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v. el pasadizo secreto


LA CAÍDA,
capitulo cinco: el pasadizo secreto!



          CHARLOTTE NO SABÍA POR CUANTO TIEMPO HABÍAN ESTADO MERODEANDO MIENTRAS BUSCABAN A LA NIÑA QUE CLAIRE HABÍA MENCIONADO, pero parecía que la pequeña intrusa sabía hacia donde iba. El trío investigó los pasillos hasta dar con el piso donde se encontraban los vestidores y las duchas; posiblemente allí encontrarían un rastro. Lograron tapar algunas ventanas más con las tablas que se encontraron en el camino y así podrían evitar una posible tragedia, más cuando la vida de una niña estaba en juego mientras jugaba a merodear por la comisaría sin protección como si fuese la fábula de Hansel y Gretel. Claire les explicó que su experiencia en las calles fue demasiado catastrófica como para intentar salvar a alguien — la oscuridad y el típico olor a muerte estaba plagando a toda la ciudad y Charlotte se preguntó cuánto tiempo quedaría hasta que la ciudad vuelva a sumirse al silencio, al eterno y frío silencio.

          Las dos chicas siguieron a Leon hacia los vestidores y Claire se encontró con el mismo cuerpo que Charlotte tuvo encima alguna vez mientras investigaban la habitación.

          —Esto no es reconfortante—murmuró Claire mirando a la pelirroja.

          —Ajá, ese mismo cadáver estaba encima de mí mientras que este idiota se burlaba—respondió Charlotte golpeando la espalda de Leon, quien apretó los dientes antes de fulminarla con la mirada.

          Leon colocó la válvula para poder abrirla, dejando que el gas se dispersase, dejando un camino libre para ellos. Él señaló el camino, en un intento silencio de decir "las damas van primero", cosa que Charlotte provocó que rodase sus orbes azules antes de proseguir a la siguiente habitación, la cual cuya pared se encontraba dinamitada. Claire la siguió de cerca, mientras que el rubio se encargaba de la retaguardia.

          —Huh, debería mencionar que vi una especie de...cosa—dijo Claire haciendo una mueca—. Es difícil decir qué diablos era eso. No tenía ojos.

          Charlotte y Leon se detuvieron en seco ante esa declaración, la pelirroja enfocó su mirada en la menor de los Redfield mientras que la misma los miraba con confusión.

          —¿Dije algo malo?

          —¿Puedes describirla?—preguntó Leon antes de avanzar junto a ellas.

          —Es complicado, uh, es escurridiza—respondió Claire pasando por el hueco agrietado—. Parece de aspecto pegajoso, ¡oh! Y tiene garras.

          Charlotte abrió la puerta para ingresar a otro pasillo y caminaron lentamente por este, hasta que escucharon algo romperse y un chillido de algo que no era humano, apuntando con la linterna a esa dirección y observando a una especie de lagarto gigante que coincidía con la descripción ambigua de Claire. La chica de cabellos castaño rojizos señaló lentamente a la bestia con una mano temblorosa, los tres paralizados al ver que estaba casi por encima de ellos.

          —E-Es...eso.

          Charlotte y Leon se miraron, recordando aquella carta que encontraron en el ático.

          Lickers.

          —De acuerdo—dijo la pelirroja en voz muy baja—. Según una carta que encontramos en el ático, estos se llaman Lickers. Son ciegos pero su audición compensa la falta de uno de sus sentidos. Juzgando por como acaba de despedazar ese cuerpo, tiene una lengua muy larga y no me gustaría estar cerca cuando la saque, esa cosa podría ahorcarme. ¿Alguna idea?

          Leon le miró inexpresivo—Como si fuese tan sencillo, Lottie.

          —Entonces dime una maldita idea.

          —Podemos ir lento, sin llamar la atención—señaló la menor de los Redfield—. Así podremos evitar tener algún tipo de pelea con ellos. Afuera vi unos tres que se dirigían a la comisaría.

          —Esta noche no se podría haber puesto mejor—señaló el rubio mientras rodaba los ojos—. Vamos, creo que la oficina de los STARS está por aquí.

          Charlotte asintió antes de dar un primer paso por el suelo de madera, luego otro, acompañado por otro más. El rubio la seguía muy despacio desde atrás y alumbraron al gran monstruo escurridizo que estaba lleno de sangre, lentamente, lograron esquivarlo para no traer su indeseada atención y la pelirroja abrió la puerta rápidamente para meterse; los tres poniéndose a salvo en la oficina de la antigua fuerza especial STARS. Allí se encontraron con un lugar completamente destrozado y silencioso, ninguno de sus miembros presentes, ni siquiera su capitán, una persona que no supieron donde se encontraba después del incidente en las montañas Arklay.

           —Esta es la oficina donde trabajaba mi hermano—exclamó Claire antes de caminar a los escritorios.

          Charlotte y Leon se separaron para buscar provisiones o alguna pista para poder seguir. Aún no habían encontrado el detonador que necesitaban para volar la pared del ático con el explosivo C-4 que estaba a la vista. La pelirroja entró a la oficina donde estaba el lugar del capitán y parecía como que alguien estuvo husmeando anteriormente en aquel sitio. Se encontró una pila y la guardó por si llegaban a necesitarla para un momento oportuno mientras que Leon intentaba tener acceso a una computadora para abrir el almacén.

          —Necesita una memoria con clave—dijo el rubio cuando Charlotte se acercó.

          —No debe estar muy lejos—respondió Lottie acomodando su escopeta mejor en el hombro.

          —Marvin tenía razón—añadió Claire rápidamente y los dos policías se giraron—. Mi hermano está sano y salvo en Europa, significa que mi misión fue un éxito, por así decirlo.

          Charlotte le sonrió—¿Ves? Es muy probable que vuelva a comunicarse contigo pronto, Claire.

          —Aquí no hay nada más que buscar—dijo Leon caminando hacia la puerta—. Diría que continuemos buscando a la niña en los pasillos, con esas cosas sueltas podría llegar a ser un gran problema.

          —Entonces tú irás al frente.

          —Aún sigo rigiéndome por la frase "las damas van primero", gracias.

          Claire fue la primera en salir, encontrándose con la bestia lejos y continuaron caminando hasta llegar a la esquina; donde repentinamente salió el segundo monstruo moviéndose por la pared izquierda, acercándose a ellos lentamente. Charlotte soltó un respingo antes de indicarle a Leon que retrocedieran. El otro licker pasó a su lado, ahora tomando el camino en el suelo y Claire tomó esa oportunidad para tocar el hombro de la policía, diciéndole en silencio de que podían avanzar; alejándose rápidamente de aquel pasillo. Los tres se movieron hasta una habitación, donde los llevó a la biblioteca otra vez. Aún no había rastro siquiera de la niña.

          —Creo que seguimos caminando en círculos—dijo Charlotte pasándose el dorso de la mano por la frente sudada—. Eso no nos llevará ni al detonador que necesitamos para el ático o a la niña.

          —¿Sugieres que nos separemos?—preguntó Claire.

          —Exactamente—asintió la pelirroja y agarró el gran corta cadenas que se encontraron fuera cuando Claire intentó entrar del cinturón de Leon—. Ustedes vayan a buscar a la niña mientras yo volveré al ala oeste para buscar el detonador.

          —Definitivamente estás loca—dijo Leon negando con la cabeza—. El teniente nos dijo que no debíamos separarnos.

          —Marvin no está en condiciones de dar órdenes, Leon—acotó Charlotte mirándole seriamente—. Y si seguimos dando vueltas en círculos, es muy probable que no logremos salir de aquí. Diez minutos, solamente eso tardaré en ir y buscar el detonador, si no lo encuentro, volveré al vestíbulo.

          —Nosotros también lo haremos si encontramos o no a la niña—alegó Redfield tocando el hombro de Leon—. Vamos o volveremos a perderla.

          Leon y Claire salieron por la puerta que los llevaba al vestíbulo de la comisaría, mientras que Lottie permanecía sola en la biblioteca, antes de volverse por donde vino. La pelirroja respiró hondo antes de cruzar la puerta que la conducía otra vez a ese pasillo oscuro, pudo discernir el sonido tintineante de las lámparas moviéndose gracias a las lagartijas gigantes pasando a sus lados. Charlotte tomó su escopeta en mano, esperando así cualquier momento que se atreviesen a hacer un movimiento brusco o a atacarla por haber hecho ruido, ella simplemente dispararía a quemarropa. Eso no llegó a ser un problema, ya que pasó por debajo de ellos como si fuese un simple fantasma.

          Lagartos estúpidos, pensó la pelirroja.

