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—Príncipe, el agua ya está lista al igual que el servicio y su traje.

—Gracias por avisar BaekHyun. Enseguida iré.

—¿Necesita algo más su majestad?

—Sólo avísales a JiMin y Momo que vengan a la hora de la tercera comida del día —pidió amable—. Puedes retirarte.

—Con su permiso su majestad —dijo antes de salir.

SeokJin dejó a un lado los escritos en los que estaba trabajando y se dirigió a los baños reales, donde los sirvientes indicados le ayudarían a bañarse. Se relajó cuando sintió la tibia agua sobre su cuerpo, las manos de las pequeñas sirvientas lo enjabonan y masajeaban. Cuando ya había terminado le ayudaron a vestirse, arreglando perfectamente su hanbok. Aunque Jin encontraba estúpido el hecho de no poder vestirse por sí mismo.

Después de estar arreglado fue a la habitación de sus padres y darle los buenos días. Para después ir a sus clases correspondientes. Primero tocaba filosofía, luego algo de historia, para pasar a sus clases de defensa y técnicas con la espalda.

Antes solía ser muy cansador tener que luchar con otros hombres muchos más fuertes que él y su padre lo notó, por eso mismo recurrió al médico real y le consultó si había algún problema, si debía comer ciertas cosas para ayudarle al crecimiento, pero la respuesta fue inesperada. El medico les dijo que el joven príncipe era un doncel, por lo cual estaba en su naturaleza ser más frágiles que ciertos hombres. Su cuerpo no estaba hecho para pelear.

El emperador al principio no sabía cómo tomarse la noticia, al final opto por la felicidad de su familia y aceptó la condición de su hijo. Por eso las clases de lucha, pasaron a ser menos exigentes y eran cada cierto día, más que nada para defensa personal y alguno que otras tácticas.

SeokJin optó tomar el tiempo libre en algún instrumento, al principio había pensado en Haegeum, hasta que conoció a una persona de rasgos diferentes, de otras tierras, que traía consigo un instrumento llamado violín. A SeokJin le parecía muy extraño, pero quedó cautivado. Se parecía a Haegeum, pero encontraba mucho mejor el violín.

El hombre fue su instructor desde los doce años, hasta que por motivos personales, hace unos meses decidió volver a sus tierras natales. SeokJin lo comprendía y el hombre le había dicho que ya sabía lo necesario como para seguir solo, y esperaba que lo hiciera.

Estuvo unas cuantas horas practicando, pero no consiguió la inspiración suficiente. Se sentía frustrado, porque odiaba tocar sin sentimientos, pero no podía hacer algo al respecto, su vida cada vez se volvía más monótona encerrado en las paredes del palacio.

Resignado dejó su violín.

Necesitaba respirar un poco de aire fresco, así que se apresuró en salir, explicándoles a los guardias que iría a dar un pequeño paseo y les insistió que quería estar solo. Los guardias se negaron, hasta que SeokJin algo irritado les dejó en claro que era su príncipe y debían obedecerlo. No le gustó hacerlo, en lo personal no le gustaba usar su poder para que los demás  hicieran algo, pero quería estar solo, sentirse libre —o lo que pudiera— y no estar escoltado todo el tiempo.

Caminó por el jardín. Su palacio contaba con uno muy grande y sabía de un pequeño lugar algo oculto donde evitaría cualquier interrupción. Su plan al principio era tirarse en el pasto y mirar el cielo, dormir y sentir el olor de la naturaleza, pero todo se vio alterado cuando divisó una figura a lo lejos.

Era JungKook, el chico con el que había chocado hace unos días. Estaba practicando solo por lo visto, entonces Jin recordó las palabras de sus amigos, le habían dicho que el joven se esforzaba mucho para subir de puesto.

SeokJin lo vio practicar por unos minutos y es que se le hizo inevitable, JungKook era apuesto y él tenía ojos con una vista perfecta para apreciar al joven. Incluso el sudor y la tierra le lucían. Jin se dio cuenta que una de las maniobras que JungKook ejercía con su espada, estaba mal ejecutada.

—Lo está haciendo de una manera errónea —informó a sus espaldas.

JungKook se encontraba petrificado al escuchar la melodiosa voz del príncipe y algo torpe se giró a mirarlo.

—Su majestad —le saludó con una reverencia—. Mis disculpas, pero no sé qué he hecho mal, he estado practicando, pero no logro hallar mi error para corregirlo. Y Siento estar a estas horas en su jardín.

—Está bien, JungKook —le sonrió amable—. Puedo ayudarle si gusta.

JungKook por dentro estaba estallando de la emoción. El príncipe se acordaba de su nombre y le había ofrecido su ayuda, siendo la excusa perfecta para acercarse a él. Era verdad que hace unos instantes estaba irritado y estresado al no conseguir el movimiento que quería, pero ahora lo agradecía tanto.

—No le quiero molestar su majestad.

—No será una molestia. Venga, déjame ayudarle. Soy su príncipe, no debería rechazar mi propuesta —le dijo en broma.

—Está bien, supongo. Es un honor que me ofrezca su ayuda.

—No debe exagerar. No soy el mejor con la espada, pero sé lo básico. La verdad es que lo estabas haciendo bastante bien, pero el movimiento que haces con tu muñeca al momento "atacar" no es el correcto. Al extender el brazo necesitas girar la muñeca con este movimiento —le mostró—. Inténtalo.

JungKook lo intentó equivocándose a propósito. Jin ingenuo volvía a explicarle y así estuvieron durante un tiempo. Ni cuenta se dieron cuando ambos yacían acostados en el pasto, mientras Jin le contaba sus experiencias entrenando.

—El medico había dicho que tuve suerte al ser un niño. Los huesos de mis dedos todavía eran flexibles, por lo cual sanaría en un par de semanas. Y así fue.

—Oh ¿Y por eso fue que ahora no practicas con tanta frecuencia?

—No y sí. Unos dos años después, mi padre se preocupó mucho de la debilidad de mi cuerpo, el médico me examinó y descubrió que soy un doncel.

—Comprendo, ¿pero eso no le afectó a usted?

—Mhm, la verdad de las cosas JungKook, es que no fue tan sorpresivo. Desde pequeño nunca llamaron la atención las señoritas, supongo que estaba destinado a estar con algún hombre —admitió avergonzado.

—Lo siento si le incomodé con la pregunta.

—Para nada, sé lo que soy y no lo voy a ocultar como si fuera un delito —miró a sus alrededores y notó que ya estaban en pleno crepúsculo—. Lamentablemente es hora de que me retiré, pronto oscurecerá y tengo que ir a mis aposentos antes de la cena o los guardias podrían avisarles a mis padres y preocuparlos por nada.

—Está bien, su majestad.

—Adiós, JungKook.

—Adiós, príncipe. Muchas gracias por su ayuda, cualquier cosa que necesite estaré para usted.

Jin asintió con una sonrisa para luego tomar su rumbo a sus aposentos, pero detuvo su caminata para preguntar aun de espaldas:

—¿Estará aquí mañana, a la misma hora?

—Sí.

A pesar de que no estaba en sus planesrealmente, no dudaría hacerlo si SeokJin lo acompañaba. Un pequeño sacrificio para el inicio de su venganza. No moriría por no descansar un día.

—Entonces, espero verlo mañana.

[...]

—Les tengo que contar algo

—¿Pasó algo, príncipe? —preguntó JiMin.

—¿Se ha metido en problemas? ¿Necesita que le ayudemos?

—Dudo que me puedan ayudar con esto... mi padre quiere unirme a matrimonio. Seguramente con alguien de un clan cercano. Ya tiene alguien en mente, pero ni me ha dicho el nombre del candidato.

—Oh, esto es grave.

—Muy grave —añadió Momo—. Pero su usted no quiere, no debería aceptarlo. Seguro su padre entenderá. Al final eres su debilidad junto con la emperatriz.

—No, le he comentado que no he de querer desposarme, pero él ha insistido que ha sido bastante bueno conmigo. Dentro de unos meses cumpliré dieciséis, y es la edad a la que suelen casar a las jóvenes, y ya sabes, al ser doncel yo estaría tomando el lugar de una.

—Eso es estúpido. Las mujeres no deberían ser tratadas como un objeto para negociar e unir familiar. Y cabe recalcar que usted sigue siendo un hombre —opinó molesta Momo.

—Un fenómeno que puede procrear. Algo mal hecho —le interpuso.

—Kim SeokJin, muy príncipe será, pero no le permitiré hablar de esa forma de usted —le regañó JiMin—. Usted no tiene nada de malo, es un don que se le ha entregado. Podrá procrear con otro hombre, la mayoría de las personas lo ven anti natural porque no es común, pero eso no significa que sea malo. Que les falte cerebro como para pensar que no es correcto y está mal, no es culpa suya. No se le puede hacer nada con gente hueca de aquí —apuntó a su cabeza—. Ahora la vez que vuelva a decir algo así de usted, poco me importará que sea mi superior, le golpearé.

—Tranquilízate, JiMin –pidió momo—. Pero tiene razón, príncipe. No hable de esa forma de usted. No es ningún fenómeno. Es el ser más hermoso y estoy segura que cualquier hombre se sentiría afortunado de tenerlo. Ahora es mejor dejar este tema a un lado por ahora y disfrutar de la comida.

—Tienes razón Momo.

—Pero no queremos que vuelva hablar así de usted. Nos duele —pidió JiMin.

—Está bien, no volveré hablar así de mí. Gracias por hacerme sentir mejor. Les aprecio y quiero mucho —agradeció con sus ojos aguados y se lanzó sobre ellos para compartir un fraternal abrazo. 

1/6

Holiii!! Aquí por fin después de un tiempo, he actualizado y con viene maratón ù . ú

Espero que sigan disfrutando de la historia ♡

Cualquier error o falta de ortografía me avisan por favor, para corregirlo uwu♡

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