Capítulo 25: poniendonos al día
El resto de la semana no pudo sacarse de la mente los preciosos ojos y el penetrante aroma del niño que se había convertido en omega. Por precaución decidió no comentarle nada a sus padres, y si bien Tayler trabajaba dentro del plantel, eran tantos los empleados que prácticamente era imposible para el alfa mayor estar al tanto de la existencia de todos; para eso tenía a sus jefes de área que le iban informando semana a semana de lo acontecido.
Tardó más de lo esperado en lograr llamarlo, demasiado nervioso y ansioso por alguien que prácticamente ya no conocía. Quiso convencerse de que Tayler era ese mismo cachorro que en las noches de soledad se metía a su cama para cobijarse y buscar un poco de consuelo entre sus brazos, aquel que osaba desafiar a cualquier otro cuando le quitaban su desayuno favorito y el que aguardaba por su llegada los días de visita; pero la realidad estaba muy alejada de sus deseos. Tayler ahora era un omega al que la vida lo había enfrentado a innumerables batallas, muchas de las cuales seguía luchando.
Su lobo, cansado de verse separado tanto tiempo, lo impulsó a tomar su teléfono y con manos temblorosas marcar el número que yacía en su lista de contactos desde hacía días.
Uno, dos y tres pitidos después, una dulce voz resonó por el auricular de su teléfono celular.
—¿Hola?
—Hola, Tay, ¿cómo estás? -carraspeó cuando la voz se le entrecortó por los nervios.
—¡Luqui! bien, ¿y tú? justo estaba terminando una tarea de la universidad.
—Yo también estoy bien... oye, entonces, ¿estarás ocupado mañana en la tarde?
—Tengo un par de pendientes, pero creo que estaré libre a eso de las cinco.
—¿Te gustaría ir por ese café que dijimos? —dí que sí, di que sí, dí que sí.
—Me encantaría, Luqui.
—¡Genial! envíame tu dirección por mensaje de texto y allí estaré.
—Tranquilo, podemos encontrarnos en el lugar. ¿Te parece la cafetería que está a dos calles del trabajo?
—Sí, como prefieras. Nos vemos allí entonces.
Y luego de un par de despedidas, colgó.
La emoción de la cita se vio levemente opacada por el rechazo del omega por ir a buscarlo, ¿acaso tenía algo que ocultar? No, tal vez solo no quería molestar.
Esa tarde no tenía que ir al trabajo dado que los pasantes iban solo tres veces a la semana, por lo que dedicó su tarde entera a pendientes de la universidad y la organización de su habitación. Estaba comenzando la cena cuando sus padres irrumpieron en la cocina entre besos y risas.
Lucas solo les sonrió y dejó que se saludaran con toda la efusión que quisieran. Era innegable el amor que se tenían, podía sentirse en el aire, en los aromas. Harry daría su vida por su alfa y Louis también. Eran uno solo porque así lo había querido el destino.
—Hola, mi amor, ¿qué estás preparando? —uno de sus padres besó su mejilla.
—Macarrones con queso —sonrió— lo único que me queda bien.
—Definitivamente heredaste las habilidades culinarias de tu padre —y ese era su papá Harry molestando al de ojos cerúleos.
Un pequeño gruñido disconforme resonó a sus espaldas arrancándoles carcajadas por igual.
Cenaron entre charlas de sus días, risas y cariños. El amor que se tenían sus padres, que incluso persistió sobre cualquier adversidad, era tan especial y fuerte que Lucas esperaba poder replicar en un futuro.
Entre los tres juntaron y limpiaron todo, cosa que se había hecho costumbre desde hace años, y cada uno se retiró a su habitación luego de los besos de buenas noches.
Lucas no podía dormir de los nervios que le generaban la cita de mañana, bueno, para él era una cita y esperaba que Tayler la catalogara de la misma manera.
No supo cuando ni como se quedó dormido.
Al otro día era un manojo de nervios y torpeza. Había mezclado los papeles más de una vez, la impresora se había atascado, clasificó mal unos documentos importantes y, como cereza del postre, había tirado el café en el regazo de su papá.
—Cachorro, está bien, déjalo así —Harry detuvo su parloteo y el pobre intento de limpiar su pantalón— ¿quieres contarme qué sucede? podemos tomarnos un descanso de ser jefe y pasante, sabes que siempre podrás hablar conmigo.
Lucas suspiró casi al borde de las lágrimas antes de lanzarse a los brazos de su padre. El aroma del alfa lo recibió de lleno y las feromonas que este lanzó para tranquilizarlo lo cubrieron como un manto caliente.
—Hace una semana me reencontré con Tayler, aquí en la empresa, y en la tarde iremos por un café.
—¡Pero esas son muy buenas noticias! recuerdo todo lo que sufriste cuando no pudimos localizarlo.
—Sí, papi, lo son, pero estoy tan nervioso. ¿Y si no le agrado? ¿y si cree que no valgo la pena como alfa? ya no somos niños.
—Shh, mi amor, tranquilo. Nada de eso es real, son creaciones de tu mente por la incertidumbre, eso no significa que vayan a cumplirse. Si bien es cierto que ya no son unos niños, el pequeño lazo que sus lobos crearon aún persiste. Los nervios son normales, significa que te importa la otra persona, pero no puedes permitir que te dominen por completo.
Lucas asentía a cada palabra que su padre le decía mientras intentaba hacerse más y más chiquito entre sus brazos. La verdad era esa, tenía miedo y estaba nervioso y no podía permitir que todos esos sentimientos arruinarán su velada.
—Lo entiendo, gracias, papi.
—Ahora, ¿por qué no nos contaste de Tayler? podríamos haber ayudado.
—No quería permitir que otra persona ingresara a nuestras vidas y los volviera a lastimar.
—Tayler no es como esa omega —el inicio de un gruñido retumbó en ambos pechos.
—No, no lo es, pero preferí prevenir.
Harry asintió lentamente antes de dejar un pequeño beso en su frente y separarlo de su cuerpo.
—Bien, aún faltan dos horas para tu horario de salida así que regresa al trabajo, y tráeme un nuevo café.
—Sí, señor.
Vaya que serían las dos horas más largas de su vida.
Terminó encontrándose con el omega un par de horas después en el lobby del edificio. Tayler parecía tener un aura a su alrededor que resplandecía y cegaba a cualquier persona que se atreviera a mirarlo más de dos minutos seguidos. Su cabello estaba peinado de tal forma que unos pequeños rulitos rubios casi cenizos descansaban sobre su frente, vestía un sweater blanco que llamaba al alfa a frotar su rostro en el y unos suaves pantalones de vestir negros. En cualquier otra persona ese atuendo rozaría la informalidad, pero en Tayler parecía haber sido hecho a medida.
Con su lobo temblando de nervios y de ansiedad contenida, se acercó lentamente. Su mochila parecía haber sido cargada con piedras de lo pesada que la sentía y la corbata, que su papá Harry había insistido que vistiera, lo estaba asfixiando lentamente. Sin embargo, todo mal pareció desaparecer cuando el aroma dulce de los melocotones lo invadió de lleno.
—Hola, Tay... —saludó con una voz que ni siquiera parecía la suya—¿ya estás libre?
—¡Luqui! claro que sí, deja nomás que avise a mi supervisora y podremos irnos —asintió con una pequeña sonrisa y lo vio alejarse a donde supone se encontraba la oficina de su superior.
Raspó un poquito la punta de su zapato mientras mantenía la vista fija en el suelo a la espera de que el omega regresara. Su lobo lo estaba volviendo loco, reclamándole a cada momento que envolviera en sus brazos al menor y lo marcara tan fuerte con su aroma que nadie tendría la osadía de creer que se encontraba solo. Su maldito lobo estaba frenético.
Tayler regresó con las mejillas más sonrojadas que cuando se había ido, su aroma también se había dulcificado un par de notas más e incluso sonreía bobamente. Lucas se sintió arden en celos, pero se obligó a si mismo y a su lobo a fingir demencia.
Caminaron juntos entre pequeñas charlas y risitas hasta una pintoresca cafetería que quedaba a un par de calles de la oficina. Recuerda como visitaba ese lugar cada vez que venían a ver a papá Harry al trabajo. Su pa Louis solía comprarle un par de galletas o incluso una rebanada de pastel si no ocasionaba ninguna travesura con las secretarias del alfa empresario.
Sostuvo la puerta con una de sus manos mientras le permitía el paso al bonito omega. Gracias a al universo, sus nervios habían disminuido casi en su totalidad, dejándolo con un casi imperceptible murmullo en el fondo de su estómago, pero consideró que eran las famosas mariposas a los que todos hacen alusión en el enamoramiento temprano.
Tomaron una de las mesas cercanas a la ventana y pronto una mesera estaba entregándole los menús.
—Te recomiendo las galletas de chispas de chocolate, mi papá solía comprármelas de niño —sonrió Lucas sin siquiera abrir el menú, sabiendo prácticamente de memoria las opciones que tenía luego de años de leerlo como si fuera el periódico.
—¿Hablas de Harry?
—Oh, no, el que me compraba las galletas era mi pa Louis a escondidas de papá Harry —ambos rieron, y Lucas pretendió ignorar la mirada cargada de tristeza de Tayler, que se fue tan rápido como llegó.
—¿Venían muy seguido?
—Sí, más que nada cuando papá Harry tenía reuniones o íbamos a visitarlo. Prácticamente crecí rodeado de trajes e informes.
—Eso suena lindo...
—Lo fue, pero cuéntame más de ti. No sabes lo mucho que te extrañamos, mi familia y yo.
Tayler recargó sus codos en la mesa para posteriormente apoyar su barbilla en sus manos empuñadas. Suspiró con fuerza y volvió a sonreír como si millones de ideas no hubiesen surcado su mente.
—Bueno, como te conté antes, fui adoptado por una pareja que no podía tener hijos, ellos eran muy buenos, amorosos y cumplieron con todos los estándares que tenía para mis futuros padres; sin embargo la omega enfermó al poco tiempo de algo demasiado complicado como para que la mente de un niño de 11 años entendiera y a los meses falleció. El alfa quiso hacerse cargo de mi, realmente lo quiso, pero el lazo no se lo permitió... —iba a continuar cuando la mesera se acercó a ellos con una sonrisa socarrona y labios demasiado rojos. Tayler acercó un poco más su mano a la del alfa y la colocó con disimulo por encima mientras fijaba sus penetrantes ojos en ella.
—¿Ya sabes que vas a ordenar, guapo? —murmuró con coquetería con su vista fija en Lucas y sin siquiera reparar en la presencia del menor. Tayler cubrió un gruñido con una tos demasiado falsa para cualquiera, llamando la atención del alfa.
Lucas muchas veces podía ser distraído y un tanto infantil, pero sabía reconocer un coqueteo cuando se presentaba frente a él y también tenía más que claro los celos encubiertos. Más de una vez su papá Harry había tenido ese pequeño ataque de tos cuando los omegas se acercaban a su pa Louis. Por lo que, dio vuelta su mano en un ágil movimiento para dejar ambas palmas juntas y así poder entrelazar sus dedos con los pequeñitos de Tayler. Las pequitas del menor se colorearon en un suave rosado, pero no retiró su mano.
—Vamos a ordenar un par de galletas de chispas de chocolate, un café cortado y... ¿tú con que quieres acompañarlo, omega? —Tayler se sorprendió aunque supo disimularlo, plantando en su lugar una sonrisita de suficiencia en torno a la camarera.
—Una malteada de chocolate, por favor.
—En seguida... —la chica asintió con su peor cara y se fue.
—¿Así que omega? —Tayler sonrió brillante sin permitir que el alfa soltara su mano en uno de sus ataques de nerviosismo.
—Yo... ¿continuas con la historia?
Y así estuvieron prácticamente toda la tarde, tomados de la mano con la misma complicidad que parecía no haber desaparecido desde que eran niños, sus aromas entremezclándose con deleite y sus lobos tranquilos en sus pechos. Repitieron la orden de galletas, Lucas se enteró que Tayler estudiaba Marketing en una de las universidades del centro por una beca que había conseguido con ayuda de las autoridades del orfanato, vivía en una de las habitaciones de la universidad y compartía cuarto con un beta que apenas cruzaba palabra con él. Tayler se descubrió lo mucho que los padres de Lucas lo apreciaban, de que el alfa sería el heredero del imperio Styles y de que seguía tan tímido y amoroso como cuando tenía nueve años. Ambos se dieron cuenta que seguían apreciándose y que ninguno tenía intenciones de dejar ir al otro ahora que por fin se habían reencontrado.
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estoy tan enamorada de las escenas que se están creando en mi mente a raíz de estos pequeños cachorritos 😭 espero que les venga gustando la historia!!
como comenté en el muro, me hice una cuenta de respaldo en Inkitt por cualquier inconveniente y todas mis historias tiene copia de seguridad así que hay magicurly para rato!! (el user es el mismo --> magicurly)
espero que estén teniendo un bonito fin de semana, descanses y no se excedan! todo mi amor para ustedes.
nos leemos pronto ❤️
A.
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