James salió de su habitación por primera vez en unos días. Su editor, Wyatt, que le esperaba en el salón, estaba preocupado porque el hombre muriera en su habitación. Wyatt trató de alimentar y limpiar la habitación, pero cada vez que se acercaba, se ponía peor.

Cuando Wyatt vio a James, quiso taparse la nariz y los ojos, pero eso sería de mala educación, así que hizo lo posible por mantener su sonrisa profesional. James olía como si no se hubiera duchado en tres días. Tenía el pelo anudado, como un nido de pájaros en la nuca. No llevaba camisa ni pantalones, solo los bóxers, como si hubiera renunciado a vestirse. Su barba era rebelde y desigual, como si se hubiera peleado con la maquinilla de afeitar eléctrica y hubiera perdido.

Wyatt se puso rígido cuando James se acercó, las ganas de taparse la nariz y salir corriendo eran cada vez más fuertes. "James, la compañía quería saber si tienes tu manuscrito listo".

Al ver la cara de desgana de Wyatt, James dio un paso atrás y asintió. "Entiendo, diles que no tengo nada listo. Ayúdame a limpiar mi habitación, me voy a duchar".

James parecía deprimido así que Wyatt no dijo nada y entró en la habitación cuando oyó la ducha en marcha.

La habitación estaba llena de tazas de fideos y envases de comida para llevar. Sus pobres libros parecían estar amontonados entre la basura, arruinando sus páginas y cubiertas. No parecía alguien que amara y apreciara los libros. No había caminos legítimos, así que tuvo que pasar por encima de las cosas para llegar al ordenador del hombre.

Había un documento abierto, pero solo había media frase en la página. Parecía que había seguido escribiendo esta frase solamente para seguir pulsando el retroceso porque no estaba satisfecho con la frase.

Wyatt dejó de mirar la pantalla y se puso a limpiar todos los fideos de la taza y los recipientes de comida. Para cuando James terminó de ducharse, había un camino desde el baño hasta el ordenador y luego desde el ordenador hasta la puerta. Hacía tiempo que James no veía el suelo de su habitación, aunque fuera un poco.

"No puedo escribir, Wyatt". Acabó diciendo James mientras se sentaba ante el ordenador. Su cuerpo se amoldaba perfectamente a su área de trabajo. "Ni siquiera puedo empezar el primer capítulo. Ya no tengo ni idea de lo que estoy haciendo".

"¿Por qué no intentas escribir otra cosa? ¿Tienes una idea para una historia diferente?"

"No, no la tengo". Estaba tan concentrado en tratar de escribir una secuela, que no podía pensar en otra cosa.

"¿Por qué no piensas en otra historia? Tal vez mientras escribes otra cosa, te venga la inspiración para la secuela".

Wyatt sabía que el bloqueo del escritor era un problema para mucha gente. En lugar de insistir en algo durante demasiado tiempo, es mejor hacer otra cosa y volver más tarde. Tu mente pensará en ello aunque no seas consciente de ello.

"Lo intentaré".

Tenía que intentar escribir algo. Si no podía escribir algo, ¿qué sentido tenía robar este libro?

*****

Después de desayunar, Calvin buscó en su armario y descubrió que no había mucha ropa para salir. Encontró una camiseta blanca lisa y un par de vaqueros azules después de buscar en su armario durante más de 10 minutos. Se ve que Calvin apenas sale a la calle. El Anfitrión que entró en el cuerpo de Calvin tampoco salió de casa durante más de un mes. No se dio cuenta de que se quedó dentro durante tanto tiempo, probablemente por la influencia del cuerpo original.

"Necesito comprar más ropa". Iba a intentar salir más a menudo. El original no salió de casa durante 3 años ya, era hora de salir y ver el sol por primera vez en mucho tiempo.

"¿Calvin?" La voz de preocupación de Lucy llamó desde la sala de estar. Calvin llevaba un rato allí y le preocupaba que se hubiera resbalado y caído o algo parecido. Ella veía a Calvin como un ser frágil que no quería salir por si se hacía daño.

