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Capítulo Dos

02.

El "Tratado de comercio de armas" (ATT) por sus siglas en inglés, tiene como propósito la regulación en el comercio internacional de armas convencionales. Evitando así la desviación de municiones y fusiles al comercio ilícito.

El tráfico no es algo nuevo. Es simplemente el patriarca de una cultura de guerra, de una economía criminal en la que el gobierno, y los militares tienen nexos con las fronteras convirtiéndolo en uno de los negocios mejor pagados del mundo entero.

La vida es un negocio; pero la muerte es más rentable. Y para Jungkook, cada bala significaba ganancia.

Habían dejado el motel sin pagarlo en la madrugada, la motocicleta se había quedado sin combustible, el arma que tenía con él estaba por quedarse sin municiones, estaban hambrientos, además pese a que se habían duchado su ropa lucía desaliñada. Y sin un centavo en la bolsa no podían moverse con tranquilidad.

Estaba decidido, debía regresar a Busan. No tenía otra opción, acercarse lo suficiente para tomar el efectivo que tenía escondido en una de las bodegas en donde guardaba cargamentos, una o dos de sus identificaciones falsas y después llegar a la costa.

—Tengo hambre. —Taehyung lucía terrible, totalmente desorientado y aparentemente el hambre lo hacía hablar más de lo que ya lo hacía normalmente.

—Yo también, ¿Y escuchas que me estoy quejando? No, no es así. Así que cállate y déjame pensar en una solución.

—¡Llevamos caminando como tres horas sin parar!

—¡No me importa!

Estaba acostumbrado a caminar solo, su sombra era la única cosa que lo acompañaba. La voz de Taehyung le estaba martillado en cerebro.

—¡Me da igual! —Kim se quedó parado a mitad de la calle.

—Bien. Quédate, niño estúpido.

Jungkook siempre se adaptaba, y justo ahora le era imposible con el chico junto a él quejándose de su estómago.

Terminó cediendo.

Entraron a una cafetería cualquiera y ordenaron cualquier cosa que el menor pudiese ingerir rápidamente, mientras JK tomaba café como sustituto de alimento.

Entonces, vio fijamente al chico y le dijo—: No tenemos dinero para pagar, así que por el amor de Zeus, sígueme la corriente —murmuró y el otro tragó con fuerza.

—Yo no...

Jungkook dio un fuerte golpe a la mesa poniéndose de pie, y comenzando a hablar tosco. Llamó así la atención de todos alrededor.

—¡Maldita sea, Vernon! Estoy harto de que me compares con tu padre. ¿Sabes qué? Me importa una mierda su cumpleaños, me largo.

Taehyung captó a qué se refería hasta minutos después y le siguió el juego.

Se levantó, y llegó hasta la puerta.
—¡Eso es! Lárgate, es lo siempre haces. Solo sabes huirle a nuestros problemas.

JK le tomó fijamente de los hombros, sacudiéndole agresivamente. —¿Yo? Lo único que tú haces es ir a refugiarte a casa del idiota ese de tu amigo cada vez que peleamos.

—Al menos él no es un vago, ¡Igual que tú!

—¡Y al menos yo no soy un mentiroso que me es infiel como tú!

Taehyung se había metido demasiado en su papel, y en medio de la euforia de su actuación, le dio una bofetada a Jungkook después de lo que le había dicho.

—Está bien, Minhyuk. Ganaste, me voy. —Kim comenzó a llorar y salió corriendo del restaurante.

Las personas estaban estáticas, sin saber qué decir o cómo reaccionar.

El otro sabía que esta era su oportunidad para salir. —¡Vernon, espera!

Gritó y salió corriendo detrás de él alcanzándole a unas cuadras de distancia, cuando volvieron a estar juntos estallaron en carcajadas.

—Demonios, por un minuto creí que iba a tener que dejarte allí en la cafetería —dijo el pelinegro.

—Y yo creí que te había lastimado en serio.

—Niño tonto, me duele el rostro por tu culpa.

Bueno, ya habían resuelto el primer problema. Ahora sí necesitaban dinero; Pero vamos, Jeon Jungkook siempre sabía qué hacer.

Vio a la distancia a un hombre de edad mediana y evidente calvicie prematura bajarse de un auto y caminar un par de calles hasta un cajero automático.

Así que comenzaron a seguirlo.

Le dijo a Taehyung que le esperase unas calles antes mientras regresaba y se acercó al hombre.

Logró abrazarle como si lo conociera antes de que este subiera al auto, y presionó contra su pecho la Beretta 92 que tenía oculta en su chaqueta, diciendo:

—Esto es lo que va pasar. Si grita o llama la atención, le disparo. Va a darme las llaves de su auto y su billetera. ¿Entendido?

—Está b-bien, yo...

—Escúcheme, cuando me suba al auto y me aleje, si usted hace lo que sea, si alza aunque sea ligeramente la voz, uno de mis compañeros va a dispararle. ¿Quiere seguir con vida? Manténgase en silencio.

Se separó del hombre, este le dio su billetera y las llaves del auto como se lo pidió. Estaban en medio de los suburbios, no había demasiadas personas en la calle como para percatarse que el otro estaba siendo asaltado.

—Adiós, tío. Gracias por el regalo, ¡Eres el mejor! —dijo sonriéndole y acelerando el auto con fuerza mientras se reía.

El miedo es parte del delito. Y la mirada aterrorizada del hombre le confirmaba que había logrado su cometido exitosamente.

Llegó en poco tiempo a dónde estaba Taehyung, le abrió la puerta del copiloto y siguió su camino.

—¿De dónde sacaste el auto?

—Me lo prestaron.

Le dio la billetera que le había quitado al otro. Comenzó a revisar , encontrando más dinero, tarjetas de crédito y cupones.

—Sabes, hay algo que me inquieta—movió la cabeza dándole autorización para seguir hablando—, ¿Cuál era tu nombre? No recuerdo.

¿Llevaba los últimos tres días con él y no sabía su nombre? ¿Después de que había sido boletinado y medio mundo lo supiera? Vaya niño despistado, pensó.

—Puedes llamarme, JK. O Houdini, todo el mundo me llama así.

—Tú puedes llamarme TH —se burló de él.

—Yo te seguiré llamando niño tonto, aunque niño hablador también es buena opción. —Mantenía la vista en la carretera.

—Eres malo.

—Lo sé, gracias por notarlo.

Kim continuaba revisando la billetera encontrándose con un tarjeta de regalo por una gran cantidad en una tienda departamental de la localidad.

—Oye, JK. ¿Quieres ir de compras?
—dijo sugerente mientras el otro sonrió negando con la cabeza.

Antes de seguir con su marcha hasta Busan, parecía conveniente comprar algo de ropa para pasar desapercibidos.

Mala idea.

Comenzaba a caer la tarde y ellos seguían allí adentro. Jungkook tenía en su canasta al menos diez camisetas negras iguales, unas botas y un par de pantalones. Estaba sentado afuera de los vestidores mientras Taehyung se probaba la mitad de la ropa en la tienda.

Estar en una tienda departamental era para Taehyung como estar en una pasarela de Milán.

—¿Cuál debería llevar? —preguntó—.  ¿La camisa azul o la celeste? ¿Cuál se ve mejor? ¿La blanca de antes?

—La que sea, ya vámonos.

—¡Quiero tu opinión! ¿A quién más debería preguntarle?

—¿Si te digo que te ves bien con las dos podemos irnos? —Se frotó el puente de la nariz con el pulgar y el índice.

—Tienes que decir que me veo bonito con alguna. —Taehyung tenía un talento especial para tentar a las demás personas.

—Te ves bonito con la camisa blanca —dijo con total seriedad, el castaño se quedó quieto, no esperaba que en realidad lo dijera—. ¿Ahora podemos irnos? —volvió a hablar, el chico asintió y después de mucho por fin regresaron al auto.

La noche los atrapó, Jungkook condujo por toda la carrera. Inmerso en la oscuridad de la noche y luego el silencio de la madrugada con Taehyung durmiendo plácidamente en el asiento del copiloto.

Pasó una mano por su propio cuello, este sería un muy largo camino.

Llegaron a Busan ya muy entrada la mañana, casi a medio día. Su espalda lo estaba matando y necesitaba desesperadamente dormir.
Condujo lento por la calle de una de sus bodegas y casi se desmaya por la escena que encontró.

Comenzó a sudar cuando vio las persianas llenas de cinta amarilla y grandes letras que decían "NIS Evidencia, No cruzar".

Maldición, todo estaba tomado.

Gracias a los vidrios oscuros del auto pudo moverse por la ciudad sin ser visto y constatar que, nueve de sus diez bodegas, estaban bajo custodia policial.

Se supone que tenía un arreglo con el Alcalde de la ciudad, ¿Y ahora pasaba esto?

Que se jodan los Park de Busan y todos los políticos corruptos de mierda, pensó.

¿Ahora cómo los sacaba de allí? Puso su cabeza sobre el volante del auto respirando con molestia. Alto, eso era. El alcalde corrupto de mierda tenía que cooperar con él.

Después de todo, un político haría lo que sea por mantener su credibilidad.

Tomó el último cartucho que le quedaba a su arma y se dirigieron a buscar a un político más que le debía un favor.

Y Taehyung, él solo quería saber si en realidad lucía bonito.








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Manténgase con vida. J.S.

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