Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

iii. el misterio de la comisaría


LA CAÍDA,
capitulo tres: el misterio de la comsiaría!



          CHARLOTTE HARMON PODÍA ADMITIR QUE SE ENCONTRABA MÁS QUE ALIVIADA DE ESTAR EN TERRENO SEGURO. Detrás de ellos se encontraban los muertos vivientes intentando de derribar el portón de metal para poder comerlos como su cena, pero Leon se percató de cerrar antes de que ocurriese algo de lo que se arrepentirían después. La lluvia no había cesado ni siquiera un poco y Lottie se preguntó si eso resultaría un poco limitante para la posible evacuación de civiles, los cuales estarían alojados en la comisaría donde los estarían esperando. La pelirroja volvió a pasarse una mano por su cara, quitándose el poco pelo que tenía en su rostro antes de mirar a su compañero. Se separaron para buscar alguna otra entrada, pero estaban bloqueadas y eso significaba que debían cruzar la puerta principal como lo hicieron en su tiempo como reclutas.

          La cantidad de cuerpos sin vida allí era nauseabunda para Harmon e hizo sus máximos esfuerzos para no vomitar su almuerzo de hacía horas.

          Los dos se acercaron a la puerta y Lottie decidió no mirar atrás.

          —Espero que tengamos respuestas—murmuró Leon antes de abrir.

          Con un leve empuje, los dos abrieron las puertas, dando entrada al gran vestíbulo elegante de la comisaría. Una estatua se encontraba en el segundo piso, dándoles la bienvenida a ambos de manera silenciosa, el símbolo de la RPD se encontraba en el suelo de mármol marcando su grandeza ante la sociedad que cubría las calles de Raccoon y el silencio sepulcral que estaba formado entre sus pasillos hizo que Charlotte soltase un respingo. Abandonado y desolado, la comisaría del Departamento de Policías de Raccoon City los recibía en aquella infernal noche — sin el rastro de ninguna alma lloriqueando por ayuda.

          —¿Qué...?—preguntó Harmon desconcertada.

          —¿Hola?—bramó Leon con preocupación—. ¿Hay alguien ahí?

          Silencio.

          Puro, indeseable silencio.

          Los dos avanzaron con sus armas en alto, examinando sus alrededores de manera cautelosa, recordando que su compañero se encontraba cuidándole la espalda a la chica y ella observó suministros médicos y camillas, algunas refacciones y alimentos, pero todo en su mayoría era médico. Al acercarse a la recepción, se encontraron con un cofre (el que usualmente colocaban las evidencias antes de transportarlas) y el escritorio donde se encontraba la computadora con la base de datos. Lottie se acercó rápidamente para poder intentar conectarse y ver que está pasando.

          —Dudo que encontremos respuestas ahí—murmuró ella y miró a Leon de reojo—. ¿Viste algún cuerpo?

          El rubio negó—Aquí no hay cuerpos, pero algo malo pasó aquí.

          —Tiene que haber alguien...

          Charlotte empezó a usar las teclas para poder ver de qué se trataba la alerta que había allí en el ordenador y vio las cámaras. En una de ellas, se reveló la figura de un oficial luciendo un chaleco antibalas; Leon se acercó para ver, igual de atento como ella, ambos empapados por la lluvia y ensuciando la computadora con gotas. De los parlantes de la computadora surgieron disparos, los cuales centellaron en la pantalla y Charlotte se apresuró para ponerlos, el hombre en uno de los pasillos escapando de algo.

          —Oh, no me jodas—murmuró Leon.

          Charlotte cambió a otra cámara—Debe estar en problemas.

          El hombre miró a la cámara antes de hablar—¡David!¡Marvin!¡¿Me oyen?!—sacó algo de su bolsillo—. ¡Hay una salida!¡Está aquí!—el muerto viviente se le intentó tirar encima y Lottie se preguntó si el oficial sobreviviría—. ¡Envíen refuerzos!¡Estoy en el pasillo este!

          —¿Pasillo este?—preguntó Kennedy mirando a su compañera.

          La pelirroja asintió—Está cerca de las escaleras de emergencia, justo compartiendo el pasillo con la sala de prensa. Sé dónde es.

          —Bien, pues vamos a encontrarlo.

          —¿No sería mejor que uno de los dos se quede aquí?—inquirió Charlotte alzando una ceja—. Por si alguien necesite ayuda al entrar.

