32
Jisung dejo el teléfono a un lado, Minho llego a su lado con un plato de palomitas recien echas; sonriendo en grande mientras se acomodaba para tener mejor vista hacia la tele, Jisung solo lo miraba.
— ¿Por qué no has puesto nada? - Dijo al ver que el control de la Tv estaba en la mano de Jisung.
— No sabia que poner, te estaba esperando. – Contestó.
— ¿Por que me miras asi?
— Asi ¿Cómo? Como ver a la persona que me hizo ver el mundo otra vez, saber que encontré lo que encontré lo que crei jamas encontrar , asi como ver a la persona más hermosa que eh visto. – Su voz, su voz era tan sincera, era tan hermosa.
Sus ojos se encontraron entre si, no habia forma de describir el brillo con el que lo miraba, se veia puro y real, un cariño real, no habia malicia, no habia nada malo; solo era Jisung mirandolo con amor y pureza.
— No habre fallado nunca contigo, lo supe desde que te vi, mi gusto en una persona, no solo fisico. – Tomo el rostro de Jisung en sus manos y se acerco a el. – Me has demostrado que eres increíble, me has cuidado, me has demostrado que es interés de verdad y que me quieres, lo he visto en tan poco tiempo, eres mi Angel.
— No Minho, tu lo eres. – Nego a ver que Minho también nego, unas palabras tan hermosas no quedaban con el, quedaban con Minho.
— ¿Por que dices eso?
— No soy tan puro y hermoso que tu, no soy como piensas, no soy tú chico prefecto; puedo serlo para ti. Pero ay secretos que me alejan y me duelen, momentos de mi vida que me atormenta. – Lagrimas caian y recorrían las mejillas de Jisung, que Minho al verlas no pudo evitar llorar junto a el, Jisung lloro más, si habia alguien quien iba llorar junto con el. – Ay muchas cosas que no sabes de mi y cosas que te pueden afectar.
— No me importa, mi corazón ya te eligió y ahora vas a lidiar con eso.
— Mi Ángel. – Sollozo. – No quiero que me mires con la decepción y rechazó que mis padres y hermano lo hicieron, no quiero que pienses lo mismo que ellos piensan de mi, dame tiempo, dame la oportunidad de decirte y no otra personas. – Acarició suavemente el cabello de Minho.
— ¿Me dirás? – Dijo y la respuesta fue un asentimiento de Jisung.
Era difícil, lo era mucho, era que Minho lo apoyara o símplemente lo dejara alli.
— Yo recibí miles de ofertas hace 3 o 4 años, yo me creía el centro del mundo tanto que no me importaba si hacia de menos a una persona o no, cada fin de semana salia y tomaba hasta que olvidaba mi nombre. Un dia me pusieron un estupido reto donde tenia que grabar a una chica desnuda, era un estupido y acepté. – Minho se separo de el y su semblante se volvió algo serio, Jisung bajo la mirada.
— ¿Lo hiciste?
— Si. Pero amor escuchame, lo hice la grave, cuándo ella estaba borracha.
Minho dejo de mirarlo y solo escucho un pequeño suspiro, era una reacción natural.
— Sabes la misma reacción tuvo mi hermano, pero escuchame, me di cuenta de la mierda que hice; me disculpe con ella de rodillas, pero ella solo me abofetio. Me lo merecía, después recibí una demanda de parte de los padres de ella, la cual mis padres sobornaron a los padres de la chica con dinero. Yo la vi, la vi, la vi rota y vacía, destrozada y me entregue. Fui a una estación de policías y me entregué, estuve desde ese dia hasta este año alli, sigo en libertad condicional, cuándo sali hable con ella y me dijo que me disculpaba por que yo me disculpe y decidí cumplir mi castigo. Yo trabajo por que no quiero tocar el maldito dinero de mis padres con el cual ocultaron mis errores.
Jisung levanto la mirada y Minho ya estaba de pie, no lo miraba ni nada; el limpio sus lagrimas, no tenia que llorar no fue la victima. Pero luego Minho se sento y se lanzo a sus brazos para darle un pequeño abrazo.
— Mira, hicistes mal, muy mal, no voy a defenderte; te abrazo y sigo aqui, por que vi tu arrepentimiento y por que has cambiado, yo e visto lo respetuoso que eres con las mujeres, pero siempre tu error va estar alli.
— Yo se, soy una mierda y.. – Fue interrumpió por los labios de Minho.
— Te voy apoyar y tienes una oportunidad, pero si me defraudas te devolveré a la cárcel. – Fue sincero pero a la vez bromeó.
— Tienes el derecho.
Se sentía feliz por que los ojos donde era visto con amor, no lo juzgaron.
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