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7. Salvado.

👁️‍🗨️ (...) 🔎

Podía sentir mi cuerpo temblar bajo la lluvia helada, un movimiento no era solo por el frío.  Era el miedo, un temor profundo que me helaba hasta los huesos, pero también la anticipación, la promesa de libertad que el tren representaba.  Por fin estaría con Jimin.

—Jimin... — susurré, la palabra apenas audible entre el rugido del tren y el implacable tamborileo de la lluvia sobre mi rostro.  Las gotas, frías y pesadas, se mezclaban con mis lágrimas.  El suelo aún vibraba con el paso de una bestia de metal que se alejaba, llevándose consigo mis dudas y mis miedos... o eso creía yo.

Suspiré, un suspiro de alivio que se convirtió en un gemido de dolor. Mis ojos estaban cerrados, pero aún lo sentía.  Lo sentía cerca, tan cerca que podía sentir su presencia a pesar de la distancia.  Todo parecía moverse en cámara lenta, una escena de película donde el tiempo se estiraba y se contraía a su antojo.  Había una voz a lo lejos, una voz familiar que me llamaba, que me urgía a actuar, pero mi cuerpo se negaba a obedecer.  Quería quedarme allí, acostado en el frío suelo, con la lluvia golpeando mi rostro, lavándome la cara con su fría indiferencia.

Curiosamente, sentía calor, un calor extraño que contrastaba con el frío gélido de la lluvia.

—¡Tae! — una voz me gritó, una voz cercana, tan cercana que parecía susurrarme al oído.  Pero al mismo tiempo, la escuchaba a kilómetros de distancia, como si estuviera en una cueva profunda y oscura. —¡¿Qué carajos?! ¡Taehyung!

Sonreí, una sonrisa torcida, llena de esperanza. Abrí los ojos, esperando ver a Jimin, pero la realidad me golpeó con la fuerza de mil tormentas.  Mi sonrisa se desvaneció, dejando tras de sí un vacío desolador.  Había construido mis esperanzas sobre una base de arena, y ahora todo se derrumbaba a mi alrededor.  Mi corazón se rompió en mil pedazos.

—¿Jungkook?—, pregunté, la voz apenas un susurro.  Las gotas de lluvia me impedían ver con claridad, pero ahí estaba él, su figura borrosa bajo el diluvio.  Su cabello estaba empapado, las gotas de lluvia resbalaban por su rostro, dibujando caminos efímeros sobre su piel.  Sus manos se colocaron bajo mi nuca, acercando su rostro al mío, tan cerca que, a pesar de la lluvia, podía ver la furia en sus ojos.

—¿Qué? No, yo estoy muerto, ¡me acabo de morir! ¿Por qué estoy todavía aquí?—, grité, desconcertado, el horror y la incredulidad pintando mi rostro.

—Tú no estás muerto, yo te salvé— contestó, su voz llena de una furia contenida, un volcán a punto de entrar en erupción.  Podía sentir su pecho subir y bajar con fuerza, como si le costara respirar.

—¡Eres idiota!, ¿qué pretendías hacer?—, le grité, empujándolo con toda la fuerza de mi desesperación. —¿Qué estás haciendo aquí?—  Pero no respondió, solo se levantó del suelo, sus ojos fijos en los míos, como si intentara calmar la tormenta que lo azotaba por dentro.

—Te seguí, yo no sabía lo que ibas a hacer, estaba preocupado— explicó, su voz quebrada, sus manos temblorosas.

—¡No debías!, ¡yo quería irme!, lo había decidido— rugi, sintiendo las lágrimas calientes recorrer mis mejillas.

—¡Tae, ibas a matarte!—, me gritó, su voz llena de dolor. —No podía dejarte hacerlo, jamás me lo perdonaría.

—¡Vete!—, grité, apretando los puños. —¡Solo vete!, déjame solo.

—No, no te dejaré solo— exclamó. 

Un silencio pesado cayó entre nosotros, un silencio roto solo por el sonido de la lluvia.  Él se acercó, apartando con delicadeza un mechón de cabello húmedo de mi rostro. —¿Te das cuenta de que lo que hiciste es totalmente tonto, cobarde y egoísta?

Me di la vuelta, ignorando su comentario, mi orgullo herido negándose a ceder.

—No sabes nada, no sabes lo que siento, no entiendes nada—murmure, mi voz apenas un hilo.  Él soltó una risa seca, sin gracia, una risa llena de dolor.

—Lo conozco desde que tengo uso de razón, es mi mejor amigo Tae, estás siendo injusto— Su voz se quebró, dejando escapar un llanto silencioso.

Giré mi cuerpo para verlo, y mi corazón dio un vuelco.  Se veía destrozado, su rostro bañado en lágrimas.  Por un instante, me arrepentí de todo lo que había dicho, de la crueldad de mis palabras.

—¿Has pensado en tu familia, en tus amigos?, ¿en las personas que dejarías?, ¿la gente que te echaría de menos? Las personas que encontrarían tu cuerpo, ¿pensaste en eso?, ¿lo hiciste?, ¿pensaste en mi? —, reclamó entre lágrimas, agarrando mis hombros y sacudiéndome suavemente.

—Yo... yo...— Me quedé sin palabras, abrumado por el peso de su reproche.

—No, no lo hiciste, por eso, Taehyung, eres un puto egoísta.

La lluvia caía con más fuerza que nunca. El tiempo parecía coincidir con mis emociones y las de Jungkook.  Su labio inferior temblaba, sus ojos rojos e hinchados.


—Yo solo quería estar con Jimin... — susurré, y me tiré sobre sus brazos, el no dudo en envolverme en un abrazo.  Comencé a llorar en su hombro, mis sollozos más fuertes que la lluvia. Mis piernas cedieron, haciendo que ambos cayéramos al césped mojado.

Enterré mi rostro en su cuello húmedo, sintiendo el calor de su cuerpo contra el mío, la fuerza de sus brazos atrayéndome hacia su pecho.

—Ese no es el camino, Tae—  susurró en mi oído, mientras daba pequeños golpes en mi espalda. —No puedes estar haciendo esto, no me dejes también, por favor, te lo suplicó.

No dijimos nada después de eso.  Nos quedamos allí, en la lluvia, abrazados, dos figuras enmarañadas bajo un cielo gris.  Me aferré a Jungkook, pidiendo un perdón silencioso por todo lo que había ocurrido, por el dolor que le había causado.


Un suspiro de alivio escapó de mis labios al ver a Jungkook lanzarse, en un acto de valentía desesperada, apartando a Taehyung de las vías del tren con apenas un segundo de margen.  El tiempo pareció detenerse, un instante eterno donde la vida y la muerte se enfrentaron en una lucha silenciosa.  Mi cuerpo se desplomó en el suelo, agotado, el peso del miedo y la tensión abandonándome de golpe.

— Gracias... — susurré, con voz temblorosa. — Gracias, Dios, gracias — repetí varias veces.

Los dos estaban frente a mí ahora, Jungkook encima de Tae, quien tenía los ojos cerrados, con una sonrisa extraña en su rostro.

—Jimin...— susurró ¿Estaba llamando mi nombre? ¿Por qué? ¿Pensaba que yo era Jungkook?

—¡Tae!—, gritó Jungkook, sacudiéndolo suavemente. —¡Abre los ojos!

El sonrió, abrió los ojos, pero su sonrisa se desvaneció rápidamente, dejando paso a la decepción.  Sentí como si lo hubiera defraudado, como si mi incapacidad para ayudarlo en su momento de dolor hubiera contribuido a su desesperación. No pude evitar que se sintiera tan solo y desesperado.  ¿Por qué nos estaba sucediendo esto? ¿Por qué no huí esa noche?  Debí haber huido, en lugar de quedarme y ser atacado.

Esto fue mi culpa.  Si no hubiera tomado ese camino, si tan solo no lo hubiera seguid, no habría hecho que mis amigos se sintieran tan mal.

— ¡Oh, deja de lamentarte! No puedes controlar cuando mueres. —, una voz me interrumpió.  Miré por encima del hombro y vi a Yoongi caminando hacia mí, sus ojos penetrantes fijos en mí, su piel pálida brillando a la luz tenue.

— ¿Yoongi? ¿Puedes... puedes leer mentes?—, pregunté, sorprendido.

—No, ¿eres estúpido? Lo decías todo en voz alta— contestó, con su habitual sarcasmo.

Miré a mis amigos, quienes ahora estaban inmersos en una acalorada discusión, sus voces entremezcladas con el sonido de la lluvia.  No recordaba haber dicho todo eso en voz alta.  Me puse de pie, soltando una pequeña risa nerviosa al darme cuenta de que Yoongi era unos centímetros más bajo que yo.

—Oh... Entonces, tu amigo intentó suicidarse, qué dulce— soltó, con sarcasmo.

— En primer lugar, él no es mi amigo, es como un hermano y en segundo lugar, ¿cómo es dulce que haya intentado suicidarse?—, repliqué, mi tono lleno de frustración.

— Podría unirse a nosotros, podríamos haber tenido una fiesta— se burló, moviendo las caderas ligeramente. —Oh, espera. Solo si él tuviera una misión...—

—¿Una misión?—, pregunté, curioso.

—Sí, una misión— repitió Yoongi.

—Por favor, explícame— le pedí, confundido.  El suspiró y comenzó a caminar lentamente en círculos alrededor de mí.

— Tú estás aquí, Jimin, porque tienes una misión que cumplir. Si no la tuvieras, estarías arriba— señalo ckn
con su dedo el cielo. — Con el resto de esas personas afortunadas muertas que no tienen que arreglar las cosas aquí abajo.

Todavía no entendía lo que quería decir con una misión.  Parecía que notó la confusión en mi rostro.

— Por ejemplo, podrías salvar a alguien, arreglar algo que hiciste, hay muchas razones diferentes. Solo tienes que descubrirlo— explicó.

—¿Cuál es la mía?—, pregunté, mi ansiedad creciendo.

—Como dije, tienes que descubrirlo— repito, encogiéndose de hombros.

—Hmm...— murmuré, mirando de nuevo a Taehyung y Jungkook, quienes ahora estaban abrazados en el suelo, empapados.  Los celos me golpearon como un tren, un nudo de dolor se formó en mi estómago.  Solo quería estar cerca de ellos otra vez, para poder sentirlos una vez más. —¿Cuál es tu misión?—, le pregunté a, tratando de distraerme.

Él se encogió de hombros. —Nunca la descubrí— respondió.

—¿Cuánto tiempo llevas muerto?— notando que el tema parecía delicado para él.

—Cerca de tres años, supongo— susurró, su mirada distante.

—Ohh— expresé compasión por él, pero de repente recordé a Mingyu. —¿Qué pasa con Mingyu?

— Ha estado muerto por casi un año y todavía no ha descubierto su propósito— suspiró en voz alta. —No podemos irnos hasta que completamos la misión.

Espera un momento... Si completar mi misión significaba dejar a Taehyung y a todos los demás que amo...  Pero si las personas que me aman y se preocupan por mí podrían beneficiarse de esto... entonces tendría que hacerlo.  Me sentía dividido entre dos mundos, entre el dolor y la esperanza, entre el amor y el deber.  Esta nueva información podría ayudarme a mí y a otros.

Necesitaba saber cuál era mi misión y qué debía hacer para completarla, incluso si eso significaba dejar atrás a las personas que más quiero, a todas ellas...

¡Hola, traitor's! Ésto se pone cada vez más intenso, sentí el desespero de Jimin 🥹, ¿de que creen que se trata la misión de Jimin?, ¿podrá completarla? Déjenme sus teorías 🥰


¡Nos vemos en el siguiente capítulo!

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