—Lobito, ¿puedes venir un segundo? con papá necesitamos decirte algo —Louis llamó desde el salón.

Habían pasado tres días desde lo acontecido y por más que la charla había tranquilizado al trío bastante bien aún sentían que no era suficiente. Lucas seguía temeroso, quisquilloso y silencioso; y la preocupación en ambos alfas no hacía más que aumentar.

Los pasitos acolchonados no se hicieron esperar y pronto una mata de cabellos enmarañados y pijamas de autitos se presentó ante ellos.

Harry lo llamó suavemente para posteriormente sentarlo entre ellos en el sofá, allí Lucas se sentía protegido y cálido, facilitando la conversación.

—Amor, a veces nuestras cabecitas pueden asustarnos con pensamientos que se nos dificultan controlar —empezó el menor de los alfas mientras veía al cachorro pegarse al costado de Louis en busca de consuelo— y aunque creamos que no tienen solución y simplemente nos lastimarán para siempre, hay herramientas que son muy útiles para esos casos.

—¿Y cuáles son? —murmuró Lucas a la vez que jugueteaba con el dobladillo de su camiseta.

—¡Hay muchísimas! —exageró su expresión para causar un tanto de gracia en el menor, consiguiéndolo en el acto— pero con pa Lou encontramos una que podría ser la que mejor se amolde a ti.

—Ayuda psicológica —intervino por primera vez el contrario.

—¿Qué es eso, papis?

—Una psicóloga es una persona que te escucha, te aconseja y te ayuda a liberar tu cabecita de todas esas cosas que te lastiman... —Harry se movió de lugar para poder apoyar su cabeza en el otro lado de Louis sintiendo al instante las feromonas protectoras de su alfa cubrirlos junto a sus fuertes brazos— ¿Qué dices, lobito? ¿te gustaría?

—No lo sé... —un atisbo de llanto surcó las aniñadas facciones, alarmando enseguida los lobos mayores. 

—Ey... no, cariño, no hay necesidad de abrumarse —Louis arrulló— no pasa nada si no tienes una respuesta ahora, solo te lo estamos ofreciendo para que sepas que hay más posibilidades. Papá Harry y yo estaremos siempre para ti, pero algunas veces necesitaremos de alguien externo que nos ayude a darnos cuenta de que no siempre se tiene la razón. 

—Lo voy a pensar... lo prometo —terminó cediendo.

—Eso es —ambos alfas besaron sus mejillas— ahora sí a la cama, mañana tenemos que levantarnos todos temprano.

—¿Me arroparían?

—Siempre, lobito.

Al otro día, aunque quisieran hacerse los desentendidos, las cosas se mantenían delicadas. Lucas apenas murmuraba un par de palabras y luego del colegio su aroma activaba los sentidos de protección de ambos alfas.

Harry no había hecho mención alguna, simplemente regresó de la empresa directo a hornear uno de los pasteles favoritos del menor y acondicionar todo para que la casa se mantuviera agradable y cálida. Era su forma de demostrar amor y sentirse cerca de su cachorro. 

—¡Papá, en un mes cumplo 10! —Lucas comentó de mejor humor en la hora de la merienda mientras engullía un trozo del pastel. 

—Serás un cachorro grande, mi amor, ¿te gustaría celebrarlo?

—No lo sé... —volvió su tono cohibido— en el refugio tenía pastel pero era de galletas y no sabía tan rico.

—Te prometo que puedes tener el pastel que quieras, lobito.

—¿No te gustaría una fiesta? —Louis acotó desde su lugar— podrías por fin conocer a los abuelos, tus primos y tías... ¿Qué dices?

—¿Me querrán?

—¡Claro que sí! nadie en su sano juicio podría no quererte —Harry acarició su mejilla con dulzura mientras Louis liberaba su aroma para tranquilizar el ambiente— también podríamos preguntar en el refugio para ver si dejan que Tayler venga. 

—¡Son los mejores papás del mundo! —Lucas chilló con mejor humor— los amo.

—Y nosotros a ti.

El resto de la semana se encargaron de hacer una lista para no olvidarse de ningún detalle. Por pedido del menor, su fiesta sería de temática de superhéroes.

El catering estuvo en manos de una amiga cercana del empresario y los inflables en un socio de Louis. Todo estaba siendo por lo menos extravagante pero era el primer cumpleaños de su lobito con ellos y querían que lo disfrutara como se merece.

Un total de 20 niños fueron invitados, incluidos los hijos de socios y amigos y los compañeritos de la escuela que Lucas afirmó eran amables con él. También estuvieron en la lista los abuelos de ambos lados, la hermana de Harry con su omega y su cachorro de dos años y las hermanas gemelas de Louis con sus respectivas parejas y por supuesto Niall, Zayn y Liam. 

—¡Pero que cosa más bonita! —Emilio, la madre omega de Louis, apretujaba las mejillas del menor mientras su aroma dulzón llenaba el espacio. Lucas se dejaba con mucho gusto, un tanto abochornado por toda la atención pero sintiéndose especial y contenido por primera vez en mucho tiempo— yo soy tu abue, cariño, y ellas son tus tías Lizzy y Carly. 

