
XXXIX
Dos semanas.
Baekhyun tenía el día libre y no podía estar más agradecido con la vida por eso. Iban a hacer casi tres semanas desde que su vida había dado un giro de ciento ochenta grados y se sentía abatido, desorientado, sin ganas de nada, aun así se obligaba a seguir adelante y allí estaba, llegando a su casa después de ir al supermercado por primera vez en su vida. No había sido difícil aunque sí había estado un poco perdido al comienzo. Como pudo, metió todas las bolsas entre sus cortos brazos e intentó hacer equilibrio para que ninguna cayera al suelo mientras buscaba la llave de su nueva casa en los bolsillos. La puerta de al lado se abrió justo entonces y la señora Lee apareció barriendo el polvo de su casa hacia el pasillo.
Baekhyun la vio con el ceño fruncido, varias veces le había advertido ya que no hiciera eso; después ellos, la limpieza, se encargaban de dejar todo como nuevo para que ella volviera a ensuciarlo a posta. La ajumma lo miró, igual de gruñona que siempre, luego giró su rostro y se metió de vuelta a la casa como si nada. Baekhyun suspiró y encontró su llave. Arrojó todas las compras sobre la mesa de su reducida cocina-comedor y lentamente lo desempacó todo, dándose cuenta de que no había comprado mucho y que sin embargo había gastado bastante. Ahora que lo notaba, después de gastar en algunas prendas de segunda mano hace dos días más esto... Ya casi no tenía nada.
Frunció el ceño y se cuestionó qué era lo que estaba haciendo mal y cayó en cuenta, después de varios segundos de observar atentamente los envases de comida como si estos tuvieran la respuesta, de que había comprado todas cosas de marcas costosas.
-Rayos...- Balbuceó, echándose pesadamente sobre una silla.
Estaba tan acostumbrado a ellas que no había notado que todo su dinero se estaba yendo al garete. Bueno, al parecer tendría que medirse nuevamente en sus comidas.
Como pudo fue arrastrándose hacia la sala, porque honestamente no tenía ganas ni de caminar, y se echó sobre el suelo, porque evidentemente no tenía sillones ni nada parecido. Mucho menos una televisión, así que tomo un cuaderno barato y un lápiz, que se los había regalado Sehun desinteresadamente, y se puso a dibujar y a diseñar. No tenía sentido cuando su empresa prácticamente ya ni le pertenecía y era posible que su carrera estuviera arruinada para siempre, pero en esos tiempos era lo único que lograba tranquilizarlo mínimamente. Algunas de las hojas estaban retraídas debido a la humedad de sus lágrimas, porque sí, a veces se encontraba llorando en mitad de los trazos porque le salían diseños bastante buenos y sabía que probablemente no podría ser capaz de hacerlos realidad. Sólo entonces se tiraba sobre la cama y no volvía a abrir los párpados hasta el día siguiente, sea la hora que sea.
Tocaron la puerta. Extraño, nadie conocido sabía que estaba allí, así que debería tratarse de algún vecino o del encargado. Esperaba que no fuera nada malo, no estaba para soportar más cosas así. Se levantó a su pesar y arrastró sus pesados pies hacia la entrada, abrió la puerta y se encontró con algo peor que algo malo: la señora Gil.
-¿Sí?- Se obligó a ser cortés y a no olvidar que se trataba de su jefa.
-Byun, alístate. Dae In está enferma y las demás están ocupadas, te encargarás de limpiar el cuarto piso.
Baekhyun parpadeó. -¿Di-disculpe?
La señora Gil le puso mala cara. -Lamento esto, no me gusta agregar rondas sin avisar con antelación, pero las cosas se dieron así.
-Hoy era mi día libre...- Murmuró él con tristeza.
-Te pagaré extra.
Desvió la mirada hacia la mesa de la cocina donde todavía reposaban las pocas cosas que había comprado...
-Está bien.- Se vio aceptando. No le quedaba de otra, lo que sea por un poco más de dinero.
-Bien. Alístate rápido y ve.- Sin más se dio vuelta y se fue.
