
XIII
Puesto que fue viernes el día que Chanyeol venció a Baek en la guerra de voluntades sobre qué hacer con sus malas calificaciones, al otro día se dispuso a aparecer frente a la puerta de su jefe con una mochila llena de libros, un latte macchiato extra grande y una docena de donas de chocolate. Como se dirigía al apartamento sin previo aviso, supuso que debía llevar algo para comprar el corazón de Baekhyun y disminuir la avalancha de insultos que recibiría.
Con su usual buen humor se adentró en el edificio con completa naturalidad, saludó a la recepcionista con una sonrisa y esta, a su vez, se lo devolvió de forma amigable. Ya hacía varias semanas que visitaba el complejo por las mañanas para despertar a Baek y obligarlo a asistir a clases, la gente le reconocía sin dificultades. Bajó del ascensor varios pisos más arriba, tarareando una canción. Planeaba comenzar con las materias en las que había visto peor a Baekhyun; le había ido mal en casi todas, pero algunas simplemente eran un completo desastre. Se preguntó a qué se debía tal despliegue de notas en bolígrafo rojo. Baekhyun no parecía alguien incapaz, de hecho, a sus ojos era una persona inteligente y sagaz. Llegó a la conclusión de que debía haber alguna razón para que rindiera así.
Se propuso encontrarla y así ayudar a su jefe a sortear sus obstáculos. De alguna manera, todo el tiempo tenía la imperiosa necesidad de estar sobre Baekhyun... Era el sentimiento estúpido de que lo necesitaba a su lado. Si le preguntaran cómo llegó a tal conclusión, no sabría que responder... Era una sensación que sólo podía calmar socorriéndolo.
Estaba a un escaso medio metro de la puerta cuando esta se abrió repentinamente. Se paró frente a la misma, guardando algo de distancia, sintiendo como su expresión animosa se borraba y daba paso a un entrecejo profundamente fruncido. Un muchacho varios años mayor salió del apartamento con una sonrisa de oreja a oreja.
-Nos vemos de nuevo alguno de estos días, Baekkie.- Escuchó su voz profunda.
Chanyeol no pensó que fuera posible, pero su ceño se frunció aún más... ¿Baekkie?
El extraño borró un poco su sonrisa al verlo. Él le dio una mirada fugaz: de los veintiséis años no pasaba, iba vestido de forma casual con el cabello corto y negro, era bien parecido. Volvió a sonreírle a él, esta vez con algo de nerviosismo y, sin decir una palabra más, le hizo una corta reverencia y se alejó de allí. Chanyeol le siguió con la mirada.
-Oh, ¿estás aquí?
Se giró hacia la puerta todavía abierta y por un momento prefirió no haberlo hecho... Baekhyun, su jefe, el chico insoportable y malhumorado que no dejaba de gruñir nunca, se encontraba frente a él vestido con una playera color rosa salmón y sólo un bóxer cubriéndolo de la cintura para abajo. En esos momentos no supo qué fue peor: si lo inexplicablemente alarmado que se sintió por ver a otro chico de esa manera (si hubiera sido una muchacha podría tener más sentido), o el extraño revoltijo en su estómago cuando notó que el cabello de Baek estaba levantado hacia arriba con una vincha de forma traviesa haciéndolo ver muy... lindo.
Sin embargo, el revuelo en su interior fue aun peor cuando llegó a la conclusión de que, definitivamente, lo peor era lo que las circunstancias le dictaban a su consciente: un hombre salió feliz del departamento de Baek, lo llamó "Baekkie" y este se le presentaba en paños menores... Casi tira todas las cosas al demonio por el pasmo.
-¿B-Baek tú...?
Este se dio media vuelta y lo dejó allí, la puerta quedó abierta, por lo que supuso que debería entrar también. Sintió algo de miedo cuando lo hizo. Avanzó con titubeo, mirando todo alrededor como si no conociera el lugar. Siguió a Baek hasta la sala, donde pudo distinguir sobre la mesa ratona frente al sofá y también en el suelo, muchos papeles con bosquejos impresos, varios cuadernos de diseño y lápices de diferente trazo desperdigados por doquier. Por un momento olvidó todo lo anterior y notó cómo su admiración por él se incrementaba. Baekhyun, más allá de las circunstancias, siempre iba a trabajar duro. Su determinación, confianza y esmero lo golpearon fuertemente en el estómago, al cual le llegaron los guantazos en forma de retorcijos otra vez.
Miró a su jefe que caminaba por delante y notó que la playera por lo menos le cubría el bóxer, rozándole los muslos... Aunque todavía seguía siendo escandalosamente poco para él.
Se aclaró la garganta. -Siempre trabajando, no te frenas ni para dormir.- Mencionó riendo de forma nerviosa. Estúpido, se maldijo, demasiado obvio.
Baekhyun lo vio con una ceja alzada. -Sí... No deberías sorprenderte.
-¿Cómo sabías que vendría?- Preguntó, sentándose torpemente sobre el sofá.
Se encogió de hombros. -Lo supuse. A estas alturas ya no eres tan impredecible.- Contestó, caminando hacia la cocina.
Chanyeol cerró los ojos, deseando que dejara de pasearse con esas pintas.
-Eh, s-sí, bueno...- Sonrió forzado. -Te traje para que comas.
Baekhyun lo observó detenidamente desde la mesada de la cocina mientras tomaba un poco de jugo de naranja. -Ajá...
Hubo largos segundos de silencio en los que Baekhyun no apartó la mirada de Chanyeol, lo que provocó que este se sintiera más incómodo de lo que ya estaba. Para distraerse, comenzó a ordenar las cosas de su alrededor, haciendo espacio para los libros de clases así podrían iniciar con los estudios de una buena vez.
El sentirse escaneado por los insistentes ojos de su jefe lo sacó de sus casillas.
-¿Siempre te presentas así a las visitas?- Se mordió la lengua ni bien largó esas palabras sin darse cuenta. Estúpido, estúpido, estúpido...
Baekhyun se dio una mirada para luego encogerse de hombros con indiferencia. -Eres tú después de todo, nadie importante.
Chanyeol hizo una mueca mientras seguía moviendo cosas de aquí para allá, haciendo ruido, intentando concentrarse en lo que debía y no en cosas tontas. El otro volvió a observarlo con fijeza antes de pintar lentamente una sonrisa sobre el rostro.
-Oh, ¿será que hablas del que se fue recién?
Vio cómo se tensó de forma visible. Chanyeol no esperó que lo mencionara.
-Nadie dijo que lo haya recibido de esta manera...
Chanyeol se volteó a verlo por primera vez en todo ese tiempo con los ojos bien abiertos, entonces descubrió que Baekhyun ya no estaba en la cocina, sino parado a su izquierda, mirándolo con sorna.
-¿Te pongo nervioso?
El descaro que lucía en esos momentos lo petrificó tanto, que no pudo hacer más que verlo con auténtica estupefacción.
-¿Q-qué...? ¿Qué estás diciendo?- Tartamudeó con voz estrangulada.
El otro siguió con su actitud burlona. -¿Por qué no me has dirigido la mirada en todo el rato?
Chanyeol, contra su voluntad, volvió a apartarse de él, removiendo los papeles con un poco más de ansiedad.
-Te comportas como un mojigato.- Comentó Baek, comprendiendo algo que él no acababa de asimilar en realidad.
-¿Podríamos comenzar ya con esto? ¿Por favor?- Le sostuvo la mirada. Tragó en seco cuando ladeó su cabeza en un gesto que seguramente quiso ser cualquier cosa menos lindo, como le pareció.
-Como quieras.- Se encogió de hombros, sentándose a posta a su lado.
Por el resto de la siguiente hora, Chanyeol intentó con todas sus fuerzas concentrarse en enseñarle historia y, aunque lo logró, fue a duras penas. No entendía la maldita razón, pero le molestaba que Baekhyun estuviera sentado sobre sus piernas a su lado y con tan poca ropa como si nada. En realidad no era nada, pero he ahí el meollo de la cuestión, porque a Chanyeol lo enervaba sentirse de esa manera por algo tan estúpido. Sonó el celular de Baekhyun y agradeció al universo. Tiró su bolígrafo lejos y largó el aire retenido con pesadez mientras pasaba ambas manos por su cabello. Baekhyun por su lado contestó la llamada, observando las reacciones de su secretario demasiado divertido para su conveniencia.
Chanyeol lo escuchó hablar en otro idioma, lo identificó como japonés y se sorprendió de que lo tratara con tanta fluidez. Luego de unos minutos, se cortó la comunicación y Baekhyun tiró el celular sobre la mesa. Chanyeol se obligó a mirarlo, intentando actuar como siempre lo hacía.
-Hablas muy bien japonés.- Dijo, porque sintió que tenía que decir algo.
-Tú estás siendo tan amable con tus comentarios, que ya estoy comenzando a pensar que eres otra persona.
Suspiró, cerrando los ojos. Estaba intentando con muchas ganas normalizar sus pensamientos y no se lo estaba dejando nada fácil. -No estoy en mis cabales hoy.- Se excusó. Baekhyun apoyó una mejilla sobre la palma de su mano y lo observó con aburrimiento. -Por otra parte, no sé si aprendes realmente rápido o si ya sabías todo de antemano.
