Sentada en el sofá de su sala, con el teléfono en la mano, Mina esperaba que Jeonjun respondiera alguna de sus llamadas. Cada vez que el teléfono vibraba creía que era él, pero al ver que era solo una notificación de redes sociales una ola de decepción la invadía.

Alguien entró en la habitación con una bandeja llena de galletas recién horneadas. Su cabello caía desordenadamente sobre su frente, pero había un brillo en sus ojos que hacía sonreír a su exnovia a pesar de su tristeza.

—¿Quieres unas? —preguntó Son mientras se sentaba a su lado. Al notar la expresión melancólica le ofreció una sonrisa reconfortante— No te sientas así. Todo va a estar bien.

—Aún así duele —Sintió cómo se le humedecían los ojos. Luego, un apretón suave en la mano.

—Estoy segura de que pronto habrá una oportunidad para que hables con él.

Mina la miró sintiendo una mezcla de gratitud y nostalgia.

—No lo sé —dijo con sinceridad—. Construímos algo tan importante para los dos que no quiero que me odie para siempre.

Esas palabras fueron dolorosas para su exnovia, pero ésta no pretendía confundirla más hablándole de sus sentimientos, si estaba ahí era para animarla.

—Si te ama, necesitará escucharte almenos una vez más.

La contraria no dijo nada. Pensó en cómo había cambiado la relación entre ambas en tan poco tiempo. La tensión inicial había comenzado a desvanecerse y ahora podían compartir momentos sencillos juntas, hasta reírse por tonterías como antes.

Pasaron los días y comenzó a verla bajo una nueva luz: ya no era solo su complicada exnovia; era alguien con quien podía compartir sus pensamientos y entenderse, incluso mejor que en el pasado.

Una tarde, mientras disfrutaban de un maratón de películas en casa, se sintió impulsada a abrirse más sobre sus sentimientos.

—Chaeyoung... he estado pensando mucho en nosotras —comenzó nerviosa.

La nombrada la miró expectante, sus ojos llenos de curiosidad.

—¿A qué te refieres? —preguntó suavemente.

Mina respiró hondo antes de continuar.

—He... He estado tratando de entender lo que siento por ti después de todo lo ocurrido. Creo que... siento que sí hay algo especial entre nosotras —confesó, sintiendo cómo el corazón le latía con fuerza.

Chaeyoung sonrió tímidamente y apartó la mirada hacia la pantalla por un momento antes de devolver la mirada con sinceridad.

—También he sentido eso... Es raro cómo las cosas han cambiado, pero me gusta —respondió sin dudarlo.

—Perdona por dudar en un comienzo de todo el trabajo duro que has hecho.

—No te preocupes, todo está bien.

—Me alegro por ti.

—Gracias.

—Sobre lo otro...

—No tenemos que hablar de esto en este momento, no cuando tienes la cabeza en otro lado. Primero hay que hablar con Jeonjun. No quiero presionarte.

Mina asintió y el silencio llenó el espacio entre ellas, el aire estaba cargado de emociones.

Un día después del maratón de películas, mientras caminaban por el parque, el teléfono vibró en su bolso. Su corazón se detuvo por un instante al ver el mensaje.

"Llámame cuando no estés ocupada."

—¿Qué sucede? —preguntó Chaeyoung al notar la expresión en su rostro— ¿Contestó tus mensajes?

Mina asintió lentamente. Acto seguido, llamó a Jeonjun por teléfono, sintiendo cómo los nervios se apoderaban de ella nuevamente.

—Mina... —Se escuchó suavemente.