Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

xxx. lo muerto, muerto está


NOSTALGIA OSCURA,
capitulo treinta: lo muerto, muerto está!



Edonia, Europa del Este — 10 horas después.

          EL AMBIENTE HÚMEDO DE EDONIA TRAJO ALGO DE REGOCIJO PARA CHARLOTTE, quien mantenía a Eider entre sus brazos. En cierto modo, la muchacha de cabellos rubios podía sentir un poco de calidez en el aire, dándole a entender que se encontraba en un ambiente completamente seguro y donde Eider también podía estar segura. Las dos rubias no hablaron durante todo el trayecto, si no que se limitaron a descansar para poder recuperar el sueño habitual. Lottie no se esperó quedar profundamente dormida con la niña de siete años en sus brazos, pero llegó a ser algo cálido y muy reconfortante para poder tranquilizarla. Nora y Ada se encargaron de ser lo más sigilosas posibles, pasando de frontera a frontera hasta que eventualmente ellas tuvieron que despertar de su pacífico sueño para poder subirse a un vehículo que las llevó hasta Edonia — teniendo en cuenta de que la transición del verano al otoño estaba empezando a florecer. Ada detuvo el auto, indicándoles silenciosamente a las tres mujeres que se bajasen y Charlotte despertó suavemente a Eider, quien soltó un bostezo antes de abrir sus orbes azules.

          Esa niña no se despegó de ella desde ese momento.

          Charlotte podía entenderlo.

          Sherry no quería despegarse de Leon y de ella cuando Claire se fue.

          La mujer de rasgos asiáticos miró en dirección a un gran edificio que, en parte, se encontraba algo descuidado y abandonado — pero era lo que mejor que podían pedir en un ámbito de ser personas buscadas por un científico psicópata y narcisista como lo era Dalton Bauer. Lottie siguió a Wong, quien se encargó de liderar al pequeño grupo dentro, encontrándose con algunas escaleras y llevando su arma en alto por si alguien decidía provocar mal augurio a las mujeres fugitivas. Eider permaneció al lado de la rubia, quien mantenía una mano en el hombro de la niña y la otra con un fuerte agarre en su arma — la cual se sintió bien en ella, luego de ocho largos meses de solo sostener paredes, barrotes, las sábanas y de enterrar sus uñas en la palma. El peso del arma cargada la reconfortó, también.

          —Ya llegamos—dijo Wong abriendo una puerta, incitando a las mujeres a pasar.

          —El terreno está completamente despejado, el cabronazo no sabe quién lo golpeó—declaró Nora mirando un PDA antes de guiñarle el ojo a la rubia—. Vamos, guapa, sin miedo.

          Al pasar, los orbes azules de Charlotte pasearon por el ambiente que era iluminado por luces cálidas que entraban de un par de ventanas que se encontraban a un costado, las cuales se encontraban cubiertas con vinilo esmerilado para que estas no lograsen ver lo que había afuera y el amplio lugar en el que se encontraban de pie — a pesar de los pocos muebles, parecía realmente espacioso. Charlotte se permitió guardar el arma de manera muy lenta, observando con detenimiento todo el lugar en busca de amenazas. Wong chasqueó su lengua ante la actitud tensa que tenía la ex pelirroja con su entorno, dándole a entender que el lugar era más que seguro. Inquisitivamente, la mirada de la asiática se dirigió a la niña de cabellos rubios, quien vestía su bata.

          —Saldré un momento—espetó la mercenaria antes de relamerse los labios—. Alguien tiene que buscarle algo de ropa a esta niña. No me extrañen.

          —Vale, yo les haré algo de comer con las provisiones—replicó la pelinegra.

          Sin más, Wong se fue.

          Charlotte miró en dirección a los sillones y le señaló a Eider que podía sentarse en uno de ellos. Al principio, la niña miró en dirección al rostro de Lottie, con inseguridad, pero la muchacha de cabellos rubios forzó una sonrisa para poder reconfortar a la niña de que no había ningún peligro. Eider caminó lentamente para poder recostarse en uno de ellos y Lottie la miró una última vez para luego dirigirse a Nora, quien se encontraba en una pequeña cocina buscando entre los gabinetes. Su cabello se encontraba más corto que antes, haciéndola parecer casi como Ada, a pesar de su estilo que era disparejo, se había bronceado un poco, pero aquella tez blanca permanecía ahí. La española, al percatar la presencia de la americana, se giró hacia ella y esbozó una sonrisa.

          —¿Cómo te sientes?—le preguntó ella y luego le levantó un dedo a Harmon—. Cuida lo que dices frente a la niña.

          Lottie suspiró—Confundida y...absolutamente destrozada.

          —Lo sé y me puedo imaginar el por qué—replicó Nora con tristeza y le quitó un mechón de cabello que la rubia tenía enfrente, provocando que Lottie se apartase un poco—. Huh, lamento eso. Sé que debe ser difícil querer aceptar contacto físico después de mucho tiempo—apretó sus labios—. No es necesario que me lo digas todo ahora, Lottie, porque sé que será difícil para ti decirlo. Tómate el tiempo que quieras.

          Lottie le miró con cariño.

          Solo le faltaba preguntar una cosa.

          —¿Estoy a salvo?—miró hacia la niña, para luego mirar a Nora—. ¿Estamos a salvo?

          Nora asintió, decidida, segura de su respuesta—Estáis seguras aquí. Esa escoria no os volverá a tocar un pelo, ¿vale?

          Los orbes azules de Lottie se llenaron de lágrimas y la mayor de los Sera abrió ambos brazos, invitándola silenciosamente a un abrazo. Ella lo aceptó con gusto, soltando un sollozo contenido al sentir que había salido de aquella tortura que parecía tener ningún final dentro del túnel negro en el que se encontraba sumida. Nora la estrechó contra su cuerpo en ese momento de pura debilidad, sintiendo como Harmon temblaba de la desolación, del dolor y de su más grande tristeza — como también soltaba todo lo que no se podía contar con palabras alojadas en su mente durante ocho meses. Sera simplemente se limitó a estrecharla, buscando darle la seguridad que ella creía inexistente durante muy pocos momentos; como si Nora llegase a ser una figura fraternal que ella nunca tuvo o que le hacía falta en su vida.

          Al separarse, Nora acarició su mejilla, alejando una lágrima que había acumulado en ese momento.

          —Ve y descansa con Eider si lo necesitas o ve a asearte—espetó la muchacha de cabellos cortos y sonrió antes de susurrar—. Yo os haré algo, últimamente se me ha dado de puta madre cocinar.

          Lottie se permitió soltar una carcajada después de tanto tiempo.

          Nora le guiñó un ojo.

          La rubia miró en dirección a Eider, quien se encontraba recostada en el sillón, sumida en un profundo sueño. Ella se mostraba con un gesto apacible, tranquilo, donde sus músculos se relajaron ante la suave charla, el lugar con luz suficiente para poder ver lo que la rodeaba y al menos sentir la presencia de dos mujeres que le prometieron protegerla. Lottie se acercó para taparla con una manta, observando como ella se acurrucaba en aquella tela como si se tratase de un capullo donde una mariposa se protegía. Se puso de pie para poder encarar su camino hacia el baño, el cual no se encontraba muy lejos de su alcance y miró hacia atrás para percatarse de que ambas chicas estaban allí y no se irían.

          Vamos, Charlotte, confía en ti misma, se dijo a sí misma.

          (Le costó tanto decir aquellas palabras.)

          Harmon procedió a entrar al baño, cerrando la puerta para tener al menos un mínimo de privacidad; cosa que ella no tenía en aquella isla donde se encontraba aislada y apreció el silencio que se generó en la habitación. Se quitó la ropa rápidamente, dejándola apilada a un costado para evitar que esta se humedezca por el vapor, y se miró fijamente en el espejo. Lo que esperó encontrarse fue una gran cicatriz por su fatídico accidente que la llevó a la muerte por al menos una hora en el castillo Salazar, pero no había nada importante en la parte alta de su abdomen y por entre sus pechos. Lo que ella podía encontrar eran moretones y cortes en su cuerpo desnudo, así pintados en un lienzo de la manera más violenta que un artista podría hacer. Ella sintió horror al encontrarse con esas marcas y desvió su mirada del espejo para no mirar más, esperando a que su capacidad de cicatrización los borre de la faz de la tierra. La rubia se metió en la ducha, encendiendo la llave de agua caliente.

