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NamJoon había visto a JiMin huir al darse la noticia, se encontraba preocupado y ansioso para hablar con él y explicarle que no tenía ni idea que el emperador iba a anunciar que su compromiso con SeokJin era oficial. Esperó largos minutos donde las ansias le consumían, y una vez el príncipe pidió retirarse para tomar aires por unos minutos, creyó que era el momento adecuado para pedir lo mismo.
—Su majestad —llamó NamJoon respetuosamente.
—¿Si?
—¿Me permitiría tomar un descanso?
—Pero esta es su fiesta —opuso.
—Cariño, deje que NamJoon descanse un poco —intervino la emperatriz—. SeokJin igual se sentía algo abrumado con todo esto, sería genial si dejara que NamJoon procese el gran anuncio.
El emperador miró a su esposa por unos segundos no muy conforme con ello, pero con suspiró de resignación dijo:
—Tienes razón, amor... te otorgo el permito para retirarte, NamJoon.
—Muchas gracias, su majestad —agradeció con una reverencia—. En cuanto me sienta mejor volveré, no es mi intención faltarle el respeto.
—Está bien, muchacho.
Nam dio nuevamente una reverencia y salió del lugar para ir en busca de JiMin, sin embargo, el palacio era grande y su búsqueda no estaba dando resultados. Sentía que no lo encontraría, pero de repente escuchó un suave sollozo, se acercó hacia el sonido para así encontrar a su JiMin sentado en una esquina llorando, con su rostro tapado por sus rodillas.
—JiMin —musitó suavemente y este se tensó.
NamJoon se acercó precavidamente, se arrodilló y abrazó el pequeño cuerpo del rubio, sin embargo, este lo apartó brusco. Se levantó y se alejó aún más de NamJoon, como si lo fuera a contagiar de alguna enfermedad mortal.
—Apártese —pidió tratando de ocultar su rostro cubierto de lágrimas.
—JiMin... yo no tenía ni idea que el emperador iba a anunciarlo.
—No importa... —murmuró despacio con un claro tono de tristeza en su voz.
—Entonces ¿por qué está llorando?
—¿No lo entiende? —preguntó JiMin expresando con un gesto de dolor en su rostro—. Es porque fui un bobo. Usted se va a casar y ya es oficial. Fui un idiota al creer que lo nuestro de verdad podría ocurrir.
—Usted ya sabía de mi compromiso cuando aceptó darme una oportunidad.
—¡Sí! pero... pero esto me ha abierto los ojos... creí que podría, pero no lo sé... se casará con el príncipe ¿acaso puedo competir contra ello? SeokJin es hermoso y es un doncel. Es como un ser divino. Usted se casará con él... Quise intentarlo, pero —se mordió el labio para evitar soltar un gemido de dolor. Dolor que se producía en su corazón—, nuestra relación no tiene futuro. Nunca lo tuvo.
—Eso no es verdad.
—¡Claro que lo es! —gritó con el dolor de su corazón—. ¡¿Qué puedo hacer yo ante el príncipe?! Nada. El emperador ya confirmó su compromiso ante el pueblo, es algo que ya no se puede evitar. No podemos ser hacer nada... —una vez se controló, dejó escapar pequeñas lágrimas, las cuales se encargó de limpiar rápidamente con las maltratadas mangas de su vestuario que muchos podrían llamar trapos sucios—. Solo hay que recordarlo como un momento de estupidez.
—No es un momento de estupidez para mí, le he dicho que me gusta —insistió NamJoon—. Lo quiero, JiMin.
—No sirve de nada querernos si no podemos estar juntos, es mejor olvidar todo. No puedo ser el amante, no es justo ni para SeokJin, quien es mi amigo, ni para mí.
—Lo sé, ¡lo sé! pero... lo... lo solucionaré.
JiMin rio amargamente.
—¿De qué forma? ¿Enfrentará al emperador? ¿Le dirá que no se quiere casar con su hijo, el príncipe, porque quiere a un sirviente? Eso solo hará que nos corten la cabeza.
