|09|
—JungKook —llamó la señora Yi interrumpiendo a JungKook que se encontraba cargando los sacos de harina.
—¿Si?
—Necesito hablar contigo.
—¿Pasó algo? –preguntó confuso y preocupado ante la extraña actitud de la señora Yi.
—No, por lo menos nada malo. Te darán días libre.
—¿Eh? Pero todavía no me tocan —comentó confundido.
—Lo sé, pero ha sido una orden. Es algo extraño –dijo pensativa.
—Sí...
—No me quiero ni imaginar cómo se pondrá Tae al saber que te iras por una semana –comentó suspirando al imaginar los berrinches de su hijo.
—Lo más probable es que haga un escándalo porque querrá ir conmigo.
—Sí, pero la orden solo ha sido que le avisaran a Jeon JungKook que tendrá una semana y tres días libres.
—Comprendo, ¿cuándo partiré?
—En un par de días.
—Podré ver a mis hermanitos después de tanto tiempo.
—Es maravilloso. Cuando regreses pídele que TaeMin que me mande una carta y avísame si ha estado comiendo bien —pidió algo melancólica.
—Lo haré.
—Ahora yo estaría arreglando mis cosas desde ya –aconsejó.
[...]
JungKook caminaba por el jardín hasta llegar a su pequeño lugar secreto, observó la perfecta figura de SeokJin, que yacía recostado en el pasto.
—Príncipe ¿ha sido usted verdad? —preguntó para sentarse a su lado.
—¿Uhm? —expresó Jin al no entender a lo que Jeon se refería.
—¿Fue usted quien dio la orden de darme una semana libre?
SeokJin sonrío, y JungKook quedó prendido anta la hermosa vista. SeokJin sonriendo era algo tan precioso. Un tesoro. Como si fuera un ser mágico o celestial.
—He sido yo... perdón si no le avisé, pero quería que fuera una sorpresa para usted. Me había comentado que tenía ganas de estar con sus hermanos para su cumpleaños, sé han pasado días desde su cumpleaños, pero que lo celebre un poco tardío no estaría mal, con que esté con su familia.
—Príncipe usted...
—No digas nada, por favor. Sólo disfruta de este tiempo que le he regalado —pidió—. Sólo disfrute con sus hermanos.
—Usted es muy amable, su majestad.
—Para nada, sólo quería darte un buen regalo de cumpleaños.
—Ya me ha dado otro obsequio. Sigo creyendo que la cadena ha sido demasiado. Usted es muy bondadoso.
—Claro que no —rió feliz—. También les tengo unos regalos a sus hermanos. Sé que no los conozco, pero algún día me gustaría hacerlo.
—Eso ya ha sobrepasado los limites su majestad, ya no es correcto aceptar tanto.
—No pienses así, no hay nada de malo en regalar algo. Son un par de prendas y dulces, no es la gran cosa.
—Quizá para usted al ser príncipe no lo sea, pero para un simple pueblerino como yo y mis hermanos es demasiado.
SeokJin mostró una cara avergonzada y de arrepentimiento.
—Yo no quería sonar así... lo siento, supongo que no lo pensé. Pasó lo mismo con la cadena, creo que no aprendo de mis errores —farfulló avergonzado.
—No se disculpe su majestad, no quería reprenderle. Simplemente le estaba diciendo la verdad y usted no tiene la culpa haber nacido entre lujos, pero para alguien corriente a veces hasta la muerte le espera por tratar de sobrevivir —dijo teniendo en su mente el recuerdo de su hermano.
—¿Cómo? ¿La muerte?
—Es un decir, no piense mucho en ello. Me refiero que es difícil sobrevivir con lo mínimo. Hay gente que ha muerto de enfermedades u otras cosas.
—Con mayor razón aun debería aceptar mis obsequios. Lo hago de buenas intenciones.
—Lo sé.
—Acepte por favor —suplicó abultando sus labios de forma tierna. Y JungKook de derretía ante ello.
—Si pone esa cara es difícil rechazarle su majestad.
—¿Cara de qué?
—Como de un cachorro. Tan adorable y lindo.
—No digas boberías —regañó tímido y sonrojado.
—Digo la verdad. Es el ser más hermoso de la tierra —no estaba mintiendo al decir aquello.
—No lo sé, no me considero feo, pero decir que soy el más hermoso de la tierra es algo extremista.
—Es la realidad. Toda la gente habla de su abundante belleza —mencionó tratando de convencerle que no era el único que lo pensaba.
—Supongo que lo harán más que nada porque soy el príncipe.
—Lo dudo, que sea príncipe no significa que le haga hermoso, usted incluso si fuera un simple humano como yo, seguiría siendo el ser más hermoso de la tierra y los demás seguirían aclamando ello.
—Me avergüenza, JungKook —admitió ruborizado.
—Se ve muy adorable sonrojado. Quizá debería avergonzarlo más seguido.
Ambos se miraron con unas sonrisas tontas reflejadas en su rostro.
[...]
Los siguientes días JungKook los pasó algo estresado. Entre ordenar sus pertenencias, lo pegajoso que se comportó TaeHyung y ni mencionar sus berrinches, entre otras cosas. También estaba SeokJin que cada vez se comportaba más tierno y cercano a él, al punto de a veces se recostaba en su pecho cuando ambos se acostaban en el pasto del jardín.
Pero ahora estaba contento, ya había partido su rombo y por fin había llegado. Lo primero que observó al entrar al hogar, fueron las caras anonadas de sus hermanos, debido a la sorpresa, nadie sabía que llegaría esa tarde.
