Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

iv. amenazas andantes


LA CAÍDA,
capitulo cuatro: amenazas andantes!



          LEON KENNEDY SOLTÓ UN RESPINGO CUANDO SU MEJOR AMIGA SIN QUERER LO CHOCÓ, y ella tuvo que retener una carcajada al ver al rubio tan tenso, él simplemente rodó los ojos antes de empujarla hacia adelante con molestia. Los dos se movieron por los pasillos oscuros de la comisaría a un paso muy lento. Eventualmente, cruzaron otro pasillo gracias a una abertura de una de las ventanas y pudieron escalar tranquilamente hacia el otro lado sin problemas. Allí se encontraron con un zombie iluminado por la máquina de bebidas que emitía una luz azul y se movieron muy despacio para poder evitarlo, entrando al lugar donde estarían sus escritorios y podrían hacer sus reportes. Había mucha sangre esparcida por la habitación y mucho olor fétido, también.

          Pero lo único que Charlotte pudo alumbrar era el letrero que estaba colgado al final de la habitación: "¡Bienvenidos, Leon y Lottie!".

          Eso sí que era muy triste.

          Demasiado triste para ambos.

          (Y eso, simplemente, no llegó ni a consolar la misma desolación que Charlotte tenía muy adentro.)

          —Dadas las circunstancias, esto hubiese sido una gran cálida bienvenida— dijo Leon alumbrando el cartel.

          Charlotte bajó la mirada, sin decirle algo más. Se acercó al escritorio, donde allí poseía una nota, la cual estaba manchada con sangre seca como si fuese una decoración para hacerlo más que atractivo. El escritorio estaba cerrado con dos candados a sus lados, así manteniendo bloqueado cualquier intento de abrirlo. Charlotte tomó la nota en sus manos para agacharse e inspeccionar los candados, los cuales tenían sus claves en forma alfabética, con combinaciones en letras. Leon se acercó al suyo, donde también encontró otro pedazo de papel similar, solo que este no se encontraba sucio con sangre como el de ella. La pelirroja miró atentamente la nota, la cual, con la distintiva marca del teniente Branagh, quien sería su superior para el equipo:

          "Primera tarea de la novata:

          Charlotte Faye Harmon, parece un nombre demasiado largo para una dama, pero es lo normal. Te vamos a asignar un caso muy especial como primera tarea: ¡Abrir tu escritorio! La clave de tu éxito (y el de tu compañero) está en las iniciales de los nombres de cada miembro del equipo. Deberás introducirlas en el orden de nuestros escritorios. Hay dos cerraduras: cada candado está a cada lado de tu escritorio. Asegúrate de abrir ambas, no hagas trampa. Normalmente, tu primera tarea es recordar los nombres de tus compañeros, pero supongo que ya te habías dado cuenta, ¿no?

          Mucha suerte, Charlotte, has trabajado muy duro en tu trayecto y tienes más que merecido tu lugar aquí.

— Teniente Marvin Branagh."

          Charlotte sonrió con tristeza y sintiendo un poco de orgullo por el gran camino recorrido y giró hacia el dorso para ver si había algo más escrito. Su sangre se heló al ver que había algo garabateado con sangre, completamente diferida de la letra manuscrita del teniente: "Alégrate de que tú y tu amigo no están aquí, novata". Lottie decidió doblar la nota para poder guardarla en su chaleco, donde permanecería todo lo invaluable que pudiese encontrar en aquellos pasillos oscuros y peligrosos. Al ponerse de pie, se topó con las placas que tenían los nombres de sus compañeros, las cuales estaban enmarcadas de manera prolija y perfecta. Ella se dispuso a recorrer con la mirada las otras placas y dio con la primera combinación.

          MRG fueron las primeras letras que ella aprendió.

          —¿A ti también te dieron el mismo acertijo de aprenderte los nombres?—le preguntó Leon colocando las letras en su candado.

          —A pesar de que eso es un acertijo sencillo, había algunos nombres que conocía—respondió la pelirroja antes de sacar el candado y lo puso entre sus dedos—. Pan comido.

          —Presumida.