—Confía en mí —pidió NamJoon acercándose a JiMin para tomar sus manos y ponerlas en su corazón—. Buscaré alguna forma, solo déjame encontrarla.
—¿Y si buscándola te enamoras de él?... es... es SeokJin después de todo.
—Y usted es JiMin y mi corazón solo le corresponde únicamente a usted —respondió seguro de sus palabras y sentimientos, acercándose aun más al rubio para esta vez tomar el dulce rostro de él en sus manos.
—Alguien podría vernos, NamJoon —le recordó en un susurro JiMin cuando sus labios estaban a milímetros de distancia.
NamJoon entendió y se apartó un par de pasos del más joven, sin embargo, no iba a dar todo por perdido.
—Vamos a otro lugar, pero yo no me apartaré de usted sin solucionar esto.
—Esta lleno de invitados, corremos el riesgo de que nos pillen en cualquier momento.
—No me importa —respondió NamJoon.
—A mí sí, porque quiero vivir...
—Por favor —suplicó una vez más mirando a los ojos a JiMin.
Park intentó resistirse ante la mirada, pero no lo logró, y con un suspiro de derrota dijo: —Está bien, sígame.
NamJoon Sonrió ante la respuesta positiva, mostrando sus encantadores hoyuelos. JiMin trató de ignorar el cosquilleo de su corazón al apreciar aquel gesto.
Sin ninguna palabra más, JiMin empezó a caminar. NamJoon lo siguió discretamente, tratando de verse lo menos sospechoso posible. Evitaron a toda costa a los guardias que solían pasearse para vigilar el área.
—A dónde vamos —preguntó curioso NamJoon.
—A mi habitación, queda cerca de acá.
Una vez llegaron, JiMin invitó a pasar a NamJoon, cerrando la puerta una vez entró, sintiendo un poco de vergüenza a lo humilde que era el lugar. NamJoon observó el par de camas que había, sabiendo que una de ellas le pertenecía a Momo puesto que JiMin más de una vez le había comentado que la pelinegra era su compañera de cuarto después de años de suplicas a la señorita Choi para que ello sucediera.
—¿Y Momo? —preguntó preocupado de que ella pudiera llegar a interrumpir la plática, peor aun cuando esta no sabía nada de ellos.
—Ella está ocupada haciendo unas tareas que se le asignaron.
—Bien... Entonces retomamos la charla.
JiMin agachó la mirada y dijo: —Creo que sería mejor olvidar todo. Olvida lo que le dije aquella vez, fue un error. Nunca debí haberle confesado que me gusta.
—No —se negó Nam, sintiendo un nudo en la garganta al escuchar la palabra error—. No diga eso, no fue un error.
—Nam... no podemos estar juntos —murmuró con sus ojos aguados y la voz débil.
NamJoon ignoró aquellas palabras y se acercó al menor. Tomó el rostro de JiMin y con sus pulgares limpió las lágrimas que humedecían las tiernas mejillas del más bajo.
—Claro que sí, solo déjame hallar la forma.
—¿En serio me quiere? —preguntó con la voz hecha un hilo al ver que Nam no estaba dispuesto a dejarlo—. ¿De verdad está dispuesto a renunciar al príncipe solo por mí? ¿El gobernar? ¿Acaso está en su sano juicio?
—Lo estoy. Y no, no voy a renunciar al príncipe... —dijo y JiMin trató de apartarse de él, sin embargo, Nam sujetó con fuerza su brazo y volvió a tomar su rostro para que pudiera mirarlo fijamente a los ojos—. No voy a renunciar al príncipe porque nunca lo he tenido, no de esa forma. SeokJin es una persona muy linda, pero no lo puedo ver como algo romántico. Tampoco me interesa gobernar. Podré tener mucha riqueza y poder, ¿pero de qué me servirá si no voy a ser feliz con la persona que me case? Mhm, dígame ¿de qué servirá si no es usted quien esté a mi lado? Yo estoy dispuesto a renunciar todo.
—¿En serio?
—Sí, solo déjeme buscar una forma de que los dos podamos estar juntos. De aquí antes de que se organice la ceremonia. Por favor... —suplicó una vez más antes de besarlo.