Incluso cuando la puerta se cerró, Baekhyun se quedó varios segundos parado frente a esta sin hacer más que observar a la nada, sintiendo el dolor punzante en sus caderas por estar tanto agachado y en sus pies por ir y venir sin descanso también, sus brazos eran como plomo, como si hubiera levantado pesas durante horas, toda la molestia intensificada después de oír que tendría que seguir trabajando... Suspiró y se dispuso a cambiar sus pantalones vaqueros de segunda mano y su camiseta de algodón áspero por su querido uniforme azul pálido.
Intentó apurarse para no tener problemas con su jefa, el ascensor estaba roto hacía cuatro días y tenía que subir un piso por las escaleras.
Visitó el salón de servicios, cogió todos los utensilios necesarios y limpió las galerías, luego se ocupó de los departamentos. Limpió el A y el B antes de llegar al C y entonces se dio cuenta de que era el hogar de Sehun. Tocó la puerta, identificándose en voz alta como el servicio de limpieza, pero nadie le contestó, en su lugar la puerta se abrió sólo un poco. Baekhyun arqueó una ceja ante el misterioso suceso, no pudo haber sido el viento porque no había ventanas y había oído el sonido del cerrojo siendo abierto, así que simplemente terminó de abrir y se adentró junto a su pequeño carro de limpieza.
Se encargó del lugar con parsimonia, ese departamento era más grande que el suyo y tardaría un poco más de lo normal. Le pareció extraño que mientras avanzaba no viera a nadie, ni siquiera a Sehun, ¿estaría en la escuela quizás? Muchos le abrían las puertas y lo dejaban hacer con libertad mientras se encargaban de sus propios asuntos, sabían que la gente de limpieza vivía de esos empleos y no se arriesgarían a cometer un error para que la señora Gil terminara echándolos con referencias horribles y despiadadas.
Sí logró sentir una presencia sin embargo. Dejó de asear la cocina y observó de reojo alrededor, estaba seguro de no haber visto a nadie por el momento, aquello era mucho más una sensación que un hecho. Quizás se estaba volviendo loco de verdad. De todas formas, sensación o no, se le estaban poniendo los pelos de punta. Escuchó ruidos provenientes de la sala, como si arrastraran sillas por el suelo y se encontró soltándolo todo con rapidez para correr y averiguar de qué se trataba, tragó saliva con dificultad cuando no encontró a nadie, su corazón estaba comenzando a latir con fuerza.
-¿Crío?- Preguntó mirando hacia todos lados. -¿Eres tú?
Alguien pasó corriendo por detrás y se volteó igual de rápido, no logró divisar más que un bulto pasajero.
-¡Sehun!- Exclamó con mayor nerviosismo, comenzó a caminar hacia atrás, sin poder despegar su mirada del frente. -¡Cómo seas tú, te mato!
Chocó contra una de las sillas de la mesa de la cocina y palideció al notar un cuerpo pegado ligeramente a su espalda. Se dio vuelta con una lentitud escalofriante.
-¿Quién es este oppa?
Iba a gritar, pero a tiempo contuvo sus impulsos y sólo gimió lastimeramente con un evidente temblequeo. Miró con terror a la niña de unos seis años parada sobre la silla, lo observaba con el rostro ladeado y una expresión curiosa.
-¿Te he asustado?
-¿Q-quién eres?- Tartamudeó, observándola con cautela.
-¡Ha Yoo!- Exclamó la pequeña, estirando sus brazos con entusiasmo.
Baekhyun se irguió de a poco al caer en cuenta. -¿Eres... la hermana de Sehun?
La niña asintió efusivamente. -Él es mi oppa favorito.
Largó por entre sus labios el aire que estaba conteniendo, lentamente. Posó una mano sobre su pecho e intentó acompasar los latidos de su corazón, entonces miró con rencor a la menor.
-¡Me has asustado, niña! ¡Ten cuidado a la próxima!- Chilló.
La chiquilla pegó un respingo, sorprendida, y lo miró con los ojos bien abiertos, al instante su quijada y su labio inferior comenzaron a temblar.
-O-oye...- Baekhyun se inquietó.
Como se temía, altos y agónicos sollozos comenzaron a salir de su boca y se removió sin saber qué demonios hacer.
-Oye, oye, niña, mira aquí. No llores, era mentira.- Comenzó a llorar aún más fuerte. -¿Qui-quieres asustarme de nuevo?- Preguntó con una sonrisa torcida.
-¿Ha Yoo?
Por primera vez, Baekhyun se alegró de escuchar la voz monótona de Sehun.
-¿Baekhyun?- Frunció el ceño al verlo.
-¡Crío!- Se adelantó. -Ven, calma a la niña.
Sehun se acercó a su hermanita y la tomó en brazos, ella no dudó en enrollar los brazos alrededor de su cuello y seguir sollozando como si el mundo estuviera en llamas. Miró a Baekhyun con el ceño fruncido.
-¿Qué le hiciste, hyung?
-¡Nada!- Protestó Baekhyun.
La niña lo señaló delatora mientras fregaba sus ojos con la otra mano. -¡Ese oppa me gritó!
-¡Ella me asustó primero!
-¡No! ¡Ha Yoo no lo hizo a propósito!- Repentinamente, había dejado de llorar para observarlo enfurruñada y con ambas manos en las caderas.
-¡No...!
-Baekhyun.- Llamó Sehun con tranquilidad.
El más bajo lo miró igual que su hermanita menor. -¡Pero sí lo hizo!
-Está bien, está bien.- Levantó una mano, conciliador. -Hagamos que se disculpen ambos para que las cosas sean justas, ¿sí?
Miró a Ha Yoo con expresión tierna, ella miró a Baekhyun con resentimiento y dio vuelta su rostro, Baekhyun la vio con un mohín malhumorado.
-Vamos, pequeña.- La removió tiernamente. -Oppa se pondrá triste.
Ella se rio un poco ante las morisquetas que el mayor le ponía y luego se puso seria. -Perdóname, oppa invasor.
-¡Invasor...!
-Baekhyun,- Lo paró Sehun, el otro resopló, cruzándose de brazos. -Ahora es tu turno.
Puso sus ojos en blanco. -Perdón.
-Bien, ahora un apretón de manos.
Ha Yoo estiró su pequeña manita, algo reacia, y Baekhyun la vio de reojo antes de unir palmas con ella. Sehun asintió satisfecho.
-Así se arreglan las cosas.- Dejó a la más pequeña en el suelo.
Baekhyun se estiró para tomarlo de la oreja. -¿Quién te crees que eres para tratarme con esa condescendencia, crío insolente?- Le habló en tono mortal al oído. Sehun comenzó a arrepentirse. -La próxima vez, no la contarás.- Lo soltó de forma brusca y lo miró con ojos entrecerrados. -Y ten más respeto, que hablas con un mayor aunque no lo parezca.
Sehun asintió con diligencia a la vez que frotaba su oreja con un puchero.
-Bien,- Prosiguió Baekhyun con ambas manos en sus caderas. -¿Me dejarán limpiar en paz?- Miró con el ceño fruncido a ambos hermanos.
Estos asintieron a la misma vez, obedientes, y tomaron asiento en la cocina mientras él terminaba de dejar todo como nuevo.
-No sabía que estabas haciendo rondas.- Murmuró Sehun.
-¿Por qué otra razón irrumpiría en tu apartamento?
-Pensé que tenías el día libre hoy.
-Pues, como ves, al final no.
Baekhyun continuó con su labor, presuroso, quería encargarse del resto de los apartamentos que le quedaban en el piso para volver al suyo y tirarse a morir, como todos los días. Hubiera tardado menos si Sehun y su hermanita no lo hubieran amedrentado a preguntas triviales, no se hubieran mantenido jugando entre ellos y distrayéndolo (aunque le costara admitirlo) y lo más importante: no hubieran seguido ensuciando sobre lo que limpiaba. Les había alzado la voz de forma adusta cuando habían tirado un vaso de leche al suelo y, nuevamente, se habían quedado estáticos mientras asentían con ojos grandes. Se había dado la vuelta para seguir barriendo y sin poder contener una sonrisa, porque a pesar de ser unos críos insoportables eran bastante adorables.
-¿Ya te vas, oppa invasor?
Había terminado de juntar sus cosas después de dejar todo reluciente por fin. Miró a su alrededor y con un suspiro, secó el sudor de su frente con un brazo, satisfecho.
-Sí, ya se va el oppa invasor...- Contestó agotado.
-¿No quieres volver después?- Preguntó Sehun con entusiasmo, Ha Yoo reposaba sobre sus piernas.
Baekhyun se volteó para responderles que no, pero los encontró observándolo con ojos brillantes y no tuvo el valor.
-Ya veremos.- Lo dejó en el aire con una mueca.
Le quedaban dos departamentos más por limpiar y ya. Cuando terminó con el E, salió largando suspiros incontenibles, se sentía más cansado que antes y hambriento, y no veía la hora de volver a su casa para comer y luego tirarse en su cama a dormir hasta que los ojos dijeran basta. Mientras luchaba por manejar el carro de limpieza que se había atascado en la alfombra de forma fastidiosa, estaba de espaldas y no notó que alguien más avanzaba por el pasillo hacia él, igual de distraída por rebuscar en su bolso de mano; tiró con fuerza del carro y por la inercia consiguió chocar por segunda vez en el día con otra persona, se dio la vuelta y vio a una mujer de mediana edad igual de sorprendida.
-Lo siento.- Se disculpó en un murmullo con una torpe reverencia.
La puerta en la cual ella estaba esperando se abrió rápidamente para dejar ver a Sehun, y Baekhyun cayó en cuenta tarde de que se trataba de la casa de este... Una vez más.
-Eomma... ¿Hyung?- Lo vio con confusión.
-¡Eomma!- Apareció la pequeña Ha Yoo para tirarse sobre los brazos de la mayor, ella la recibió con una risilla. -¿Tú también eres amiga del oppa invasor?
-¿Oppa... invasor?- Miró a Baekhyun a su lado con curiosidad.
Él sólo pudo componer una media sonrisa forzada por la incomodidad.
-Es amigo de Sehunnie oppa.
-Ya veo.- La señora le sonrió con amabilidad.
-¡Hyung!- Se adelantó Sehun. -¿Por qué no cenas con nosotros?
-Ah, y-yo...- Baekhyun comenzó a sentirse aún más incómodo. -No lo sé, Sehun...
-¿Por qué no?- Insistió el otro. -Eomma, ¿tú me dejas invitarlo?
Ella volvió a encarar a Baekhyun. -¿Cuál es tu nombre?- Su tono era suave y amable.
-Soy K...- Aclaró su garganta. -Byun Baekhyun.- Volvió a hacerle reverencia.
-Mi nombre es Yoon Hyo Jung, soy la madre de Sehunnie y Ha Yoo.- Quedaron algunos segundos en silencio. -¿Quieres acompañarnos, Baekhyun ssi?- Ofreció, dedicándole por primera vez una sonrisa tan grande y dulce, que lo dejó sin posibilidad alguna de volver a negarse.
-Yo...- Rascó su nuca.
-Vamos.- Elevó las bolsas que traía. -Haré kimchi.
Baekhyun prácticamente pudo sentir el aroma del kimchi en sus narices y saborear en su boca el sabor del mismo. Hacía tanto tiempo que no comía algo delicioso y de calidad. Ahora planeaba ir a su casa para cocinar algo de lo que había comprado, aunque realmente no tenía idea de cómo cocinar nada, pero se las arreglaría. Ahora bien, si se quedaba a comer en casa de Sehun, la comida que tenía le duraría más...
-Está bien.- Accedió.
Y sintió un poco de malestar, porque no supo en qué punto su mente había cambiado lo suficiente como para que sólo ese tipo de pensamientos rondaran por su cabeza.
-Primero necesito ir a cambiarme y a... dejar esto en su lugar.- Indicó el carro de limpieza.
-No hay problema, te esperaremos.
Cuando llegó y lo hicieron pasar, repentinamente se sintió un tanto incómodo por estar tan sucio después del trabajo, tanto que pensó seriamente volver y darse una ducha, pero al final sólo estaría un rato y además no quería dar una mala impresión haciéndolos esperar todavía más. Era la primera vez que alguien lo invitaba a cenar de una manera tan acogedora y familiar, distaba muchísimo de las cenas que solía tener con otros empresarios e inversionistas. Esas cenas no eran con el objetivo de compartir un rato y ya, eran frías e interesadas, por eso lo ponía nervioso esa invitación en especial.
Pero era bastante alentadora al mismo tiempo.
Se sentó donde le ofrecían y Sehun, a su lado, se mantuvo hablándole muchísimo y de varios temas inesperadamente. Era extraño, porque nunca se había parado a hablar con él de esa manera, parecía hasta emocionado debajo de toda aquella fachada tan impasible y, a decir verdad, estaba comenzando a simpatizar con el chico. Era un par de años menor y su infantilismo le causaba ternura, emoción casi desconocida para él debía admitir. Y por su parte, la pequeña Ha Yoo había olvidado su rencor, como era usual en los niños, y se había mantenido igual o hasta más charlatana que su hermano, incluso sus voces llegaron a pisarse y habían discutido más de una vez por quien debería hablar primero. Baekhyun se había encontrado riendo un poco por primera vez en todo aquel tiempo, ambos eran verdaderamente adorables.
-A esta la visto de esta manera, ¿lo ves?- La pequeña había estado mostrándole todas sus muñecas y la forma correcta (según ella) de ataviarlas. -Y a esta...- Sacó otra de quién sabe dónde. -Le pongo este vestido.
-Mira aquí, Ha Yoo.- Baekhyun cogió la muñeca y de entre todos los conjuntos escogió un par de prendas. -¿No piensas que esto quedaría mejor?
-Mmm...- La niña posó un dedo sobre su quijada. -No está mal, pero, ¿y este sombrero?
-Si se lo pones entonces su color de piel no lucirá bien.- Le explicó. -Estaría mejor si fuera amarillo u ocre. ¿Lo imaginas?
Ha Yoo se mantuvo algunos segundos más pensativa. Al final asintió, de acuerdo. -Eres bastante bueno, oppa.
-Por supuesto que lo soy.
-¿Cómo sabes tanto de vestir muñecas?
Baekhyun se detuvo al escuchar la voz tranquila, pero con un toque de humor de Sehun. Por un momento se había olvidado de que estaba presente. Lo miró con algo de inquietud, aunque intentó ocultarlo para no levantar sospechas.
-Yo...- Rebuscó en su mente alguna excusa factible para explicar el hecho de que un chico de casi dieciocho años supiera cómo ataviar muñecas. -Tengo una hermana pequeña también.- Se encogió de hombros. -Costumbre.
-Ajá...- Sehun lo observó con desconfianza, no pareció tragárselo y Baekhyun mordió el interior de sus mejillas.
-Ha Yoonnie, deja a Baekhyun, estoy segura de que no le interesan esas cosas.- Comentó la madre de los chicos.
Baekhyun carraspeó. -No me importa en realidad.- Y lo curioso era que en serio no le importaba.
Ella hizo un ademán. -De seguro debes tener suficiente con tu dongsaeng. Ha Yoo, ¿por qué no vienes a ayudar a eomma con la loza?
-Está bien...- Murmuró la pequeña con desgano.
-Sehun.- Únicamente pronunció la mayor, y este ya estaba poniéndose de pie con un suspiro.
-Lo sé, ya voy.
Ambos ayudaron a su madre enjuagando los platos y secándolos. Se movían de aquí para allá con naturalidad, comentando cómo les había ido en el día, qué actividades hicieron y cosas así. Baekhyun mordisqueó sus labios con ansiedad mientras los observaba, bastante incómodo. Debería hacer algo también, ¿verdad? Suponía que lo más educado era colaborar, sobre todo cuando la señora Yoon recién llegaba del trabajo, no podía simplemente quedarse ahí sentado viendo cómo los demás se movían. Nunca se preocupó por cosas así porque siempre tuvo gente empleada para hacerlo todo por él, pero los días en los que había tenido que ganarse las cosas por sí mismo le habían cambiado un tanto la mentalidad.
Se acercó, frotando sus brazos con nerviosismo. -¿Habría... algo que pueda hacer?- Preguntó con timidez.
Los tres frenaron lo que hacían y se lo quedaron viendo, provocando que se sintiera aún más incómodo.
-¿Por qué no vienes conmigo a lavar las verduras mientras los niños ponen la mesa?- Ofreció la mayor con otra sonrisa amigable.
Baekhyun asintió. -Claro.
Se acercó al lavado y aguardó las instrucciones de la señora Yoon porque sinceramente no tenía idea, sólo buenas intenciones. Comenzó a lavar las plantas de lechuga lenta y cuidadosamente bajo el agua de la canilla mientras la otra cortaba otras verduras con rapidez. Gobernó el silencio por todo el rato, sólo el sonido de trastos golpeándose entre sí llegaban mientras Sehun y su hermana ponían la mesa y discutían de vez en cuando sobre vaya a saber quién qué cosa. Baekhyun miró de reojo a la mujer a su lado y aclaró la garganta.
-Usted... Es la hija del señor Yoon, ¿verdad?
Ella asintió, una tenue sonrisa adornando sus labios mientras cocinaba. -Así es.
-Y la señora Gil,- Sufrió un escalofrío de sólo nombrarla. -Es su mamá.
Ahora rio con diversión. -¿La conoces?
-Soy empleado de limpieza.- Hizo una mueca. -Ella es mi jefa.
-Ya veo...- Otro silencio. -Es difícil lidiar con ella, ¿no?
-Yo...- Baekhyun titubeó un poco, ¿qué debería decir en esas circunstancias?
La señora Yoon volvió a reír. -Sé que lo es, lo siento por eso.
-¿Siempre fue tan...?
-¿Gruñona?
-Bueno...
-La verdad es que sí, ¿para qué mentirte?
Ella volvió a reír de forma simpática y Baekhyun se encontró sonriendo un poco también, era muy agradable estar con la señora Yoon, su personalidad lo volvía todo más fácil y llevadero.
-Hay que llevar esto a la mesa y ya podríamos sentarnos.
-La ayudaré.
Ella sonrió y le indicó los recipientes que debía tomar. -¿Vives solo?
-Efectivamente.
-No pareces tener mucha idea de cómo manejarte a pesar de ello.- Mencionó divertida mientras se dirigían hacia el comedor.
-Eso, hum... No es hace mucho que me he independizado y... Sí.
-Ya veo.
-¿De qué hablan?- Se sentó Sehun.
-De las habilidades culinarias de Baekhyun.
-De seguro deben ser horribles.
-¡Sehun!
-Está bien, ya estoy acostumbrado.- Suspiró el susodicho, sentándose frente a él.
-Eomma,- Sehun se dirigió a ésta mientras seguía parada sirviendo los platos de comida. Señaló a Baekhyun con sus palillos. -Tendrías que haberlo visto los primeros días de trabajo. Creo que sus manos se han ampollado de sólo coger la escoba.
-Sehun, es muy grosero señalar de esa manera, lo sabes.- Dijo su madre con paciencia.
-Ah...- El menor comenzó a hacer expresiones dolorosas (más graciosas que otra cosa), mientras hacía ademanes de dolor con su cuerpo. -Me duelen las caderas y también la espalda, ¿por qué debo agacharme para hacer esto? Maldita gentuza, ¿no tienen un mejor lugar para tirar sus papeles?
-¡Oye!- Baekhyun se sintió enrojecer ligeramente. Él intentando dar buena nota frente a un mayor por primera vez en su vida y el otro lo embarraba.
Ha Yoo cubrió su rostro con sus pequeñas manos para ocultar su risa más que evidente.
-Y así es todos los días.- Sonrió Sehun con diversión, bastante satisfecho con su imitación de Baekhyun.
-Eso es una exageración y lo sabes.- Balbuceó este, cruzándose de brazos con malhumor.
-¿Ah, sí?
-Para empezar, yo no hago expresiones tan feas como tu cara.
-¡Oh!- Ha Yoo estiró la vocal con ambas manos sobre su boca. Miró a su hermano con los ojos abiertos. -Oppa, ¿no le dirás nada?
-¿Quieres pelear, hyung?- Sehun pintó una expresión fiera.
-Bueno, ya basta.- Frenó la señora Yoon. -Tú, Sehun, deja de pelear con el invitado, y tú, Ha Yoo, no metas cizaña.
-Pero es divertido.- Se quejó esta última.
-Aun así.- Advirtió su madre con expresión seria mientras acababa de servir los platos y tomaba asiento al lado de su hijo, justo en frente de Ha Yoo.
-Pero hablando en serio...- Prosiguió Sehun después de un rato.
-Sehun.- La señora Yoon, que había estado a punto de probar un bocadillo con sus palillos en mano, suspiró con los ojos cerrados. -¿Qué hablamos antes?
Él levantó ambas manos con expresión inocente. -Prometo que no será nada malo.
Su madre directamente no le contestó en esa ocasión, sabía que de todas formas diría lo que sea que le pasara por la cabeza. En su lugar, probó la comida que tanto había estado queriendo llevarse a la boca después de un arduo día de trabajo.
-No me puedes negar que Baekhyun hyung tiene un aire de niño rico impresionante.
Ante el comentario, no pudo evitar dejar de masticar y echar un vistazo curioso al joven frente a ella. -No te lo negaré.- Se encogió un poco de hombros.
-Para mí,- Sehun continuó, masticando un poco. -Hyung es hijo de grandes empresarios y se fugó porque quería ser independiente.
-¿Por qué te fugaste, oppa?- Cuestionó Ha Yoo con interés.
-Fue porque había un matrimonio concertado de por medio y él estaba enamorado de otra persona.
-Ah...- Los ojos de la pequeña brillaron. -Es como en los dramas.
Baekhyun miró a Sehun con el ceño fruncido. -¿Por qué inventas todas esas tonterías sobre mí y por qué contestas en mi lugar?
Sehun frunció ligeramente el ceño, pensativo. -En ese caso tendrías que estar con la persona que amas.- Hizo un gesto negativo y siguió comiendo. -Queda descartada la idea del matrimonio sin amor.
-¿Estás siquiera escuchándome?
-Todavía no olvido que me suenas de algún lado.- Le advirtió, entrecerrando los ojos en su dirección. -Chico misterioso.
-Suficiente.- Intervino nuevamente la señora Yoon. -Deja a Baekhyun comer en paz, no ha probado bocado todavía.
-Siempre me retas a mí solamente...- Murmuró Sehun con un mohín enfurruñado.
Baekhyun suspiró y procedió a comer algo de todo lo que se había cocinado. Se le hizo agua a la boca y su ansiedad aumentó considerablemente cuando su estómago gruñó de forma audible, aun así intentó mantener la compostura para no parecer desesperado. Tomó lo primero que vio y se lo llevó a la boca, cerrando sus ojos con gusto cuando la delicia tocó su paladar. Tomó algunos bocados más, degustándolos con lentitud. Todo aquello estaba delicioso y en cierto punto le hacía doler el corazón, porque se parecía a la comida que Chanyeol solía llevar a la escuela desde su casa. Él siempre le robaba bocados porque le resultaba más apetitosa la comida casera que las exquisiteces de la cafetería, Chanyeol fingía no verlo, pero sabía que tomaba sus cosas y siempre lo dejaba. Al final, le terminaba ofreciendo tomar cualquier bocado libremente y ambos comían de la misma caja.
Agitó su cabeza ligeramente, no era el momento adecuado para que esos pensamientos rondaran su cabeza. Ya tendría todo el resto de la noche para torturarse, ahora estaba bien pasar el rato con gente amable y agradable.
-¿La comida es de tu agrado, Baekhyun?- Preguntó la señora Yoon.
Asintió. -Lo es, señora, está...- Carraspeó. -Está delicioso.
-Ten.- Ella se estiró para cortar un poco de carne y dejársela sobre su tazón de arroz, también le dio un poco de kimchi.
Baekhyun frenó sus acciones al instante. Dejó de masticar y de moverse, miró a la madre de Sehun y esta le sonrió de forma cariñosa, sólo como una madre sabía hacer, volvió a observar la comida en su tazón y tragó. Le dolió, porque un nudo se le había instalado en la garganta y la comida pasó con dificultad.
-¿Sucede algo malo?- La mayor notó su rostro apesadumbrado y frunció el ceño con preocupación.
-No, es sólo...- Baek sintió su labio inferior adelantarse involuntariamente. -Mi mamá también solía hacer eso.
Sehun dejó de comer para ver a su hyung con atención. Inevitablemente se había llenado de recuerdos una vez más, parecían ser lo único que gobernaba su existencia, memorias que vivían dentro de él y de las cuales no podía deshacerse. Cualquier otro atesoraría ese tipo de cosas, pero le causaban tanto dolor que no podía evitar pensar que lo mejor sería eliminarlas de su sistema aunque a esas alturas supiera que era imposible.
Su mamá fue una persona muy, muy ocupada. Era famosa, el mundo la reconocía y mantener una reputación tan grande costaba trabajo y tiempo, sin embargo siempre mantuvo la imagen de ella a su lado todo el tiempo, como si su estatus no hubiera sido lo suficientemente enorme para arrancarla del corazón de su hijo. Nita siempre se había hecho espacios para pasar el tiempo con él, le enseñaba a tocar al piano alguna que otra tarde, a veces lo ayudaba con su tarea, otras simplemente lo dejaba a su lado mientras pintaba o dibujaba, y siempre, pero siempre, compartían al menos una comida al día juntos. Durante esos momentos no había sido una famosa diseñadora de modas estrafalaria, sólo era una mamá... Su mamá. Se había comportado como una, dejándole montones de comida en su tazón, asegurándose de hacerlo feliz, de verlo lleno, sano.
La señora Yoon con toda su calidez y sus amorosos regaños, dejaba ver una devoción infinita por sus hijos, y eso le estrujó las entrañas de forma dolorosa.
-¿Por qué ya no lo hace?- Incursionó Yoon Hyo Jung cuidadosamente.
-Ella me ha abandonado hace algunos años...- Se encogió de hombros, restándole importancia al asunto al proseguir comiendo.
La mesa quedó en silencio por varios segundos.
-Bueno,- Prosiguió la otra con una suave sonrisa. -Si gustas, puedes venir cuantas veces quieras a mi hogar, Baekhyun.
Esto hizo que otro nudo comenzara a formársele en la garganta, tanto así, que no pudo pronunciar palabras y sólo asintió de forma torpe, sin poder evitar darle media sonrisa de lado.
Mientras continuaban ingiriendo alimentos, la televisión resonaba en un volumen bajo a un lado. Nadie le prestaba especial atención, preferían hablar entre ellos sobre trivialidades, sin embargo una noticia en especial captó la atención de la dueña de casa. No había dicho una palabra, sólo se había mantenido mirando la pantalla en silencio. Por curiosidad, Sehun también lo hizo, al igual que Ha Yoo, aunque esta lo hacía por inercia ya que el noticiero le aburría, y por último Baekhyun, quien sintió su sangre helarse ante la noticia que estaban pasando.
Sus ojos se abrieron como platos en lo que mencionaban información actualizada sobre Kwon Baek y su causa. Al parecer, las investigaciones estaban en pleno furor y todo apuntaba a que era culpable. Esto ya lo sabía, se reunía con su abogado al menos dos veces por semana después del trabajo, así como también sabía que las cosas no eran tal cual las pintaban. Había grandes evidencias de que Baekhyun había cometido fraude, pero eran demasiado inciertas. Obviamente, considerando que eran potencialmente falsas. Por algún lado saltaría la mentira, esta siempre se descubría al final. A esas instancias, Baekhyun debía consolarse con ese tipo de pensamientos, sinceramente, le importaba poco ganar, más deseaba destruir a Kim Il Wook.
Estaba notablemente incómodo y con razones, pero eso no fue nada cuando tuvieron la brillante idea de mostrar un par de fotos suyas. Ahí sintió su corazón dejar de latir al instante. Se tiró hacia atrás contra el respaldo de la silla, intentando hacerse pequeño, desaparecer. Su respiración estaba descontrolada aunque intentaba tranquilizarse con todas sus fuerzas.
-¿Qué sucede con este jovencito?- Preguntó la señora Yoon.
-Lo acusan de fraude corporativo, no te enteras de nada, mamá.
La otra ladeó su rostro, pensativa. -De algún lado me suena...
Baekhyun gimió por lo bajo y se hundió aún más en su lugar. Quería que la tierra se lo tragase o que, al menos, cambiaran de noticia. Demonios.
-Normal, es famoso. Kwon Baek, es diseñador, o algo así...- Sehun frenó lo que decía cuando una imagen del rostro de Baek se puso en toda la pantalla.
Con una lentitud mortal, dirigió su mirada hacia el individuo sentado frente a él. Lo vio detenidamente, luego se volvió hacia la televisión, luego de vuelta hacia Baekhyun, quien mostró los dientes con muchísima molestia.
-Maldición...- Maldijo por lo bajo.
Y entonces el rostro completamente impactado de Sehun le dijo todo lo que se temía.
Estaba perdido...
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