          —Ya escuché ese tipo de mierdas antes, Charlotte—le dijo Leon de manera poco expresiva—. Ni lo sueñes.

          —Te dije que no soy una niña.

          —Pero sé que no eres muy estúpida como para ir sola.

          Touché, pensó la pelirroja.

          El dúo se encaminó hacia el lado derecho de la comisaría, donde se encontraba una de las puertas enrejadas y había un letrero que decía: "No entrar", algo que no pareció completamente confortante para la pelirroja (además de que lo ignoraría de todas formas si se dirigían a ayudar al oficial). Leon subió la palanca y la reja empezó a subirse, antes de terminar atascada luego de subir un poco. Su compañera se agachó, junto con su linterna a mano, para poder alumbrar el pasillo tenebroso y oscuro. Había sangre, mucha sangre a los alrededores y Charlotte respiró muy hondo antes de gatear al otro lado, Leon hizo lo mismo sin hacer antes una mueca de asco, recibiendo la mano de su compañera para poder levantarse.

          —Esto está demasiado oscuro—dijo Charlotte en un murmullo.

          —¿Le tienes miedo a la oscuridad, Lottie?

          Ella le golpeó las costillas con su codo y él gruñó en voz baja.

          Avanzaron, encontrándose que en una de las cajas eléctricas que permitía abrir la puerta por completo faltaba un fusible. Los dos continuaron hasta girar y escuchar un sonido seco al final del pasillo. Sus armas se encontraban en alto y tensas, preparadas para disparar ante cualquier movimiento. Charlotte se sentía absolutamente aterrorizada, una pesadilla manifestándose en su ser ante la quietud y el silencio que se originó después.

          —Tú puedes, Lottie—murmuró Leon a su lado al verla tensa.

          Continuaron con su camino, hasta que abrieron otra puerta donde se encontraba la Sala de Prensa y al encender la luz, se encontraron con un sitio completamente caótico en excelencia. Charlotte encontró balas cerca de un oficial que no fueron utilizadas y se las entregó a su compañero — al no ver a nadie más allí, prosiguieron en el pasillo hasta que vieron un armario bloqueándoles el paso. Los dos empujaron el mueble a un costado sin esfuerzo, así pudiendo pasar sin problemas y siguieron hasta llegar a una esquina que estaba llena de cuerpos amontonados de personas que fueron mordidas, la sangre teñía el manto de agua que se alzaba a sus pies y el olor putrefacto era incesante.

          —Dudo que pueda retener mi almuerzo por mucho tiempo más, Leon—dijo la pelirroja.

          Leon hizo una mueca antes de seguir a su compañera—En eso coincidimos.

          Repentinamente, un golpe escandaloso se escuchó y ellos apuntaron con sus armas.

          —¡ABRAN LA PUERTA!¡RÁPIDO!

          Charlotte jadeó.

          El policía.

          Los dos echaron a correr en la dirección donde provenía el grito del oficial y entraron en una oficina donde había otra puerta enrejada. Charlotte guardó su arma y su linterna, dispuesta a ayudar en lo que sea para poder abrirla, no había ningún mecanismo de apertura así que Leon se colocó en el borde. Ambos tiraron hacia arriba, revelando chillidos y sonidos guturales mezclados con la desesperación de aquel hombre por salir de esa prisión. Unas manos humanas salieron por la rendija y Charlotte tomó iniciativa de tomarlas para tirar de estas, en un intento de sacar al oficial de allí.

          —¡Ayuda!—exclamó el policía sosteniendo algo en su mano—. ¡POR FAVOR!¡AYÚDAME!

          —¡Te tengo!—dijo Charlotte tironeando de este—. ¡Dame la otra mano!

          Cuando le dio la otra mano, Charlotte tiró un poco más antes de que un rastro de sangre terminase en su rostro, siendo acompañado por un grito de agonía por parte del policía y eso la obligó a tirar más fuerte. Leon cerró los ojos con fuerza, sin poder presenciar lo que su mejor amiga ya veía.

          —¡No te rindas!—exclamó Lottie tirando más de él y más sangre manchó su ropa—. ¡Mierda!