JiMin pudo haberse resistido, pero no lo hizo. En cambio, dejó que NamJoon lo besara a su antojo. Después de aquellas palabras, un pequeño rayito de esperanza atravesó su corazón.
Los minutos pasaron, y los besos y caricias que ambos amantes compartían se volvieron más apasionantes y jugosos. Las manos de Nam, recorrían con delicadeza la espalda del rubio, su lengua jugueteaba con confianza con la de JiMin. Poco a poco las manos del mayor, fueron remplazadas hasta las caderas, y luego hicieron un recorrido al nudo que sostenía la ropa de JiMin, sus dedos empezaron a aflojarlo, pero antes de poder hacerlo por completo se detuvo a preguntar: —¿Me dejas?
Él solo lo haría si JiMin se lo permitía.
—Yo... ¿es lo que creo que intenta hacer? —preguntó el pequeño, con sus mejillas rojas.
—Sí —admitió NamJoon—. Quiero demostrarle mi amor. Quiero entregarme a usted y que usted se entregue a mí... solo si lo desea, yo no le obligaré a nada.
—No creo poder renunciar a usted si hacemos esto —dijo JiMin seriamente, sabiendo que una vez dando ese paso con Nam no podría simplemente dejarlo ir.
—No dejaré que renuncie a mí, entonces —sonrió con cariño al rubio y lo besó —. Tómelo como una promesa.
—¿Buscará la forma de que podamos estar juntos?
—Lo haré.
JiMin convencido ante ello, se lanzó sobre Nam para besarlo, ambos cayeron en la pequeña cama dando inicio a su primer gran paso.
[...]
—Me gusta.
—¿Q-que? —articuló SeokJin después de unos segundos—...Yo... nosotros...
Simplemente no podía procesar nada, era como si el beso con JungKook le hubiera carcomido el cerebro.
—Me gusta —repitió Jeon con una sonrisa inconsciente al notar el rostro confuso y avergonzado de Jin.
Era precioso.
—¿No es una broma? —cuestionó sintiendo su corazón palpitar tan fuerte en su pecho que en cualquier momento sentía que se saldría.
—No, hablo muy en serio, mí príncipe.
Los ojos de Jin brillaron...
JungKook se le había confesado.
—Usted igual me gusta... —admitió sintiendo como la sangre caliente subía a sus mejillas.
—¿Lo hago?
Jin asintió tímido y agachó su mirada al no tener el valor suficiente como para mirarlo y dijo: —Todo esto es muy repentino... se supone que salí para despejar mi mente, pero ahora... oh... —sus mejillas se tornaron en un gran tono escarlata.
JungKook realmente lo había besado.
Había dado su primer beso y había sido nada más ni menos que con JungKook.
—¿Está bien, mi príncipe? —preguntó Jeon al notar como SeokJin se perdía en sus pensamientos
—Sí... solo que fue inesperado —admitió avergonzado y aun algo confundido—. Creí que estaba enojado conmigo.
—Estaba celoso —respondió. Se supone que debía seguir su papel, pero en su interior sabía que aquellas palabras eran reales. Sí, se encontraba irritado porque sus planes se estaban viendo afectados por el maldito compromiso, pero también estaba celoso de pensar en SeokJin con alguien más. Por más que intentó reprimir ese sentimiento toxico, no pudo.
—No sé qué decir... yo... acaban de hacer oficial mi compromiso —recordó con una mueca.
—Lo sé, por eso salí del salón... no lo soporté —reconoció Jeon, sintiendo molestia al recordar aquello.
—JungKook.
—¿Si?
—Yo debo procesar todo esto... es mucho para mí... —le dijo sintiendo su cabeza hecha un lío por las emociones y pensamientos que iban y venían—. La noticia de mi matrimonio... que yo le gusto...
—Está bien. Dejaré que descanse... —se acercó al príncipe para acariciar con delicadeza y consuelo el cabello negro de SeokJin.
Y Kim se derritió ante el tacto.
—JungKook —lo llamó en un susurro—. Solo una cosa más antes de irme.
—¿Si?
—Puede... —mordió su labio inferior y JungKook no se perdió el gesto, más bien sus ojos parecían muy atentos a la boca de Jin—. ¿Puede besarme otra vez?
JungKook sonrió al escuchar aquella petición. Y sin esperar más tomó el rostro de Jin y se acercó para besarlo una vez más.
Sus labios eran tan rellenos y suaves. Era una delicia probarlos.
Sin muchos ánimos se separó del príncipe, observando el hermoso rostro sonrojado de este. Se fijó en sus labios los cuales tenían un tono más vivo y brillante por la saliva.
—G-gracias —le dijo SeokJin sin poder mirarlo a los ojos, a la vez que trataba de retener la sonrisa nerviosa que quería formarse en su rostro.
—No hay de qué, si mi príncipe lo quiere, ¿quién soy yo para negarlo? Aun más al ser algo que yo mismo disfruto... por eso, cuando usted quiera, puede pedírmelo... o ordenármelo, yo estaré feliz de cumplir los deseos de mi señor.
SeokJin sentía su corazón derretirse al escuchar aquellas palabras. ¿Cómo podía no quedar cautivado ello? JungKook era un sueño. Con su rostro atractivo y cuerpo trabajado, con sus palabras que lo hechizaban y gestos que lo enamoraban.
—A-adiós —se despidió, juntado fuerzas para marcharse del lugar y no atacar con su boca la de JungKook.
Primero que nadaba debía pensar y analizar las cosas.
Así que se dirigió de nuevo a la fiesta. Pero se quedó parado en la entrada indeciso de si debía entrar o no. Sentía que si volvía a la fiesta, las personas podían saber que hace unos minutos atrás estaba besando a su empleado solo un rato después de haber anunciado su compromiso con otro hombre.
Sin contar el hecho de que no quería fingir que estaba bien adelante du su familia y de sus invitados.
Así que dio media vuelta y empezó a caminar a un nuevo destino.
Necesitaba contarle a Momo y a JiMin lo que había sucedido.
Sabía que ambos ya no estaban en la fiesta porque después del anuncio no los volvió a ver. Quizá podrían estar en su habitación, así que con una sonrisa eufórica fue lo más rápido al cuarto de ellos.
Necesitaba desahogarse y gritar, y contarle lo bien que su corazón se sentía al saber que le gustaba a JungKook.
Y una vez llegó al cuarto de sus amigos, abrió la puerta y chilló emocionado: —¡No se imaginan lo que me acaba de-
Las palabras murieron en su boca al ver a su amigo y su prometido en la cama. En especial por el evidente hecho de que ambos estaban totalmente desnudos compartiendo un acto íntimo.
—¡SeokJin!
—¡Príncipe!
—Qué...
—Déjeme explicarle por favor —pidió en un grito JiMin, levantándose de la cama para correr hacia su amigo y detener que este se fuera.
—Por favor, porque realmente no entiendo que ha sucedido —murmuró con sus mejillas rojas tratando de no mirar directamente a ninguno de los dos hombres—. Sería esplendido si se vistieran primero.
JiMin al recordar que estaba desnudo agarró la manta de la cama cubriendo su cuerpo, mientras destapaba a NamJoon. Los tres abrieron sus ojos ante el acto. Nam por reflejo llevó sus manos a sus genitales tapando su zona, SeokJin se dio media vuelta para evitar volver a ver otra cosa y JiMin tapó su rostro con una de sus pequeñas manos.
Odiaba que las cosas hubieran acabado así.
Era su primera vez y quería mantenerse apegado al caluroso cuerpo de Nam mientras este lo consolaba.
No estar desnudo en medio acto in fraganti, a la vez que tenía el semen del prometido de su amigo, en su entrada y muslos.
—¡Vístase, Nam! —regañó después de reaccionar. Él corrió a recoger su ropa, y se la puso sin importarle lo desarreglada que esta había quedado.
Una vez ambos amantes se terminaron de vestir Jin se volvió a dar la vuelta, esperando alguna explicación.
—Yo... sé que está lo que le he hecho mi príncipe —empezó a decir JiMin.