El alfita dejó que lo abrazaran antes de cernirse de nuevo a la cintura de Louis. El alfa rio enternecido mientras frotaba sus cabellos y recibía todos los besos y regalos que su familia había traído consigo. 

Tiempo después llegaron Francia y Tom, los padres de Harry, y Mackenzie, su hermana alfa, junto con Maddie y Aleck, su bonita y risueña omega y el más pequeño de los omeguitas de la familia con tan solo dos años. 

Zayn, Liam y Niall se habían puesto de acuerdo para regalarle un jodido auto en miniatura, tomando con velocidad el podio de los tíos favoritos, sin embargo, Harry juró asesinarlos si algo de su bonita decoración sufría a raíz del artefacto. 

La mesa de obsequios quedó a rebosar, llena de diferentes paquetes y bolsas que luego Lucas tendría el honor de abrir. 

—¿Qué sucede, mi amor? ¿No te está gustando tu fiesta? —Harry se arrodilló a su lado. 

—Sí me gusta, papi, pero Tayler aún no llega...

—Tal vez se retrasó un poco, ya sabes... el refugio nos dijo que vendría así que no te desanimes.

Dicho y hecho, al poco tiempo un bonito y pequeño niño omega llegó de la mano de una de las trabajadoras del orfanato. Se notaba que vestía lo mejor que tenía, pero sus mejillas se ruborizaron completamente cuando observó alrededor. Se sintió un tanto fuera de lugar hasta que divisó al alfita.

Los ojitos de Lucas parecieron recuperar por completo el brillo al levantarse de un salto y correr a su encuentro. Ambos niños se fundieron en un abrazo, robando suspiros enternecidos de los adultos presentes. 

—¡Feliz cumpleaños! —chilló el menor— yo no pude comprarte un obsequio... ¡pero te hice un dibujo! 

—¡Es el mejor regalo de todos! ven, quiero que saludes a mis papás y luego podemos jugar.

Tayler lo siguió de cerca, agitando apenas su manito en dirección de los adultos que se presentaron ante él. Harry besó su mejilla y lo incitó a unirse a los otros niños en lo que ellos preparaban la mesa de postres.

Louis apresó su cintura con cariño para ayudarlo a estabilizarse y luego un besito fue depositado sobre su marca. Divisaron a los niños saltar y reír, nunca habían visto a Lucas así de feliz y animado, por fin estaba volviéndose un cachorro sano y contento. Había ganado un par de kilos, su cabello y piel brillaba y su aroma era suave y tierno. Su cachorro era amado.  

Horas después Lucas sopló las velas de su pastel. Cerró fuerte sus ojitos mientras pensaba en su más profundo deseo, que su familia se mantuviera unida. Sonrió cuando sus padres besaron sus mejillas, uno de cada lado, y la emoción flotó junto con las rebanadas de pastel. 

—Tenemos un regalo muy importante para ti, lobito —Louis volvió de la cocina con un sobre amarillo sellado entre sus manos. 

—¿Qué es, pa? 

—Ten y compruébalo por tí mismo.

Las hermanas de Louis grababan con sus teléfonos la escena, los abuelos omega sollozaban detrás de sus pañuelos y la expectativa en general era enorme. Lucas rasgó uno de los laterales con suavidad y sustrajo de dentro una hoja gruesa y grande. Lucas Tomlinson-Styles relucía en una fina letra cursiva. 

—Yo... —sonrió con los ojitos llenos de lágrimas antes de lanzarse a los brazos de sus definitivos padres. 

—Eres nuestro cachorro, siempre lo fuiste, pero ahora nadie tendrá dudas —Harry besó su mejilla a la vez que su alfa los envolvía sobre su pecho— te amamos, lobito. 

—Los amo, papis. 

Y la fiesta siguió con la alegría desbordando por los poros de todos los presentes. Lucas terminó rendido sobre el sofá de la sala, luego de haber llorado levemente por tener que despedirse de su mejor amigo. La familia entera se había retirado hace un tiempo, dejando caricias en los cabellitos del menor. 

—Definitivamente la fiesta fue un éxito —Harry suspiró cuando el último vaso descartable fue puesto en la basura. Se abrazó a la espalda de su alfa, quien limpiaba los restos de comida de los cubiertos y platos, ronroneando enseguida por el calor. 

—Lo fue. Hicimos un buen trabajo, pequeño alfa. 

—Lucas estuvo feliz. 

—Yo diría que demasiado. Ahora ya no hay dudas, nadie podrá arrebatárnoslo aunque quisiera.

—Te amo, alfa, gracias por permitirme tener la familia que siempre quise. 

—Gracias por amarme, alfita. 

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ya no hay dudas, Lucas es un Tomlinson-Styles 😭 se vienen puros capítulos soft. 

que tengan linda semana <3

nos leemos pronto ❤️

A.