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Necesitaba algo bonito y para morir de amor después de lo terrible que fue la semana pasada a nivel de transfobia. Además, ¡que sepan que sigo apoyando completamente las protestas contra el Hogwarts Legacy! No me hace gracia que se le dé un montón de dinero a una terfa que lo dona a causas anti-trans (ni el antisemitismo tan obvio en la trama del juego). Pero creo que una de las mejores formas de protesta contra la transfobia cuando eres trans es...el trans joy. Ser feliz siendo trans. Ser trans es bonito. La cantidad de odio y la gente queriendo matarnos no quita que yo esté orgullose de mí, sólo me hace estarlo todavía más. Eso también es una protesta.
Y como a mí me gusta el fluff y enseñarles, pues mi mini protesta en wattpad incluye fluff y comentarios para ustedes /corazón, corazón
Normalizar
Sólo había otra familia con un estudiante de primer año cuando los Potter entraron a la tienda de Madame Malkin. James se entusiasmó preguntando por uniformes de Quidditch y Lily pronto estuvo regañándolo y recordándole que los estudiantes de once años no ingresaban al equipo, sin importar qué tan bien se llevara su padre con el director.
Harry estaba acostumbrado a este tipo de escenas y no les prestó atención. Su padre había estado por dejar un par de sus libros reglamentarios en la librería, luego quería comprarle un animal que no estaba permitido según la lista de lo que necesitaba y después le había prometido un helado antes del almuerzo. Su madre le había pedido que lo ignorara porque "no servía para ser un representante responsable de un estudiante de Hogwarts".
Mientras sus padres hablaban con la dueña, Harry se acercó a una de las plataformas redondas donde se paraban para que les midiesen. En la plataforma contigua, había una niña rubia con el cabello muy corto, y unos pasos más allá, los que debían ser sus padres discutían acerca de faldas con la vendedora. Sólo por eso fue que Harry asumió que era una chica.
Harry soltó un "psss" y agitó su mano en cuanto ella lo vio de reojo. Pareció titubear un poco acerca de si se dirigía a ella, antes de devolver el saludo.
—Hogwarts, ¿verdad?
La niña asintió.
—Harry Potter —Harry le ofreció su mano.
Ella vaciló un poco, pero se la estrechó.
—Malfoy —Una pausa—. Dione Malfoy.
Harry sonrió y comenzó a parlotear sobre Quidditch y sobre que su padre estuvo en el equipo de Gryffindor. Dione le dijo que su familia iba a Slytherin, y de alguna manera, acabaron quejándose de los uniformes. Por lo que le comentó, le probaron primero uno de pantalón, pero después de hablar con sus padres, el matrimonio Malfoy exigió a la tienda un uniforme con falda para Dione.
A Harry le pareció extraño, pero como creía que las personas adultas siempre eran un poco extrañas, aceptó la explicación simple de Dione como la lógica:
—Es que en mi registro en el Ministerio hay una "M", pero es porque no lo corrigieron. Los del Ministerio son unos tontos.
Harry había ido con su tío Remus al Ministerio y podía confirmar que sí, le parecían unos tontos, así que asintió varias veces y cambió de tema para presumirle su lechuza blanca.
Era la primera persona que no esperaba un montón de explicaciones de Dione, e incluso después de abandonar la tienda, seguía bastante feliz al respecto.
—0—
Por suerte, el error del Ministerio fue corregido en Hogwarts y Dione aparecía en la lista de primer año con su verdadero nombre. Quedó en Slytherin y se sintió un poco triste al ver que Potter se dirigía a la mesa de Gryffindor, pero este recordó buscarla y la saludó desde allí.
Severus Snape tenía contacto con sus padres, y a diferencia del resto de primer año de Slytherin que siguió a sus Prefectos al salir del comedor, ella fue con su profesor. Él la había observado con un rostro muy serio por unos segundos, pero Dione sabía que esa era su expresión usual, por lo que no se preocupó.
A medida que caminaban hacia las mazmorras por otra ruta, Severus le explicaba algunos arreglos simples que hizo antes de que llegase, como lo de las listas y asegurarse de que su baúl llegase al dormitorio correcto. Cuando alcanzaron la Sala Común, Dione lo abrazó muy contenta y le agradeció por ayudarla a estar cómoda. Severus sólo se mantuvo rígido y con la boca torcida en señal de desagrado ante el abrazo.
—Sí, sí, no fastidies, es lo que toca hacer con estudiantes como tú- Malfoy, ya-
Como Dione fue la última niña de su curso en entrar al dormitorio, las otras tres ya tenían sus camas seleccionadas y se detuvieron para mirarla. Dione se aseguró de mantenerse erguida como su madre le enseñó y caminó hacia la cama junto a la que estaba su baúl.
—No sabía que los Malfoy tuviesen una hija —Oyó que susurraba la que identificó como Daphne Greengrass.
Pansy Parkinson era menos sutil y se sentó en el borde de la cama de Dione, cruzando las piernas.
—Oye, ¿tienes hermanos?
Dione sacudió la cabeza. Estaba ocupada buscando su pijama.
—¡Te dije! —Pansy se burló de Daphne—. La información de tu familia está desactualizada —Y agitó su cabello con aire pretencioso, lo que hizo que la otra niña rodase los ojos.
Daphne se quejó de sus elfos, murmuró una disculpa y se presentó como correspondía a una sangrepura. Dione también tuvo que hacerlo.
Para el final de la noche, Pansy ya parloteaba sobre micropuffs mientras cepillaba el cabello de Dione y Daphne escuchaba desde su cama y se reía de las tonterías que decía en su afán por explicarles que esas criaturitas eran las mejores mascotas del mundo.
—0—
Aunque no era parte del plan original y las pociones bloqueadoras debían ayudarle durante la adolescencia, Dione de todas formas resultó más alta que las chicas de su curso y también que varios de los chicos. Su medimago le dijo que era pura genética. No odiaba dicha genética porque también era la que le daba el cabello rubio platinado y sedoso que además llevaba largo y le ayudaba a disimular el pecho plano cuando le entraba un poco de inseguridad al respecto.
En general, creía estar llevándolo bastante bien.
Luego llegó ese momento.
Harry la había invitado a salir. Tenían dieciséis años y a Dione se le pasó por la cabeza que, bueno, ¿quizás era el momento de explicárselo bien?
Es decir, se trataba de Harry No Me Doy Cuenta Potter. Le había enviado notas y dibujos durante años en forma de animales de papel, y aun así, no captó que le gustaba. De hecho, cuando la invitó a salir, creyó que diría que no, como si no hubiese estado desde segundo esperando que se fijase un poco menos en el Quidditch y un poco más en ella.
Acababan de terminar una práctica privada con la snitch, ya que tenían el puesto de Buscadores en sus respectivas Casas, y Dione lo esperaba afuera del otro vestidor. Harry salió y dijo una broma sobre que se hubiese cambiado rápido en lugar de estar diez minutos peinándose, pero como Dione estaba tan seria, dejó de sonreír.
—¿Qué pasa, Di? ¿Te duele algo? ¿Te lastimaste cuando tuviste que frenar con los pies en el suelo o...?
Dione carraspeó y se enderezó. Tenía las manos detrás de la mano, muy apretadas.
—Me- me gustaría saber si todavía querrás salir conmigo después de que te diga...ahm...
Bien. No era tan fácil decirlo con esos ojos verdes atentos encima de ella.
Tal vez no estaba tan erguida como le hubiese gustado.
—Tú sabes, uhm, la cosa es- bien, sucede que cuando nací, le dijeron a mis padres que era un varón porque...
Estaba segura de que existían maneras más simples de decirlo y que había comenzado a balbucear. La expresión de Harry no tenía ningún cambio.
—¿Y qué tiene eso que ver con salir contigo? —Fue lo que preguntó de pronto.
Dione tragó en seco. Había oído historias horribles de cómo reaccionaban algunas personas cuando se les informaba esto. No era algo personal, tenía una buena imagen de Harry, sólo se preocupó.
—¿Que...deberías saber?
—Bueno, ya sé —Harry se encogió de hombros.
—¿Pero sí entiendes lo que significa?
Harry asintió y se pasó una mano por el cabello.
—Ya sabía —Por la expresión de Dione, se apresuró a aclarar:—. Es que me dijiste algo sobre tu registro en el Ministerio cuando nos conocimos y que por eso te dieron el otro uniforme primero. Y en ese momento, no me di cuenta, pero después como que...fui entendiendo...
—No me dijiste nada —murmuró Dione, un poco sorprendida.
Harry arrugó el entrecejo.
—¿Por qué te tendría que decir algo?
—¿No tenías preguntas?
Él sólo volvió a encogerse de hombros.
—Pues tú me dijiste que eras una chica y que los del Ministerio eran tontos, así que eres una chica y los del Ministerio son tontos. ¿Por qué tendría que estar pensando en eso?
Tal vez tuviese algunas ventajas que Harry no le diese muchas vueltas a las cosas.
Dione soltó una risita y enredó su brazo con uno de Harry para jalarlo con ella y hablar acerca de lo que harían en su cita. Harry adoptó una expresión confundida, pero Dione le dio un beso rápido y esto hizo que se distrajese de inmediato y probablemente hasta que se le olvidase el tema.
Caminaron de regreso al castillo así.
¿Saben qué cosa es bien bonita cuando eres trans? No tener que recordarle a la gente que te rodea cada cinco segundos que existes porque viven en su burbuja. En mi caso, me pasa seguido que hay personas hablando de esto o aquello y todo va de hombres cis y mujeres cis y a mí de pronto me entra un "¿hola? ¿Sí recuerdan que yo estoy aquí?". Se nota mucho cuando la gente no te tiene en cuenta para nada. Y con otras personas me pasa lo contrario de que tienen tan normalizada mi existencia que soy yo quien se sorprende, porque se siente lindo no ser invisible para variar, es como "OH, TÚ SÍ SABES QUE EXISTO, HOLA, BESITOS PA' TI", jAJAJA
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