          Consiguió abrir el segundo, el cual se identificaba con las siglas "NED" y Charlotte movió la única puerta que tenía el contenido dentro del escritorio. Allí encontró su placa, la cual decía Charlotte F. Harmon, enmarcada con color dorado y azul marino. A su lado había un cargador extendido de balas de nueve milímetros, justo como el que tenía su pistola y ella quitó el cargador para poder recargar las balas que tenía en un cargador de veinticuatro. Los dos se sobresaltaron al ver que un oficial ya consumido por la infección abrió la puerta de manera violenta, dirigiéndose hacia ellos. Charlotte alzó su pistola, dirigiendo su bala hacia la cabeza, la cual explotó dejando salir sangre y muchos sesos que mancharon la pared. Ella hizo una mueca de asco antes de salir de la habitación.

          Un trueno sonó afuera, provocando que la pelirroja soltase un jadeo.

          —Esto sí que es de película de terror—murmuró ella antes de girar en un pasillo.

          Leon le siguió de cerca, ambos en un estado de silencio absoluto, esperando a cuando otro trueno resonase en el exterior.

          Otro infectado golpeaba la ventana que se encontraba al final del pasillo donde se encontraban las escaleras que daban al segundo piso y al acercarse, se encontraron con unas tablas y un martillo junto a una bolsa de clavos. Charlotte le tendió el martillo a su compañero para colocar al menos unas tres tablas en la ventana para poder impedir el paso de otro infectado más. El cielo se iluminó con la tormenta eléctrica y luego vino el ruido del trueno ahogando la ciudad de Raccoon de manera muy estruendosa. Los dos se encontraron en el segundo piso que daba a un vestidor y las duchas, donde también había armarios individuales que estaban sin usar. Lottie los abrió, uno por uno, encontrándose con balas de escopeta, las cuales guardó en sus bolsillos — esperando encontrar otra arma pronto.

          —¿Algo nuevo?—preguntó ella dirigiéndose hacia el último armario que le quedaba por abrir.

          —Huh, encontré una tecla suelta. ¿Tú?

          —Balas para escopeta.

          —Me gustaría recordarte que casi te sacas el hombro usando una—señaló el rubio antes de mirarla de reojo—. Gritaste como una niña de cinco años.

          —¿Qué? Pfff, yo no grito como una niña de cinco años—dijo ella antes de abrir el último armario.

          En cuanto lo abrió, un cuerpo infectado se abalanzó sobre ella y Charlotte soltó un chillido que puso le puso los pelos de punta a Leon, girándose rápidamente para disparar dos veces a la cabeza del infectado para que su cabeza explotase frente a las narices de su compañera. La pelirroja sintió que la sangre manchaba su rostro y parte de su cabello, haciéndolo más rojo todavía.

          Leon se agachó a su lado, una mirada cómplice—¿Aún piensas que no gritas como una niña de cinco años?

          —Ya quítame esto de encima o te patearé el trasero.

          —Bien, bien, ya entendí.

          Leon le sacó el cuerpo de encima y le pasó la mano por la cara para poder quitarle parte de la sangre, así mejorando su visión. Los dos miraron en dirección a otra puerta, la cual se encontraba bloqueada por una fuga de vapor muy caliente y que esta podía cerrarse con la llave de una válvula — pero no había nada allí parecido a una válvula. Prosiguieron por el tercer piso, encontrando un gran hueco donde antes había una puerta. Cuando pasaron, Charlotte se encontró con una llave adornada de una pica color azul y recordó encontrar una en el piso principal.

          —Bingo—dijo la pelirroja de manera triunfal.

          —Es una llave.

          —Una llave que puede abrir puertas que están cerradas.

          Leon se palmeó la cara.

          Lottie le lanzó una bola de papel antes de rodar los ojos, siguiendo por la puerta siguiente. Entraron a un pasillo que los dirigiría hacia el ático o a la zona que Marvin le dijo que no fueran a investigar cuando los dos eran todavía cadetes de entrenamiento. Charlotte avanzó rápidamente, al menos hasta que una criatura escurridiza pasó por encima de la ventana que había al final, opacando la luz que entraba desde afuera con su larga figura. Ella se tensó y Leon también.

          —De acuerdo—masculló ella—. ¿Alguna idea de qué puede ser eso?

          —N-No creo que sea una rata.

          —Definitivamente es más grande que una rata.

          —Opino que continuemos.

          —Tú mismo lo dijiste.

          Los dos continuaron por moverse, escuchando ruidos secos y algo rompiéndose por encima de sus cabezas. Dieron con otro callejón sin salida y otra puerta a su costado. Había una nota en una caja, la cual declaraba que si había algún desgraciado que tuviese la mala suerte de seguir con vida, que debía cuidarse de unos malnacidos desollados llamados lickers. La nota especificaba que eran ciegos, pero que su oído era demasiado sensible a cualquier ruido y que eso los ayudaba de manera notable, el único consejo allí era no ir a los tiros para llamar su atención y moverse a pasos muy lentos — más que consejo, Charlotte lo tomó a forma de advertencia.