-La verdad es que aunque tenía una idea de las clases, no sabía nada, por algo me fue mal en los exámenes.
-¿Por qué no atiendes en clases ni estudias, Baekhyun?
Desvió la mirada. -No quiero ir a la escuela.- Admitió a su pesar. -No quiero estar allí, yo... Ha desorganizado todo, ha arruinado lo que tenía planeado.- Pasó una mano por su cabello, abatido. -No soporto a la gente alrededor, son...- Cerró sus ojos.
Chanyeol comenzó a golpetear el bolígrafo contra la mesa en un gesto ansioso. -Aun así es una responsabilidad, sabes que debes cumplir a como dé lugar o los de la empresa...
-Lo sé, lo sé, maldición. Por eso ahora mismo...
-Deberías enfocarte.- Continuó sin darse cuenta, el golpeteo contra la madera volviéndose más insistente. -En vez de andar tonteando con... cualquiera.- Terminó la oración en un susurro, advirtiendo sólo entonces lo que acababa de salir de su boca.
Baekhyun se giró a verlo enseguida, con los ojos agrandados. Chanyeol lo vio a su vez con temor y entrecerró los ojos, más o menos esperando que lo insultara o lo golpeara o, como tiempo atrás había declarado, lo matara y mandara su cadáver a Cuba... Mas lo único que recibió fue una mirada de completa sorpresa, y hasta pensó verlo herido en algún punto, pero aquellos pensamientos volaron de su cabeza cuando le plantó una amplia y lasciva sonrisa.
-¿Eso piensas que hago?
Antes de que pudiera decir algo, se encontró con Baekhyun encima de su regazo y con ambas piernas a los costados de sus caderas. Se hizo hacia atrás, como si el sillón fuese infinito y pudiera retroceder, pegándose aún más contra el respaldo mientras los ojos amenazaban con salírseles de las cuencas.
-¿Qué estás...?
Baekhyun posó ambas manos sobre el respaldo, atrapando su rostro entre los brazos. -¿Me vas a decir por qué estás actuando tan extraño?
Chanyeol negó con su cabeza, mirándolo a los ojos. Por alguna razón, no podía dejar de encarar sus ojos aun cuando momentos atrás le había parecido imposible sostenerle la mirada. -¿Por qué estás haciendo esto?
-¿Acaso te gustan otras cosas, Park?- Su voz era tan sólo un jadeo mientras trazaba sobre el pecho de Chanyeol con un fino y delicado dedo.
-¿Te gustan a ti?- Chanyeol se sintió tragar saliva con dificultad. -Baekhyun, ¿tú eres...?
-¿Por qué no lo averiguas por tu propia cuenta?- Se acercó, susurrándole al oído.
Todos sus vellos se erizaron y se estremeció al sentir la presión de una parte bastante íntima del cuerpo de Baekhyun sobre su estómago.
-Y-yo...- Puso las manos sobre sus brazos y sintió extraño cómo es que era tan pequeño y delicado en comparación, las palmas le llegaban a rodear con facilidad. Lo apartó con suavidad hacia atrás. -Creo que debería irme, Baek...
Lo vio suplicante y se quedaron en aquella posición un largo rato antes de que Baekhyun saliera de encima suyo con un suspiro.
-Qué aburrido.- Resopló, revolviendo sus cabellos con desinterés.
Chanyeol volvió a abrir los ojos mientras se agachaba para juntar sus pertenencias con rapidez. Su nerviosismo era tal, que varias cosas se le resbalaron de las manos en más de una oportunidad, sentía que su nivel de torpeza había aumentado. Caminó apresurado hacia la entrada y se detuvo en el descanso por unos segundos luego de calzarse.
-Te veo el lunes.- Comentó a su pesar, porque no podía dejar de ser él después de todo.
Sólo cuando la puerta se cerró tras su espalda y Chanyeol hubo desaparecido, Baekhyun borró su fingida sonrisa burlona, se removió sobre el sillón y cubrió su rostro con ambas manos.
-Imbécil...
******
El lunes por la mañana la campana estaba a punto de sonar y justo entonces fue cuando Chanyeol cruzó la puerta de su salón. Sus jadeos constantes evidenciaban que había llegado corriendo. Todos le dieron una mirada de reojo mientras avanzaba con calma, pero con la respiración todavía agitada. Se dejó caer sobre la silla al lado de Jongdae como un saco de papas. Sus amigos lo vieron con preocupación.
-¿Chanyeol? ¿Te encuentras bien?
Recostado sobre el asiento, frotó su rostro con una mano, fastidiado. -Lo estoy.- Habló cortante.
Lo miraron con más detenimiento y notaron que sus ojeras podrían rozar las baldosas del suelo.
-Te ves...
-Ni lo mencionen.- Los cortó.
Minseok elevó ambas manos en señal de rendición y se volteó junto con Junmyeon. Alrededor de cinco minutos después, Baekhyun llegó igual apresurado. Justo cuando cruzó el umbral sonó la campana. Jongdae sintió cómo Chanyeol se tensó a su lado y lo vio con extrañeza. Baekhyun pasó por al lado de ellos y el más alto le dio una mirada de reojo, Baek en cambio lo escrutó abiertamente y con censura en cada facción de su rostro. Chanyeol tragó saliva con dificultad.
El profesor entró y la clase comenzó. Chanyeol intentó con mucho esmero de no quedarse dormido y atender como correspondía, después de todo, sus buenas notas dependían de ello, tendría que leer en su lugar y eso no le gustaba. Las noches en vela le estaban pasando factura y no pudo evitar largar varios bostezos incontenibles. Maldijo a Baekhyun con vehemencia dentro de su mente. Si no fuera porque había estado pensando todo el tiempo en él y su último encuentro, no hubiera trasnochado y ahora estaría en perfectas condiciones. Encima, al quedarse dormido, no había llegado a buscarlo a su departamento, lo que le merecía sin duda una reprimenda más tarde. A pesar de este último hecho, que ya comenzaba a asimilar para que le sea más leve, de alguna manera sintió alivio de quedarse dormido ese día. No quería volver a tratar con Baekhyun a solas... Y menos en su departamento.
El primer receso llegó antes de lo esperado aunque para Chanyeol pareció una eternidad. Cuando el profesor salió por la puerta, los adolescentes se removieron entusiasmados, girándose para hablar con sus amigos; Chanyeol, en su lugar, desplomó la frente contra el banco. Jongdae, Minseok y Junmyeon lo vieron con confusión, aunque no se animaron a decir nada. Chanyeol aún seguía despierto a pesar de que podía quedarse dormido tranquilamente en aquella posición, por lo que logró escuchar a una conocida voz entre el constante barullo de jóvenes hablando. Se irguió con la mirada extrañada de sus amigos sobre él, pero estaba demasiado ocupado escaneando el aula como para notarlo.
-¡Ye Song!- La llamó poco más a los gritos.
Ella se encontraba entablando una divertida conversación con otras muchachas, y se giró a verlo con ambas cejas alzadas. Chanyeol se puso de pie con mucho más ímpetu de lo normal y Ye Song se excusó con sus compañeras.
-¿Por qué estás gritando desde tan temprano?- Comentó divertida al acercarse.
-Yo... Quería verte. Hablarte.- Se corrigió al final.
-¿Ocurre algo?
Aspiró aire hasta llenar sus pulmones por completo.
-Hay un café bueno a varias cuadras de aquí.- Habló apresurado. -Me preguntaba... Si querrías, ya sabes, ir conmigo después de clases uno de estos días.
Jongdae tuvo que contenerse de exclamar un sonoro "¿¡qué!?" mientras los otros dos tampoco cabían en sí de la sorpresa. En las mejillas de Ye Song se formó un ligero color rosado, sus sentimientos también eran similares a la sorpresa. El corazón de Chanyeol latía como un loco, aunque esta vez era más por lo que estaba haciendo que por la presencia de la chica que le gustaba frente a él.
-Es decir, y-yo tengo trabajo al salir de clases, ya sabes, en el gimnasio. Pero podemos salir luego de eso, si pudieras esperarme y... ¡No quiero decir que necesariamente lo hagas! O sea, quizás ni siquiera quieras ir a...
-¿Chanyeol?
Dejó de monologar para observarla con temor. Sintió su rostro caliente, supuso que también estaría sonrojado. Ye Song pintó una amplia sonrisa en su cara.
-Me gustaría ver qué tal es ese café.- Mencionó con timidez.
Chanyeol abrió mucho los ojos, le costó caer en sí. Jamás pensó que Kim Ye Song, la muchacha popular y guapa que le robó el corazón apenas había llegado a Yoksei, aceptara alguna vez una salida juntos... Y solos.
-Genial...- Murmuró.
-Genial.- Lo imitó ella antes de darse media vuelta y alejarse, no sin antes volver a sonreírle.
Chanyeol la observó irse. Eso es. Él debía estar detrás de chicas hermosas y carismáticas como Ye Song, eso era lo correcto. Ahora debía sentirse más tranquilo...
Aunque no supo por qué la atenta y aguda mirada de su jefe sobre él, al contrario, lo hizo volverse aún más inquieto.
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