Caídas y otros casos de vergüenza
Saludo de dragón
Estaba en casa de mis tíos y se me antojó tomarme un vaso de agua. Después de salir de la cocina fui a buscar a mi prima, que supuestamente estaba recargada en una puerta. En eso, sentir venir un eructo y me lo tiré sin ninguna vergüenza, pues me llevo pensado con mi prima. Lo que no imaginé es que la chica que estaba ahí no era mi prima, sino una amiga de mis tíos. La chica desconocida sólo peló los ojos y se tapó la boca; yo salí corriendo despavorida.
¡Fuera abajooooo!
Mi amiga organizó una pijamada y me invitó; me lancé sin saber qué me iba a suceder. Llegue a su casa y me encontré con varias chicas de la escuela que había invitado. Al final de la noche, me fui a dormir en la cama alta de una litera y, al otro día, sonó el despertador a las 5.30 AM. Me espanté cañón con el sonido y me caí de la cama desde las alturas. ¡Qué horror! Las chicas se despertaron y se burlaron de mí. Y no fue lo peor, sino que ese mismo día corrieron el chisme por todo el cole. Me quería morir.
¡Qué resbalón!
Estaba patinando en la calle con mis amigas de los más normal. De repente, pasó el chico más lindo de mi colonia junto con sus amigos. Cuando lo vi me puse a hacer maniobras en patines y en una de esas, me lancé de una rampa que había puesto una de mis amigas y me tropecé con una piedra. No me lastimé, pero la vergüenza fue inmensa.
La chica voladora
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