Dos
Un día soleado empezaba en la gran ciudad de Gwanju, iluminando todo a su paso y dando por empezado un nuevo día.
Todo el personal de aquella gran mansión se movía de un lado al otro, moviendo cosas de lugar, metiendo adornos, preparando comida y sacando basura o desechos.
Limpiando por aquí y perfeccionando por allá.
Eran apenas las siete y media de la mañana del sábado y ya todo en aquella enorme propiedad se movía con rapidez y energía.
Todo debía estar perfecto, todo debía estar en su lugar.
Ah, no era para menos la preocupación cuando aquella sería la casa anfitriona para la reunión anual de la mafia coreana.
Un evento secreto, lleno de armas, droga y prostitutas por doquier.
Digno del bajo mundo que los llenaba de orgullo y dinero.
Sobre todo dinero.
—Jimin-ah, gracias por venir mucho antes, espero que tu padre no se haya molestado por ello. —habló leve un omega pelirrojo con una bonita sonrisa de corazón.
—Hoseokie-Hyung, claro que tenía que llegar antes —Devolvió la sonrisa haciendo desaparecer sus ojitos—. Además, mi padre adora que esté aquí cuando venimos de visita a Gwangju, está feliz de que me haya convocado horas antes.
Otra sonrisita de parte de ambos y entre pequeños chismes que se contaban terminaron en la enorme habitación del omega mayor.
—Hyuuung, necesito tanto tu ayudaaa. —La oración formulada entre lloriqueos llamaron su atención.
—¿Qué sucede, cachorrito? —Ese pucherito en sus labios lo hizo enternecer—. Hyung te ayudará como pueda.
—Es que... Busco verme muy bonito esta noche, pero aún no sé qué ponerme.. —Sus mejillas tornándose rosadas por la excesiva atención sobre su persona, esa que tanto le encantaba.
Los ojos color oliva del otro se iluminaron en total felicidad.
—Acabas de hacer mi vida feliz. —Y con eso se pasaron casi todo el día dentro de ese gran armario que tenía el mayor de ambos, probándose casi todas las prendas hasta escoger el conjunto perfecto para ambos.
[...]
La familia Min ya se encontraba en Gwamgju, descansando en una de sus tantas propiedades.
El viaje no fue tan pesado realmente, pero desde el día anterior habían estado planificando estrategias, movimientos clave y también verificando en segundo plano la lista actual de invitados.
Ya era hora de iniciar la ejecución de dicho plan, por ello uno era la excepción estarlo repasando como por milésima vez en el día.
—Muy bien, repasemos todo por última vez —habló el alfa pelinegro con una pequeña sonrisa dibujada en el rostro—. Llegamos, saludamos y luego nos dispersamos de manera casual.
Namjoon prosiguió. —Yo busco al hermano mayor de los Park y lo aparto de cualquier miembro de su familia.
Tae y yo nos mantenemos neutros y luego iniciamos una conversa ligera con Jung Hoseok —Finalizó el único omega del lugar, volteó a mirar a su alfa para que este siguiera—. Y así tú vas hasta el objetivo.
—Park-culo lindo-Jimin —Nuevamente tomó el habla el alfa mayor de todos, recibiendo después un pequeño golpe en su cabeza de parte de su hermano.
Rió y simplemente se encogió de hombros.
—Lo que aún no entiendo, es... ¿Por qué debo ir yo con el mayor de los Park? —Namjoon rascó su nuca, estaba algo perdido al no estar al tanto de ese detalle.
—Un plan no es un plan sin un toque de diversión, habla con el, seducelo, ¿Qué sé yo? Cogetelo si quieres, Namu —Le guiñó un ojo totalmente pícaro—. Diviértete, campeón.
—¡Min Yoongi! ¿Qué mierda sucede contigo? —Un Jungkook totalmente sonrojado gritó—. Deja de ser tan indecente, por amor a la Diosa Luna.
—Ya chiquito, relájate —Tomó su saco de satín negro y se lo puso para así caminar a la entrada—. Vámonos señores, esta promete ser una divertida noche.
Todos suspiraron pesado.
El juego había empezado.
[...]
Aquel lugar se vestía de gala solo para recibir a los más peligrosos y poderosos mafiosos de todos los rincones de Corea del Sur.
Por doquier se podían encontrar hombres y mujeres con trajes que se sabía muy bien que podían valorarse en millones.
También sus sucesores estaban allí, ninguno menor a los diecisiete años ni mayor a los veinticinco.
Alfas y omegas conviviendo por aquí y por allá, algunos por ser buenos amigos y otros por mera hipocresía.
La hipocresía, parte fundamental que reinaba en este mundo.
Ya casi todos estaban dentro siendo atendidos por todo el personal que trabajaba sin descanso.
Solo faltaba una familia por ingresar y todos estaban inquietos por su llegada, querían ver desde una primera instancia el momento exacto en que los Min entraran por la puerta principal.
El hombre alto y de avanzada edad que estaba a cargo del acceso a los invitados, les otorgó una mirada seria pero sin perder ese deje de dulzura en su arrugadito mirar.
—Ustedes deben ser la familia Min. —Sonrió dejando ver su dentadura, le generaba cierta emoción verlos cada año más grandes y desarrollados, después de todo los había conocidos desde cachorros.
—Julius, veo que tú trabajo en esta fecha del año nunca cambia. —Respondió en tono amigable el alfa mayor del grupo.
—Jungkookie está muy grande... Es como si apenas ayer hubiera sido un pequeño cachorro revoltoso. —Su sonrisa no se borraba—. Es un placer tenerlos aquí, pasen por favor.
—Gracias, Juli-nim, te veo adentro. —Al finalizar sus palabras las rejas enormes se abrieron en espera de que por fin pudieran pasar.
Tras caminar un poco llegaron al elegante salón siendo recibidos inicialmente por un gran bullicio, mismo que se extinguió al verlos entrar.
Toda la atención pasó a ser únicamente de ellos.
Ja, que bueno que estaban bien vestidos.
—Buenas noches a todos. —Su ronca voz tocó cada oído curioso que osaba escucharle con atención—. Amigos, colegas y personas poco deseables, buenas noches a todos.
El ambiente en poco se había tornado tenso, la sala estaba repleta tanto de aliados suyos como de terribles enemigos, sin embargo en esta noche siempre había una regla esencial: Nada de enfrentamientos.
Park Seungso lo observaba de frente, una sonrisa amarga adornando su envejecido rostro. Yoongi sin problema la correspondía con un toque de burla en sus facciones.
Todos allí sabían parte de la historia tras ambos hombres, sin embargo ninguno se interponía en aquel odio silencioso, ya que después de todo no era asunto de ninguno de los presentes más que de esos dos.
—Es un gusto ver a la familia Min aquí. —Pronunció la voz ahora un poco más seca de aquel alfa al que tanto detestaba—. Espero que disfruten de la velada.
Yoongi quiso contestar, pero antes de poder hacerlo el señor y la señora Jung aparecieron en el balcón de las escaleras que daban al piso de arriba junto a su pequeño hijo pelirrojo.
—Buenas noches tengan todos y todas. —El señor Jung habló llamando la atención de todos allí. Alzó su copa haciendo que su esposa imitara su acción—. Brindo porque esta noche sea de agrado de todos y se diviertan bastante.
—¡Salud! —Al unisono hablaron todos, dando así por empezada la noche en aquella mansión.
Como todos los años los mayores iban a otro salón de la casa, hablaban de dinero, drogas, exportaciones y quizá si era necesario de alianzas.
Los menores se quedaban en la misma sala, bailando, bebiendo y normalmente ligando entre sí.
Se suponía que Yoongi como líder de la mafia del sur de Daegu debía estar allí, pues era una reunión importante, pero como sus planes eran otros decidió de antemano encargarle su puesto a su abogado personal, Christopher Bang.
—Seok-Jin, cuida de Jimin mientras no estoy y por favor no me amargues más la vida, ¿si? —Seungso le dijo al castaño, el susodicho asintió con su cabeza esperando a que su padre se fuera.
Una vez que se marchó arrugó su rostro en una mueca y agravó su voz para copiar al alfa mayor.
—"Cuida de Jimin mientras no estoy y por favor no me amargues más la vida, ¿si?" —Rodó sus ojos con fastidio antes de suspirar—. Alfa estúpido el que tengo como padre.
—Vaya... Si que te cae mal ¿no es así? —La voz a su lado lo hizo sobresaltarse, sin embargo al detallar el rostro desconocido se relajó un poco. Era un chico alto y de piel acaramelada—. Lamento haberte asustado.
Le sonrió mostrando sus hoyuelos y eso le bastó a Jin para sonreír también.
—Tranquilo, está bien.. —Sonrojado lo miró—. ¿Cuál es tu nombre?
—Me llamo Namjoon, Kim Namjoon. —dijo suave y el otro abrió su boca sorprendido. Ya sabía quién era—. Tu debes ser Park SeokJin, ¿cierto?
—Si, así es —Sonrojado asintió—. ¿Cómo lo sabes?
Namjoon rió pícaro, soltando apenas un poco de sus feromonas para seducir al otro y así dejarle claro que también era un alfa.
El castaño no pasó por alto aquello, tensándose y respirando con una ligera agitación de repente.
—¿Cómo no conocer semejante belleza? —comentó con coquetería y sonrió orgulloso al ver el rostro sonrojado del otro—. ¿Bailas, lindo?
—S-si, por supuesto.. —Y tras ir a la pista Namjoon supo que esto de enamorarse sería fácil.
Y tendría una gran historia luego de eso.
-Moon.
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