03
"Sigo diciéndote adiós sin poder despedirme"
Salí de mi casa con los primeros jeans oscuros que encontré en mi armario, una camisa negra y un viejo abrigo de mi padre. Tomé un largo suspiro antes de dirigirme hacia la salida. Un suave viento acarició mi rostro, dándome los buenos días. El clima era templado, no hacía frío ni calor, simplemente agradable.
Mis primeros pasos fuera de casa fueron un poco torpes, después de varios días de encierro, mi cuerpo se sentía entumecido. Pero poco a poco, fui recuperando la sensación de moverme.
Caminé unas cuantas calles hasta que divisé los imponentes portones del cementerio. Algunos pájaros que descansaban en las ramas de los árboles volaron hacia el cielo, haciendo que las hojas cayeran lentamente al suelo.
En ese momento, me invadió un pensamiento: me gustaría ser un pájaro. Podría volar lejos, muy lejos de todo este sufrimiento.
Me prometí a mí mismo que no iba a llorar. Si quería salir de esta situación, tenía que ser fuerte, pero no por mi, sino por mi amigo.
Decidí que este día se contaría como el primero sin su presencia.
Aunque han pasado varios días, todavía lloro por las noches hasta quedarme dormido. Rezo para que todo sea solo un sueño, pero al despertar, la realidad me duele aún más.
Hoy ya he llorado dos veces y no lo haré más. Me lo prometí a mí mismo. No lloraré hasta que encuentre al culpable. Ese día, lloraré, pero será de felicidad.
Caminé un rato buscando la tumba de mi amigo, noté que cada tumba tenía una cruz de oro y algunas frases decoraban las lápidas.
"Descansa en paz, hija mía. Que Dios te reciba en el cielo con sus brazos abiertos"
Reí sarcásticamente al leer esas palabras. ¿Dios?, ¿Aún pueden creer en un ser que nunca han visto?, ¿En alguien que no ayudó a sus seres queridos cuando estuvieron en peligro?
Si Dios, o quien sea que esté allá arriba, fuera real, Jimin no habría sido arrebatado de mí. Si él fuera real, lo habría salvado.
Rompi los lazos en el momento en que todo eso sucedió. Si Dios era tan supremo como dicen, podría haberlo ayudado.
Tal vez soy egoísta, pero cualquier persona que pierde a un ser querido pensaría de la misma manera.
Seguí el camino de piedra, recordando cada ladrillo de ese lugar a la perfección. Sabía exactamente dónde se encontraba su tumba, que ahora era su morada.
Caminé lentamente sobre la hierba y me detuve frente a una lápida grande.
La hierba sobre ella estaba fresca, y un aroma a lavanda llegó hasta mi nariz, haciéndome sonreír, eran sus favoritas.
-Hola Jiminnie - susurré. Me arrodillé frente a mi amigo, acariciando la fría lápida, por lo general, era él quien iniciaba las conversaciones. Él amaba hablar y yo amaba escuchar su voz.
Suspiré antes de hablar, era difícil encontrar un tema del cual hablar en el que él no tuviera que responder, ya que estaba hablando con una lápida. No era mi Jimin.
Levanté la vista para leer nuevamente las palabras grabadas en oro:
"Park Jimin 1995 - 2024. Siempre amado y extrañado, descansa en paz"
Tenía razón, siempre sería amado y extrañado por todos. Incluso las personas que no lo conocían sabían lo bueno y dulce que era.
Suspiré en voz alta y sentí que mis ojos ardían. Estaba conteniendo mis lágrimas, que amenazaban con escapar, tenía que ser fuerte, no llorar.
- Jiminie, te echo de menos, ¿lo sabes? - dije con un hilo de voz.
Aún me sentía un idiota hablándole a una simple lápida, pero moví mis dedos sobre ella, imaginando que era su rostro. Quería imaginar sus preciosos ojos marrones mirándome y su tierna sonrisa apareciendo, quería imaginarlo feliz, con su cabello rubio flotando en el aire del lugar.