—¡JungKook! —Gritaron para correr a sus brazos.
Con algo de dificultad pudo estrechar a todos en sus brazos y brindarle un abrazo de amor. Los había extrañado tanto.
—Que gusto que hayas vuelto —saludó el señor Yi—. ¿Cómo está mi esposa y TaeHyung? ¿Te pasó algo que has regresado?
—Sólo me han dado una semana libre con un par de días. Su esposa e hijo se encuentran bien, trabajando duro, pero bien. Aunque TaeHyung se quejó mucho cuando supo que se tendría días de descanso.
—Me lo imagino. No le gusta estar lejos de ti, te ama y adora —mencionó al recordar lo empalagoso y obsesivo que solía ser su hijo cuando se trataba de JungKook.
—Y yo igual lo hago.
—Más te vale, no permitiría que le rompieras el corazón –advirtió.
—Lo sé... ¿y cómo está TaeMin?
—Está algo enfermo, así que se encuentra en su habitación.
—¿Es muy grave? —preguntó preocupado ante la salud del pequeño. No era su hermano, pero con el tiempo se había encariñado con él.
—La verdad es que no lo sé. No he querido mandarles una carta para no desesperarlos y preocuparlos, pero lleva días así.
—ojalá se recupere pronto.
—Espero que así sea
—Y bien, ustedes mis hermosos y amados hermanos ¿consentirán a Hyung y les darán muchos abrazos?
—¡Sí! —gritaron al unísono.
[...]
Ya habían pasado unos días desde su llegada a la casa. Una cosa que le preocupó bastante fue pensar en el príncipe. Se supone que no debería pensar más en él que en TaeHyung, ni muchos menos extrañarlo más a él que a su novio.
Quitando ese hecho, se encontraba muy feliz, sólo habían pasado cuatro días de su regreso, y sus hermanos se encargaron de mostrarles todo lo nuevo que habían aprendido. Los extrañaba un montón y le entristecía pensar que solo le quedaban unos días para disfrutarlos.
Sus hermanos y TaeMin —el cual se encontraba bastante mejor— lucían las hermosas sedas que SeokJin le había regalado. Los primeros días se comieron todo el dulce que había traído, porque a pesar de tener una panadería, nada se igualaba con los productos exóticos del palacio.
—Hyung, venga. Hemos preparado pan para usted —gritó feliz su hermana.
—En seguida iré, princesita —dijo cariñoso al ver el esfuerzo de sus hermanos.
—Hyung, pero no se las coma antes de que se enfríen.
—No les prometo nada.
[...]
—Yo mejor me voy, la señora Choi debe estar como loca buscándome. Ahora que se fue JungKook yo estaré estos días a cargo de remplazarlo ¡es tan injusto! Yo soy una flor al lado de ese animal. El otro día estábamos en los baños y se sacó las prendas, le juro que tiene un cuerpo que envidio ¿Ha visto sus brazos? Me hacen creer que los míos son prqueñas ramitas al lado de dos troncos.
SeokJin se sentía celoso. Él no había podido apreciar el cuerpo de JungKook desnudo, quizá había sentido sus brazos y cuerpo a través de la tela cuando le abrazaba, pero no había tenido la dicha suerte de su amigo para observalo. Se avergonzó por sus deseos, pero no podía evitar pensar en esos detalles.
—Está rojo, príncipe ¿se encuentra bien?
—S-sí... yo... si pudiera ayudarte lo haría, pero es mejor no arriesgarse —cambió de tema para no tener que confesar sus deseos. JiMin tampoco se dio cuenta del cambio, así que pasó desapercibido.
—Lo sé, tu padre podría despedirme o matarme si se entera de que hice cargar a su amado y preciado hijo sacos de ropa.
—Sí... hablando de padre, ahora tengo que ir donde él se quejó soltando un suspiro—. Me ha llamado, supongo que es para otras de sus charlas por el matrimonio —el tono en su voz reflejaba que no estaba muy contento con el tema.
—Así que te vas a casar.
—Sí.
Ambos se quedaron en un silencio incómodo hasta que JiMin decidió hablar.
—No pareces muy contento.
—No es mi decisión.
—Lo sé, pero siento que hay algo más.
«o alguien más» pero sus palabras no salieron de la boca de Jin.
—Será mejor que le vaya a visitar.
Se despidió de su amigo, para seguir su camino por los pasillos, mientras recordaba a JungKook. Su risa. Su voz. Sus manos. Su todo.
Cuando las puertas del aposento se abrieron mostraron al emperador parado con orgullo y pecho al frente, parecía muy contento, por lo menos eso indicaba la sonrisa en su rostro. SeokJin se extrañó ante la actitud de su padre. Después posó su mirada sobre la otra silueta ubicada al lado de su padre.
Un chico alto, bronceado, pelo castaño claro —casi rubio— y un apuesto rostro yacía junto su padre. SeokJin lo miró algo confuso y luego miró a su padre pidiéndole con la mirada una explicación, cosa que MinHyuk percibió y aun con la sonrisa en su rostro dijo:
—Él es Kim NamJoon... tu prometido.
6/6
Fin de maratón:D
Chan Chan Chan ¿qué papel cree que tomará Nam en la historia? ¿Será bueno? ¿Será malo? ¿Querrá ganarse el corazón de Jin?¿O quizá el de alguien más?👀
Estuve trabajando un par de días en este maratón, ahora me preocupare de subir caps nuevos a mis otras historas antes de volver a actualizar esta u.u ♡
Espero que estén disfrutando la historia y les guste ♡
Aquí les dejo una foto de Joonnie precioso y cómo me lo imagino.
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