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10. Mentiras.

El silencio que siguió fue más ensordecedor que cualquier grito. Cuatro pares de ojos, cargados de culpa, rabia y confusión, se clavaron en mí. Sentí una extraña confusión, una sensación de desconcierto que me paralizaba. No entendía por qué estaban peleando, ni por qué Namjoon había gritado eso. El aire mismo parecía espeso, cargado de un secreto que me desconcertaba.

Jungkook fue el primero en moverse. Sin una palabra, se acercó, su mano grande y fría rodeando mi brazo con una fuerza que me sorprendió. Me arrastró hacia su auto, ignorando las miradas acusadoras de los demás. No hubo resistencia de mi parte; la confusión me mantenía inmóvil. El recorrido hasta el auto fue un borrón, un túnel de silencio y tensión palpable.

Me empujó suavemente hacia el asiento del pasajero, la puerta se cerró con un golpe sordo. El motor rugió, y de pronto, estábamos en movimiento. El silencio en el auto era aún más opresivo que el del parque. Finalmente, rompí el silencio. — ¿Qué pasó? — Mi voz sonó más débil de lo que esperaba.

Jungkook se limitó a apretar el volante, sus nudillos blanquecinos. Su respuesta fue un gruñido, una sola palabra, cortante como un cuchillo: — No quiero hablar.

Su tono no dejaba lugar a dudas. Rara vez lo había escuchado hablar así: una frialdad gélida, cortante, que hacía que su "no quiero hablar" sonara como una amenaza velada. Esa voz me decía que su negativa era absoluta; insistir sería contraproducente, incluso peligroso. Entendí, en ese instante, que no debía presionarlo. Forzarlo a hablar solo empeoraría las cosas; podría perder el control, y no quería ver a Jungkook perder la cabeza. Prefería el silencio a la posibilidad de una explosión de rabia incontrolable.

El resto del viaje fue un tormento. Cada curva, cada semáforo, cada bache en la carretera se convertía en una tortura. Mi mente daba vueltas, repasando una y otra vez la escena en el parque, la confesión de Namjoon, la mirada de culpa de los demás... La frase resonaba en mi cabeza: "Todos hemos estado con Jimin". ¿Qué significaba eso? ¿Qué secreto tan terrible ocultaban? ¿Qué había pasado realmente entre ellos?

El auto se detuvo bruscamente frente a mi casa. La visión de la entrada familiar provocó en mí un impulso casi incontrolable de salir corriendo, de alejarme de todo. Había sido una noche demasiado larga, demasiado intensa. Ignoré el intento de kook de decirme algo más, abrí la puerta del coche y entré a casa con prisas, sin prestar atención al saludo de mi madre. Solo en la soledad de mi habitación, con la puerta cerrada tras de mí, pude finalmente respirar hondo, dejar que el peso de la noche se disipara un poco.

Un rato después, mi madre llamó a la puerta. Preguntó cómo me había ido en el "interrogatorio", si estaba bien. Le mentí. —Estoy bien, mamá—, le dije. Necesitaba el baño, eso fue lo que inventé para que no se preocupara. Aún me sentía mal por la discusión de la otra vez; no quería volver a lastimarla.

Me quedé sentado en la cama, en la fría habitación, durante un buen rato. El silencio era un alivio, pero también un vacío que empezaba a llenarse de preguntas sin respuesta. No fue hasta que me levanté para cambiarme de ropa que algo de mi pasado resonó en mi memoria, algo que había sucedido meses atrás, algo que en su momento había pasado desapercibido, pero que ahora, de alguna manera me llamaba la atención.

Tres años atrás...

El bosque estaba más oscuro de lo normal mientras paseábamos entre altos árboles; una suave brisa nos golpeaba las mejillas. Realmente no veía nada, solo estaba siendo guiado por Jimin, quien me llevaba tomado de la mano; cada tanto se daba vuelta y me regalaba una risa traviesa. No pasó mucho tiempo hasta que se escuchó el sonido de música, gente riendo, y pude divisar las luces cálidas de una fogata.

