaba una creencia religiosa en específico. Por la ascendencia italiana que teníamos, mis padres se habían casado por la iglesia católica, aunque jamás nos habían llevado a una misa y creo que ni siquiera estábamos bautizadas. El círculo no tenía nada que ver con la iglesia, o eso creía. Ahora estaba intrigada. Tal vez solo era un club de gente rica queriendo ponerle algo de emoción a sus vidas, o había algo más. Aunque me era difícil visualizar a mi madre en algún grupo secreto haciendo algo más que reuniones sociales.
***
Tiago me esperaba en la oficina de papá. Creí que ya tendría sus papeles en las manos, sin embargo, todo ahí era un caos. Había bajado todas las cajas con los documentos de papá al suelo y revisaba los papeles tirándolos por ahí.
—¡¿Qué haces?! ¡Papá te va a matar!
—Es que no encuentro nada. Solo cajas y cajas con papeles de sus pacientes, papeles de la casa... ¿sabías que tenemos un terreno en la playa del este? Me la pido en la herencia.
—Tiago, papá tiene todo organizado. Solo saca una caja, si no tiene lo que buscas ve a la otra.
—Mi método es mejor.
Claro, su método era hacer un tiradero y luego revisar papel por papel. Lo peor era que yo tendría que ayudarle a acomodar todo de nuevo. Me senté a su lado para organizar las cosas que había sacado. Folders con documentos que no tenía idea de lo que eran. Certificados de los miles de cursos y conferencias a las que papá había asistido y en una caja casi intacta había un álbum de bodas.
Eso me emocionó, mis papás nunca me lo habían mostrado. Si había fotos de ellos y su espectacular boda por toda la casa, pero ahí había más.
En la primera página estaba una de las invitaciones y la fecha llamó mi atención.
—¡¿Qué es todo este desastre?! ¿Quién les dio permiso de estar aquí? —mi madre casi tiene un paro cardiaco al ver la oficina de papá. Le daba un tic nervioso cada vez que veía algo fuera de lugar y ahora parecía que un terremoto había afectado solo esa habitación de la casa.
—Culpa a Tiago —le respondí sin dejar de revisar el álbum. Sus votos matrimoniales escritos a mano estaban ahí.
—Papá me dio permiso, necesito unos documentos para una tarea.
—Más te vale dejar todo como estaba o voy a castigarte —lo amenazó.
—Sí, sí...—fue la respuesta de mi hermano.
Mi madre se quedó ahí observándome, intrigada por el objeto que revisaba.
—Es tu álbum de bodas —le mencioné, levantándolo para que lo vea mejor.
—Sí, ya veo. Trátalo con cuidado —Me pidió.
—Claro que sí. Solo tengo una pregunta. ¿Por qué celebramos su aniversario en febrero, si las invitaciones dicen que se casaron en junio?—le pregunté mostrándole la invitación. La había atrapado.
—Nos casamos en febrero —respondió nerviosa, cerrando mejor su bléiser y cruzando los brazos.-—.Fue un error de imprenta.
—¿En serio? Porque las fotos tienen fecha de junio también. Seguro es un error también, porque de ser así, Marina habría nacido como de cinco meses —aseguré con sarcasmo. Tiago se aguantó la risa, entendiendo también. Mi madre se puso pálida por un momento.
—Bueno. Eso es porque... —Podía imaginar a su cerebro a mil por hora inventando algo.
—Mamá ¿te casaste embarazada, no es así? —me fue imposible no reír un poco.
—No... bueno, sí. Pero tu padre y yo ya estábamos comprometidos. Solo, cometimos un error e hicimos lo que debíamos hacer.
—Tuviste sexo con papá antes de casarte, no mataste a alguien. No es la gran cosa —acotó Tiago y mi madre abrió la boca, indignada.
—Claro que es la gran cosa, debimos esperar. Solo quiero que ustedes tengan más cabeza y esperen hasta el matrimonio.
—Si mamá, por supuesto que me mantendré puro hasta ese momento —le prometió Tiago.
De no ser porque mi madre estaba que se le salía le corazón por nuestro descubrimiento, que me habría carcajeado en la cara de Tiago.
—Tú también Maya. Mantén tu relación con Steve sana. Aunque él es un caballero, estoy segura que va a respetarte —me recomendó.
—Claro mamá, no te preocupes, con él no pasa nada. —Y así era: nada de nada. Steve a veces hasta tenía problemas para besarme.
—Bien... y no le digan a nadie. Ya convencimos a todos de que la boda fue en febrero.
Tigo y yo respondimos con un monosílabo. Mamá se retiró y yo seguí ojeando el álbum. Después de las invitaciones, los votos y fotos individuales de los novios, estaban los de la ceremonia en sí. Mi madre era muy joven y hermosa. Debía tener como veinte o veintiún años cuando se casó. Ella y mi padre lucían muy felices.
En las siguientes fotos estaba con sus damas de honor, eran muchas. Reconocí algunas de sus amigas y a una de las hermanas de mi papá. Todas en fila por orden de estatura.
El aliento se me fue de golpe y sentí un calor intenso subir hacia mi frente cuando reconocí a la última de la fila. Era una muchacha como de catorce o quince años, muy delgada, con un vestido azul, el cabello recogido y un rostro muy parecido al mío... no solo al mío, al de Natalia. Esa chica era igual a mi madre de Scielo1.
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Bueno, al menos ya encontró a su madre en esa dimensión, de casualidad, pero lo hizo.
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