          Lottie cayó hacia atrás con el resto del cuerpo ensangrentado, literalmente partido en dos y Leon fue el primero en vomitar. Charlotte miró la sangre, la cual estaba a punto de mimetizarse con su cabello pelirrojo por la cantidad excesiva que había en esa habitación. Los intestinos del policía se encontraban esparcidos por el suelo como si fuesen los adornos de una piñata rota y su olor fue tan prominente que Leon tardó muchísimo en recomponerse. Eso definitivamente fue lo más perturbador y asqueroso que Charlotte Harmon tuvo que presenciar.

          (Al menos, aún no había vomitado su almuerzo.)

          —Santo cielo...—murmuró el rubio antes de recomponerse.

          Lottie no había quitado la vista del cuerpo partido en dos.

          Oh, diablos, pensó Leon.

          —¿L-Lottie?—preguntó él al ver a su amiga tan quieta, se acercó despacio, tocando su hombro levemente y eso la hizo encogerse—. Eh, tranquila, tranquila—un gruñido irrumpió al otro lado, provocando que estos soltasen un respingo—. Tenemos que volver al vestíbulo.

          Ella se inclinó hacia adelante y agarró lo que el oficial tenía en su mano, era un cuaderno con notas y en una de las páginas finales se encontraron con un dibujo muy detallado sobre una especie de "salida alternativa" de la comisaría, el cual parecía demasiado exacto para ser verdad. Otro golpe se escuchó contra las rejas y eso fue suficiente como para indicar que los problemas estaban literalmente frente a ellos, dejándoles ninguna otra opción que retirarse al vestíbulo. Cuando se dirigieron a la puerta, un oficial de policía uniformado abrió la puerta con el peso de su cuerpo y estaba cubierto de sangre, soltando un gruñido con las intenciones de querer morderlos. Leon le disparó en la cabeza antes de tirar de la mano de Lottie hacia afuera.

          ¿Qué diablos estaba ocurriendo realmente?

          Lottie buscaba comprenderlo.

          (Sin embargo, en esos momentos, su vida valía más que la pura verdad a sus preguntas curiosas y pesantes.)

          Los dos salieron corriendo por el pasillo, escuchando a más a sus costados, detrás y cuando llegaron al pasillo que los dirigía a la reja que permitió el paso al vestíbulo, dos de ellos se interpusieron en su camino, soltando gritos aterrorizantes y gemidos de puro terror.

          —¡Dios!¡Están por todas partes!—exclamó Leon y Lottie disparó.

          —¡Tenemos que volver al vestíbulo!

          Corrieron una vez más, intentando llegar a la puerta y Lottie la encontró para abrirla un poco más. Leon fue el primero que logró salir y sostuvo la reja al otro lado, mientras que la pelirroja siguió detrás de él, gateando para poder salir. Un gruñido terminó por anunciar su siguiente perdición y había una mano que tocaba su pie, dispuesta a llevarse a la muchacha para dejar al rubio solo. Leon exclamó su nombre antes de tomar su mano y darle un fuerte tirón, sin percatarse de otra presencia en el vestíbulo. Sacó a Charlotte antes de caer a su lado, rodeando su cintura para sacarla por completo y dejando la cabeza del muerto a la vista.

          Repentinamente, una pierna terminó bloqueando la reja por completo, aplastando la cabeza del hostil. Harmon intentó calmar su respiración, sintiendo como su corazón latía con fuerza justo como el de su amigo.

          —Se nota que esto no estaba en el entrenamiento, ¿verdad?—preguntó una voz muy conocida.

          Leon no podía creerlo—¿Teniente Branagh?

          —En persona, novatos.

          Charlotte no podía haberse sentido tan aliviada de tener un rostro más familiar en aquel entorno del infierno. El teniente Marvin Branagh se encontraba frente a ellos, en una sola pieza y con sangre manchando su uniforme, pero su actitud no había cambiado con ellos. Charlotte estaba muy, pero muy asustada.

          —Teniente...—masculló Charlotte aún sin aliento—. H-Había otro a-gente y no pude...no pudimos...

          —Están a salvo, chicos—señaló el teniente sosteniéndose su herida ensangrentada antes de estrecharles la otra mano—. Vamos, arriba los dos.

          Charlotte aceptó la mano del teniente para ponerse de pie mientras que Leon se paraba por su cuenta. La pelirroja esperó a ver si había otros policías, no obstante, parecía que todo se encontraba limitado al teniente. Él caminó hasta el cofre, donde rebuscó rápidamente dos bolsas de plástico negro y terminó por tirárselas a los dos cadetes novatos. Leon miró de reojo a Charlotte y ella se limitó a alzar una ceja antes de abrir la bolsa.