Lucy iba a acompañar a Calvin porque este no tenía ni idea de adónde ir una vez que saliera. Podía usar un GPS, pero la experiencia no era la misma. Lucy conoce buenos lugares para comer y lugares agradables para ir a buscar ropa, así que estaba bien llevarla con él.

"¡Estoy bien! Es que no he encontrado ropa para salir. Dame un segundo". Se puso los zapatos marrones, cogió la cartera y las llaves y salió de la habitación.

"Lucy, también tenemos que conseguirme ropa nueva. Esta es la única ropa que puedo usar para salir a la calle..."

"Sí, necesitas ropa nueva". Lucy miró los vaqueros de Calvin que parecían tener una década de antigüedad. Tampoco parecía que le quedaran bien. "¡Deja que sea yo quien te busque ropa nueva! ¿Tienes un presupuesto?"

"No, así que vamos a volvernos locos".

Olvidó que la persona que tenía delante era un autor famoso que tenía millones de dólares en su cuenta bancaria. Lo olvidó porque Calvin tenía los pies en la tierra y no le gustaba gastar cantidades excesivas de dinero. ¿Cómo puede haber gente rica así?

En el momento en que Calvin salió al exterior, se puso las gafas de sol y sintió que los ojos le seguían ardiendo. "¿Por qué demonios brilla tanto el sol? Quizá deberíamos haber salido de noche..."

El sol siempre ha sido brillante, pensó Lucy para sí misma, ya que sabía que sería de mala educación decirlo en voz alta.

"Tienes que acostumbrarte a él si quieres aumentar tu visibilidad".

"Eso es cierto". Quizá debería haber traído un paraguas para protegerse del sol... Era tan brillante que sentía que sus ojos se quemaban.

"Vamos primero a una tienda de ropa". Lucy estaba un poco emocionada por ayudar a Calvin a elegir ropa. Por suerte, había traído su coche, ya que sabía que Calvin no tenía coche.

Llegaron a varias tiendas de lujo y Lucy se lo pasó en grande eligiendo ropa. Calvin la dejó hacer a su antojo. Le ponía trajes y ropa informal. Todo lo que le quedaba bien a Calvin lo compraba y lo metía en su coche.

Dos horas más tarde, el maletero y toda la zona del asiento trasero estaban llenos de bolsas de ropa. Lucy parecía satisfecha.

"¡Con un cuerpo como el tuyo te queda bien cualquier cosa!". Calvin podría ponerse un saco de patatas y lo haría parecer hermoso.

"Gracias. Vamos a comer ahora, me muero de hambre..." Calvin suspiró agotado. No se había dado cuenta de que sería tan agotador probarse la ropa durante dos horas. No es de extrañar que a mucha gente no le guste ir de compras.

Llegaron al restaurante favorito de Lucy. La comida era básicamente comida india, pero la comida no era de un país llamado India. El nombre del país era diferente en este mundo. Muchas especias, un naan increíble, estaba riquísimo. Pidió pollo a la mantequilla (murgh makhani), naan al ajo y samosas. Lucy pidió pollo tikka masala y compartió el naan y las samosas con Calvin. Estaban en el cielo.

En la mesa de al lado había un hombre y una mujer que eran clientes habituales del restaurante. Los dos parecían personas de clase alta con trajes de marca, relojes y bolsos.

El hombre era un hombre guapo de casi 30 años. Tenía el pelo castaño oscuro y los ojos marrones. Tenía una mandíbula perfecta, una barba perfectamente cuidada y el pelo peinado hacia atrás para lucirlo. Estaba musculoso incluso con su sencilla camisa negra y sus pantalones caqui que se ajustaban a sus piernas. Era el director general de una empresa de informática. En definitiva, era la envidia de todos los hombres.

En el asiento frente a este hombre había una hermosa mujer de larga melena rubia. Tenía ojos color avellana, una sonrisa perfecta y unos suaves labios rojos. Su pelo era ondulado, lo que le daba un aspecto más desenfadado. Llevaba una blusa negra con pantalones blancos de cintura alta. Llevaba un bolso rosa a su lado. Era la prometida del guapo. Los dos eran atractivos, demostrando que la belleza y el dinero iban de la mano la mayoría de las veces.

El hombre había estado mirando a Calvin demasiado tiempo, por lo que su atención fue devuelta por su prometida.

Ella se burló. "Sé que tienes la mala costumbre de mirar a los hombres guapos, pero ¿por qué lo haces tan evidente?"

"¿Obvio?" El hombre respondió con una burla: "Eres uno de los que habla cuando no puedes dejar de mirar a su acompañante cada dos por tres".

"¿Quieres pelear? Esas son palabras de pelea". La mujer apuntó con su tenedor al hombre, dispuesta a lanzarle un garbanzo. Tenía un garbanzo tikka masala delante de ella y estaba a punto de usarlo como arma.

El hombre, que tenía el naan en la mano, estaba preparado para defenderse de su ataque. "¿Puedes siquiera luchar contra mí cuando sabes que tengo razón?"

Los dos eran novios, pero también mejores amigos que eran como niños cuando estaban juntos. Como eran tan parecidos, había veces que chocaban como el fuego y el agua. Ser demasiado parecidos era algo malo, sobre todo cuando los malos rasgos que comparten se enfadan mutuamente.

Los dos empezaron a discutir en voz alta como siempre lo hacían, haciendo que Lucy y Calvin los miraran.

"Parece que se llevan bien". Calvin los miró con una sonrisa. Le recordaba al sistema de dios, alias Damien, pero nunca discutían así.

"Parece que están comprometidos, así que no es de extrañar que estén tan unidos". Lucy vio sus anillos y no pudo evitar desmayarse. Pensó que era agradable encontrar una pareja con la que pudiera reñir y divertirse.

Aunque el hombre y la mujer estaban discutiendo, parecía que se divertían.

Verlos juntos le hizo anhelar el Sistema de Dios más que nunca. Esperaba poder encontrar pronto al hombre.

*****

Después de la primera salida de Lucy y Calvin juntos, éste volvió a meterse en su cueva y sólo salía una vez a la semana. Estaba concentrado en escribir el tercer libro de su nueva serie. Ya había terminado su primer libro, I'd Do Anything for You (Haría cualquier cosa por ti), y el segundo, You Are My Life (Tu eres mi vida). Estaba escribiendo felizmente el tercer libro, Doy mi vida por ti. Se pasaba la mayor parte del día escribiendo, excepto cuando comía, dormía o iba al baño. Esto sólo era posible con la ayuda de su memoria mejorada (dotada a todos los Anfitriones) y el Sistema 225 que le ayudaba a escribir mientras pensaba.

Calvin releyó un poco lo que estaba escribiendo:

Después de escapar de los soldados del Imperio Yorik, el capitán Ralph y Sterias se encontraban en una cueva a cierta distancia de la capital. Los dos estaban agotados por haber corrido durante días seguidos. Fue un milagro que perdieran a los soldados imperiales, pero sabían que sólo podían descansar un poco antes de tener que seguir adelante y escapar a un país vecino.

"¿Estás bien, Sterias?" preguntó el capitán Ralph mientras sostenía la mano de Sterias con suavidad.

Sterias respondió con una sonrisa. "Exhausto, pero estoy bien. ¿Y tú?"

"Un poco cansado, pero también estoy bien".

Desde que se enteraron del plan de Fernas, reunieron a la gente para luchar contra el Imperio. Amaban este país y este mundo en particular, así que no podían dejar que Fernas se saliera con la suya en su plan de llevar a los terrícolas a este mundo.

Aunque Ralph no había nacido en el planeta de Ereas, se enamoró de alguien que había nacido y crecido en Ereas. Quería hacer todo lo posible para proteger a este hombre y al mundo que tanto amaba. Este mundo era diferente del apocalipsis devastado por la guerra al que estaba acostumbrado. Era diferente a Fernas, ya que había sido testigo de la caída de muchos mundos en la conquista de recursos y de un lugar al que los terrícolas pudieran llamar hogar.

"Siento haberte metido en este lío, Sterias..."

Sterias era originalmente sólo un médico errante, que viajaba de ciudad en ciudad, de país en país, curando a los necesitados. Era conocido como el "Santo de la Curación" por muchos plebeyos. Era amado por mucha gente y él mismo amaba al pueblo. Estaba dispuesto a ayudar a todos, sin importar si eran huérfanos, soldados enemigos heridos o nobles. Pero no podía hacer mucha curación siguiendo a Ralph. Sólo de vez en cuando podía hacer lo suyo. Esto hizo que Ralph se sintiera culpable porque también fue salvado por Sterias.

"No, yo elegí recorrer este camino contigo. Lo recorreré hasta el final contigo".

Fue un momento conmovedor entre los dos. Sintieron que sus corazones se conectaban más fuerte de lo normal. Esto también alimentó la determinación de Ralph de salvar a Ereas.

"Te prometo que no dejaré que os pase nada a ti o a Ereas".

"Te haré cumplir esa promesa entonces..."

Fue un largo viaje para los dos villanos, pero decidieron que vivirían juntos y morirían juntos...

.

.

.

.

.

Calvin dejó de teclear por un segundo y luego suspiró. "Oye, ¿Lucy?"

"¿Sí, señor?", respondió Lucy después de terminar de editar esta frase. Estaba editando el primer libro de la serie de Calvin, I'd Do Anything for You. Se estaba tomando su tiempo porque Calvin no tenía previsto publicarlo de inmediato y, además, quería disfrutar de la historia mientras la editaba.

"Necesito tu opinión sobre algo".

"¿Qué es?"

"Hasta ahora, el capitán Ralph y Sterias acababan de terminar su sentida comunicación en la cueva tras escapar del Imperio".

Estaba escribiendo una escena del tercer libro. Era al principio, cuando acababan de escapar del Imperio después de provocar unos cuantos disturbios y una rebelión. En lugar de convertirse en héroes, fueron vistos como villanos que querían hacer daño al pueblo. Los nobles y la realeza del Imperio consideraron que era egoísta por parte de Ralph y Sterias no querer que Ereas prosperara como los terrícolas.

Aunque su intención era salvar al pueblo, la gente se hizo una idea equivocada. Se convirtieron en los individuos más buscados del Imperio Yorik.

"¿Debería hacer que en un principio se inclinara por Fernas en su lugar? ¿O debería continuar con las luchas que el MC y su amante atravesarán?"

"¿Por qué crees que deberías pasar a Fernas?"

"Tenía la idea de poner su punto de vista en la primera mitad del libro. Para ver por dónde iba su mente y qué pensaba del MC y su amante. Estoy pensando que mostraría la justificación de sus acciones, pero me pregunto si eso sería redundante."

"Creo que deberías ir a por ello porque si no tienes su punto de vista, la gente no verá por qué es el llamado Héroe en lugar del Villano. Si no funciona, puedes quitar esa parte e intentar añadir algo más en su lugar. Tienes mucho tiempo para explorar, así que no te preocupes por no conseguir las cosas de inmediato".

Definitivamente, Lucy tenía razón en eso.

Asintió con la cabeza. "Gracias, lo haré". Calvin volvió inmediatamente a teclear.

Tuvo un torrente de inspiración que le llegó hasta el final del día, donde sintió que era hora de comer y descansar. Lucy se había marchado unas horas antes, así que solo estaba él en su apartamento.

"Esta historia... Aunque intente convertirlos en villanos, siempre acaban por no serlo...", murmuró Calvin para sí mismo.

Suspiró.

Calvin solía ser un villano y la mayoría de los "villanos" en los que se metía no lo eran en realidad. También podría hacer que su historia fuera como la del programa de televisión del mundo anterior. El supuesto "villano" no será un villano a los ojos del lector, solo a los ojos de la gente de la historia. Un villano por querer detener el desarrollo y la prosperidad del pueblo. Un villano por matar a soldados imperiales y terrícolas. Un villano por provocar una rebelión. Y lo más importante, eran villanos por intentar detener a Fernas.

Calvin se devanaba los sesos intentando averiguar la siguiente parte. Después de repasar la parte de Fernas, los dos debían matar a los soldados que llegaban de la Tierra. Aguantarían hasta que Fernas los atrapara y secuestrara a Ralph.

Al final del tercer libro, el capitán Ralph muere en cautiverio. Sterias, que se entera de su muerte, está enfadado consigo mismo, pero sobre todo con Fernas por haberle quitado el amor de su vida. En el cuarto libro, No puedo vivir sin ti, Sterias intentará completar sus objetivos y los del capitán Ralph, pero al final fracasará.

"Tengo que hacer un final trágico..." Calvin murmuró para sí mismo mientras tecleaba rápidamente para llegar al cuarto libro. Sus admiradores probablemente gritarían si pudieran oírle murmurar mientras escribía.

Sabía lo que quería hacer. Quería que al final de la historia, Sterias muriera a manos de Fernas. Fernas sería visto como un salvador para la gente de Ereas. Pero más tarde, se arrepentirían cuando la gente de la Tierra viniera a por sus recursos. Los terrícolas esclavizarían entonces a su pueblo y, en última instancia, llevarían la destrucción a su Ereas.

A su vez, Sterias y el Capitán Ralph serían vistos como Héroes Caídos, en lugar de los "Villanos" que la gente puso en sus cabezas.

El Sistema se dio cuenta de algo importante en la historia de Calvin. [Espera un momento... ¿No era esto cuando eras...?]

"Sí, esto es cuando una vez fui el Capitán Ralph".

[Pero no tenías una amante en ese momento...]

"Por supuesto que no la tenía, pero podría hacer que sí la tuviera".

La historia original con el Capitán Ralph era en realidad mucho más cruel. Sí quería salvar el planeta, pero luchaba solo. Quería ayudar a la gente que una vez le ayudó después de estrellarse. Se enamoró de la naturaleza, de las vistas y, sobre todo, se enamoró de alguien.

Pero la persona de la que se enamoró, Sterias, era en realidad la amante de Fernas. Los dos eran vistos como santos, mientras que el capitán Ralph era visto como un villano que quería impedir que Fernas y los terrícolas llegaran a Ereas.

Al final, el capitán Ralph fue torturado durante meses antes de ser ejecutado públicamente.

Y por la trama de la historia, sabía que al final, la gente de Ereas se extinguiría lentamente por culpa de los terrícolas. Los esclavizaron, los metieron en zoológicos e incluso los ridiculizaron públicamente. No estaban seguros ni en su planeta ni en ningún otro. En sólo 100 años, los Ereanos se extinguieron.

"Por el Capitán Ralph y la lucha que tuvo que pasar, espero que cambiando un poco su historia encuentre algo de paz..."

Como alguien que pasó por el Sistema de Villanos, Calvin quería escribir, al menos en este mundo como novelista, sobre las luchas que tuvo que afrontar la gente en la que él había entrado. Quería que otras personas conocieran sus historias. Aunque nadie supiera que eran historias reales, él lo sabía, y quería preservar eso.

"Esto es lo menos que puedo hacer por aquellos que no merecían morir de forma cruel..." Se sentía triste, pero al menos podía darles una historia y un final mejores.

Les estaba dando a ellos y a sí mismo un final más feliz.