No podía explicar con palabras la mezcla de sentimientos que surgían dentro de mí. Me sentía abrumado y sin ánimos de seguir adelante frente a esa lápida, sin embargo, una suave voz apareció en ese momento, recordándome que debía ser fuerte y resistir.
Sabía que con el tiempo el dolor disminuiría y que llegaría el día en que recordarlo no me haría llorar.
Apoyé mi codo en mi rodilla y sostuve mi rostro con ambas manos, no sabía qué hacer, no podía seguir hablando con un trozo de roca.
Decidí distraerme recogiendo hierba y contando las flores que crecían alrededor de la tumba. Observé los ositos de peluche, las cartas y las rosas, todos ellos dedicados a Jimin.
Miré hacia la esquina del lugar, donde a lo lejos se encontraba el bosque, el lugar donde había ocurrido su asesinato.
No quería recordar los detalles de esa noche, pero Hobi hyung me los había contado unos días después. Insistí en conocer los detalles, necesitaba saber qué había sucedido y qué le habían hecho.
Me limpié una pequeña lágrima que había escapado de mis ojos.
Me dije a mí mismo que dejara de llorar, que no era un bebé. - Todo el mundo te extraña mucho - solté, rompiendo el silencio. - En especial yo - añadí, mordiendo mi labio inferior para contener las lágrimas. Mi cabello castaño caía sobre mi cara mientras inclinaba la cabeza.
De repente, mi teléfono vibró en mi bolsillo, interrumpiendo mis pensamientos.
Era una llamada de Hoseok - Tae... - dijo, cuando contesté.
- ¿Qué sucede? - pregunté con calma.
- ¿Dónde te encuentras? - pregunto con notorio nerviosismo.
- Con Jimin - musite, soltando un leve suspiro al pronunciar su nombre - ¿Por qué preguntas?
- ¡¿Qué demonios estás haciendo en el cementerio por tu cuenta? - reprocho con enojo.
- Yo solo quería verlo, eso es todo - dije, casi en un susurró.
Hoseok hizo un largo silencio, antes de volver a hablarme.
-Iré para allá - contestó con frialdad.
-¿Qué?, ¿Por qué? - pregunté, confuso.
-Jimin fue asesinado a centímetros de ese lugar, no puedes ir solo Taehyung, es peligroso - contestó, un poco alterado.
-Lo sé... - susurré con un nudo en la garganta - Pero, eso no me importa - Pude escuchar un largo suspiro del otro lado de la línea.
-¿Qué pasa, si alguien te mata Tae?, ¿o te hace algo malo mientras estás solo? - soltó angustiado, podía sentir su voz entrecortada.
-No me importaría morir - contesté, sin pensarlo, se hizo un silencio antes de que contestara.
- Estaré ahí en 10 minutos - dijo, antes de colgar.
,
Sabía que le había dolido mis palabras, pero él también estaba al tanto de mis sentimientos en este momento.
Me levanté del suelo, mientras quitaba la hierba pegada de mis pantalónes, di una última mirada al lugar antes de posar mi vista en la lápida de mi amigo.
-Adiós Jimin.
Me despedí una última vez, dedicándole una sonrisa, y salí del cementerio.
Sabía que la próxima vez que lo visitará podría ser menos dolorosa, esperaba tal vez poder contarle cosas más alegres y reír en lugar de llorar.
¡Hola Traitors!
¿Cómo se encuentran estos días?
Mi corazón de pollo sufre con Tae 🥹¿Ustedes alguna vez perdieron a alguien importante? Si lo hicieron, creo que realmente podrán empatizar con sus sentimientos y lograr entenderlo.
Por otro lado, ¿Tienen curiosidad sobre Jimin?, ¿qué sucedió realmente con el?, ¿quién lo mato?, ya falta poco para saberlo 😱
¡Nos vemos en el siguiente capítulo!
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