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05

El día que te conocí
(Pasado)
[Tae]

E

l sonido de los pájaros revoloteando en el aire, las hojas amarillentas esparcidas por el suelo, y el viento frío anunciando la llegada del otoño llenaban el ambiente.

Tomé una respiración profunda, dejando que el aire helado llenara mis pulmones.

Me apoyé en la espalda contra un antiguo roble despojado de sus hojas, que parecía tan solitario como yo me sentía en ese momento.

Cerré los ojos para intentar calmar mi mente y luego los abrí para observar a mi alrededor. El lugar estaba vacío, excepto por mis propios pensamientos, fijé mi vista en mis manos, que aún sostenían el cuchillo con temor.

A pesar de haberme mudado y dejar todo atrás, no podía escapar de mi pasado.

Cada vez que cerraba los ojos, revivía los golpes y los insultos que había sufrido.

Mi cuerpo comenzó a temblar, sin saber si era por el frío o por el miedo que me invadía al recordar esos momentos.

Anhelaba dejar de sufrir, deseaba ser tan libre como los pájaros que volaban entre las ramas desnudas de los árboles. Quería liberarme del dolor y del miedo que me atenazaban.

Mordí mis labios con tanta fuerza que dos gotas de sangre brotaron de ellos.

Me contuve para no gritar, tenía que aguantar el dolor, tomé el cuchillo que había robado de mi cocina horas antes y lo acerqué a mi muñeca, mis manos temblaron al sentir el frío metal en contacto con mi piel.

En mi cabeza resonaban dos voces, una suplicaba que pusiera fin a mi vida, mientras que otra dulce voz gritaba que no lo hiciera.

De repente, una voz profunda interrumpió mis pensamientos, haciéndome dar un salto de sorpresa.

—No hagas eso — dijo la voz con firmeza.


Abrí mis ojos lentamente y me encontré con la mirada de un chico de cabello rubio, piel blanca y ojos avellanas que me observaba atentamente.

—¿Quién eres tú para decirme qué hacer? — respondí con rudeza, sintiéndome a la defensiva.

—Sé que eres más fuerte de lo que crees — contestó mientras se agachaba frente a mí.

—No me conoces — dije con voz temblorosa, tratando de mantenerme firme.

—Sé que no quieres hacer esto — dijo mientras deslizaba su mano hacia la mía, intentando apartarla del mango del cuchillo. Pero rápidamente aparté su mano.

—Aléjate de mí — dije, colocando el cuchillo en mi muñeca, sintiendo cómo mis labios y mi cuerpo temblaban.

—Por favor, no lo hagas — sus ojos marrones profundos buscaban los míos—. Solo dame el cuchillo.

—¡No! — grité, las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos.

El chico encogió los hombros y se sentó en la hierba seca, sin decir una palabra.


—Mírame — dijo con suavidad, tratando de calmarme — Dime una razón por la cual quieras quitarte la vida"

—Yo... yo... — Las palabras parecían no querer salir de mis labios —No te contaré mis sentimientos, no te conozco. Podrías ser un asesino.

—¿Luzco como un asesino? — contestó, lo observé y negué con la cabeza. Parecía un buen chico, pero de igual forma no podía darle la razón.

—Pero podrías serlo — susurre, se rió un poco, luego su rostro se puso serio nuevamente.

—Vamos, dime, tienes que tener una gran razón para querer hacer eso — hizo una pausa antes de hablar, parecía estar buscando las palabras indicadas. "
— ¿Murió algún familiar?  — Negué con la cabeza — ¿Alguien abusó de ti o te hicieron daño?"

Mi cuerpo tembló ante su pregunta.

—No es nada, no tengo ganas de hablar contigo.

—Pero, ¿estás seguro de que deseas quitarte la vida? — preguntó.

Escondí mi cara entre mis rodillas, sentía mis ojos arder. Los apreté con fuerza, hice todo lo posible para que ninguna lágrima cayera, pero mis esfuerzos fueron en vano.

Mis mejillas empezaron a empaparse. Agradecía el hecho de que mi cabello estuviera largo, cubría mi rostro.

Yo no quería que un desconocido me viera llorar.

—Soy tan patético — murmuré.

Pude sentir cómo se movía y se acomodaba a mi lado. Puso su brazo alrededor de mi cintura y me atrajo hacia él, haciendo que me sobresaltara y aprovechara ese instante de distracción para quitar el cuchillo de mi mano.

—No, no lo eres — susurró mientras frotaba suavemente mi espalda.

Mi cuerpo tembló al sentir su toque, pero su mano era cálida y él desprendía un aura tan tranquila que no pude controlar mi llanto y terminé llorando en su pecho.

¿Quién era este chico, después de todo? Cuando pude calmarme, limpié mis lágrimas y quedé en completo silencio.

Él nunca dijo nada, solo acarició mi espalda y me consoló.

—¿Cómo te llamas? — preguntó, mientras se alejaba, dándome espacio. Agradecí el gesto, ya que no quería que viera mi rostro rojo.

— Taehyung - contesté, mientras limpiaba las lágrimas secas con el puño de mi abrigo.

—Yo soy Jimin, Park Jimin — contestó con una sonrisa, mientras extendía su mano.

Dude un momento en agarrarla, después de todo era un desconocido que había visto el peor de mis lados, pero su sonrisa por alguna razón reconfortaba a mi aturdido corazón, con miedo, moví mi mano hacia la suya y cuando logramos estrecharlas, una voz dentro mío dijo: “No quiero morir“


Y por primera vez y después de mucho tiempo, estuve de acuerdo con aquella voz, ya no quería morir, ya no.

Queria vivir y quería saber más sobre el rubio que tenía enfrente mío.

Después de estrechar nuestras manos, sentí un alivio inmenso.

Era como si un peso se hubiera levantado de mis hombros, miré a Jimin, con curiosidad y esperanza en mis ojos.

—Jimin, ¿qué te trajo hacia mi? — le pregunté con curiosidad.

Jimin suspiró y me miró con sinceridad en sus ojos.

—Yo también pasé por momentos difíciles en mi vida. Luche contra mis propios demonios y sentí esa oscuridad que te consume — contestó — Pero a lo largo del camino, aprendí que la vida tiene mucho más que ofrecer, incluso en los momentos más oscuros, cuando te vi a lo lejos algo me dijo que tenía que ayudarte, así que por eso me acerqué.

Sus palabras resonaron en mi corazón.

Era reconfortante saber que no estaba solo en esto y que había alguien que entendía mi dolor, quería saber más sobre su historia, sobre cómo había superado sus propios demonios.

—¿Te importaría compartir tu historia conmigo? Me gustaría saber cómo encontraste la fuerza para seguir adelante — pregunté con cautela.

El sonrió suavemente y asintió.

Jimin me acompañó hasta la puerta de mi casa, su principal preocupación era asegurarse de que llegara a salvo y no me desviara del camino.

Durante el viaje, reinaba el silencio, pero no era incómodo en absoluto. No sé cómo explicarlo, pero Jimin era una de esas personas que no necesitaba palabras para transmitir una sensación de bienestar.

Sus ojos, su sonrisa, su cuerpo, todo emanaba una tranquilidad que me envolvía. Era reconfortante tener a alguien así a mi lado, alguien cuya simple presencia era suficiente para hacerme sentir en paz.


Al llegar a casa, Jimin me prometió que volvería al día siguiente para salir a tomar helado juntos. Sin embargo, en el fondo, sabía que su visita también tenía la intención de asegurarse de que yo estuviera bien y seguía con vida.

Esa noche, me resultó imposible conciliar el sueño. Estaba atrapado en un mar de emociones contradictorias.

Por un lado, estaba nervioso por la llegada del atardecer, el momento en que Jimin había prometido regresar.

Por otro lado, sentía un profundo temor, ¿Y si no venía?, ¿Y si todo había sido una mentira? No quería ilusionarme demasiado con su atención, pero era difícil no hacerlo.

Los pensamientos y las dudas se agolpaban en mi mente, pero al mismo tiempo, una pequeña chispa de esperanza se aferraba a la posibilidad de que Jimin cumpliera su promesa.

Quería creer que su interés en mí era genuino y que esta vez sería diferente.

Aunque el miedo me invadía, no podía evitar emocionarme ante la posibilidad de que algo especial estuviera comenzando a florecer entre nosotros.

Miraba el reloj con nerviosismo, apenas eran las 10 de la mañana cuando un golpe en mi ventana me sobresaltó.

Los pájaros solían chocar con mi ventana con frecuencia, así que no le di mucha importancia. Sin embargo, necesitaba un poco de aire fresco, así que me acerqué hacia ella.

El viento helado golpeó mi rostro mientras inhalaba profundamente, pero de repente algo golpeó mi rostro.

—Oh, lo siento—dijo una voz.

Bajé la mirada y me encontré con los ojos de Jimin, quien estaba abrigado hasta el punto de verse tierno.

—¿Qué haces aquí?— pregunté sorprendido, sintiendo cómo mi corazón latía desbocado.

—Solo... no podía dormir— respondió nervioso.

—¿Por qué?—  pregunté, curioso por saber qué lo había llevado hasta mi ventana.

—Estaba preocupado por ti. Sé que quedé en venir más tarde, pero soy demasiado ansioso. Quería asegurarme de que... — Jimin agachó la cabeza y jugó nerviosamente con sus manos.

—Estaba vivo — completé la frase.

Él levantó la cabeza y me sonrió.

—Sí — dijo mientras se frotaba los brazos.

—Espera — dije, llamando su atención. — Bajaré.

Tomé un abrigo y me lo puse lo más rápido que pude, bajé las escaleras saltando los escalones de dos en dos.

Al llegar a la puerta, alisé mi cabello con las manos y acomodé mi ropa.

—Hola — dije tímidamente.

—No era necesario — contestó. — Yo solo venía a calmar mi mente. Regresaré en la tarde.

Una mezcla de alivio y emoción se apoderó de mí al verlo allí, frente a mi puerta.

— Ya estás aquí y hace demasiado frío, entra — contesté, y Jimin asintió y entró.

Mis padres ya estaban trabajando, así que lo invité a desayunar. La mañana pasó volando mientras nos reíamos y hablábamos sin parar.

Pero Jimin tuvo que irse cuando su madre lo llamó, aunque no sin antes recordarme que volvería en la tarde.

Desde ese día, las visitas de Jimin se hicieron más frecuentes.

Al principio, nos veíamos dos veces a la semana, pero con el paso de las semanas, nos veíamos cada vez más seguido. Incluso llegué a visitar su casa en varias ocasiones, y su familia era tan amable como él.

Un día, Jimin vino acompañado de su amigo Jungkook. Con el tiempo, los tres nos volvimos inseparables, salíamos juntos a todas partes, jugábamos videojuegos y veíamos películas en casa de alguno de nosotros.

Al terminar el año, ambos me convencieron de cambiarme a su instituto. Yo también quería hacerlo desde hace tiempo, así que estaba emocionado por conocer a sus amigos.

Me habían hablado tanto de ellos que sentía que ya los conocía.

Y así terminó ese año tan difícil, pero que tuvo un final feliz gracias a que conocí a Jimin, mi mejor amigo, mi persona.

Él me salvó en mi momento más bajo y me devolvió la felicidad.

Siempre estaré eternamente agradecido por su amistad.

¡Hola Traitors!

Espero que este capítulo haya servido para explicar más a fondo la relación de Taehyung y Jimin y el por qué de esa unión que tienen y el dolor que están pasando ambos en este momento.

Les advierto que vienen capítulos duros, pero espero que continúen siendo parte de esta historia.

¡Nos vemos en el siguiente capítulo!

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