          —No pierdan el tiempo, novatos—sentenció el teniente de piel morena—. Es momento del uniforme.

          Leon y ella asintieron antes de ponerse manos a la obra.




━━━━━━━━




          El uniforme era más que completo para los dos, lo cual podía ser una gran ventaja. La muchacha se vistió lo más rápido que pudo, colocándose la camiseta color azul marino que tenía el escudo de la comisaría en su pecho izquierdo. Vestía sus pantalones de un tono azul más oscuro, los cuales calzaban como anillo al dedo y luego se colocó las botas negras para poder caminar mejor. Leon le tendió una toalla que encontró entre los suministros médicos para que ella pudiese secarse el cabello pelirrojo; Charlotte lo agradeció esbozando una sonrisa, antes de pasarse la toalla húmeda sobre el rostro para así quitarse la sangre que había en su rostro, limpiando cualquier rastro que faltaba. El rubio aún no podía sacarse la imagen de su rostro quieto y desesperado con el cuerpo del policía en sus manos, ella estaba realmente asustada cuando tironeaba del oficial que terminó sucumbiendo a las temibles garras de la muerte.

          —¿Estás bien?—preguntó Leon en un murmullo, colocándose el chaleco.

          Charlotte asintió, sin buscar las palabras correctas para poder hablar.

          Leon la comprendía.

          Ella se colocó un buzo algo pesado para proseguir con el chaleco antibalas que tenía a un lado, colocándose las coderas y rodilleras después. Encontró guantes protectores que tenían agujeros en las falanges de los dedos, los ajustó para poder concebir todo el uniforme correctamente. Encontró el arnés con la funda para su pistola y lo ajustó a sus caderas, enganchándolo a su pierna derecha para colocar su pistola. Un juego de esposas, gas pimienta, su linterna y un cuchillo se colocaron allí también. La pelirroja realizó una trenza en su cabello, así juntando todos los mechones para encontrarse más cómoda a la hora de investigar y no tener obstáculos de por medio, cuando se ató el cabello, los dos se unieron al teniente Branagh.

          El teniente bufó al verlos—Es una lástima verlos en ese uniforme en estas circunstancias.

          Charlotte apretó los labios.

          —¿Nadie sabe cómo empezó?—preguntó Leon recargando su arma.

          Marvin volvió a poner su mirada en la computadora, el pequeño anotador que la pelirroja había conseguido del agente caído era un constante recordatorio de la gente que estaba muriendo en aquellos momentos en las calles desoladas de Raccoon City. El corazón de Charlotte Harmon se encogía de maneras inigualables y Leon sentía un nerviosismo que puso un nudo en su garganta. El teniente moreno los miró de reojo antes de examinar mejor las cámaras, aun tocándose su herida.

          —Ni idea—respondió Marvin tecleando para identificar las habitaciones—. Pero lo que es seguro es que este sitio los comerá vivos si no tienen cuidado.

          —Íbamos a empezar la semana pasada—dijo Lottie al fin recuperando su voz poco a poco—. Pero nos dijeron que no. Tendríamos que haber venido antes.

          —Están aquí ahora—señaló el teniente enfocando su mirada en el cuaderno—. Es lo que importa.

          Los dos se acercaron al teniente y estaban preparados para poder ir a ayudar. Leon fue quien tomó iniciativa—Estamos listos, teniente.

          Marvin los miró—Con suerte, conseguirán salir de la comisaría—sus orbes marrones miraron los azules de Lottie—. El agente que viste, Harmon, es Elliot...dijo que este pasaje secreto podía servir.

          Le señaló el dibujo que ella vio antes.

          ¿Acaso esa era la única salida?

          Lottie tomó el anotador en sus manos, ya manchado con la sangre del teniente Branagh y asintió, él se quejó en voz baja ante el dolor, provocando que Charlotte hiciese una mueca sospechosa ante la actitud del teniente.

          —Son buenas noticias, entonces—dijo Leon mirando al hombre moreno—. Podremos llevarlo a un hospital.

          Marvin negó—No, yo no soy la prioridad.

          —Pero, teniente, no vamos a dejarlo...—dijo Lottie.

          —¡Es una orden, novatos!—Marvin alzó su voz, silenciando a los dos nuevos oficiales de policía, haciendo un ruido estruendoso en el vestíbulo, demandando quietud y control de la situación—. Primero ustedes dos se ponen a salvo. Iría con ustedes, pero los retrasaría—al ver que Leon no llevaba su cuchillo, Marvin rebuscó en su cinturón—. Toma, novato. Lo necesitarás.

          Kennedy negó—No puedo.

          —¡Basta!—bramó el teniente insistiendo y Leon lo tomó para colocárselo en el cinturón, justo detrás de él.

          —Entonces, tenemos que buscar tres medallones—declaró la pelirroja mirando las siguientes páginas del cuaderno—. Nos separaremos para buscarlos.

          —¡Absolutamente no, Harmon!—declaró el teniente de manera insistente—. La única regla que les daré es que deben estar juntos, ninguno se separa del otro. Si uno corre, el otro lo sigue, si uno se esconde, el otro también—tocó el hombro de la pelirroja—. Y no repitas mi error. Si ven a una de esas cosas, uniforme o no, ni se lo piensen. Disparan o corren, ¿entendido?

          Lottie estaba temblando por dentro.

          —Sí, señor—dijeron los dos al mismo tiempo.

          Marvin se sentó de nuevo en la silla, soltando un quejido de dolor y los dos cadetes decidieron dirigirse hacia la parte izquierda de la comisaría, donde encontraron una reja que bloqueaba su paso hacia el ala oeste del RPD. Charlotte se percató de que había más puertas allí, pero estaban cerradas con llave, así que prosiguieron hacia el segundo piso, encontrándose con la estatua de un león en mármol. Allí pudieron ver uno de los medallones y Charlotte sacó rápidamente el cuaderno para poder colocar las piezas que se encontraban dispuestas como un maldito rompecabezas.

          Leon intentó sacar el medallón por la fuerza con el cuchillo.

          —Leon.

          —Ya casi—gruñó él.

          El muchacho era un tonto, un tonto demasiado adorable y atractivo para su propio bien. Lottie maldijo en voz baja y lo empujó a un lado, colocando las piezas como estaban estipuladas en el cuaderno. El compartimento donde se hallaba el medallón se contrajo, revelando el mismísimo medallón y este estaba de un color bronce, mostrando el relieve de un león feroz. Ella lo agarró sin problemas y miró a Leon de forma inexpresiva.

          —Esto se le llama paciencia, Leon—demostró la pelirroja—. Deberías intentarlo.

          —Muy graciosa, caperucita roja.

          Eso le consiguió un golpe en sus costillas, otra vez.

          Al bajar, probaron con el primer medallón, colocándolo en el orden que ponía en el anotador y parte de la base se movió a través de un mecanismo para poder revelar unas rejas, sin embargo, faltaban dos medallones más — pero había esperanza de una salida.

          —Así que Eliott tenía razón—murmuró Marvin detrás de ellos.

          —Solo faltan dos—dijo Leon tomando a su compañera del brazo—. Vamos.

          Lograron ingresar al ala oeste por la reja gracias al cuchillo que les permitió bajar la palanca para poder levantar la reja, un charco de sangre seca les dio la bienvenida y los dos no tardaron en llevar sus armas en alto. Pasaron por el lugar donde tomaban declaraciones y su sala de espera, la cual los llevó a otra puerta donde todo volvía a estar oscuro otra vez, algunos tablones cubrían las ventanas rotas y otras parecían inmutables ante todo el caos que se había desencadenado. Manchas de sangre decoraban las paredes, brillando ante la luz de sus linternas mientras ellos pasaban. En una de las esquinas, encontraron un cuerpo de un policía, donde su radio aún funcionaba y emitía una señal.

          —Llegada al RPD....repito, llegada en cinco minutos.

          —Diablos—murmuró Leon antes de acercarse, levantando la cabeza caída para ver como se le caía la mandíbula sacando más sangre—. Mierda...

          Esta vez fue el turno de Charlotte para vomitar.

          (Y eso era realmente asqueroso.)

          Leon se reiría de ella, en circunstancias diferentes, pero en aquellos momentos no podía. El rubio escuchó un ruido al final del pasillo, llamando su atención y tomó a la pelirroja por sus brazos para esconderse en la esquina desolada, justo detrás de la pared — así esperando a que su compañera terminase de recomponerse. ¿Quién diría que su primer día como policías podía ser tan desastroso?

          Leon buscó un pañuelo en sus bolsillos, dándoselo a Lottie para poder limpiarse la boca.

          —¿Te encuentras mejor?—preguntó Leon sin quitar su agarre en los brazos de la pelirroja—. No recomendaría comer en las siguientes horas.

          —En eso coincidimos—balbuceó la pelirroja antes de pasarse el pañuelo—. Estoy mejor, gracias.

          Leon asintió antes de mirar hacia el pasillo con la linterna—Sigamos.

          Los dos caminaron un poco más, antes de que un cuerpo cayese frente a ellos, dejando que Charlotte soltase un respingo y saltase hacia atrás. Leon examinó el cuerpo y este sangraba demasiado rápido, así que los dos continuaron por el pasillo, girando y probando puertas que aún no podían abrirse por que necesitaban llaves. Se adentraron más a la zona oeste y los dos trastabillaron cuando escucharon a un zombie golpear contra una de las ventanas, sus manos ensangrentadas manchaban todo el vidrio y los dos decidieron moverse rápido para evitar problemas.

          La ventana se rompió detrás de ellos.

          —¡Corre!—exclamó Lottie antes de empujarlo a otra habitación.

          Al entrar, se encontraron con una sala de descanso y allí buscaron si había municiones o medicina, o alguno que otro indicio para encontrar los dos medallones que faltaban. Lottie se dirigió a un escritorio, encontrándose con un reporte que estaba sucio, pero era reciente: leyó que la comisaría se había transformado en un refugio temporal por el brote repentino de los muertos vivientes, el papel de la policía era crucial con sus ciudadanos y eso era cuidarlos para poder controlar la situación. Leyó, también, que hubo ataques de grupos y uno de los refugiados asesinó a un policía, confirmando que el brote también estaba entre ellos. La pelirroja se mordió el labio al ver que esto apenas tenía unos cuantos días y que ellos no estaban allí para poder ayudarlos.

          La comisaría estuvo aislada de comunicación alguna.

          (Y ellos disfrutando sus últimos días en Baltimore.)

          El 27 de septiembre mostraba un último reporte, ya cuadrando de que las bajas habían sido muchísimas y que la ciudad sí que se estaba sumiendo al maldito caos causado por el brote. Lottie dejó el reporte sobre la mesa y soltó un gruñido de frustración antes de golpear el escritorio con un puño.

          Leon le miró de reojo—Eh, ¿qué sucede?

          —Esto empezó el 25 de septiembre, Leon—bramó ella antes de girarse para mirarlo—. Eso es lo que pasa. Llegamos tarde para ayudar.

          —Nos dijeron que no podíamos empezar la semana pasada—señaló el rubio antes de relamerse los labios—. Tiene sentido. No querían que nos involucremos en esto.

          —Ya estamos más que involucrados en esto.

          —Sé que eso te enoja...

          —No estoy enojada.

          —Sí que lo estás.

          —Que no.

          —Lo estás.

          Charlotte se quejó en voz alta antes de dirigirse a una puerta, la cual llevaba una cadena con candado. Desperdiciar balas y provocar ruido para traer a infectados indeseados no era una muy buena idea, así que se limitaría a buscar las llaves. Caminó hacia un pizarrón, mientras que Leon se limitaba a mirar el berrinche de niña de cinco años que su amiga hacía y al iluminarlo se encontró con un mapa de la comisaría del primer piso.

          —Al fin—masculló ella de manera triunfal—. Tenemos algo bueno.

          Leon rodó los ojos.

          Las puertas dobles se movieron, como si alguien intentase entrar por ellas y los dos agentes apuntaron con sus armas hacia esta. Charlotte dobló el mapa con rapidez y cuidado de no romperlo para guardarlo en uno de sus bolsillos.

          Gracias a Dios que este pantalón si tiene bolsillos, pensó ella.

          Las puertas se abrieron, revelando a la mujer infectada entrando por la fuerza y Charlotte no tardó en tomar la iniciativa de abrir fuego. Con dos disparos directos a la cabeza, la misma se abrió antes de caer en seco al suelo. Ella se permitió respirar antes de bajar el arma, Leon la alumbró con su linterna, su rostro apacible y buscando mantener sus nervios a flote para no cundir al pánico.

          —Saldremos de esta, ¿de acuerdo?

          Charlotte dudaba de aquella declaración, pero se limitó a asentir antes de continuar por el oscuro pasillo.




━━━━━━━━

sin editar

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro