He entrado en aquél gran restaurante lujoso. Sinceramente, esto no es lo mio, la gente que veo me ve, diferente, como si yo debería comer en la calle, en especial algunas zorritas que se encuentran sentadas al fondo del salón, solo juzgando mi vestimenta.
Bah, no me interesa, una vez que vean a Arturo, quedarán boquiabiertas las idiotas.

-Ésta es su mesa, señorita.-me dijo cordialmente el mesero, un joven, alrededor de los veinte y veintitrés años, nada feo por cierto.

-Gracias.-le digo al sentarme, es guapo.

El meserito se marcha y ahora a esperar a Arturo, espero no lo haya olvidado.

Después de unos cuantos minutos, de pensamientos absurdos, qué sinceramente me dá flojera comentarles, me llegó un mensaje al móvil, mi estómago se retuerce al saber que es de Arturo, lo abro y...

Mujer, disfruta la cena, y más la sorpresa que te espera.
Por cierto...,no hables de más, hoy eres Alejandra, no Mila.
Buenas noches.

Wow, estoy confundida.-¿Pero...,qué coño?.-susurro, pues, me ha dejado extrañada ese mensaje.

No vendrá, no vendrá, no vendrá...

-Señorita, aquí esta la Champagne que ha pedido.-me interrumpe el meserito, lo miro asutada, pues la botella parece cara y no tengo tanto dinero.-Yo no he pedido nada.- le hago saber, pues quiero que se lleve esa botella negra.

-Yo la he ordenado.- dicen a mis espaldas, desconozco la voz, sé a la perfección qué no es Arturo.

Tuerzo el cuello para ber de quién es esa voz, una muy varonil voz...
Y...lo veo, un hombre, obviamente, lleva un smoking negro, sus ojos, su cabello...me resulta bastante familiar.-¿Y tú eres?.-le pregunto, pues en verdad quiero saber quién carajo es.

-Soy Byron, amigo de Arturo.

-Arturo no me ha hablado nunca sobre ti. ¿Puedo saber qué quieres?

-Mujer, ¿te puedes sentar?

Abro los ojos, sorprendida, pues sin darme cuenta me puse de pie, estoy muy alterada.-Si, esta bien.-le contesto y tomo mi asiento, quiero saber de qué se trata todo esto.

Me mira a los ojos, sé que los he visto en algún lugar, pero no sé en dónde, busco entre mis recuerdos, locamente, desesperada, pero no.

-Alejandra, sé que estas confundida, pero es una razón muy justa, no me conoces.- me sonríe, lo admito, esta hermosa su sonrisa.-Pero pronto nos conoceremos mejor, poco a poco.

-Eso no me ayuda mucho a reco...

¡Dios, ya sé quién es!, es aquél sujeto inocente, el chico rubio, con ojos color azul del centro nocturno, si, estoy segura de qué es él.

-¿Qué sucede?.-me pregunta

Recuerda, eres Alejandra, no Mila. Alejandra, no Mila.

-No pasa nada, todo esta bien, gracias.

-¿Segura?

-Si

-Arturo me ha hablado de ti, dice que eres una buena <<Amiga>>

Auch, esa palabra dolió.

-Me ha dicho que eres muy trabajadora.

Vieras cuento ejercicio para mis gluteos y piernas hago.

-También qué eres soltera.

Prácticamente, sí.

-Vamos, dime algo.

-¡Ah!,si, es cierto.

-Entonces, está perfecto.-me dijo mientras servía un poco de Champagne sobre mi copa. Se ve antojable, la Champagne, claro...

-¿Cómo te has enterado de mi existencia?.- le pregunto, pues no me ha dado respuestas del todo.

-Ya te he dicho. Te conocí por medio de Arturo, soy muy buen amigo de él, y le comenté que...me gustas.-baja la mirada, es dulce.-Y me ha dicho que si quería nos presentaba.

-Pero a mi no me había dicho nada.-le interrumpo.- disculpa, pero creo que me tengo que retirar.

Me tomo toda la champagne que me dio y decido levantarme de mi lugar.-Gracias por la copa.- le digo.-Estuvo deliciosa.

-P-Pero, ¡Alejandra!

Tomo mi copa y me retiro, de momento, siento que toma mi brazo y unas palabras surgen de su boca.

-Por favor, no te vayas.-me suplicó.

-¿Emmmm?, ¿Brayan?.-lo miro.

-Byron.

-Ah, Byron. No me puedo quedar, creo que en este momento no quiero conocer a nadie, de verdad, disculpame.

-Lo entiendo, sé que es raro que llegase así, pero ¿te puedo dar mi número?, por si decides el llamarme algún día.-me sonríe, no soy tan mala, asi es que acepto.

-Gracias.- me dice.- Por favor, espérame a que pague y te llevo a tu casa.

La verdad, me dá pena el que vea mi casa, seguramente el vive en una super mansión y yo...pues ya se imaginaran.-No, esta bien, muchas gracias.- le contesto, cordialmemte.

-Bueno, entonces, por lo menos dejame pagar tu transporte.- me vuelve a sonreír, ¡DIOS!.

-Bueno, está bien.- igualmente le sonrió y espero en la puerta principal del restaurante.

Él se dirige a pagar y agradecer el servicio, salé y me ve, noto su mirada diferente.-Muy bien.-le digo.

-¡Hey, Taxi!.-grita, el taxi se acerca, no sé, es bonito. Él.

El taxista frente a mi, espera, Byron me abre la puerta y paga por adelantado el servicio.-Esta listo su transporte, mi princesa.-me dice y la verdad, me sonrojo.

Subo al taxi y lo miro, directo a los ojos, como aquella vez, su mirada inocente, dulce, tierna.-Muchas gracias.- le digo y éste se dispone a cerrar mi puerta, se acerca y me dá un beso en la mejilla.

-Cuídate, espero tu llamada.- me dice y después el taxi avanza.

Lo miro y sonrio.
Lo hemos dejado atrás, no sé si hablarle.

Byron, soy Alejandra, éste es mi numero.
Descansa.

Espero unos cuantos minutos cuando vuelve a sonar mi celular.

Gracias, Alejandra, ten hermosa noche.
Igualmente Descansa.

Sonrió.-Te voy a cortar los putos cojones, Arturo.-susurró.