          En un principio, eso dolió.

          Sin embargo, era algo tan cálido dentro de ella.

          Y finalmente se dejó llevar ante esa sensación.

          Salir de aquella ducha renovó sus energías de manera considerable y su cabello se vio sujeto en una trenza larga para que este no se viera afectado al momento de secado. Se volvió a poner su ropa, salvo por el chaleco táctico, el cual lo llevó entre sus manos y caminó descalza hacia Nora, quien estaba tarareando una canción de lo más alegre — como si fuese casual. Eider se encontraba sentada en una de las sillas de la mesa, jugando con sus dedos de manera distraída y la mercenaria de cabellos cortos no tardó en atravesar la puerta de entrada, poniendo alerta a las tres chicas.

          —Veo que se han relajado un poco—dijo Wong alzando una ceja y su mirada se reflejó en la niña de cabellos rubios—. He conseguido un poco de ropa para ti.

          La mirada de Harmon se dirigió a Eider—Puedes usar la ducha que está en el baño, te encantará el agua.

          Eider apretó sus labios, mirando de manera dudosa al espacio donde la rubia le señaló y la mujer de cabellos rubios posó una mano en el hombro de la niña, dándole un ligero apretón para dejarle en claro que todo allí era seguro. Lottie consideraba que Eider fuese una niña suficientemente madura como para bañarse por su cuenta y ella le miró con aquellos orbes azules, cubiertos de poca esperanza y profundo dolor en ellos. Charlotte quería destruir a cada uno de esos bastardos que se atrevieron a tocarla en aquella isla, arrancarles las entrañas y simplemente dejarlos desangrar en el suelo, dejando por último al bastardo de Dalton Bauer entre todas las escorias posibles. Cuando Nora Sera puso la comida para que las dos mujeres que estuvieron cautivas pudiesen comer, ellas lo hicieron en silencio, buscando saciar su hambre.

          Cuando cayó la tarde, ese fue el momento de salida para Ada Wong.

          La mercenaria se ocupó de dejarles armas para poder defenderse y le dejó algo de dinero a Nora, para luego salir por la puerta sin previo aviso — la menor de los Sera sabía perfectamente que la asiática estaba a punto de abandonarlas para hacer otra misión y Lottie aún no había entablado conversación con ella. A pesar de contener un gran resentimiento hacia la mujer de cabellos cortos, Harmon sabía que esos sentimientos no podían durar para siempre, más cuando aquella mujer la había encontrado y la había ayudado a escapar. La rubia siguió a la asiática hacia la salida, muy despacio, antes de detenerse justo en el umbral que ella salió hacia al exterior.

          —Ada—llamó Lottie.

          Wong se detuvo, su mirada al frente y Lottie se imagino que su rostro era sumamente inexpresivo.

          —¿Por qué...?—empezó la rubia, buscando alguna pizca de expresión en Wong—. ¿Por qué me ayudaste?

          —Ya te lo dije—espetó la mercenaria antes de girarse para encararla—. Es simplemente una deuda que estoy pagando.

          —¿A quién?¿A quién diablos le estás pagando esta deuda?

          —A Leon—respondió Ada, cruzándose de brazos—. Le debía al menos encontrar tu cuerpo muerto. Él logró llevar a su objetivo a salvo de Los Iluminados, pero no te vi junto a él. Cuando volví al Castillo, donde supuse que habías muerto, lo único que encontré fueron rastros de sangre fresca en una pica y un arma que era idéntica a la de él—tragó saliva—. Intenté hacer contacto con Leon pasados dos meses, pero él no quiso y yo entendí el por qué—asintió con posible melancolía—. Tú eres lo que él necesita, no hay nada ahí para mí.

          —Él tenía sentimientos hacia ti.

          —Eso desapareció, Charlotte—negó la mercenaria—. Luego de que el gobierno de los Estados Unidos te diese por muerta, lo único que hicieron fue enterrar un ataúd vacío junto a una lápida con tu nombre y él escribió un reporte detallado que terminó en manos de la BSAA y la FBC, él no está bien—se relamió los labios antes de seguir y le lanzó un collar con un dije—. Solo puedes arreglarlo de una manera, Harmon y esa es volviendo a Estados Unidos. En ese collar hay una memoria que contiene datos recopilados de tu captura y retención en la isla.