          Confió en ello hasta cruzar la puerta que la devolvió a los vestidores. Ella corrió hacia la sala donde se encontró los planos de los pisos superiores, justo en la sala de prensa donde se encontró una cadena que bloqueaba otra puerta, así que sacó el corta cadenas mientras que otro trueno resonaba afuera. Charlotte no quería ni saber por cuanto tiempo estuvieron merodeando por los pasillos de la comisaría, pero afuera continuaba lloviendo y tronando, la luna como el único testigo de la caída de Raccoon City. Cuando la rubia abrió la puerta, se encontró con una mesa que poseía una tabla de cortes; allí había un dispositivo que parecía justamente un detonador, con cables rojos y amarillos.

          —Bingo—murmuró ella con entusiasmo.

          Sin embargo, el detonador no encendía.

          —No me jodas.

          Ella buscó alguna forma de encenderlo, pero se topó con el hecho muy estúpido que el detonador no tenía batería. Lottie rodó los ojos antes de palparse los bolsillos, intentando de localizar la batería que había encontrado antes en las oficinas de STARS — suspiró con alivio al encontrarla en el bolsillo del costado, donde estaba la llave de picas. Al colocarlo, el detonador se activó automáticamente poniéndose en cero.

          Charlotte asintió—De acuerdo...vamos a volar una pared.

          La pelirroja subió rápidamente las escaleras, corriendo para dirigirse al ático donde se encontraba el C-4 plantado para ella. Su radio empezó a emitir ruido y ella sabía que su compañero estaba intentando de contactarla.

          —Aquí Harmon—llamó ella.

          —Ya pasaron los diez minutos, Charlotte, ¿dónde diablos estás?

          —Huh....—murmuró ella acercándose a la pared para colocar el detonador—. Estoy a punto de detonar la carga de C-4 que está en el ático, ¿por qué?

          —¡Espera!¡Es peligroso!

          —Estás exagerando.

          —No, no lo hago. Voy para allá.

          Charlotte activó la carga a cinco segundos.

          —Ooops, demasiado tarde—dijo ella antes de salir corriendo a un lado.

          Un estruendo resonó en el ático, así confirmando de que la explosión había sido todo un éxito. La pelirroja salió de su escondite y se tensó al escuchar a las mismas lagartijas que estaban en el piso inferior a ella. Maldijo en voz baja antes de correr hacia donde se encontraba la estatuilla, colocando las piezas en su lugar para así obtener el último medallón: el cual tenía a una doncella tallada perfectamente en un color dorado. Al tomarlo, ella volvió a guardarlo junto al otro medallón de bronce y salió en dirección hacia la puerta que daba a la biblioteca — al menos tenía esas intenciones hasta que un licker que apareció de la nada usó su lengua para poder enrollarla en su pie. Ella perdió su equilibrio, pero fue rápida en agarrar la escopeta y girarse para mirar a la gran bestia escurridiza.

          No se dejaría matar por una bestia.

          —¡Ya suéltame!—exclamó ella antes de disparar.

          El licker chilló cuando recibió la primera bala en su cabeza y la pelirroja sintió menos presión que antes, así obteniendo la oportunidad de gatear rápidamente para apuntar otra vez y abrir fuego. Había mucha sangre esparcida por el suelo y Charlotte podía ver que el lagarto mutado aún seguía con vida, entonces abrió fuego una vez más. El enemigo no volvió a moverse, dejando que ella soltase un suspiro de tranquilidad — se dirigió a la puerta y al abrirla se encontró con Leon.

          —¿Pero qué...?

          —Maté a un lagarto gigante, tengo el tercer medallón y ejecuté una detonación de manera impresionante—respondió ella con cansancio antes de palmearle el hombro al muchacho—. No fue nada. ¿Dónde está Claire?

          —Te dije que me esperaras.

          —¿Desde cuándo yo debo obedecer tus ordenes?

          —Podrías haberte equivocado con los cables o colocar poco tiempo en la detonación, o simplemente necesitar a alguien cuidándote el trasero.

          Charlotte se giró—Mi trasero está bien y en muy buena forma, muchas gracias.

          Leon se sonrojó—Muy graciosa.

          —¿Ves? Te dije que estaría bien por mi cuenta.

          —Estás siendo imprudente, Lottie, y lo sabes.

          —Relájate, Leon—señaló la pelirroja tocando sus brazos—. Solo tomo los riesgos necesarios para poder obtener lo que necesitamos.

          Él no estaba nada de acuerdo con esa declaración, pero al ver que su compañera se alejaba para dirigirse al vestíbulo, Leon la siguió soltando un bufido. Claire los vio llegar rápidamente por las escaleras, dejando que la pelirroja colocase las dos piezas restantes y un mecanismo se activó para revelar la entrada del pasadizo secreto.

          —Woah—murmuró Claire asombrada.

          —¿Lograron dar con la niña?—preguntó Charlotte.

          La muchacha de chaqueta roja negó con la cabeza—No, la seguimos hasta que se metió en un conducto que se selló ante el movimiento y perdimos su rastro.

          Leon iluminó la zona—Un subterráneo...Nuestra salida.

          —¿Escuchaste eso, Marvin?—dijo la pelirroja—. Podremos sacarte de aquí—Marvin simplemente no respondió y ella fue quien se acercó a zarandearlo un poco—. Hora de irnos.

          El teniente se despertó soltando un respingo y luego soltó un gemido de agonía ante el dolor de su herida. Charlotte se arrodilló, mirándole con gesto suave.

          —Tenemos que ir ya a un hospital...—prosiguió la pelirroja.

          —No, no...—se negó el teniente—. Yo...Sálvense...

          —Marvin, no seas estúpido, podemos...—dijo ella tomándole del brazo antes de soltar un respingo cuando el teniente le apuntó con su arma.

          Los dos restantes se quedaron quietos cuando vieron al oficial de policía apuntándole a la pelirroja, Leon ya tenía la mano en su funda para sacar el arma, pero Charlotte les hizo una seña con su mano para que se quedasen quietos.

          —Ya es muy tarde—sentenció el teniente y sintió angustia por un momento—. Lo intenté, Charlotte, pero no he podido. No podemos dejar que se extienda. Confío en ustedes y que harán lo correcto. Ahora váyanse y cuídense entre ustedes.

          Charlotte bajó sus brazos, apretando los labios en una fina línea. Leon tomó el brazo de la chica, antes de asentir al teniente y llevarse a las dos chicas por la salida subterránea. Harmon podía escuchar los sollozos agonizantes del pobre teniente, mientras que las puertas volvían a cerrarse detrás de ellos.

          Definitivamente, ella no le iba a fallar al teniente.




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          Resultó ser que había un gran predio subterráneo lleno de maquinaria que estaba justo debajo de la comisaría. Lograron entrar por una puerta que ya estaba abierta y había tantas máquinas que el trío llegó a preguntarse cuál podría ser el verdadero propósito de aquel almacén subterráneo. Cuando llegaron a una zona donde había barandas, allí escucharon el grito de una niña y de algo más grande persiguiéndola justo arriba de ellos. Claire fue la primera en acelerar el paso, encontrándose con algo perturbándole el paso.

          —Esto no va a querer moverse—señaló la muchacha Redfield.

          Charlotte y Leon se iban a unir para ayudarla a correr el obstáculo, pero algo se presentó justo detrás del mismo. La pelirroja apuntó con su linterna, enfocando la mirada en una niña de al menos unos doce años de edad, de cabello rubio y ojos verde-azulados. Y se veía muy, pero muy asustada.

          —Eh, hola—saludó Charlotte y le hizo una ceña a Claire—. Tranquila, no vamos a hacerte daño.

          La niña sollozó en silencio.

          Definitivamente estaba asustada.

          Claire le miró—¿Te ayudo? Ven, dame la mano.

          —Necesitan...ayuda...—dijo la niña temblando.

          Charlotte frunció el ceño—¿Qué?

          —Detrás de ustedes...—señaló ella.

          —¡Chicas!—bramó Leon a sus espaldas.

          Al girarse, se encontraron con un infectado el cual parte de su brazo había mutado de forma tal que su brazo resultaba ser más grande y con un ojo, estirando toda la piel desde la zona de la garganta, mutando al menos la mitad de su rostro con tejido venoso y muchísima viscosidad. Este sostenía un fierro muy largo e intentó golpear a las chicas, consiguiendo romper el suelo de rejas que estaba justo debajo de sus pies. El suelo tembló y los tres se cayeron a otro piso, soltando un gruñido mientras que el monstruo los siguió gracias a su propio error.

          —¿Alguien puede decirme que mierdas está pasando?—exclamó Lottie poniéndose de pie.

          —¡No lo sé!—contraatacó Leon en un gruñido—. ¡Tú dime!

          Claire disparó en dirección al monstruo—¡CORRAN!

          Los tres salieron corriendo hacia un pasillo que estaba empezando a llenarse de humo, mientras que el monstruo corría a una velocidad más lenta que la de ellos, golpeando tanques y máquinas produciendo chispas y fuegos artificiales. La pelirroja respiró hondo antes de disparar con su pistola en dirección al ojo mutante que tenía en su brazo. Leon tiró de su brazo antes de esquivar un golpe con el arma que había adquirido el enemigo y corrieron hacia una parte más ancha.

          —La escalera está bloqueada—dijo Claire mirándolos con desesperación.

          —¿Y ahora qué hacemos?—preguntó Charlotte.

          —Vamos a tener que eliminar a esa cosa—respondió Leon y un grito de agonía se acercaba más hacia el trío—. No tenemos otra opción.

          —A menos que nos maten—murmuró Charlotte antes de agarrar la escopeta—. ¿Ustedes podrán distraerlo?

          —Ajá, su ojo parece el punto más vulnerable—señaló Redfield—. Nosotros intentaremos distraerlo mientras tu disparas, la cadencia de tu arma es más fuerte que las nuestras—Leon y Charlotte le miraron con confusión—. ¿Qué? Mi hermano me enseñó eso.

          Leon se encogió de hombros—Manos a la obra, entonces.

          El trío se separó, buscando la atención del monstruo mutado que poco tenía de forma de humano y Claire fue la primera en atraer su atención, logrando que la pelirroja disparase una primera vez. Líquido viscoso de color naranja, amarillo y rojo salía de la herida, provocando que Claire hiciese una arcada antes de alejarse de allí. Leon fue el siguiente que intentó llamar la atención y logró meterle una bala al ojo con su pistola — haciendo que este parpadeara y Charlotte disparó antes de colocar una nueva bala en el casquillo. En cuanto ella corrió a una zona menos descubierta, allí sintió un fuerte tirón de su cabeza y el monstruo estaba más cerca de lo que ella esperaba.

          —¡Lottie!—gritaron Leon y Claire al mismo tiempo.

          Ella disparó otra vez, generando un gemido de dolor en el infectado y tiró su escopeta a un lado, buscando el cuchillo para clavárselo en el ojo repetidas veces. Los dos que estaban detrás del monstruo dispararon intentando de atraer su atención, al menos hasta que la pelirroja decidiera enterrar el cuchillo en su ojo. El monstruo se quejó y ella le pegó una patada para que, gracias a la baranda, el monstruo perdiese el equilibrio y terminase cayendo por el borde, soltando un grito de agonía — perdiéndose en la oscuridad.

          Harmon chocó con el suelo, sintiendo que cada extremidad dolía y punzaba debajo del uniforme, al menos hasta que Leon decidió levantarla enroscando su brazo alrededor de su cintura.

          —Aún te falta práctica, demasiada—dijo el rubio mirándola de reojo.

          —Ya sé, ya sé—gruñó la pelirroja—. Pero lo hice muy bien para ser la primera vez, ¿eh?

          Claire levantó el arma—Ajá, muy bien para una chica.

          —Somos de hierro, Claire.

          —Definitivamente lo somos—respondió ella guiñándole un ojo a la pelirroja.

          Leon tomó la escopeta antes de colgársela al hombro, logrando que su compañera soltase una protesta ante la acción, pero él le dijo que se la quitaría por que demostraba ser un peligro estúpido para situaciones donde ella no estaba a un 100%. Lottie terminó pisando su pie con fuerza, dejando que Leon soltase un bufido y la condujese hacia las escaleras donde Claire se encontraba parada.

          —¡Hey!¿Hola?—llamó ella a la niña—. Estás a salvo. Ya pasó.

          Un silencio se formó entre ellos, al menos hasta que la niña se asomase de manera tímida hacia la baranda, justo encima de ellos. Ella vestía unos pantalones cortos, justo un poco arriba de la rodilla, junto con un suéter a cuadros y una camisa blanca, la cual estaba un poco sucia y manchada con sangre seca. Su cabello rubio se encontraba atado en una cola de caballo baja y tenía un listón rojo apartando algunos mechones de pelos rebeldes de un rostro angelical completamente traumado.

          —¿De verdad?—respondió la niña—. ¿Ya no está?

          —Sí, lo prometo—señaló Claire—. Todo está bien. Mi nombre es Claire, Claire Redfield—dirigió su dedo a los dos policías—. Ellos son Leon y Charlotte, son mis amigos. ¿Cuál es tu nombre?

          La niña parecía insegura y se encogió un poco más, sin embargo, Charlotte le sonrió de manera cálida.

          —Está bien, no hace falta que nos lo digas ahora—dijo la pelirroja a forma de confianza—. Tómate tu tiempo. ¿Puedes bajar la escalera?

          —¿Me ayudarán a buscar a mi mamá?—preguntó la niña un poco angustiada.

          —¿Tu mamá está aquí abajo?—inquirió Leon.

          —Creo que sí—respondió ella antes de bajar la mirada—. Eso espero...

          —Sí, claro—dijo la menor de los Redfield—. Te ayudaremos.

          La niña sonrió un poco, para luego dirigirse hacia la escalera, liberando un mecanismo que la bajó enseguida para ellos — brindándoles una nueva salida.

          —Me llamo Sherry—se presentó la rubia—. Sherry Birkin.

          —Pues hola, Sherry, es bueno haberte encontrado—dijo Leon apartándose un poco de Charlotte—. ¿Ya te encuentras mejor?

          —Ajá—replicó la pelirroja acomodando sus hombros y quitándole la escopeta al rubio en un movimiento rápido—. Tú sí que eres lento.

          Leon rodó los ojos—No pienso empezar una discusión por una escopeta, niña flama.

          —No deberías, tonto—Charlotte le sacó la lengua al rubio—. Si esa niña dijo que su madre se encontraba aquí abajo, será mejor investigar. Claire, ¿podrás quedarte con Sherry?

          —De acuerdo—asintió la castaña—. Tengo una radio que me entregó Marvin para poder comunicarme con ustedes, les hablaré cualquier cosa.

          Los dos oficiales de policía asintieron y la muchacha de chaqueta roja subió por las escaleras para dejarlos solos. Charlotte soltó un largo suspiro, sin saber que había contenido aire durante esos cortos momentos. Apoyó ambas manos en sus rodillas, intentando balancearse de entre toda la adrenalina que gastó y el dolor de sus músculos por los grandes golpes que recibió por la noche. Si solo habían pasado minutos, la muchacha pelirroja podía jurar de que se trataban de horas, hasta incluso días por la cantidad de tiempo que pasaba todo. Era inevitable no pensar en algo catastrófico cuando vieron a esa monstruosidad presentarse frente a ellos.

          ¿A qué diablos se estaban enfrentando?

          Parecía volverse peor, peor y peor cada momento.

          Encontrar a la niña fue un alivio, pero eso los dejaba parados en otro lugar: ¿Cuál era el verdadero objetivo allí?

          Salir de la ciudad, eso estaba seguro.

          La voz de Leon la sacó de su trance—¿Un centavo por tus pensamientos?

          Había muchos, muchos pensamientos y sentimientos fuertes en ella en ese momento, describirlos podría llevarle horas; pero lo más certero era una simple y retórica pregunta.

          —¿Qué diablos fue eso, Leon?—le preguntó ella—. Esa cosa...parecía indestructible, cómo logró transformase así.

          —Lo sé, y ahora no tenemos todas las respuestas—respondió el rubio—. Pero es muy probable que Sherry las tenga.

          —¿Piensas que una niña de doce años tiene algo que ver con todo esto?—advirtió Lottie alzando una ceja.

          —No la estoy culpando, pero ella debe ser de aquí y esta infección lleva creciendo hace varios días—añadió Leon encogiéndose de hombros—. Sherry puede saber que está pasando.

          Charlotte se mordió el labio levemente, su compañero podía tener razón: si la niña estuvo desde el comienzo de la infección, ella podría ser una testigo clave para cualquiera de las autoridades, inclusive para ellos, así que una de sus misiones serían protegerla y salir de la ciudad con vida. Recorrieron el lugar una última vez, hasta que no lograron buscar otra habitación donde podría encontrarse la madre de la niña; así que los dos siguieron por las escaleras que Sherry les dejó para que subieran. Al recorrer un par de pasillos más, se encontraron con otra escalera que podía llevarlos a la superficie. Lottie fue la primera en ir, terminando en un estacionamiento con sus persianas cerradas y le tendió una mano a su compañero.

          —¿Esta es la salida?—preguntó Leon.

          Charlotte frunció el ceño al recorrer su mirada en el estacionamiento—Supongo. ¿Pero dónde...?

          Pero no había rastro alguno de Sherry o Claire.

          (Y eso no era algo bueno.)




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sin editar

después de lo que pareció mucho tiempo, finalmente pude lograr hacer un apretura de créditos para consolidar esta serie de libros, habrá spoilers en el sentido de los personajes que aparecerán en los libros y espero que les guste tanto como a mi!

https://youtu.be/64H0MjXnZBY

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