Capítulo 16 | El hermano mayor
𝑴𝒂𝒙
Por supuesto que mi hermano tenía que aparecer en el momento en que estaba a punto de tomar a Maddox del cabello y follarla contra la pared de este baño.
Estaba comenzando a pensar que tenía un instinto que le indica cuando estoy a punto de cruzar el límite con ella y aparece para arruinarlo todo.
Resultaba increíblemente molesto.
—Espero que tengan una explicación lo suficientemente lógica y que me haga replantear lo que estoy queriendo hacer en este momento.
Había algo que no comprendía, y era el deseo de asesinar que tenía Matt cada que veía a un hombre demasiado cerca de Maddox. Y no era que solo no lo comprendía, era que me estaba empezando a molestar, y mucho.
—¿Qué haces desnuda, Maddox?
Noté como la rubia apretaba las manos hasta formar puños, estaba más que claro que a ella también le molestaba la forma de ser de mi hermano, quizás eso me hacía sentir un poco mejor.
—No estoy desnuda —dijo entre dientes.
—¿Y dónde está tu camiseta? —dirigió sus palabras hacia mí pero con la vista fija en ella.
—Recibió un disparo —murmuró la rubia.
Mi hermano abrió los ojos de par en par, los desvió un segundo hacia mí notando la herida reciente en mi brazo y luego regresó a ver a Maddox. Se acercó a ella con dos zancadas y noté como se contenía para tocarla, algo dentro de mi se contrajo mientras sus ojos marrones inspeccionaba la cara de la rubia.
—¿Estás bien?
Le preguntaba a ella, no a mí.
Maddox permaneció un segundo en silencio y lo miraba como si él le estuviera hablando en un idioma desconocido. Entreabrió los labios para decir algo pero se contuvo, hizo eso un par de veces más y noté como su expresión se llenaba de incredulidad.
—Por supuesto que estoy bien, ¿¡No me escuchas!? Tu hermano recibió un disparo, lo curé pero aún así...
—No iré a un hospital, princesa —la corté antes de que pudiera sugerir la idea y se dio la vuelta para lanzarme una mirada cargada de enojo. Le regalé mi mejor sonrisa de inocente y noté de reojo como Matt ladeaba un centímetro la cabeza.
—Necesito saber qué ocurrió —el tono de voz de mi hermano nos hizo apartar la mirada del otro, no daba lugar a réplica y volvía a estar serio, con intenciones de asesinar.
—Alguien entró por uno de los ventanales de la cocina, está hecho añicos. La electricidad se fue y bajé a ver...
—¿Y cómo entras tú en esta ecuación?
Alcé una ceja desafiante. Estaba más que claro que a mi hermano lo que más le jodía de la situación era haber sido yo quien llegara primero a Maddox.
—¡De no haber sido por tu hermano me podría haber pasado cualquier cosa! —la rubia se acercó hasta casi chocar con él, tenía los puños cerrados y presionados, su voz era baja y destilaba enojo—. Así que ahórrate la expresión de psicópata porque llegaste tarde.
Justo en el ego.
—¿Dónde demonios está Levi?
—Espera, ¿qué? —no me pude contener y me acerqué, si su padre no estaba y mi hermano no tenía idea era porque algo raro estaba ocurriendo.
—Está en Nueva York —respondió Maddox con tranquilidad, encogiendo un poco los hombros—. Lo convencí de que no necesitaba niñera.
—Al parecer te equivocaste —masculló entre dientes antes de tomarla del brazo y jalarla hacia afuera del baño, miré todo aquello con confusión mientras mi hermano la llevaba hacia la habitación—. Vístete, iremos a mi apartamento, desde allí llamaré a Levi y...
—¿Qué? No, no y no —repuso la rubia—. No es necesario, en absoluto. Levi llegará por la mañana y no hay necesidad de que sepa qué ocurrió.
—Si piensas que tu padre no se enterará de esto, estás totalmente equivocada —zanjó Matthews—. Ahora vístete, no lo diré de nuevo.
—Pero...
—Maddox. No lo repetiré.
Le sostuvo la mirada unos segundos antes de que ella aceptara la derrota y se diera la vuelta hacia su armario para comenzar a sacar la ropa, noté su nariz roja y los ojos aguados, el impulso de golpear a mi hermano fue automático. No comprendía el porqué, pero el que la hiciera sentir de esa forma, tan indefensa y débil, me molestaba mucho, porque Maddox era todo lo opuesto.
Miré la situación como un espectador sin querer decir nada pero el impulso fue más fuerte. Quizás no comprendía la dinámica de su relación, es verdad que Matthews la conocía desde que era una niña y su trabajo era mucho más que ser el consigliere del jefe, su trabajo era mantenerla con vida a toda costa pero había algo en la forma en que le hablaba, como se dirigía a ella, como la miraba o incluso como le daba órdenes que me hacía pensar que había mucho más en ese vínculo que yo no comprendía, muchas más cosas que quizás ni siquiera Maddox sabía.
