Capítulo 1: Un San Valentín Inolvidable
Era una fría noche de San Valentín en la bulliciosa ciudad, y en un acogedor bar se reunían tres parejas inseparables para celebrar el amor y la amistad. Jeonjun estaba nervioso, con un brillo peculiar en sus ojos que delataba sus planes más íntimos. Había decidido que esa noche sería la ideal para pedirle a Mina que fuera su esposa.
Entre risas, tragos y susurros cómplices, el grupo disfrutaba de la velada.
—Voy al baño, ya regreso querida —Le avisó a su novia besándola en la mejilla, seguido de otro de los chicos.
Una vez frente al espejo del baño de hombres, empezó a sudar y a temblar a lo loco.
—¿Y? ¿Ya estás listo?
—Sí, sí.
—Pero mírate, parece que saliste de una pileta.
—¿En serio?
Su amigo asintió riendo y Jeonjun abrió rápidamente el grifo para refrescarse la cara y de paso peinarse el cabello.
—¿Ahora?
—Mucho mejor. ¿Recuerdas lo que tienes que decir?
—Jamás se me olvidaría.
—Si quieres podemos practicar.
—No te burles de mí, se supone que como amigo tienes que animarme.
—Eso hago, ¡ánimo, no estés nervioso!
—¿Crees que ella acepte?
—¿Quién? ¿La mujer que te acompaña allá en la mesa? Hermano, esa mujer está loca por ti, te ama tanto como tú a ella. Todo saldrá perfecto, tú tranquilo.
—Okay.
—Entonces regresemos. ¡Ánimo!
El grupo estaba animado, los corazones rebosantes de alegría y complicidad. Las risas resonaban entre las copas de vino y las luces parpadeantes que adornaban el lugar. Jeonjun apenas podía contener la emoción que lo embargaba mientras observaba a Mina, su sonrisa iluminando la habitación.
Entre anécdotas compartidas, alguien propuso jugar a "verdad o shot", desatando un murmullo de excitación en la mesa. Una botella vacía fue colocada en el centro y empezó a girar, señalando a los participantes que debían enfrentar desafíos reveladores o tomar un trago como castigo.
La diversión y la complicidad llenaban el aire, pero Jeonjun sentía que el tiempo se detenía a su alrededor, cada giro de la botella acercándolo más a su gran momento. No podía evitar que su corazón latiera con fuerza mientras esperaba su turno con impaciencia.
Finalmente, la botella señaló a Jeonjun, quien sintió un nudo en la garganta al ver cómo todas las miradas se posaban sobre él. Con el estómago revuelto y las manos temblorosas, se puso de rodillas frente a Mina, quien lo miraba con sorpresa y expectación.
—Mina, amor mío —dijo Jeonjun con voz entrecortada, sacando un pequeño estuche de terciopelo de su bolsillo—. Desde el momento en que te conocí, supe que eras el amor de mi vida. ¿Quién diría que con dos años de relación me pondrías el mundo al revés y que ahora no me vea compartiendo mi vida con nadie más que tú? Mina querida, ¿quieres casarte conmigo?
El silencio tenso se apoderó del ambiente, el corazón de Jeonjun latía a mil por hora mientras esperaba la respuesta de Mina. Los ojos de ella brillaron con lágrimas de felicidad antes de asentir con una sonrisa radiante.
—Ojalá no pienses que es muy pronto...
—Sí, Jeonjun, ¡sí quiero! —exclamó Mina, emocionada y abrumada por el amor que sentía en ese momento.
Los amigos estallaron en aplausos y felicitaciones, brindando por la inminente boda de la pareja. Entre abrazos y risas, el bar se llenó de un aura de romance y celebración.
Sin embargo, la alegría se vio interrumpida repentinamente por la presencia de una figura desconocida que se acercaba a paso decidido hacia la mesa de los amigos. Vestida con rebeldía y confianza, la misteriosa mujer llamó la atención de todos al detenerse frente a Mina y sin mediar palabra, se inclinó para besarla apasionadamente.
El gesto provocó un silencio sepulcral en el grupo, con miradas de incredulidad y confusión reflejadas en sus rostros. Nadie podía comprender lo que acababa de suceder, y el impacto de aquella acción quedó suspendido en el aire como una sombra inesperada.
Jeonjun sintió como si un rayo hubiera caído sobre él, el impacto de la traición golpeando su corazón con una intensidad abrumadora. Los ojos de Mina se abrieron desmesuradamente al separarse del beso, su rostro reflejando una mezcla de sorpresa y consternación.
El desconcierto reinaba en la mesa, nadie sabía cómo reaccionar ante aquella escena. Fue entonces que la misteriosa mujer se apartó lentamente, revelando su rostro y desatando la conmoción definitiva en el grupo.
—Chaeyoung... —susurró Mina.
—Felicidades —Fue lo único que salió de los labios de la nombrada antes de retirarse.
Resubiendo esta cosa chafa. Por cierto, este primer capítulo está inspirado en un video que vi en Youtube.
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