Capítulo 8: La despedida en el acuario-café
Mina se sentó nerviosa en una mesa cerca de un gran tanque que albergaba coloridos peces tropicales. A pesar de la tensión que podía haber entre ella y Jeonjun, siempre le había gustado la tranquilidad que ofrecía el acuario-café.
El hombre llegó puntual, su expresión era una mezcla de seriedad y cansancio. Al verla, su mirada se suavizó por un instante, pero rápidamente volvió a la dura realidad. Se sentó del otro lado de la mesa manteniendo una distancia emocional que parecía insalvable.
—Hola —dijo ella, tratando de romper el hielo.
—Hola —Evitó su mirada. En su mente, cada palabra era un eco de lo que había sucedido; cada recuerdo, una herida abierta.
Mina sintió un nudo en el estómago. Sabía que este encuentro no sería fácil. Se pasaba las manos por los muslos nerviosamente mientras buscaba las palabras adecuadas.
—Gracias por venir. No debió ser fácil.
Él suspiró, mirando hacia el acuario donde los peces nadaban despreocupados.
—No es fácil para ninguno de los dos.
La tensión era palpable. La pelinegra se esforzó por mantener la calma mientras sus pensamientos iban y venían como un torbellino en su mente. A pesar del dolor que había causado, quería ser honesta con él y con ella misma.
—Quiero disculparme nuevamente... Sé que lo que hice fue horrible, pero necesito que entiendas... No fue algo planeado. Chaeyoung... ella fue parte de mi vida durante mucho tiempo y cuando nos encontramos... todo volvió de golpe —explicó Mina, sintiendo cómo las lágrimas se avecinaban.
Jeonjun la miró fijamente, sus ojos reflejaban una mezcla de tristeza y decepción.
—No sé si algún día podré olvidar lo que vi.
Mina asintió lentamente, comprendiendo su dolor.
—Lo sé. No espero que todo vuelva a ser como antes. Si estás de acuerdo, podemos hablar también con Chaeyoung.
—No creo que eso sea necesario —Frunció el ceño al escuchar la propuesta—. Ya ha habido suficiente drama entre los tres como para agregar más leña al fuego.
—Pero necesitamos resolver esta situación —Insistió ella—. No quiero seguir así.
La mirada de Jeonjun se endureció nuevamente.
—A veces las cosas no tienen solución, Mina. A veces se toman decisiones y uno debe vivir con sus consecuencias.
El silencio se instaló entre ambos como un muro invisible. Mina sintió el peso de sus acciones aplastándola y trató de encontrar el valor para seguir adelante con la conversación.
—Quiero contarte algo sobre mi pasado con Chaeyoung... —comenzó a decir—. No solo fue una relación, fue una parte importante de quien soy hoy. Cuando rompimos, fue devastador para mí y creo que nunca logré superarlo del todo.
Jeonjun la miró con curiosidad, aunque había un destello de escepticismo en sus ojos.
—¿Y eso justifica lo que hiciste?
—No lo justifica... —respondió, bajando la mirada avergonzada— Pero quizás te ayude a entender por qué me sentí atraída hacia ella nuevamente en ese momento tan vulnerable.
El hombre se cruzó de brazos y dejó escapar un suspiro profundo mientras dejaba fluir sus pensamientos.
—Entiendo que tu pasado te define de muchas maneras, pero yo también tengo mis propias heridas. Esto no es solo sobre ti o sobre Chaeyoung; es sobre nosotros también.
Mina asintió lentamente; sabía que tenía razón.
—Lo siento mucho —repitió—. De verdad deseo que encuentres paz en esto porque yo estoy luchando con ello todos los días.
Finalmente, Jeonjun bajó la guardia un poco más; aunque todavía había resentimiento en su voz, había destellos de comprensión también.
—No sé si algún día pueda perdonarte completamente... Pero tampoco quiero odiarte o vivir atrapado en un ciclo de rencor.
Una chispa de esperanza se sintió en el aire: tal vez aún había una posibilidad de reconciliación amistosa entre ambos.
—¿Y qué harás ahora? —preguntó ella con cautela.
Él tomó aire antes de responder.
—He decidido irme a Manila por un tiempo... indefinido. Necesito alejarme para sanar y poner mis pensamientos en orden.
Las palabras cayeron como piedras en el corazón de la pelinegra; sabía que esa decisión significaba cerrar definitivamente ese capítulo entre ellos.
—Entiendo... Solo quiero desearte lo mejor —dijo Mina sinceramente—. Mereces ser feliz y encontrar paz lejos de todo esto.
Jeonjun sonrió débilmente antes de contestar.
—Gracias... Espero que encuentres tu camino también, Mina.
Ambos se miraron por un momento prolongado; era una mirada llena de recuerdos compartidos y sueños rotos. En esos instantes silenciosos se dieron cuenta de cuánto significaron el uno para el otro y cómo todo había cambiado drásticamente desde aquel San Valentín donde todo parecía perfecto.
—Cuídate mucho, ¿sí? Y si en el futuro decides entablar una nueva relación con otra persona... asegúrate de hacerlo desde un lugar honesto.
Mina asintió emocionada; esas palabras resonaron profundamente en ella como un último regalo antes del adiós definitivo.
Cuando se levantaron para marcharse, se acercaron uno al otro instintivamente para abrazarse por última vez; fue un abrazo triste pero lleno de gratitud mutua por lo vivido juntos.
Mientras se alejaban del acuario-café, ambos tomaron caminos diferentes hacia sus respectivos destinos.
Se viene el último capítulo. 👁👄👁
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