Estaba apoyado sobre el marco de la puerta del baño observando todo y sentía los ojos de mi hermano fijos en mí, conteniéndose para no sacarme a rastras de allí. Por el rabillo del ojo capte el movimiento de Maddox al deshacerse de una lágrima.
Mi sangre hirvió.
—¿Podrías dejar de tratarla como a una niña indefensa?
La habitación se sumó en un tenso silencio y la rubia se giró a verme, para luego desviar la vista hacia mi hermano un segundo antes de regresar a mí.
—Max...
—¿Disculpa? —mi hermano se acercó un paso—. Apareces en el momento oportuno por una única vez ¿Y ahora eres el héroe?
Sonreí y me acerqué hasta quedar a centímetros de su cuerpo, Matthews era más alto por unos centímetros pero eso no me intimidaba.
—Ese es el problema contigo, piensas que ella necesita ser rescatada.
—Ella necesita ser protegida.
—¡Duerme con una Mossberg bajo la almohada! ¿¡De verdad te parece una niña indefensa!? ¡Por favor!
Se acercó clavando sus ojos cargados de furia sobre mí y presionó los labios.
Alcé la barbilla, dirigiendo una mirada desafiante.
—Afuera, ahora —dijo en voz baja.
Sonreí divertido y salí de la habitación, si quería hacer esto afuera no tenía ningún problema. Pero ya estaba harto de cómo se comportaba con Maddox.
Y me molestaba que lo hiciera con tanta libertad.
Y quizás me molestaba porque no entendía porque debía importarme ella. Pero lo hacía.
Antes de cruzar el umbral de la puerta escuché su voz pero no se dirigía a mí.
—Te espero abajo. Y no creo que sea necesario decirte que no hagas ninguna estupidez.
El aire de la noche impactó de lleno de mi torso desnudo al salir al exterior, no supe cuánto tiempo había pasado desde que llegué temprano a casa de Maddox y cuanto más lo pensaba más agradecía haber estado aquí antes que Matthews.
Me acerqué a mi motocicleta ignorando la ira que irradiaba del cuerpo de mi hermano, destrabe el asiento y al levantarlo extraje mi chaqueta de cuero. Me la puse encima y me di la vuelta para enfrentarlo.
—¿Qué estabas haciendo aquí?
—Eso no es tu incumbencia...
Antes de poder reaccionar mi hermano me tomó por las solapas de la chaqueta y me atrajo más cerca.
—Qué. Estabas. Haciendo. Aquí.
Tomé con fuerza sus muñecas y lo desafié con la mirada.
—No creo que eso importe cuando Levi llegue mañana, ¿verdad? —vi como su mandíbula se tensaba—. Dime Matthews, ¿Qué crees que dirá cuando sepa que no estuviste aquí para salvar a su pequeña? ¿Cuándo sepa que estuvieron a punto de dispararle y tú estabas...? De hecho, ¿Dónde estabas?
Sus puños sobre mi ropa se tensaron y me acercó un poco más.
—No sé a qué estás jugando Max, pero sea lo que sea, deja a Maddox fuera de esto.
—No tengo idea de que hablas hermano, ¿Estás durmiendo bien?
—No juegues conmigo Max, ni con ella. Mucho menos con Levi, porque no te puedo asegurar que salgas ileso si lo jodes.
—No estoy jugando Matt —mascullé mientras apretaba sus muñecas logrando que me soltara.
Me di la vuelta en dirección a mi motocicleta pero su voz me detuvo.
—Déjala en paz.
—Lo entiendo, estás obsesionado con la rubia. ¿Qué crees que diría el jefe si supiera que su mano derecha está obsesionado con su hija a la que le lleva diez años?
—No digas estupideces —dijo entre dientes con la ira destilando en su voz.
—¿En serio lo son? —murmuré con voz desafiante y volví a enfrentarlo—. ¿Qué es lo que te jode más hermano? ¿Qué yo haya llegado primero o que se sienta cómoda conmigo? Te mueres por ser el héroe en su historia y que te vea por primera vez como un hombre y no como su niñera ¿Cierto?
—Máximo, te lo advierto...
—Llegas tarde, hermanito. Me vio primero a mí.
Lo empujé lejos de mi y me preparé para recibir su ataque pero pero permaneció quieto sin dejar de verme. En su mirada brillaba una furia que no había visto anteriormente.
Nuestros ojos se encontraron en la oscuridad de la noche, iluminada apenas por la luna y supe que debía largarme antes de dejar que la ira y el enojo se apoderaran de mí por completo. El solo pensar que podría no equivocarme y que mi hermano tenga una especie de sentimiento hacia Maddox me ponía de mal humor.
El hecho de tener que irme ahora me molestaba porque eso significaba que sería él quien pasaría la noche con ella.
Y mi plan se había arruinado por completo. Quién sabe si tendría otra oportunidad como esta.
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