          A pesar de que esa fuese una excelente idea, a pesar de tener pruebas, Charlotte no podía.

          No con Dalton Bauer buscándola.

          Ella, como dijo Krauser, se encontraba metida en medio de fuego cruzado, en medio de un maldito campo de batalla — y no estaba sola, si no que tenía a dos posibles testigos que podrían caer en manos de Dalton si hacían una mala jugada. Tal vez, permanecer muerta era la mejor opción para estar por debajo del radar.

          —Dalton no se detendrá hasta encontrarme—respondió la rubia negando con la cabeza—. Y si vuelvo, no solo le estaré poniendo precio a mi cabeza, si no a ellas también—señaló hacia atrás, haciendo énfasis en Nora y Eider—. Pondré en riesgo a Leon y eso es lo último que quiero. Lo que está muerto, muerto está.

          Ada en cierto modo llegó a comprenderla, sin embargo, levantó su mentón—Tarde o temprano tendrás que enfrentarte a las repercusiones de tus acciones. Te deseo suerte, Lottie.

          —Gracias por ayudarme, Ada.

          Ada asintió, esbozando una pequeña sonrisa de lado, antes de darse la vuelta y continuar caminando hacia el lado donde el sol empezaba a ponerse — desapareciendo como una maldita sombra andante frente a los ojos de Charlotte Harmon, quien tenía el colgante donde se almacenaba toda prueba de su tormento.




━━━━━━━━




Tirana, Albania — Octubre de 2005, 3 meses después.

          Charlotte podía llegar a sentirse sorprendida de todo lo que había aprendido del mundo de los mercenarios durante los siguientes tres meses, era como si todos estuviesen separados en bandos que contradicen todo sentido humano aparente, que contradicen toda ley hecha para el mundo de los vivientes, simplemente donde hay una sola cosa en juego: el dinero. Luego de que Ada Wong las dejase a su suerte, Nora le contó todo lo que había en el reporte que hizo el mejor amigo de Charlotte, el cual se terminó llamando el Reporte Kennedy. Charlotte leyó el reporte una noche junto con Eider, quien logró generar un vínculo algo profundo con ella. Eider no habló en los primeros días, solo hacía sonidos de acierto o quejas si algo no le gustaba — hasta que empezó a comunicarse con una simple oración, señalando el rostro de la ex pelirroja, el cual estaba en una foto junto a un acta de defunción.

          —Esa eres tú, ¿verdad?—le preguntó la niña.

          Lottie debía admitir que Eider tenía una voz maravillosa.

          —Ajá, sí, esa soy yo—replicó la rubia mirando con detenimiento el acta de defunción—. Solo que el colorado ya no está más.

          —¿Qué dice esta hoja?—insistió Eider antes de leer con lentitud—. De...Defun...

          —Defunción—le dijo Lottie antes de mirarla—. ¿Sabes lo que significa?—Eider negó con la cabeza—. Defunción es una forma de decir que alguien ha muerto.

          —Entonces...esa hoja dice que estás muerta.

          —Exactamente—espetó ella al mismo tiempo que asentía—. Este documento dice que yo estoy muerta.

          —Pero tú no estás muerta—replicó la niña mirándole de manera acusatoria—. Tú estás aquí.

          —Sí, pero hay gente que cree que estoy muerta—añadió Lottie ladeando su cabeza hacia Eider—. Tú sabes que estoy viva por que estás a mi lado, eso es muy diferente.

          —¿Y quién es esa gente?

          —Huh, mi madre, mis colegas de trabajo...—su rostro se ensombreció al recordar a cierto rubio—. Mi mejor amigo. Mi alma gemela. Él fue quien escribió esto—señaló el reporte con su mano.

          —¡Tenemos que ir hasta él!—exclamó Eider levantándose de su lugar—. Así se alegrará de que estás bien.

          Charlotte sonrió ante la inocencia de la niña.

          (Como si eso fuese tan fácil.)

          —A pesar de que es una buena opción, no podemos—replicó la rubia indicándole con la mirada que se vuelva a sentar—. Hay un hombre malo que nos está buscando y que quiere lastimarlos, si intentamos buscar a mi amigo, él también saldrá lastimado.

          Eider se quedó atónita ante aquella declaración y bajó la mirada.

          Durante los siguientes meses, Nora, Lottie y Eider se movieron de país en país haciendo trabajos como mercenarias — encargarse de llevar mercancía, asesinar a objetivos, eliminar armas bio-orgánicas, jugar para diferentes bandos y simplemente manteniéndose en las sombras buscando información en cada movimiento que hacía Dalton. La rubia sabía perfectamente que ella había cambiado fisiológicamente debido a las pruebas constantes y que su fuerza y su resistencia habían aumentado notablemente, como también su habilidad para cicatrizar y regenerar rápido. Ninguna bala o corte podría matarla, ni siquiera Dalton. Hasta que, finalmente, él se volvió una especie de fantasma y no volvió a aparecer. Lottie no confiaba en ello, así que permaneció con su fachada hasta toparse con una unidad de mercenarios rebeldes que estaban siendo abatidos uno a uno durante su travesía en Grecia. Eventualmente, su cabello empezó a crecer, mostrando un cambio del rubio al pelirrojo y hacía ver su cabello como si fuese algo exótico y raro. De todo lo que ella podía esperar, era que un muchacho, al menos unos seis años mayor que Eider, estuviese en las líneas enemigas.

          ¿Acaso ese era un lugar apropiado para un chico de trece años?

          Lottie lo salvó en una lluvia de balas, donde el muchacho se encontraba dentro de aquel fuego cruzado, mientras que Nora se encargaba de asesinar a los del bando contrario. El muchacho intentó deshacerse del agarre de la mujer, pero diablos, aquella mujer tenía un agarre de hierro.

          —Áse me tóra! (¡Ya suéltame!)—espetó el muchacho y ella lo hizo, claramente sin entender.

          —No hace falta ser hostil—sentenció Lottie levantando ambas manos.

          El muchacho se detuvo en seco.

          —Oh, tú no hablas griego.

          —Y tú eres muy joven para estar en un lugar como este—añadió la rubia y este rodó los ojos.

          Una voz masculina se escuchó a lo lejos—Tzéik, poú eísai? (¡Jake!¿Dónde estás?)

          El aludido ladeó su cabeza a un costado—Eímai edó! (¡Estoy aquí!).

          Un grupo de mercenarios, siendo seguidos por Nora y Eider (quien corrió para abrazar la cintura de Lottie), se acercaron a los dos. Las mujeres fueron bien recibidas, declarando que tenían que buscar un barco que las sacaría de allí para dirigirse a hacer negocios en Tirana. El líder de aquel grupo les dijo que podrían quedarse una noche con ellos para que no tuviesen que andar solas por la oscuridad de la noche. Lottie confiaba en el juicio que tenía el mismísimo líder y accedió con cautela, manteniendo a Eider a su lado durante todo ese tiempo. No volvió a ver al muchacho pelirrojo hasta la noche, donde ella se encontraba recostada contra una pared con Eider en sus brazos, durmiendo plácidamente.

          —¿Quién es ella?—preguntó el muchacho pelirrojo.

          Lottie levantó la mirada—Su nombre es Eider.

          —¿Ella es tu hija?

          Harmon se quedó en silencio y su mirada viajó hacia Eider, quien dormía de manera apacible. Podría considerarse que aquellos últimos meses desde que la conexión, las dos crearon un vínculo bastante especial — simplemente con acciones que decretaban la confianza de Lottie hacia la niña, quien los recibió con los brazos abiertos. Charlotte sabía que tarde o temprano la niña estaría pegada a ella como una garrapata, por que Eider no tenía a nadie, a absolutamente nadie. ¿Pero verla como una hija?¿Acaso Charlotte era una buena figura materna para la niña? Dalton le había dejado muy en claro que ella no sería capaz de gestar a un bebé por su cuenta, arrebatándole esa posibilidad con una simple operación. Además, ella ya tuvo la custodia de alguien a quién salvó.

          Sherry Birkin incluso la consideraba su madre adoptiva.

          ¿Qué era lo que cambiaba con Eider?

          Ambas niñas pasaron por casi los mismos traumas.

          —Es complicado...Jake, ¿verdad?—respondió la muchacha de cabellos rubios-pelirrojos.

          Él asintió—Jake, Jake Muller.

          Lottie le extendió su mano—Mi nombre es Charlotte, Charlotte Harmon.

          Ambos estrecharon sus manos, en un firme apretón y ella le esbozó una sonrisa al muchacho, quien se mostró más relajado que antes ante su presencia. Jake le contó que su madre había muerto debido a una enfermedad terminal y que su padre los había abandonado cuando él era muy pequeño, así que se encontraba con su tutor, quien estaba enseñándole todo lo que sabía sobre combate y armas; además de preguntarle qué hacía una mujer como ella en una zona tan peligrosa. Lottie simplemente dijo que escapaba de un bastardo que quería hacerle daño a Eider, sin darle más detalles de eso. Cuando el líder les indicó el camino más seguro, el trío de mujeres emprendió su viaje hacia la costa, donde entregaron lo encomendado y allí fueron llevadas hacia Albania.

          En Albania, ellas esperaron encontrar algún contacto para efectuar negocios y pasar al menos unas semanas allí.

          Sin embargo, lo que el trío de mujeres no se esperó estar entre medio de un ataque bioterrorista.

          Parecía un chiste mal contado.

          El centro de la capital se encontraba infectada con un conjunto de armas bio-orgánicas y bajas civiles que terminaron levantándose gracias al virus. Nora decidió que la mejor manera de evitar a los infectados era ir a las zonas más alejadas del centro, así que ese sería el plan de escape para así no tener que atenerse a consecuencias que impliquen alguna infección de las tres mujeres. Lo que no tuvieron en cuenta, más del lado de Charlotte, era ver aviones militares llegando a la capital como si fuesen moscas gigantes.

          —Llegó la caballería—declaró la española mirando en dirección al cielo—. ¿Y estos quién coño son?—Lottie le reprendió con la mirada ante su lenguaje—. Vale, lo siento. ¿Tú sabes quiénes son?

          —Tengo mis sospechas—replicó la mujer de cabellos rubios-pelirrojos.

          —¿No estamos a salvo?—preguntó Eider.

          Lottie negó—No, no lo estamos y más si nos quedamos aquí.

          Al correr por las calles, era inevitable no escuchar los ruidos guturales que soltaban los muertos vivientes, los chillidos y la implacable lluvia de balas que no hacía nada si no apuntabas correctamente. Charlotte cargó a Eider en su espalda, corriendo junto con Nora hacia una calle más cubierta y más disparos se encontraron alrededor. El movimiento de tropas era rápido, más cuando un hombre de cabellos castaños completamente vestido con equipo táctico lideraba el equipo.

          —¡Rápido, equipo!—exclamó la voz del capitán Chris Redfield liderando a su equipo—. ¡Estamos a cinco minutos del objetivo!

          Los parches pertenecientes a la BSAA le dieron una idea de quién se trataba detrás de todo el movimiento militar. Las tres mujeres vieron como el equipo se alejaba para girar en una cuadra y desaparecer entre los edificios de Albania. Lottie miró fijamente la salida y Nora le codeó el costado, atrayendo su atención.

          —Creo que esta es nuestra oportunidad para salir cagando leches.

          —¡Nora!—la volvió a reprender Lottie en voz baja—. ¡Hay una niña aquí!

          Sera levantó ambas manos—Vale, vale, no te pongas borde.

          Y como si una lamparita se encendiese en su cabeza, ella tuvo una de las ideas más ingeniosas, estúpidas y peligrosas de toda.

          —Podríamos entregarnos—explicó la muchacha de ojos azules—. La BSAA podría mantenernos seguras.

          —¿Tú estás de coña, tía?¿Acaso confías en estos fachos?

          —No son fachos, Nora—Lottie rodó los ojos—. Estamos hablando de la Alianza, es una organización que forma parte de las Naciones Unidas y la FBC, su misión es luchar contra el bio-terrorismo. Tal vez estar en una organización al descubierto como soldados sea lo mejor y Eider podrá estar en una sede.

          —¿Y qué pasa si nos matan, eh?

          —No lo harán.

          —¿Cómo puedes estar tan segura?—insistió Nora.

          —Por que conozco a uno de esos soldados, al menos necesito saber si la persona que conozco está en esta operación—replicó Harmon convencida—. Es la mejor opción que tenemos.

          Nora miró a Eider, y la propia Eider miró a Lottie, esperando alguna confirmación de la discusión efectuada entre las dos adultas. La mercenaria asintió antes de dejar a la niña rubia en el suelo y sacó su arma para salir hacia la calle. Eider no dudó en seguirla, pegándose a su lado.

          —Quédate con Nora, Eider—dijo la muchacha de cabellos rubios-rojizos—. No me tardaré.

          —N-No—respondió la niña negando con su cabeza—. Quiero ir contigo.

          —Puede ser peligroso.

          Había decisión en los ojos de Eider—Quiero ir contigo.

          Lottie suspiró y le agarró la mano con fuerza—De acuerdo, pero no te separarás de mí, ¿entendido?

          Eider le sonrió.

          Las dos chicas trotaron por la calle, buscando algún puesto de vigilancia donde hubiese soldados pertenecientes a la Alianza y a unas dos calles se toparon con un pequeño escuadrón barriendo el perímetro; así que ese era el momento perfecto para entablar contacto. Un soldado exclamó algo cuando vio a las dos chicas caminando hacia ellos, claramente armadas y Eider se colocó justo detrás de Lottie, como ella se lo ordenó al ver que había armas apuntándoles.

          —¡Alto ahí!—gritó un soldado—. ¡Levanten las manos!

          Charlotte obedeció, manteniendo su curso hacia adelante con Eider, llegando a una distancia prudente con los soldados—Está bien, las estoy levantando. No abran fuego.

           —¿Quiénes son?—exclamó otro—. Esta zona está acordonada por ser peligrosa, vayan a su casa y enciérrense.

          —Nosotras no somos de aquí. Somos americanas—declaró Harmon bajando las manos—. Estoy buscando al capitán de pelotón. Sé que son de la BSAA.

          —Me temo que no puedo hacer eso, señorita...

          —Harmon, me llamo Harmon, díganle a su capitán que lo estoy buscando—añadió ella con certeza—. Necesito su ayuda.

          El soldado miró confundido a sus compañeros, quienes se encogieron de hombros y este procedió a sacar su comunicador—Halo, aquí India. Hay alguien que la está buscando, es una mercenaria armada.

          Una voz femenina salió de allí—¿Mercenaria?¿Tiene algún nombre?

          —Sí, dice que se llama Harmon, señora.

          —Voy para allá.

          La mirada de Lottie se dirigió a Eider, quien estaba a su lado, mirando atentamente a los soldados y estos no dejaron de apuntar a la mercenaria. Lottie procedió a dejar su arma en el suelo cuando escuchó una voz muy reconocida para ella.

          —Bajen las armas—ordenó la capitana Joy Williams y miró fijamente a la muchacha, completamente sorprendida—. ¿Harmon...?

          Lottie sintió felicidad al verla.

          —Hey, ha pasado tiempo—dijo Charlotte antes de sonreír con nerviosismo—. Esto es...más complicado de lo que tú crees. Pero necesito tu ayuda.

          Lo que menos se esperó fue que la rubia la envolviese en un abrazo.

          —Pensé que...—balbuceó la capitana algo afligida.

          —Lo sé, y sé que quieres respuestas—respondió la muchacha de cabellos extraños—. Te las daré, lo prometo, pero necesito la protección de la Alianza como operativo primero para mí y para Eider. Hay alguien más con nosotras, una sobreviviente del Castillo Salazar, quien también necesita ayuda.

          —¿Kennedy sabe de esto?

          —No y es mejor que él no se meta en esto—espetó Harmon con urgencia—. No cuando hay alguien que está detrás de mí. Por favor...

          Joy asintió—De acuerdo. Esta mujer no es el enemigo y vendrá con nosotros.

          Cuando la capitana rubia tomó su mano, unos soldados traían a Nora con las manos arriba, declarando que ella era inocente y se juntó con las otras chicas, antes de emprender viaje hacia el centro de la ciudad — donde ellas estarían a salvo por un largo tiempo. O al menos, eso era lo que Charlotte Harmon creía. Las palabras de Ada Wong resonaron en su cabeza: Tarde o temprano tendrás que enfrentarte a las repercusiones de tus acciones.

          Tal vez, ya era hora de empezar su nuevo camino.




FIN DEL ACTO TRES!




━━━━━━━━

sin editar

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro