Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

xxviii. la traición según lottie pt. ii


NOSTALGIA OSCURA,
capitulo veintiocho: la traición según lottie pt. ii!



          ELLOS DEBIERON IMAGINAR QUE ALGO ASÍ PASARÍA, más cuando todo el Castillo Salazar se encontraba en un estado de alerta con los intrusos que se estaban moviendo de manera muy escurridiza a sus anchas, ellos incluidos en todo aquel caos. Ashley había sido arrebatada de su lado hacía unos cinco minutos y el dúo de agentes americanos estaba siendo emboscado por un grupo de insectos mutados, los cuales se podían camuflar perfectamente en cualquier superficie donde pudiesen ponerse y vomitaban un ácido que podía penetrar hasta un maldito hueso humano. Claramente ya estaban entrando a un terreno donde las BOWs se presentaban para poder darles un dolor más de cabeza y los dos agentes ya tuvieron suficiente de ello, por eso no dudaron en atacar fuego con fuego en cuanto se les presentó la oportunidad. Lottie se pegó a la espalda de su mejor amigo, apretando los dientes mientras disparaba con su escopeta, sintiendo el peso del arma en sus manos y la cadencia del disparo contra el hombro gracias a la culata — sus orbes azules concentrados ante el peligro.

          Leon disparó también, soltando un gruñido al ver que más enemigos se acercaban.

          (Él estaba de un muy mal humor, justo como lo estaba ella.)

          —¿Alguna idea?—le preguntó Leon ladeando su cabeza hacia ella, parte de su cabello rubio tapando su rostro—. Acepto sugerencias creativas.

          —¿Ahora quieres ponerte creativo?

          —Ajá, sí.

          Charlotte buscó con la mirada, luego de dispararle a uno de aquellos insectos por acercarse mucho a ella, intentando encontrar algún lugar que les sirva como salida. Un puente levantado se alzaba frente al gran capullo, el cual escondía una puerta enfrente — tallada con distintivos adornos de oro y parecía ser vieja. Las ventanas que eran iluminadas por la noche transmitían una sensación muy opaca al lugar donde estaban parados, donde el único indicio de luz llegaría a ser las lámparas que iluminaban el puente levadizo y la entrada por la que vinieron antes. Lottie se topó con una palanca a un lado del suelo donde se mantenían de pie y codeó a Leon, exclamando sobre esa palanca y que la cubriese.

          —¿Pero qué...?¡Oye!—la llamó Leon.

          Lottie enfocó su respiración al mismo tiempo que movía sus piernas con gran velocidad al correr hacia la palanca. El crujido y los sonidos producidos por los bichos estaban pisándole los talones, pero los distintivos disparos del rubio se escucharon a través de la respiración entrecortada de Harmon. La pelirroja corrió y corrió, esquivando los obstáculos que se le metían al medio, llegando hacia una palanca iluminada por una antorcha y la movió al otro lado con violencia. El puente empezó a bajar, hasta que este se trabó por el mecanismo enganchándose de una de las cadenas. Harmon soltó un gruñido y disparó contra uno de esos bichos voladores, echando a correr con todas sus fuerzas hacia Leon, quien continuaba abatiendo más de las BOWs. La pelirroja exclamó algo sobre un bicho que se encontraba a espaldas de él y sintió una embestida que la hizo desviarse de su rumbo, perdiendo el equilibrio para rodar a un lado, cayendo por el barranco que formaba parte de donde se encontraban parados — siendo únicamente sus manos la única cosa que le impedía caer a un vacío tan negro como lo era ese abismo.

          —¡LOTTIE!

          —¡ESTOY BIEN!—exclamó ella mirando sus alrededores.

          El reloj corría.

          Corría muy rápido.

          —¡Vamos, Charlotte, piensa!—se dijo a si misma en voz alta.

          Uno de los bichos se encontraba justo debajo de ella y la pelirroja soltó un respingo, soltándose para poder terminar encima de uno de ellos. Lottie se agarró con toda la fuerza que podía tener en su interior en ese momento y soltó un chillido desgarrador al enfrentarse al abismo. El bicho empezó a forcejear ante el fuerte agarre, volando de un lado al otro, pasando por debajo de las intersecciones que sostenían la gran piedra donde estuvieron de pie. Leon veía con absoluto asombro y horror mezclados a la pelirroja utilizando aquel bicho como vehículo aéreo hasta el punto de verla clavarle un cuchillo para estabilizarse.

          Él no podía creerlo.

          Charlotte Harmon era incontrolable.

          —¡¿Qué diablos estás haciendo?!—exclamó Leon.

          —¡Ya casi!—le respondió ella.

          Lottie se balanceó a un lado, esperando encontrar equilibrio en aquella bestia voladora, pero lo único que consiguió fue aterrizar en tierra firme saliendo disparada de la espalda del bicho volador y terminó rodando por el suelo de la manera más incómoda posible. ¿Se habría roto un hueso? Posiblemente. ¿Acaso esa fue una gran idea? La mejor de todas las ideas locas que tuvo en su vida. Explotar el ático del RPD había sido el principio de todas las ideas imprudentes, así que subirse a la espalda de una bestia voladora formaría parte de la lista. Ella era consciente que sus acciones fueron absolutamente escandalosas e imprudentes, pero ella se despreocupó de eso, ya que se reirían de esto cuando estuviesen los tres en un lugar seguro. Un bicho estuvo a punto de abalanzarse contra ella, pero un disparo lo bajó en cuestión de segundos y la pelirroja miró en dirección al responsable de dicho disparo.

          Lottie nunca había visto a Leon tan enfadado.

          Oh, mierda, pensó la pelirroja.

          —¡¿Qué diablos fue eso, Charlotte?!—demandó el rubio dejando su arma en la funda.

          —Cálmate, vaquero—le dijo Charlotte poniéndose de pie—. Fue un buen plan B.

          —¡Fue un plan estúpido y riesgoso!—contraatacó Kennedy con intensidad—. ¡¿Y si hubiese fallado?!

          —Tenía que intentarlo, ¿de acuerdo?—replicó Harmon empezando a enfadarse—. No tenía miedo de tomar el riesgo y lo hice. ¡Mira! Estoy bien—soltó un suspiro, intentando mantener la calma—. ¿Podemos continuar?

          Leon apretó sus puños y se giró, caminando en dirección al puente, el cual continuaba sostenido por las cadenas. Charlotte se quedó allí, observándolo en silencio a cómo él disparaba a las cadenas, el puente cayendo frente a ellos al mismo tiempo que provocaba un gran estruendo — haciendo temblar el suelo. El rubio avanzó sin decir otra palabra hacia la puerta y ella apretó sus labios en una fina línea, siguiéndolo un poco más atrás. Abandonaron aquella cúpula y atravesaron el umbral de la gran puerta, ingresando a un exterior que daba a una torre gigante a través de un puente bastante sólido. Charlotte estuvo a punto de llamar a su compañero para disculparse, pero sus palabras se quedaron atoradas debido a que su comunicador empezó a sonar y ella soltó un gruñido antes de responderlo — atrayendo la atención del rubio.

           La sonrisa que portaba Salazar en sus labios merecía ser quitada con un maldito cuchillo.

          (Lottie estaría encantada en llevar a cabo esa idea.)

          —Vaya, vaya, esperaba que el agente más civilizado contestase mi llamado—espetó el hombrecillo con sorna.

          —Y yo esperaba terminar con esto lo antes posible, pero tu asqueroso trasero tenía que aparecer para darnos problemas—replicó la pelirroja de muy mal humor antes de sentir la presencia de Kennedy a su lado—. Pero aquí estamos.

          —Señorita Harmon, no creía que usted fuese tan mezquina.

          —Lo soy si alguien ya me pone de mal humor—añadió ella entre dientes—. Ya veo que te gusta molestar porque es gratis. ¿Qué es lo que quieres?

          —Me agrada tu espíritu, podrías ser mi mano derecha algún día.

          La mirada de la pelirroja fue inexpresiva hacia la pantalla—Prefiero tirarme de un puente, muchas gracias.

          —¿Oh? Entonces si es así, espero que podáis verme, agentes.

          Leon ya tuvo suficiente, mirando igual de molesto al hombre de piel pálida—Si le tocas un pelo, te machacaremos los huesos hasta hacerlos polvo, ¿entendiste?

          —Vosotros si que sois comediantes—dijo Ramón antes de soltar una risilla, claramente con diversión—. Si queréis machacarme los huesos, primero veamos si conseguís llegar hasta aquí. Os estaré esperando pacientemente.

          —¡Púdrete!—exclamó Harmon antes de cortar—. Enano del demonio.

          Leon permaneció callado antes de sacar sus binoculares, buscando a Salazar con la mirada, hasta que Lottie lo escuchó soltar una maldición en voz baja. Ella dejó su comunicador y tomó sus propios binoculares en mano para poder mirar en la misma dirección que Leon miraba. Ashley estaba siendo esposada por las dos manos que iban con Salazar a todos lados y luego fue empujada por una lanza que tenía una cuchilla muy afilada en su punta. Se llevaron a la muchacha rubia dentro, siendo el noble el último en entrar antes de que sus puertas se cerrasen — siendo un lugar inaccesible sin un puente.

          En pocas palabras, se encontraban en un camino sin salida.

          —Salazar está jugando bien sus cartas—espetó Leon y miró hacia la torre que tenían enfrente—. Yo diría que investiguemos esa torre.

          Charlotte guardó sus binoculares—Voy detrás de ti.

          Leon no habló más desde ese momento, avanzando rápidamente hacia la gran torre que poseía un reloj y dos puertas en la parte inferior y en otra la superior. Los dos agentes no dudaron en encontrarse a más apóstoles custodiando las dos entradas, impidiendo simplemente que ellos avanzasen para poder salvar al objetivo. Subieron a un primer piso donde se toparon con más de aquellos apóstoles, los cuales ya no llevaban túnicas que cubriesen su cuerpo de manera completa, si no que se trataba de túnicas de color caoba y morado muy oscuro. La sangre se podía distinguir bien por la claridad que llevaba la noche y que el cielo se encontraba un poco más claro que hacía unas horas. La gran puerta que tenían al lado se abrió y los dos agentes se giraron, apuntando en dirección a una Nora Sera algo abatida por algunos golpes.

          —¿Nora?—preguntó Lottie con desconcierto.

          —Eh, ¿qué tal os va, chavales?—les dijo ella sonriendo de lado, sus dientes algo manchados de sangre—. ¿Habéis rescatado a la niña pija esa?—Lottie y Leon se miraron entre ellos, confundidos y la muchacha se tocó la frente—. Es un término nativo, llamamos pijos a las personas que tienen una buena posición social como lo es la hija del presidente.

          —La encontramos y un bicho gigante la capturó—replicó Leon de mala gana.

          Lottie examinó su rostro—¿Qué te ha pasado?

          —Un escuadrón de apóstoles logró dar con nosotros y Luis tenía que daros la muestra, así que yo hice una distracción—respondió la española encogiéndose de hombros—. Terminé siendo capturada y me trajeron aquí. No he sabido de mi hermano desde ese entonces.

          Los dos agentes tragaron duro, sin saber qué decirle.

          ¿Cómo podían ser capaces de decirle a Nora que su hermano ahora solo era un cadáver más en este castillo?

          —Menudos gilipollas—añadió Nora sin creérselo y se relamió los labios, manteniendo su mirada fija—. ¿Mi hermano os ha dado la muestra?

          Leon bajó la mirada mientras que su mejor amiga apretaba su mandíbula, buscando las palabras exactas para poder decirle lo que debía decirle. Nora alzó una ceja, esperando con impaciencia lo que parecían ser no tan buenas noticias. Lottie terminó por morderse el labio antes de mirar a Nora con rostro sincero.

          —Él estaba a punto de darnos la muestra, Nora, pero...—la pelirroja no supo cómo continuar.

          El rostro de Nora cambió de confusión a una expresión de revelación, casi sombría, casi como si le hubiesen golpeado el estómago y quitado todo el aire que tenía dentro; el rostro de Charlotte manteniendo una expresión casi empática pero dolorida, su mejor amigo no había levantado la mirada.

          Ahí fue cuando Nora llegó a la conclusión.

          —No...—espetó la menor de los Sera sin aliento—. No me jodas, Charlotte. Dime que es una puta broma.

          —No la es—dijo la pelirroja negando con su cabeza—. Él no llegó a darnos la muestra por que Saddler lo mató. Estuvo siguiendo el rastro de tu hermano durante todo ese tiempo y...encontró un momento de vulnerabilidad.

          —¿Saddler tiene la muestra?

          Leon por fin se dignó a levantar la mirada—La tiene.

          —¿Al menos...?—añadió Nora antes de que su voz se quebrase—. ¿Al menos intentaron salvarlo?

          Leon miró en dirección a Charlotte, pero ella no lo miró, si no que permaneció con sus orbes azules fijos en Nora Sera.

          —Lo intentamos, pero había mucha sangre—respondió la pelirroja con dolor—. No pudimos parar la hemorragia que había en su corazón. Él nos dio un fármaco para evitar el crecimiento del parásito y que tú también eras investigadora como él.

          La mirada que les dedicó una mirada llena de dolor y tristeza—Fuimos criados en este pueblo, decidimos irnos para poder estudiar biología juntos hasta que entramos en la parte de genética y vimos lo que Saddler había provocado en nuestro hogar—su mirada bajó—. Nos dejamos contratar por él para poder conseguir una muestra en primer plano de La Plaga y terminamos infectados, pero como todo virus nace, también muere, así que logramos deshacernos del virus—los señaló a ellos—. Y ustedes vinieron aquí buscando a Ashley.

          —¿Qué iban a hacer con la muestra?—preguntó Leon.

          —Mi hermano había hecho un trato con una mujer, una mercenaria, que pertenece a una organización—confesó la mujer asintiendo—. Resulta que un tercero se metió en el trato y las cosas se pusieron tensas. Cuando supimos que vosotros trabajabais en el gobierno de Estados Unidos, esa podía ser la mejor opción a mano para hacer lo correcto.

          Hay alguien más que la está buscando, un hombre...

          Taldon.

          —Diablos, realmente lamento que las cosas hayan tenido que terminar así—añadió Nora apanada—. Os ayudaré a recuperar la muestra, pero primero...dejadme ver el cuerpo de mi hermano.

          —Te capturarán—declaró Lottie con preocupación.

          Nora dejó caer una lágrima por su mejilla—Es mi hermano...me gustaría despedirme de él. Volveré a ustedes en cuanto termine, ¿vale?

          Los dos agentes observaron como la mujer de cabellos oscuros se alejaba de ellos, antes de desaparecer como un fantasma.




━━━━━━━━




          Cuando entraron en la torre, los dos americanos se sumieron en un inquietante silencio, aun intentando de procesar la información que Nora Sera les dio. Frente a ellos se extendía un gran engranaje, el cual estaba unido a otros generando un mecanismo gigante que parecía terminar un par de pisos más arriba. Lottie se acercó hacia la baranda, la cual protegía que nadie se acercase a los engranajes para quitarlos. Leon fue el primero que decidió subir las escaleras y Charlotte le siguió rápidamente, no queriendo terminar sola en aquel lugar. El rubio no le dirigió la palabra en ningún momento, sin embargo, se percató de la presencia que tenía Lottie en su entorno; pero prefería dejar la conversación a un mínimo. La pelirroja intentó no mostrar dolor ante la actitud, así que decidió respetarla, permitiéndole enfriar todo hasta al menos tener la oportunidad para hablarle otra vez.

           Llegaron al piso superior y ella permitió que él avanzase. Harmon investigó su área, encontrándose con una carta posada en una mesa, algo arrugada:

          "Gracias a la eficiencia de los "Novistadors", hemos conseguido capturar a Ashley. Debemos prepararla para el ritual sagrado cuando antes y convertirla en un miembro de Los Iluminados. Mientras nos preparamos para el ritual, aquellos que lo deseen podrán ocuparse de nuestros amigos americanos. Quizás se pueda mantenerlos a raya durante algún tiempo si atrancamos con algo los engranajes del reloj de la torre, tendríamos tiempo suficiente para los preparativos del ritual.

—Ramón Salazar."

          Lo que les faltaba.

          —Esto debe ser una broma—se quejó la pelirroja en voz alto.

          Leon se asomó desde la esquina—¿Qué es eso?

          —Oh, ¿así que ahora me diriges la palabra?—le preguntó Lottie y el rubio levantó una ceja, ella suspiró—. Lo que sea, nuestro querido anfitrión está preparando un ritual para hacer a Ashley una miembro del culto—el rostro de Leon parecía casi fastidiado con las noticias y la pelirroja rodó los ojos—. Pusieron maderas para atrancar los engranajes del reloj, sugiero que nos separemos para poder destrabar esta cosa y poner el puente en el lugar que queremos.

          Leon la miró por un momento, viendo a la muchacha tan decidida.

          Por favor, di que vayamos juntos, pensó ella.

          —De acuerdo—espetó este mostrando poco enojo—. Avísame cuando hayas sacado alguno.

          El corazón de Charlotte empezó a romperse un poco.

          Solo un poco.

          (Ella sí que había metido la pata.)

          Harmon asintió en silencio antes de bajar las escaleras, sintiendo que sus ojos picaban con posibles lágrimas, pero ella no se dejaría enfermar por sentimientos tan negativos — ya que ella en sí estaba enferma con la Plaga. Bajó las escaleras y se encontró con un pedazo de madera atascado en uno, así que se trepó a un engranaje para quitarlo de un tirón. De repente, empezó a toser y eso llenó de sangre el suelo donde se encontraba de pie, así que decidió tomar dos píldoras que tenía guardadas cuando Leon y ella decidieron repartir el medicamento. Al menos eso retrasaría su crecimiento por un buen rato. Sin embargo, podía sentir un gran nudo en su garganta: tal vez por cómo se encontraban las cosas con su mejor amigo, por emociones acumuladas o posiblemente el miedo de algo que ella no podía ver, pero podía sentir que ya venía — como si se tratase de un monstruo.

          Eso llegó a abrumarla demasiado.

          ¿Quién podría ser capaz de dominar el miedo o la incertidumbre del mismo?

          El mundo era cruel, cruel e impredecible.

          La pelirroja miró hacia otro pedazo de madera cuando continuó por un corredor y lo sacó de allí, lanzándolo a otro lado, corroborando si había alguno más en el piso inferior. Leon le silbó para atraer su atención y ella le levantó el pulgar, como gesto afirmativo de que no había ningún obstáculo más para poder accionar el mecanismo que hiciese funcionar el reloj. Los engranajes empezaron a girar, provocando un gran movimiento que terminó con un estruendo y Charlotte podía percibir que estaban más cerca de Ashley que nunca. Leon se le unió cuando ella se asomó por la escalera, ambos compartiendo un breve momento de contacto visual antes de proseguir por las escaleras al piso inferior, topándose con apóstoles que entraron por la puerta principal.

          Leon bufó—Se nota que los americanos tenemos la alfombra roja para este tipo de cosas.

          —¡Matadlos!

          Era librar una batalla tras otra.

          Una batalla con violencia y un juicio completamente nublado.

          La sangre se esparcía en el suelo, provocando como consecuencia la muerte y ellos tenían mucho de eso. Lottie podía ver como él batallaba con gracia, justo como lo hacía años antes siendo un simple novato. Ella se ahogaba en ello, sentía que se hundía de amor, de anhelo y de muchas cosas más. Un disparo la hizo girar, topándose con el cuerpo de un apóstol a punto de matarla con una hoz muy afilada.

          —Concéntrate, Charlotte—le pidió Leon a pocos metros de ella, dirigiéndose a la puerta.

          El nudo en su garganta no la abandonó.

          Siguió a Leon hacia el puente, donde la luz de la luna podía alumbrarlos a ambos de manera completa, desnudando sus almas como si fuesen pecadores del pecado más grave en toda la tierra. Charlotte podía entender muy bien lo que conllevaba enfrentar sus propios problemas y las palabras de Ashley Graham retumbaron en su cabeza.

          Nunca pierdes al amar, Lottie.

          Esas podían ser palabras verdaderas.

          Solo pierdes al reprimirte y eso demostró ser horrible para una persona que no logró decir lo que tenía para decir.

          Y esas, de alguna manera, también.

          —Sé que estás enfadado conmigo, ¿bien?—declaró la pelirroja deteniéndose para enfrentar a Leon, quien se había adelantado un par de pasos, para luego detenerse—. Lo siento, Leon, no tenía intenciones de preocuparte. Pero si eso ayudaba a la misión, al menos debía intentarlo.

          —Eso es lo que tú no entiendes—respondió el rubio girándose para mirarla, la luna pintó sombras duras sobre sus facciones tan atractivas—. Las consecuencias que pueden suceder si no tomas una buena decisión y cómo esas repercuten en tu entorno.

          —Claro que entiendo.

          —No, no lo haces. No sabes cómo medirlo.

          —¿Y qué me dices de ti, huh?—replicó ella empezando a sentir su sangre hervir, dando un paso—. Los dos estuvimos jugando con fuego antes, tú también lo hiciste y lo sabes muy bien. Deja de tratarme como si fuese una niña, porque no lo soy.

          —Dios santo, Charlotte, lo que quiero decir es que debes pensar más en cómo lograrás salir de tus problemas si los buscas—declaró el rubio con enfado—. Sé que estás distraída...

          Leon Kennedy intentaba quebrar esa máscara y Charlotte rezaba a todos los dioses que no fuese así, pero ella, tan obstinada, se lo negó.

          —No estoy distraída.

          —Lo estás y has estado así desde que estamos aquí. Ese idiota del que hablas no merece tu tiempo o tu atención en estos momentos.

          —Pues opino lo contrario y tú estás en el mismo bote que yo.

          La mirada de Leon fue seria—Es diferente y lo sabes.

          —¿Y qué tiene de diferente eso que lo que me sucede a mí?

          —No puedes encontrar a alguien tan perfecto en este mundo tan miserable. No ocurrió con Dalton y mira donde él terminó.

          Charlotte sentía que se quemaba con tanto fuego.

          —Dalton me traicionó y eso no es algo que me tome a la ligera. Ada también lo hizo y mírate, fingiendo que no te importa cuando ambos sabemos que es una simple tapadera—replicó ella con veneno en su boca y procedió a continuar con su camino.

          —Lo que parece tapadera es que te encuentres tan distraída por un hombre que no hayas conocido nunca y que ya sientes una conexión con él como si fuesen malditas almas gemelas.

          Eso la hizo detenerse.

          Y su máscara se hizo trizas en el suelo.

          —Eres un idiota, Kennedy—dijo Charlotte con rabia, con pasión y con tanto amor dentro que se giró para mirarlo—. ¡Eres un maldito idiota!

          Él se quedó en silencio.

          —Siempre fuiste —comenzó ella sintiendo que sus lágrimas se acumulaban en sus ojos—. El dueño de todas esas acciones, de todo lo que dije, siempre fuiste tú. Me rendí cuando ocurrió el incidente de Raccoon City y conocí a Dalton, intenté olvidarte, Leon—soltó un bufido—. Lo intenté, intenté dejar de amarte y diablos, por un momento funcionó. Pero al siguiente, dejo que otro hombre como Dalton Bauer termine rompiéndome el corazón y tú mismo estuviste allí en ese momento, ayudándome a juntar las piezas que quedaban esparcidas por el suelo como si fuesen nada—apretó sus labios—. Me sostuviste como nadie más supo sostenerme, ni siquiera Dalton podía llegar a esa altura, nadie más podría. Hemos pasado tanto tiempo juntos que me fue inevitable no caer y lo hice, maldición, lo hice. Caí por ti, me enamoré de ti y negué eso por mucho tiempo. Y tú te comportas como un imbécil diciendo que no puedo encontrar a alguien tan perfecto cuando estás allí parado.

          Leon se había quedado sin palabras.

          Y Charlotte Harmon sentía que se desmoronaba.

          Él dijo que era para gente extraordinaria, ¿entiendes?

          Parecía un recuerdo tan lejano en ese momento, el cual empezaba a quebrarse, muy lentamente.

          —Te amo, siempre lo he hecho—admitió ella con el poco aliento—. Yo siempre pensé que eras extraordinario, como me lo decías a mí.

          Él también lo es, ¿sabes?

          Leon Kennedy le miró con tristeza, buscando no clavarle una daga en el corazón, sin embargo, había algo muy claro: tal vez él no era el indicado para ella. Y con tan solo ver la mirada de su mejor amigo, de la persona que la acompañó desde los diez años, la persona quien la llamó extraordinaria, sintió que su corazón se hacía jirones contra el suelo y mucha sangre salía de este.

          —Lo lamento, Charlotte, pero...no creo que yo sea a quien quieras.

          Y ahí fue cuando sus propios sentimientos, junto con los de él combinados, crearon la perfecta traición. Así que la pelirroja soltó un par de lágrimas al cerrar los ojos, buscando aquella compostura que había perdido — encontrando como respuesta una única cosa: olvidarse de Leon Kennedy. Luego de un breve momento, ella abrió los ojos, mirando al rubio antes de secarse las lágrimas.

          —Entonces ya sé dónde estamos parados—espetó ella con dolor contenido y se giró, procediendo a caminar hacia la otra torre.

          —Lottie, espera.

          Ella no esperó.

          Continuó caminando.

          Él dijo que era para gente extraordinaria, ¿entiendes?

          Charlotte Harmon ya no se sentía extraordinaria.

          Leon intentó detenerla cuando ella abrió la puerta, ambos agentes topándose con la presencia de Salazar sentado en un trono y Ashley esposada a un lado con los dos acompañantes de Salazar. Lottie entró corriendo junto con el rubio detrás, ambos parándose en el centro de la habitación, dispuestos a disparar sus armas contra Salazar.

          —¡Chicos!—exclamó Ashley animada.

          Ramón soltó una carcajada—Señor Kennedy, señorita Harmon, ¿es que no sabéis cuando hay que tirar la toalla?

          Presionó un botón.

          Y el suelo ya no estaba debajo de ellos.

          Ashley gritó con horror, mientras que ellos se alejaban de la superficie y Charlotte recordó la charla que tuvo con Leon antes de partir a España.

          Huh, ¿llevarás un gancho?

          ¿Tú no?

          Lottie, esto es una misión de rescate. No una misión de infiltración. Dudo que necesites eso, estaremos bien.

          Ella llegó a detestar esa frase, pero no podía permitirlo.

          En un movimiento rápido, ella quitó su base del gancho para colocarla en el cinturón de Leon, agarrándolo por un momento antes de lanzar con todas sus fuerzas el gancho hacia arriba — logrando engancharlo en un lugar seguro, logrando detener el movimiento de él, pero no el de ella. Soltó un respingo al sentir que se detenía abruptamente, confundida por el súbito dolor que tenía en el cuerpo y por el silbido que era producido en sus oídos. Sentía que el aire había sido quitado abruptamente de sus pulmones y que era algo dificultoso en entrar, ella alzó su mano, encontrándola empapada con sangre. Había alguien a lo lejos, muy lejos, cosa que la confundió más.

          El dolor se extendió más.

          ¿Qué era lo que le dolía?

          La pelirroja dirigió su mirada a su pecho, donde una gran estaca la empalaba por completo a una trampa de picas, atravesando parte de su corazón posiblemente. La sangre brotaba de su herida, tan despiadada como la muerte misma. Aquella voz se hacía más clara, mostrando un timbre agonizante, el cual acompañaba su dolor en ese momento y ella se esforzó en mirar hacia arriba — donde Leon Kennedy gritaba su nombre como si le hubiesen quitado la cosa más preciada de su mundo. Era angustioso ver como él agonizaba sin poder hacer nada, como él no podía bajar por la traba que tenía el gancho.

          Él no cayó.

          Ella .

          Escuchar su voz tan angustiada por ella le rompió más el corazón.

           Lottie sentía que sus músculos ya no respondían, se sentía más débil, siendo arrastrada finalmente a aquel abismo. La sangre que salía amenazaba con dejarla seca y ella ya no podía hacer nada para impedirlo. Los gritos de Leon continuaron, Lottie sintiéndolos tan fuertes como el sabor metálico a sangre que sentía en su boca.

          —¿Por qué...?—murmuró ella con la poca voz que le quedaba—. ¿Por qué gritas tan fuerte?

          Tal vez, ella ya había aceptado que una maldita trampa terminó por quitarle la vida.

          Al menos había logrado salvarlo.

          Él también lo es, ¿sabes?

          —¡RESISTE!—exclamó Leon.

          Charlotte Harmon ya no podía escucharlo, era algo que volvía a ser lejano, algo que ella no podía tocar — algo que ya no existía.

          —Eres extraordinario, Leon Kennedy...

          Mientras su aliento desparecía y su corazón dejaba de latir, Leon se sentía como un niño asustado otra vez y agonizaba con tanto dolor al no poder bajar por la traba que había puesto su mejor amiga en la cuerda con el gancho — sin más remedio que ver el cuerpo sin vida de la persona que creyó que él era su alma gemela. Él sollozó con fuerza, sintiendo como su corazón se encogía y el miedo se alojó como una tormenta en su mente.

          —Lottie...—imploró él en medio de lágrimas gordas, recordando a una versión más joven de él intentando salvar a su mejor amiga—. Lottie, por favor, despierta.

          Pero ella ya no despertó.

          El grito desgarrador, lleno de dolor, tristeza e ira que soltó, resonó en todo el gran túnel, sin llegar a oídos de Charlotte, solo a oídos de Salazar — quien rio de pura alegría y regocijo, mientras que a Leon le arrancaron parte de su alma mientras imploraba en su llanto que ella despertase.

          Y aun así, Charlotte Harmon ya no despertó.




━━━━━━━━

sin editar

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro