NUEVO ASESINO

- NICK, TENEMOS QUE HABLAR.

mi hermano levantó la mirada de la vitrina que limpiaba.

-estoy un poco ocupado, ¿no puede ser más tarde?- su compañero de tareas, gary, nos miró disimuladamente.

-es urgente..-pensé en alguna excusa.- es sobre mamá.

-Anda nick, tu hermana parece preocupada, regresas luego si es necesario.-habló gary.

nick se levantó y me siguió, una vez que estuvimos fuera del comedor me giré hacia él.

-¿por qué mierda estás tan nerviosa?- preguntó.

lo miré dudosa entre si debía decirle toda la verdad o no.

-anoche entre a la oficina de la señorita lane.-nick parecía sorprendido, jugaba con mis manos mostrando lo nerviosa que estaba.

nick me miró expectante, yo me giré y murmuré "sígueme", él me hizo caso. nos alejamos de los campistas y llegamos a la cabaña de arte. como estaba vacía, saqué de la mochila que cargaba el libro de la señorita lane.

-¿Cómo mierda es que ella tiene esto? -levanté el libro y él lo tomó.

pasó las páginas, leyendo todo lo que había en ellas, se detuvo en una en específico, la imagen de sarah fier, cortando su mano. la cerró rápidamente y me entregó el libro a la fuerza.

-devuélveselo.-ordenó.

yo lo miré con el ceño fruncido.-¿hablas en serio?, esta cosa.-dije señalando el libro.- nos puede costar siglos de legado.

-sí, pues tarde o temprano se dará cuenta de que su libro no está así que, devuélvelo.

-¿piensas que lo voy a hacer sola?, no pretendo ir en la noche, esa mujer está desesperada buscando por la mano de sarah fier, hay que regresarlo ya.-dije alzando la voz.

él me miró una vez más.-¿y cómo piensas que te ayude yo?- preguntó.

me giré para buscar algún objeto de la habitación que nos pudiera ayudar, en la mesa junto a nosotros había un cutter, lo tomé y le advertí.- esto va a doler un poco.- antes de que comenzara a protestar, pasé el cutter por su brazo izquierdo, haciendo un corte visible. nick se quejó del dolor y de que no le avisé lo que iba a hacer.

-bien este es el plan.- comencé a explicarle.- entras a la enfermería por el corte, haz alguna excusa que parezca creíble.  mientras la señorita lane te está curando, yo iré a su oficina, su ventana  debe de estar abierta.

salimos de la cabaña y nick comenzó a caminar más adelantado a mí. yo comencé a bajar la velocidad cuando nick entró a la enfermería, pero antes se giró a verme y asintió.

no voy a mentirles, hacerle daño fue satisfactorio, pero ahora no hay tiempo para eso.

rodeé la enfermería y busqué la ventana de su oficina, cuando la encontré me acerqué a ella y cuidadosamente para no hacer ningún escándalo. 

la ventana estaba cerrada. 

-mierda... mierda... mierda.-repetí al darme cuenta que no era mi fuerza, era la ventana que no abría porque tenía seguro.

caminé hacia el otro lado de la enfermería y encontré otra ventana, esta ventana daba a una especie de habitación llena de estanterías con medicinas. abrí la puerta cautelosamente, la puerta se encontraba diagonal a donde yo estaba. 

allí se encontraban la señorita lane curando la herida de mi hermano. él estaba constantemente mirando a los lados en caso de que algo saliera mal, y gracias a dios miró hacia mi dirección, abrió los ojos notablemente y soltó un falso quejido de dolor, lo que hizo que la señorita lane se concentrara aún más en él. 

pasé el pasillo sin pensarlo demasiado y entré en su oficina, dejé el libro donde lo había encontrado ayer. me giré a la puerta, esta vez no iba a poder salir por el mismo sitio porque corría el riesgo de que ella me viera. así que me puse frente a la ventana y quité el seguro, comencé a levantar la ventana y antes de lanzarme, me aseguré que nadie estuviera viéndome. 

caí sobre mis rodillas y levanté la mirada. me sentía derrotada al ayudar a mi hermano por algo que a penas me beneficiaba a mí. 

caminé hasta uno de los bancos que estaban cerca de la enfermería, me senté y esperé  a nick mientras limpiaba la tierra de mis rodillas.

nick se acercó a mí, noté que tenía una venda cubriendo la herida.- eso fue más fácil de lo que esperaba.- dijo sentándose a mi lado. 

-podremos ser más cuidadosos mientras escogemos al próximo asesino.

-no te preocupes, ya lo tenemos.- fruncí el ceño cuando escuché sus palabras.- thomas slater. 

FIN DEL ACTO UNO

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