Después de varias semanas de insistencia, había accedido a participar de la única diversión del pueblo —según Jimin—: las fiestas privadas en el lago. Al principio me negué completamente; aunque tanto él como Jungkook me habían contado mucho sobre sus amigos, aún tenía esa leve punzada de miedo. Pensaba que no me iban a aceptar y estaba negado a conocerlos. Pero Jimin fue tan insistente que el día que me hizo escuchar el audio de uno de ellos, donde decía "Y traigan a su amigo, ya quiero conocerlo", me dio la seguridad que necesitaba para aceptar ir. Aunque en este momento sentía las manos sudadas y mi respiración algo agitada, estaba nervioso ahora que estábamos a pasos de conocerlos. La música se intensificó, inundando mis oídos. —Ya llegamos, tienes que estar tranquilo — habló Jimin, llamando mi atención. Yo solo asentí, sin confianza.

Él parecía muy feliz, caminaba con pasos firmes por el lugar, saludando a toda la gente que cruzábamos. Nunca había visto tantos jóvenes juntos hasta ese día; estaban en grupos separados, en rondas; algunos bailaban, otros bebían y varios fumaban. También pude ver a algunas parejas escondidas en algunos árboles. Jimin saludó a todo el mundo, y pude ver que era verdad lo que me dijo Jungkook: mi amigo era de lo más sociable.

Los chicos chocaban sus puños o le regalaban sonrisas; algunas chicas lo miraban con interés. El temor me ganó, y antes de llegar a la última fogata, que se encontraba a la orilla del río y donde divisé a Jungkook, me paré en seco, haciendo que él frenara. —Creo que no es buena idea... — murmuré, nervioso.

Podía verlos; los reconocía de las fotos que me mostró Jimin. Estaban con algunos que no conocía, bebiendo; también noté que Jungkook tenía en sus piernas a una chica que parecía un poco mayor que nosotros, y cómo el moreno de su grupo fumaba marihuana. —Está bien, Tae. Todos te esperan.

Me arrastró hasta el lugar, y todos los ojos se clavaron en mí. Sabía que no había vuelta atrás. Me quedé duro, sin levantar los ojos del suelo. Escuché cómo Jimin saludó a todos. Levanté la vista solo un segundo para ver cómo se sentaba en las piernas del moreno y le quitaba el porro de las manos, entregándoselo al chico de su lado, quien solo lo aceptó y se fue. Era alguien que nunca había visto.

—Así que... ¿eres Tae? — preguntó Jin. Lo reconocí de inmediato; Jimin me dijo que solo al ver su porte y rostro lo iba a reconocer. Él se encontraba sentado en lo alto de una piedra que se encontraba ahí, con un vaso en la mano. Me regaló una sonrisa antes de tomar un largo trago. Solo asentí; me sentía tan fuera de lugar. Una risa llamó mi atención, porque la conocía bien.

Jungkook, quien tenía sus manos en la cintura de aquella chica, me miró; sus ojos oscuros me recorrieron el cuerpo. Vi cómo tenía los labios rojos y algunos botones de su camisa desabrochados... ya veo. Tenía novia y no estaba al tanto. La chica, incómoda por el momento, se levantó y lo saludó con un pequeño beso, no sin antes decirle que iría con sus amigas. Me escaneó rápidamente mientras pasaba a mi lado. —¿Te comieron la lengua? Nunca te vi tan callado — me hizo seña del lugar a su lado. —Ven aquí.

Y lo hice; caminé y me senté a su lado. Pude respirar por un momento al sentir el calor de su cuerpo; él me rodeó con un brazo el hombro y me sonrió. —Él es Seokjin... — dijo, señalando al castaño que ya había reconocido. —Ese es Namjoon — señaló al moreno que ahora abrazaba a Jimin. —Y él es Hoseok — señaló al pelinegro, quien estaba sentado en una reposera con una cerveza en las manos. Este solo la levantó en forma de saludo y me guiñó el ojo. —Chicos, este es Tae, nuestro nuevo amigo.

Por un momento pensé que todos iban a quedarse en silencio, pero fue Hoseok quien lo rompió aplaudiendo. —Vamos, todos lo hagamos — insistió, y todos lo hicieron. —Ya era hora de que se uniera alguien más... — exclamó con una sonrisa. —Jimin no para de hablar de ti, ¿este semestre entrarás con nosotros?

—Sí, mi madre consiguió un lugar — murmuré, animado; su forma de ser me había hecho sentir menos incómodo.

—Eso es genial, te doy la bienvenida por adelantado — me sonrió.

—No es tan genial como crees, es un fastidio, los profesores son una mierda — agregó el moreno. —Un gusto, soy Namjoon — estiró su mano, y nos dimos un pequeño apretón.

—Estoy bien con cualquier cosa... — contesté, haciendo que él murmurara un "es un cerebrito". Y estaba equivocado; no era el mejor en clases, pero raramente le ponía demasiada atención como para que me molestaran. Solo hacía lo que me pedían y ya.

—¿Quieres? — Me lanzó una lata de cerveza, a la que no pude agarrar, ya que el brazo de Jungkook se adelantó. Era muy veloz.

—Él no toma, Nam, me la quedo yo — contestó, Namjoon solo asintió y siguió charlando animadamente con Jimin.

—Ya pasó, no fue para tanto — me susurró Jungkook, rozándome la oreja, haciéndome que saltara en el lugar. Él solo soltó una risa. Podía sentir el perfume a mujer, y de alguna forma sentí una punzada de molestia.

Después de eso tengo recuerdos borrosos. Me acuerdo que Seokjin me insistió en beber, y acepté. Me había sentido a gusto con ellos, pero era mi primera vez tomando alcohol. Así, unas cuantas latas, y ya no podía mantener mi peso. Jimin me dijo que era normal y que tomara aire y dejara el alcohol por esta noche. Así que le hice caso y me despedí un rato de ellos para alejarme del lugar. Jimin se llevó a Namjoon y Hoseok al lugar donde todos bailaban, mientras los otros dos quedaron hablando. No recuerdo cómo, pero mientras estaba parado observando el lago, unas manos en mis cinturas me tomaron por detrás. Salté en el lugar, y cuando me di vuelta me di cuenta de que era Jungkook.

Estaba algo rojo por el alcohol, pero su sonrisa me causó ternura. Quedamos de frente, él apretándome a su cuerpo. Desde que lo conocí había sentido esa "tensión", pero nunca había pasado a mayores. Yo jamás había estado con un chico hasta ese momento, así que no sabía qué decirle, y casi siempre Jimin nos acompañaba. Pero en ese momento, solos... casi cometo el error de tocarlo, de acercarme de más. Pero me acordé de esa chica... Estaba a punto de soltarme de sus brazos cuando él me acercó aún más, rozó con su nariz mi cuello y aspiró mi olor. Temblé por ese acto; sentí su ronroneo en mis oídos, y cuando estaba por decirle que mejor volviéramos, me besó. Y no fue un beso suave, no.

Caminamos torpemente hasta que choqué con un árbol. Sus manos me tomaron del rostro, y saboreó, mordió y succionó cada parte de mi boca. Yo intenté seguirle el paso sin saber bien qué hacer, pero cuando escuché el ruido de unos pasos lo empujé tan fuerte que tuve que agarrarme de un árbol. —¿Qué haces? Tienes novia — le reclamé, mientras tomaba aire con el corazón acelerado. Él solo me miró y me regaló una sonrisa que había quedado marcada en mí por los siguientes días, y me dijo "No se tiene que enterar". Me acuerdo que sentí un subidón de adrenalina; si había tenido una gota de alcohol en ese momento, se esfumó. Pasé por su lado dándole un empujón; era un idiota, había arruinado todo. Crucé con furia entre medio de todos mientras buscaba a Jimin. Yo no sabía cómo volver; había llegado hasta aquí casi arrastrado por él. Lo busqué y busqué, y no había rastros de él, y no fue hasta cuando me estaba por rendir que lo vi. Estaba alejado del lugar, entre las piernas de Seokjin, y frente a Namjoon, en una posición algo rara que no pude entender bien. Parecía que Namjoon estaba diciéndole algo al oído o en su cuello; no pude ver bien, pero sí vi los ojos de Seokjin llenos de una lujuria que minutos atrás había sentido.

—Jimin... — hablé; no fue tan fuerte, pero sirvió para que mi amigo se diera la vuelta rápidamente y se acercara a mí, dejando al par en ese lugar.

—¿Te pasó algo?, ¿por qué estás tan rojo? — preguntó con preocupación, mientras me tocaba los cachetes.

—No sé cómo decirlo... — murmuré con nervios; sentía miedo, por fin había encontrado a alguien y lo había arruinado.

—¿Alguien te hizo algo?, ¿recibiste algo de alguien? — interrogó, y pude ver en sus ojos preocupación.

Negué con la cabeza. —Me besó... lo siento... yo no supe cómo alejarlo — solté con un nudo en la garganta. Al no recibir respuesta, levanté la vista, y él me miraba de lo más confuso.

—¿Con quién te besaste? No entiendo la situación — me miró, y dudé un segundo antes de decirle.

—Jungkook... cuando fui a tomar aire, me siguió, me abrazó y me besó — confesé; sentía el corazón arder. —No me dio tiempo de separarme, te juro que en cuanto me acordé de su novia lo alejé.

El silencio nos envolvió por un momento; todos los ruidos quedaron en segundo lugar, hasta que soltó una carcajada que me hizo quedar perplejo.

—¿Era eso? Dios, casi pienso que alguien te había hecho algo grave — su voz sonó aliviada, y mi cara de consternación le debe haber llamado la atención. —Eso es normal, Tae, somos amigos.

En ese momento todos los sonidos se hicieron más fuertes, y solo podía escuchar "Es normal". ¿Aquí era normal besarse con amigos? ¿Por eso él estaba así de pegado a Namjoon y Jin? Sacudí la cabeza, confuso.

—¿Normal? Aunque tenga novia — cuestioné; este asintió.

—No creo que sea alguien importante para él, y de igual forma nunca fue un impedimento para que besara a quien quisiera — confesó, levantando los hombros.

—Me estás queriendo decir que tú... y él... ¿se besaron alguna vez?, ¿no son mejores amigos? — pregunté totalmente confundido; él sonrió.

—Y... Es solo un beso, nada más que eso, seguimos siendo amigos, así que no te preocupes, no va a pasar nada. Seguramente mañana ni se acuerda, o si lo hace, no está mal, ¿okey?

Quedé mudo por un momento; jamás había escuchado algo así, pero le asentí. Si Jimin decía que estaba bien, le iba a creer. Y después de todo, ese beso realmente me había afectado. —¿Cómo vuelvo a casa? Quiero irme.

—Hoseok está a punto de irse; le puedo pedir que te lleve — yo solo asentí; por el momento tenía muchas cosas que asimilar, así que seguí a Jimin, quien le avisó que lo iba a acompañar, y él, con una sonrisa, me dijo que claro, que él me acercaba hasta mi casa.

Me despedí de Jimin, ya que mañana era domingo, y antes de salir del bosque con Hoseok di una última mirada. Jungkook se encontraba acostado en las piernas de Namjoon mientras charlaban, y Jimin se acercó y se sentó al costado de Jin y apoyó su cabeza en su hombro; todo parecía tan natural. Nunca había tenido amigos, así que no sabía que todo eso estaba bien.

De vuelta al presente...

Me dejé caer en la cama, el peso del recuerdo aún sobre mí. Después de esa noche, mi cerebro pareció bloquear ese episodio; solo recordaba la pelea con Jungkook esa semana y nuestra posterior reconciliación. Había sido la semana de mi ingreso a la secundaria de Hongcheon, y había estado demasiado ocupado como para detenerme a analizar con detalle aquella noche.

Me había acostumbrado a verlos en fiestas o reuniones juntos, aunque nunca los había visto besándose o haciendo nada explícitamente con Jimin. Sin embargo, hubo momentos, como esa noche, en que vi cosas que mi mente pareció eliminar.

Me levanté de un salto y fui a mi escritorio. Rebusque entre los cajones hasta encontrar mis libretas, las que usaba para escribir poemas. Ahora tendrían otro propósito. Escribí con lujo de detalle aquella noche: "5 de marzo de 2022", dos días antes de mi ingreso a la secundaria...

No recuerdo cuánto tiempo estuve escribiendo, plasmando cada detalle. Si quería encontrar al culpable, necesitaba reunir toda la información, recordar cada día, cada instante. No sabía si el asesino había compartido esa noche con nosotros. Me quedé hasta pasadas las cinco de la mañana, llenando mi diario con información que, por el momento, no me llevaba a ninguna parte.

Necesitaba más; algo me decía que me faltaba información, que había cosas que desconocía y que a partir de mañana empezaría a averiguar.


Yoongi y Mingyu me habían arrastrado hasta allí para escuchar los interrogatorios, pero no me atreví a entrar. No podía verlos. Así que me quedé sentado en la plaza durante horas, hasta que las risas de Yoongi y Mingyu llamaron mi atención. Ya estaba anocheciendo.

—Tu noviecito es el último en entrar — explicó Mingyu, sentándose a mi lado. —Ninguno parece sospechoso...

—No es necesario que le cuentes, si no entro es porque no quería saberlo — interrumpió Yoongi. Vi un dejo de tristeza en sus ojos.

—No es eso, no desconfío de ellos, solo que... — murmuré, tratando de reformular mis pensamientos. —Es duro verlos juntos y no poder tocarlos, hablarles...

Las palabras se quedaron en el aire. La idea de que pudieran estar sufriendo por mí me quemaba por dentro. Me levanté de la banca cuando escuché sus voces. Los vi cruzar la pequeña plaza mientras encendían un cigarrillo. Los observé; todos lucían agotados, decaídos. Una mano en mi hombro me sacó de mis pensamientos. —Vamos... no es necesario que los veas — murmuró Yoongi con comprensión.

Asentí. Mingyu enredó su brazo en el mío, y comenzamos a caminar lentamente, alejándonos del lugar. Pero un golpe sordo nos hizo girar.

Hoseok había empujado a Namjoon, quien había chocado contra un basurero. Sin darme cuenta, mis pies me llevaron hasta ellos. Ignoré el llamado de Mingyu. ¿Por qué peleaban? ¿Qué había pasado? Solo escuché:

¡Ninguno puede hablar! ¡Todos hemos estado con Jimin! ¡Entonces, ¿por qué se enojan tanto?!

Me quedé congelado. ¿Qué acababa de decir? Vi una lágrima brotar de los ojos de Namjoon; se veía tan cansado, tan destruido, que mis piernas temblaron. Una mano me sujetó; Yoongi había llegado a mi lado y me sostenía con fuerza.

Las lágrimas me nublaban la vista. Vi cómo todos se quedaron en silencio hasta que el sonido de unos pasos hizo que volteáramos. Ahí estaba Tae.

Tenía los ojos abiertos, vi cómo su cuerpo temblaba. ¿Había escuchado? Intentó dar un paso hacia ellos, pero Jungkook camino hacia él con rapidez, tomó a Tae del brazo y lo arrastró lejos.

Sentir su cuerpo atravesarme me dio un pequeño alivio momentáneo. Vi cómo Namjoon pateaba el basurero y caminaba hacia su auto; Jin, atónito, lanzó una última mirada a Hoseok antes de desaparecer; y Hoseok, rojo y con lágrimas en los ojos, soltó un suspiro de dolor antes de limpiarse el rostro con la manga y comenzar a caminar hacia su casa.

Todo había pasado tan rápido que, cuando todos se fueron, mis piernas cedieron y me dejé caer, llevando a Yoongi conmigo. Por alguna razón, no se quejó; me apretó contra su cuerpo y me dio pequeños golpes en la espalda mientras lloraba.

Peleaban por mí, y yo ni siquiera recordaba quién me había asesinado. No podía ayudarlos, y ahora había una guerra entre ellos. Los secretos que creía llevar a la tumba parecían a punto de salir, y no iba a poder hacer nada para ocultarlos.

Me limpié las lágrimas y traté de controlar mi respiración. Mingyu, quien había permanecido en silencio mirando al vacío, me regaló una sonrisa tranquilizadora, y Yoongi me ayudó a levantarme.

—Necesito encontrar al culpable... — murmuré con un hilo de voz. Los observé; intercambiaron una mirada que pareció durar una eternidad, antes de asentir.

Me iban a ayudar. De alguna forma que aún no sabía, estaba seguro de que iba a poner todo de mi parte para encontrarlo y avisarle a mis amigos. Pero antes de eso, iba a tener que entrenarme; aún no podía mover las cosas, y la visita a Tae solo duró unos segundos, en los que no recordaba cómo lo había hecho.

Tenía que volverme fuerte, cazarlo y ocultar mis secretos; nadie podía enterarse de ellos.

¡Hola, Traitors! Perdón por la demora; tuve un error en mi calendario de actualizaciones y un día muy ocupado. Pero por fin lo terminé... ¿Qué les pareció? La verdad es que este es solo el inicio; aquí comienza realmente la historia. Lo que vieron es solo un momento de muchos que Tae vio y no le prestó atención. 

¿Les gustó el capítulo? Sus comentarios son mi motivación para seguir escribiendo... ¡No se olviden de votar! Y, en otras noticias, después de muchas horas de trabajo logré crear un pequeño tráiler. No estaba segura de hacerlo largo o corto, así que elegí corto, pero si les gustaría ver un vistazo más extenso, ¡comenten!

 Les dejo el link: https://youtu.be/El4nsbrh5hs

¡Muchas gracias por leerme! Nos vemos la próxima semana... y que la intriga los consuma.

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