Capítulo 9: insistir
—¡Sí volvieron! —jadeó alegre el pequeño alfita.
—Claro que sí, prometimos que estaríamos aquí —ambos le sonrieron de vuelta mientras se acercaban aún más al rincón que ya habían tomado como suyo.
—Trajimos más rompecabezas —Louis elevó ambas manos para reafirmar su punto con una sonrisita que aparentaba ser disimulada.
—¡Gracias! —los ojitos de Lucas se iluminaron antes de ponerse de pie y abrazar con fuerza a ambos adultos. Ronroneó cuando el aroma combinando de los alfas llegó a sus fosas nasales y se mantuvo unos minutos allí. Luego tomó una caja de la bolsa y se la enseñó entusiasmado.
El juego designado había sido un rompecabezas de casi 200 piezas sobre perritos y gatitos. Lucas se sentó en el suelo, siendo imitado posteriormente por ambos alfas.
—Siempre quise tener un perrito —les comentó el niño sumamente concentrado— pero no se aceptan animales en el refugio. Julia me dijo que cuando fuera adoptado podría pedirle a mis papás un perrito...
Louis tragó saliva con fuerza, intentando que su sonrisa no se tambaleara y que sus feromonas no se alocaran. Solo atinó a besar la frente del niño para después repetir la misma acción con su alfa. No podía marcarlos con su aroma así como así en un lugar lleno de cachorros, que al nunca ser marcados, podría generarles un desbalance.
Lucas pareció no notar el torbellino de emociones que esa declaración había causado en los alfas, ya que continuaba armando el rompecabezas como si nada hubiera pasado, murmurando entre dientes y frustrándose cada vez que las piezas no encajaban.
El objetivo de esa visita era intentar obtener la mayor cantidad de detalles que Lucas les permitiera. Querían saberlo todo, desde sus más anhelado secretos hasta sus más tenebrosos recuerdo. Estaban dispuestos a apoyarlo en todo el proceso que, estaban seguros, la sanación tomaría.
Solo pudieron rescatar el grado de enseñanza al que iba, siendo cuarto de primaria, y su color favorito: el amarillo.
Al tiempo, como había pasado las veces anteriores, Julia los interrumpió mientras señalaba con insistencia el reloj que adornaba su muñeca.
—¿Podríamos hablar unos segundos? —susurró el alfa mayor mientras Harry se despedía.
—Claro, vayamos a mi oficina.
A duras penas lograron separarse del niño, sus gimoteos eran fuertes y sus lamentos les desagarraba el alma pero era necesario. Cuando creyeron que podrían por fin irse sin que sus lobos los mataran, besaron la frente del menor y siguieron a la beta por el pasillo.
—Díganme en que puedo ayudarlos —Julia tomo asiento de un lado del escritorio y ellos del otro.
Entrelazaron sus manos con fuerza mientras sentían sus corazones latir desenfrenados. Estaban por dar un paso decisivo y aunque el miedo y los nervios siempre estaban presentes creían que el amor y la esperanza prevalecía aún más.
—No fue una decisión difícil de tomar, lo hemos discutido y nuestros lobos están en sintonía. Queremos proceder con la adopción de Lucas —Louis sonrió brillante conectando su mirada con la de la beta. Sus sentidos estaban opacados por la avellana del cachorro y el limón de su alfa y esperó que siempre fuera así.
Se notaba a leguas la sorpresa de la trabajadora social pero supo enmascararlo bastante bien. Sonrió de lado antes de asentir varias veces de forma prácticamente mecánica.
—Me alegra oír eso aunque es mi trabajo preguntar... ¿Están seguros de la decisión que están por tomar? si no recuerdo mal en la entrevista de hace varios meses dijeron que estaban en busca de cachorros menores de 3 años.
—Pero también dijimos que estábamos abiertos a cambios —Harry intervino— de verdad sentimos algo especial con Lucas y respondiendo a su pregunta; sí, estamos seguros.
—De acuerdo, bien —la expresión de Julia volvió a endurecerse— gracias al principio de autonomía del niño, y al tratarse de una edad adecuada, debe de intervenir un equipo interdisciplinario que haga evaluaciones y tengan especial atención en la opinión del cachorro.
—Comprendemos y estamos dispuestos a esperar lo que sea necesario —suspiró.
—Lo que sí podemos hacer es solicitar que se les concedan un par de salidas transitorias, ya saben, ir por algún helado, al parque o lo que crean pertinente. Eso sí, todo debe ser informado con antelación y con extrema atención a lo que Lucas quiera.
Louis miró a Harry con el entusiasmo filtrándose a través de sus poros, claro que esa era una excelente noticia. El alfa menor besó la mejilla de su alfa y sonrió.
—¡Nos encantaría! ¿Qué debemos hacer? —Louis chilló.
—En primer lugar deben venir un par de veces más para que Lucas se vaya acostumbrando a su presencia. Cuando eso suceda, una psicóloga se encargará de explicarle las cosas y, si tenemos mucha suerte, en un par de meses podrán aprobar el proceso.
Ese día la pareja se fue con una enorme sonrisa en sus rostros y la esperanza latiendo en sus interiores.
—¿Comprendes la magnitud de esto, alfa? —Harry chillaba emocionado sobre el regazo de Louis, ambos en la cama— ¡Podremos empezar a convivir como una familia!
Compartieron besos durante toda la noche e intercambiaron planes que pensaban podrían gustarles a Lucas. Harry quería llevarlo al lago que se encontraba cerca de su casa y alimentar juntos a los patitos. Louis quería jugar fútbol con él o bailar en la sala, Harry ya planeaba recetas que podían hornear los tres juntos y Louis seleccionaba películas que creía podrían ser de su interés.
Se durmieron entre los brazos del otro, ambos soñando con una linda familia llena de amor y contención.
Las semanas continuaron pasando y con ellas las visitas al hogar de niños se hicieron más frecuentes. Incluso, como había dicho Louis en las primeras entrevistas, habían solicitado vacaciones por un par de meses a la espera de que la adopción fuera concedida.
En una de las tantas, mientras Louis peinaba el cabello de Lucas, que resultó llegarle hasta los hombros y formar hermosos rizos negros, y al mismo tiempo Lucas trenzaba el cabello de Harry, el niño les hizo una pregunta que por poco hace que ambos adultos se echaran a llorar ahí mismo.
—¿Ya eligieron el bebé que se van a llevar?
La pregunta fue formulada con toda la inocencia que un cachorro de 9 años aún lograba conservar pero con todo el dolor que el abandono puede causar.
Harry comenzó a tartamudear sin saber bien que responder sintiendo la mano de Louis apresar la suya con fuerza mientras respondía en medio de un suspiro:
—Encontramos a un niño muy especial.
En ese momento ambos juraron poder escuchar el corazoncito de Lucas romperse un poquito más y enseguida Louis se apresuró a abrazarlo.
—¿Van a dejar de venir? —murmuró con la voz temblorosa— ¿me van a dejar acá solito?
—Claro que no, cachorro, no podríamos dejar de ver a nuestro chico favorito —Louis lo abrazó con fuerza, sintiendo a los segundos la mejilla del niño fregarse en busca del aroma amaderado.
Lucas continuó sollozando por varios minutos en donde ambos adultos se encargaron de contenerlo y susurrarle palabras bonitas para que se tranquilizara. Sus feromonas protectoras se mezclaron sobre el cachorrito sacándole a cambio ronroneos suaves.
Ellos no comprendieron que al haberle dicho algo así, Lucas en realidad había creido que iban a adoptar a otro niño e iban a dejarlo solo de nuevo. Sin embargo, y muy a su pesar, debían cumplir lo pactado con Julia. La psicóloga todavía no había hablado con Lucas, por lo que ellos no tenían permitido revelar la verdad.
Ese día cuando regresaron a la casa Harry se la pasó abrazado a Louis. El menor ni siquiera quiso comer, por más que Louis le había insistido infinidad de veces.
—Nunca creí que sería tan complicado y doloroso, alfa —Harry fregaba su nariz en la fuente de aroma, consolándose a si mismo.
—No podemos darnos por vencido ahora, pequeño alfa. Si nosotros nos derrumbamos, ¿Qué queda para Lucas?
Harry asintió mientras intentaba hacerse incluso más diminuto entre los brazos de su amado. El alfa tenía razón, esto ya no se trataba de su deseo egoísta de tener un hijo sino que ahora todo era sobre ese pequeño cachorro que todas las noches se iba a la cama con la esperanza de sentir en algún momento de su vida ese calor familiar del que se le fue privado tan vilmente.
Con las fuerzas renovadas decidieron que era momento de re-decorar la habitación.
Cambiaron la cuna por una cama individual de madera blanca y muchos cojines en tonos grises negros y amarillos. Buscaban que el amarillo resaltara entre todo, ya que era el color favorito de Lucas.
También reemplazaron los cambiadores por muebles del mismo color llenos de libros, rompecabezas, y diferentes juguetes. Luego, cuando Lucas estuviera con ellos, tendrían la posibilidad de ir al centro comercial para completar lo que fuera necesario.
De igual manera, colocaron repisas octagonales con algunas decoraciones, pero esperaban que Lucas las llenara de premios, reconocimientos y figuras que le llamaran la atención.
En una de las esquinas, contrarias a la ventana, fue a parar un hermoso escritorio del mismo material destinado a tareas o cualquier cosa que requiriera mayor concentración.
Por último, una alfombra con una jirafa conformada por figuras geométricas cubría gran parte del suelo y una mesa de luz barnizada en un vibrante amarillo reposaba a un lado de la cama.
Terminaron sentados en el suelo, abrazados, sudorosos y felices mientras intentaban consolar en silencio a sus lobos, los cuales a cada segundo que pasaban lejos del niño sentían más y más el lazo tirante.
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a alguien más le dolió el corazoncito que Lucas no sepa que lo quieren adoptar? 😭 pronto vas a estar en casa, cachorrito!!
(aviso) voy a intentar publicarles un nuevo capítulo de TFF mañana pero no prometo nada porque todavía no empecé a escribirlo y otra cosa, les gustaría una fic Louis omega bailarín de ballet y Harri alfa boxeador?? tengo algo en mente...
sin más, tengan bonita semana!!
nos leemos pronto ❤️
A.
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