—Claro que está mal, JiMin. Pero no lo entiendo ¿por qué?
—Yo... Yo a mi... a mí me gusta NamJoon —confesó avergonzado de sus sentimientos. Era el prometido de su mejor amigo.
—¿Te gusta? ¿Desde cuándo?
—Para ser honestos, desde que llegó al palacio.
Jin analizó las palabras, se quedó callado por unos segundos y después soltó un suspiro.
—¿Y cómo llegaron a esto? ¿Ustedes son cercanos?
—Sí... yo... las veces que usted salía para ir —miró a Nam y luego a SeokJin—... ya sabe a dónde... yo solía reunirme con NamJoon. Pasó el tiempo y simplemente las cosas se dieron. Al principio no quería. No quería traicionarlo a usted, es mi amigo, pero mi corazón no se pudo resistir.
—Comprendo —SeokJin miró a su prometido—. ¿Y usted? ¿Le gusta mi amigo o solo está jugando con él?
—Él en serio me gusta. No estaría arriesgando todo como en este instante solo por un momento efímero de diversión. Quizá pueda creer que es pronto, pero estoy enamorado de Park JiMin. Ni usted, el príncipe, podrá cambiar esos sentimientos —las palabras de NamJoon sonaron duras. No estaba inventado nada. Era un hecho.
Jin sonrió ante el tono defensivo que su prometido empleó en la respuesta. Por lo menos tenía la certeza de que el hombre no juagaba sobre sus sentimientos. Luego volvió a mirar a su amigo, este lo miró avergonzado de si mismo y se acercó a él.
—Por favor perdóneme —suplicó JiMin arrodillándose frente del príncipe—. Si quiere, termínanos todo esto ahora mismo.
—JiMin, basta... levantase —pidió Jin, tratando de hacer que su amigo se levantara del suelo y lo soltara. Sin embargo, JiMin no le hizo caso, en cambio empezó a sollozar más fuerte rogando por un perdón. SeokJin al ver el estado desastrozo de su mejor amigo, tuvo que emplear un tono más severo—. JiMin le estoy ordenando que se levante —esta vez el rubio al escuchar la voz dura del príncipe, obedeció y se levantó, quedando frente a frente a su mejor amigo. Jin lo miró con una mueca, y luego se le acercó para limpiar las lágrimas del rubio y luego dijo: —Si le soy sincero no estoy molesto porque ambos estén juntos —miró a Nam—. Yo no tengo afecto romántico hacia usted —volvió a depositar su mirada en JiMin—, pero sí me siento un poco decepcionado y herido porque creí que confiaba en mí, JiMin, y el hecho de que me hayas ocultado algo tan grande como esto... no lo sé.
—Perdón...
Jin exhaló. Se acercó al más bajo y apoyó su mano en el hombro. Lo palmeó suavemente en una seña de consuelo y dijo: —Está bien... Te perdono.
—¿No dirá nada más? —preguntó extrañado NamJoon. Cualquier otra persona estaría corriendo a informarle a su padre que su prometido le acababa de traicionar con un sirviente y exigiría alguna condena ante ello.
—No —respondió SeokJin—. Al final, yo también tengo a alguien más.
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Hola! Perdón por la tardanza en la actualización. Quizá nadie estaba esperando una y ya habían dejado esta historia en el olvido.
Quiero comentar que estoy muy feliz con el #1 del top 100 que obtuvimos con Butter. Solo recuerden que tenemos que seguir trabajando porque no es solo la primera semana, hay que ser constantes como lo fuimos con Dynamite y más. Y pesar de que Army que no pertenece a EEUU, no entra en el top100, podemos aportar en las listas globales en donde los chicos también consiguieron el #1 logrando un all-kill.
Volviendo al tema del fic, perdón por cualquier error. La verdad es que no me encontraba con las suficientes ganas de releer y ver si tenía algún error o algo. Hoy y ayer salí al centro, y como ayer empezó a nevar, tuve que aguantarme el frío estos dos días, y ya estoy algo cansadita, así que ahora solo quiero ganarme junto a la estufa y relajarme.
Ahora sí, Muchas gracias por leer <3
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