          Tomaron la siguiente puerta, encontrándose con un cuerpo que cayó frente a ellos, otra vez.

          —Creo que voy a morir de un infarto—dijo Charlotte.

          Al recorrer la habitación se toparon con otra estatua, la cual tenía la rendija para colocar los símbolos que faltaban, pero no había entrada alguna. Leon tocó el hombro de su compañera para señalarle un bloque, el cual tenía marcado una letra y un número: C-4.

          —Es un explosivo—asintió Leon—. Le falta el detonador.

          Charlotte le miró con escepticismo—Supongo que eso puede ser un problema si es que está activado.

          —Normalmente el detonante de este tipo de explosivos se acopla a la carga, no es por remoto. Tenemos que buscar el detonador.

          —Bien, vamos a buscarlo—asintió la pelirroja.

          A la vuelta, donde se encontraba el cuerpo tirado del techo que se les interpuso antes, se encontraron con una especie de puerta que los llevó a la biblioteca principal de la comisaría, la cual se encontraba con luz adornando sus alrededores, igual de caótica como el resto de las habitaciones. Las paredes verdes con tramas victorianas empapelaban las paredes haciendo el gran salón mucho más viejo de lo que era y había una puntura muy opaca cerca de donde se encontraban unas bibliotecas arrimadas. Charlotte llegó a enamorarse de aquella biblioteca la primera vez que la vislumbró.

          Realmente era una pena verla tan silenciosa.

          Como si fuese repentino, la voz de Marvin se escuchó por la radio—Leon, Charlotte, soy Marvin. Necesito que vengan cuanto antes.

          —Teniente, ¿está bien?—preguntó la pelirroja.

          —Surgió algo, necesito enseñárselos. Es importante.

          Leon tocó su radio—Recibido, vamos para allá.

          El dúo bajó por las escaleras, disparando a dos infectados antes de moverse a una puerta del costado. Charlotte miró a Leon—Aún no tenemos noticias de Claire.

          —Espero que lo haya conseguido.

          Al entrar en la habitación, dieron con otra estatua, la cual era la de un caballo, donde se encontraba la segunda medalla. Leon se encargó de poner las piezas para poder obtener una medalla de color bronce de un caballo. Charlotte giró la cabeza hacia un costado, encontrándose con un par de papeles arrugados, los cuales eran los planos de la parte superior de la comisaría. Ella sonrió antes de guardarlos junto al otro mapa del piso inferior.

          —Vamos, Marvin nos está esperando.

          La llave que habían encontrado antes sirvió de maravilla, dándoles el paso hacia el vestíbulo desde una puerta con la misma forma de pica azul. Hasta Charlotte podía sentirse aliviada de ver tanta luz y tanta claridad de su entorno, cosa que ella podía controlar sin ningún problema ante los posibles enemigos que podían presentarse. La oscuridad, en aquellas circunstancias, daba mucho miedo y la luz representaba la poca tranquilidad que había allí en esos momentos. Divisaron al teniente sentado en el mismo lugar de antes y corrieron hacia él, bajando las escaleras rápidamente para converger en su posición. El hombre de piel morena miraba la pantalla de un portátil conectado a la base de datos del RPD.

          —Han vuelto...—dijo él sin aliento y señaló la pantalla—. Vengan y miren.

          Marvin tocó uno de los botones, revelando la grabación de la cámara cinco en el exterior. Lottie se acercó, mirando fijamente a la figura que se encontraba afuera.

          Claire Redfield.

          Finalmente, Charlotte soltó un suspiro de alivio al ver que la muchacha Redfield lo había conseguido.

          —Lo consiguió—dijo la pelirroja con alegría.

          Leon la empujó levemente—¿Ves? Te lo dije.

          —¿La conocen?

          —Sí, se llama Claire—respondió el rubio—. Vino con nosotros a la ciudad. Estaba buscando a su hermano.

          Charlotte asintió—¿Dónde se encuentra esta sección?

          —Pueden ir a esa entrada por la segunda planta—añadió el hombre moreno—. Está en el lado oeste.

          —De acuerdo—dijo Leon—. Iremos por ella.

          Leon fue el primero en tomar la delantera, pero Charlotte se quedó atrás y miró a Marvin de manera fija, casi con parsimonia — recordando las palabras que provenían de su puño y letra en aquella primera nota que pertenecía al inicio de su carrera como oficial.

          Has trabajado muy duro en tu trayecto y tienes más que merecido tu lugar aquí.

          —Gracias, teniente—dijo ella antes de seguir a Leon.

          El teniente Branagh sonrió de lado antes de asentir, observando como la muchacha pelirroja salía corriendo para encontrar a su compañero.




━━━━━━━━




          Cuando cruzaron con la zona este, Charlotte entró a una habitación muy oscura, donde una simple lamparita parecía iluminar algo invaluable. Había una estatua al final de la habitación, donde, a su lado, había una mesa con una mano y un libro; la estatua sosteniendo un cetro con una piedra preciosa roja. Charlotte caminó hacia la lamparita, encontrándose con una tarjeta de acceso a lo que sería un artefacto en la armería de la comisaría y sonrió de lado al imaginarse que una escopeta estaba allí sin estrenar.

          —Ya puedo sentirte cerca, bebé—murmuró ella guardándose la tarjeta en su bolsillo trasero del pantalón.

          —¿A quién le hablas?

          —A la futura escopeta que tendré en mis manos, baboso.

          —Eso entrará a debate.

          —Ah, no, eso sí que no.

          Leon chasqueó su lengua—Debo decir que tu experiencia con escopetas es deplorable.

          —¿Y tú eres todo un experto?

          —Ajá, sí.

          —Presumido—se burló la pelirroja imitando su voz antes.

          —Muy madura, Charlotte.

          Harmon le alzó el dedo medio, sonriendo de lado y entrecerrando sus ojos azules.

          Leon rodó los ojos antes de mirar en dirección a la estatua parada a su lado, colocando las piezas faltantes que se acoplaban en una ranura para luego ver como la mano que sostenía el cetro se volteaba, abriendo su mano rápidamente para dejar el cetro fuera de su agarre. Leon lo tomó, encontrando un pequeño interruptor para sacar la piedra preciosa que tenía delante. La gema roja brilló entre sus orbes azules y él se la lanzó a su amiga para que la metiese en el bolsillo. Cuando decidieron volver a la zona oeste para dirigirse a la armería, Leon y Charlotte abrieron la puerta, topándose con un espacio muy silencioso y con corriente eléctrica. Había un panel donde se encontraban los lockers sellados por diferentes números y faltaban dos teclas.

          Lo único que les faltaba.

          —Menos mal que dimos con una de las teclas de repuesto—señaló el rubio.

          Charlotte miró de reojo a los lockers—Hay balas y munición aquí.

          Leon asintió antes de desbloquear los lockers necesarios con el botón de repuesto. Charlotte, en cambio, decidió ir hacia la parte trasera de la armería donde se encontró con el armario que contenía una escopeta larga y esta estaba bloqueada con la tarjeta que ella encontró antes en la parte este. Ella colocó la tarjeta en el lector y el cierre se desbloqueó, abriendo la puerta al instante, dejando a la vista el arma que produjo un brillo tan peligroso en los orbes azules de Harmon.

          Esta era su noche, a pesar de todo.

          —Ven con mamá—dijo ella esbozando una sonrisa caminando hasta estar frente a la misma.

          Leon carraspeó detrás de ella.

          —¿Ahora de que mierda te quejas, Kennedy?—protestó la pelirroja girándose a mirar al rubio, quien se encontraba recargado contra el umbral de entrada a la parte trasera.

          —Hagámoslo justo.

          Charlotte alzó una ceja—Leon, ¿cómo quieres hacer algo justo?

Leon sonrió de manera cómplice y Charlotte le miró con confusión, al menos por los primeros segundos, para luego mirarle de manera muy sombría e inexpresiva que decía "¿es enserio?" con todas las letras marcadas en rojo. Charlotte y Leon no siempre coincidían en todo y eso era algo que alimentaba constantemente su relación, ellos no competían en nada, porque eran diferentes y comprendían qué era lo que hacía al otro especial, por eso sus peleas eran muy mínimas (más cuando estaban en desacuerdo) — lo que creaban eran consensos, acuerdos que quedaban equitativamente entre ambos, ninguno ganaba, pero ninguno perdía. Normalmente, cuando uno quería "ganarse" algo, se debía hacer un juego clásico de Piedra, Papel o Tijera.

          Cuando Lottie percibió esas intenciones, negó con la cabeza.

          —Es lo más sensato—señaló el rubio.

          —Y tú me dices inmadura.

          Leon alzó una ceja.

          —Somos adultos de casi 21 años, oficiales de policía en un apocalipsis—declaró la pelirroja señalándose a ella y a él al mismo tiempo—. Personas profesionales, Leon. ¿Y tú quieres hacer esto con un juego de Piedra, Papel o Tijera?

          —Ajá.

          Charlotte soltó un gruñido.

          Se formó un silencio cómodo entre ellos y ella miró al rubio—¿Mejor de tres?

          —Mejor de tres.

          Los dos se pusieron en posición y palmearon sus manos, soltando su jugada, la cual Leon ganó. Charlotte apretó los dientes antes de volver a intentarlo, ella ganó los siguientes dos y Leon ganó el último, lo cual los dejaba en empate. Se prepararon para la última vez y movieron rápidamente su mano, él marcando una tijera y ella una piedra.

          —¡SÍ!—exclamó la pelirroja de manera triunfal—. ¡GANÉ!¡TENGO LA ESCOPETA!

          Kennedy soltó una risotada entre dientes antes de negar.

          —Tendrás un arma mucho mejor que la mía, tenlo por seguro—dijo Charlotte sonriendo antes de colgarse la escopeta al hombro—. Vamos por Claire.

          Para cuando volvieron a la zona este donde Marvin les había dicho que podían acceder a la entrada, había algo que no andaba bien en el aire, era más denso o al menos eso era lo que Lottie sentía a su alrededor. La muchacha pelirroja, a pesar del silencio y el simple hecho de poder escuchar su respiración junto a la de su mejor amigo, escuchó algo que parecía casi inaudible. Hélices de un helicóptero vagando por la ciudad, probablemente, pero había algo más allí. Los dos policías caminaron por el desolado pasillo, escuchando con más fuerza el helicóptero, recordando el mensaje de algún socorrista que estaba merodeando cerca de la comisaría para poder aterrizar. Una gran sombra pasó por delante de ellos, provocando un estruendo que hizo temblar sus cimientos. Leon sostuvo a su compañera posando una mano en su cintura, estabilizándola para encontrarse con polvo proviniendo de la esquina del pasillo, justo al final de este.

          Allí también había una puerta, la cual indicaba una salida.

          La lluvia, en cambio, seguía y seguía.

          Los dos salieron por la puerta, sintiendo que las gotas de lluvia los empapaban. También les daban una vista de la tragedia que se había desembocado allí y el piloto que simplemente era un cuerpo más agregado a la pila de los muertos. Lottie miró a Leon antes de negar con la cabeza, apretando los labios en el proceso.

          Una voz femenina se escuchó en la planta baja—¡HEY!

          Los dos se giraron.

          —¡LEON!¡CHARLOTTE!

          Harmon se acercó al balcón, sonriendo al ver a Claire Redfield afuera, empapada hasta las botas que llevaba—¿Qué tal, Claire?¿Cómo te ha tratado la noche?

          —¡Es literalmente la peor noche que tuve en mi vida hasta ahora!

          Leon se acercó—¡Ya bajamos!

          El dúo bajó las escaleras rápidamente para poder encontrarse con la muchacha de cabellos castaño rojizos, quien mantenía un gesto noble al recibirlos de manera cálida. Tenía un par de rasgones, pero nada fuera de lo común. Charlotte intentó abrir la puerta, pero esta estaba cerrada, así que buscaría una táctica para poder hacer que Claire pueda pasar a su lado.

          —¿Cómo te encuentras, Claire?—le preguntó Leon.

          —Estoy bien—respondió ella aliviada—. Ese helicóptero salió de la nada...

          —Estamos en una pieza—añadió el rubio, su cabello oscureciéndose con la lluvia que lo mojaba—. Charlotte y yo buscamos una manera de salir de la comisaría a salvo.

          Claire alzó una ceja—No tendrás una llave en esos bolsillos, ¿verdad?

          —Lo que tiene son balas, Claire—añadió Charlotte agarrando un cortador de alambres—. Necesitaré que trepes por estas rejas y yo intentaré cortar el alambre de púas.

          Leon la miró—¿Crees que es una buena idea?

          Un gemido gutural se escuchó detrás de Claire.

          —Retiro lo dicho, es una excelente idea.

          Redfield asintió—Definitivamente. Apoyo la moción.

          Claire empezó a escalar la puerta enrejada y Leon abrazó las piernas de Lottie para poder alzarla hacia donde se encontraban los alambres de púas. Ella cortó y retrajo lo suficiente para permitirle el acceso a Claire, quien, con un gruñido, saltó hacia el mismo lado en el que estaban ellos y pudo respirar con más alivio.

          —Bien, perfecto, estamos juntos—señaló la muchacha de chaqueta roja—. Por favor, díganme si han visto a una niña rubia deambulando por ahí.

          Charlotte y Leon se intercambiaron miradas de confusión entre ellos, antes de dirigir sus miradas a Claire y negar lentamente. El helicóptero explotó a sus espaldas y Leon se apresuró a tomar el cortaalambres de las manos de Lottie para poder abrir otra entrada. Allí entraron a un salón y cerraron la puerta.

          —Huh, Marvin—dijo Leon por la radio—. Tenemos un problema. ¡Estamos siendo rodeados!

          Silencio.

          Simple y absoluto silencio.

          —¡Marvin!—exclamó Lottie—. ¿Nos recibes?

          El teniente no respondió.

          —Maldita sea—masculló la pelirroja—. Tenemos que volver al vestíbulo.

          Los dos restantes asintieron, siguiendo a la pelirroja por una parte sin explorar, encontrándose con otra sala de oficinas donde había varios escritorios. Hallaron una manivela que podía liberarles el camino en la sección de los vestidores para sacar el vapor caliente de las duchas y siguieron por el pasillo este hasta llegar a la entrada abierta que daba al vestíbulo. Eliminaron a dos infectados que estaban acercándose al perímetro seguro del edificio y Leon corrió en dirección a donde se encontraba el teniente Branagh. Las dos chicas se unieron a él al poco rato, observando que el hombre de piel morena temblaba levemente, pero seguía respirando.

          Charlotte soltó un suspiro de alivio y tomó asiento en el suelo.

          —Aún vive—dijo Leon mirando a las dos chicas—. Busquemos unas vendas.

           —No hace falta—bramó el teniente con voz ronca—. Moriré de todos modos.

           Charlotte sonrió de lado—Ya no creo que esté en condiciones de dar órdenes, teniente.

           —Ponme a prueba, novata—amenazó él a modo de advertencia y dirigió su mirada cansada a Claire—. ¿Así que esta es la chica que vino con ustedes?

          Claire le tendió la mano—Me llamo Claire, Claire Redfield.

          —Redfield, ¿eh?—preguntó Marvin—. ¿Eres hermana de Chris?

          Aquello captó la atención de la castaña rojiza y miró al teniente con más determinación—Sí, ese mismo. ¿Por qué?¿Sabes dónde está?

          Marvin suspiró—Está de vacaciones, en Europa. Desde hace semanas.

          —¿Vacaciones?¿Dónde, exactamente?—preguntó ella—. ¿Hay algún otro miembro de su unidad? Habían dos chicas...huh, una chica llamada Joy y otra llamada Jill.

          —¿La oficial Williams?—preguntó Leon ladeando su cabeza hacia Claire—. Ella se fue mucho antes de que esto pasase, algo ocurrió con la unidad en el mes de Julio y bueno, la unidad STARS fue disuelta.

          —¿Y qué hay de esta Jill?—añadió Charlotte mirando al teniente.

          —La oficial Valentine estaba en suspensión por el jefe Irons—respondió el teniente—. Nadie la vio desde principios de semana.

          —Entonces, mi hermano está de vacaciones...en Europa—concluyó la menor de los Redfield—. Eso...Eso es genial. Tal vez es lo mejor. Pero no entiendo por qué no me lo dijo antes.

          —Estará incomunicado, Claire—dijo Charlotte poniéndose de pie—. Lo bueno es que él está a salvo.

          Redfield asintió—Bien, entonces, ¿qué es lo que sigue?

          —Tenemos que encontrar un tercer medallón y dijiste que había una niña merodeando por aquí—señaló Leon colocando la segunda medalla en el compartimiento—. Sugiero que sigamos con ello.

          La cabeza de Claire se giró ante el movimiento, cerca del segundo piso.

          —Creo que ya tenemos una pista—dijo ella.

          Los tres subieron las escaleras, dejando a solas al teniente Branagh para buscar a una pequeña intrusa.




━━━━━━━━

sin editar

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro