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Trabajando Duro

Los personajes de Naruto no me pertenecen, si no a Masashi-Sama..

Trabajando Duro...

Mi nombre es Naruto Uzumaki, estoy orgulloso de decir que soy un hombre que trabaja duro todos los días. Desde pequeño he sabido que la vida no es fácil y siempre tuve que luchar para conseguir lo que he querido. Mi casa, mis estudios, mi trabajo, todo en mi vida lo conseguí gracias a mi esfuerzo, mi sudor y mi perseverancia.

Ahora soy Director de Obras y estoy orgulloso de serlo. Las personas que tengo a cargo son mis empleados y compañeros de vida. Hombres, que como yo, la han luchado y hemos conseguido sobrevivir gracias a esto, la construcción.

Mi vida amorosa no es tan activa como me gustaría, debería decir que mi amante de día es la obra, durante la tarde noche el gimnasio y por las noches mi amado ramen y la televisión. No es porque las chicas no me presten atención, siendo sincero no me considero mal partido, simplemente no ha llegado la mujer que me moviera el piso. De adolescentes tuve unos enamoramientos que creí verdaderos, pero nunca llegábamos lejos por mi continuó esfuerzo de ser alguien en la vida.

Mis padres son de posición humilde, mi padre por estrés tuvo un ACV y desde allí las cosas fueron de mal en peor. Mi madre se la pasaba trabajando, dos trabajos para solo pagar el alquiler y la comida. Mi padre comenzó a cobrar una especie de pensión por haber quedado tan mal para trabajar. Mi madre se hacía tiempo entre sus trabajos para poder ayudar a mi papá mientras yo recien entraba a la escuela y por eso me tuvieron que poner el apellido materno; pero de más grande me mataba estudiando y trabajando de medio tiempo para ayudar también. Minato, mi padre, había quedado como si fuera un niño nuevamente. Tuvimos que ayudarlo a hablar, leer, comer, andar, todo de cero. Pero varios años después, puedo decir que está como nuevo otra vez. Kushina, mi madre, es una mujer luchadora, una exelente madre y esposa, nunca se quejo de absolutamente nada. Mi idea de mujer perfecta es ella, alguien que pueda luchar a mi lado contra ésta vida dura.

Ahora que ya estoy mucho mejor, les he comprado una casa a mis padres y vivo con ellos. No me da vergüenza decirlo, son mi adoración, mi madre ya no trabaja, no la dejo en realidad, yo puedo hacerme cargo de todos los gastos. Mi sueldo es bastante bueno para poder hacerme cargo de ellos y de todo lo que necesiten.

Mi vida es complicada, pero simple. Soy feliz con poco, pero no me conformo con nada. Me gusta pelear para conseguir lo mejor. Si te prometo algo, soy una persona de palabra y lo hago sin dudar. No hay nada con más peso en el mundo, para mi, como una promesa. Por eso no las hago en vano, si te prometo algo haré lo que sea para cumplirtela.

¡Ese es mi estilo de vida!

Nada me faltaba...

O eso creía...

25 de Marzo

20: 45

Como siempre entró al gimnasio donde me recibe un muchacho de gran tamaño, así como sus cejas.

—¡Hey! Cejotas.— Saludo con una gran sonrisa.

—¡Naruto!¡He visto un nuevo video en internet para sacar mayor provecho al fuego de nuestra juventud!– Prácticamente puedo ver las llamas de las que habla salir por sus ojos.

Sonrió, siempre Lee me pone de buen humor.

—¡Ya me lo mostraras después ttebayo!– Le digo para dirigirme a los baños para sacarme la ropa de construcción y ponerme más cómodo.

Se preguntarán ¿por qué voy a un gimnasio después del trabajo, si en el tengo bastante actividad? Pues, además de que soy bastante activo, soy alguien vanidoso. En el buen sentido, me gusta verme bien y tal vez pueda conseguir una bonita chica para salir a distraerme unos días. No porque fuera un picaflor, en general cuando se enteran de lo que trabajo no les gusta mucho, pero el mayor problema es cuando digo que vivo con mis padres. Según ellas, me hace falta madurar, pero bueno...

Salgo del baño una vez ya estoy para levantar los fierros, mi amada bermuda negra con mi musculo Naranja. Camino despreocupado por el gimnasio, conozco a cada uno de los que están allí a esa hora. Soy alguien que le gusta hablar mientras hace ejercicio, soy un terrible charlatán ¡Oh sí!

Levanto mi mano para saludar con una sonrisa a Sakura, una de las chicas que trabaja allí como profesora. Salí unos días con ella, pero no llegamos a nada serio por la misma razón, creé que soy un inmaduro, pero ahora somos buenos amigos.

Me detengo en seco al ver quién la acompañaba. La chica estaba sobre la bicicleta fija, una coleta alta sostenía el largo cabello negro azulado. Miró a mi dirección y pude apreciar los ojos más hermosos que había visto en mi vida. Grandes, lilas y enmarcados por abundantes pestañas negras. La piel blanca como la porcelana resaltaba por el leve rubor que estaba en sus mejillas, su pequeña boca estaba entre abierta tomando aire mientras movía sus pies sin parar.

Haciéndome el tonto me acerqué, después de todo era normal saludar a pelirrosa cuando llegaba.

—¡Hola Sakura!– Ella me miraba con una sonrisa, puesto que no se había percatado de mis verdaderas intenciones.

—¿Qué hay Naruto?– Me dice mientras chocamos los cinco.

—Como siempre, luchándola...– Le contesto mirando de reojo a la chica.

Ella había agachado la mirada y observaba el manubrio como si fuera la cosa más interesante del mundo. Aproveché que no nos veía para hacerle caras a Sakura. Me mordí el labio y apunte con la cabeza a la chica, mi amiga me negó con la cabeza mirándome mal. Yo le hice un gesto suplicante con el rostro, no podía perder la oportunidad. Pero ella seguía negándose con la cabeza, sabiendo que ella no lo haría decidí hacerlo yo.

—¡Hola! ¡Mi nombre es Naruto!– Dije con mi mejor sonrisa mirando a la peliazul.

Ella levantó esos hermosos ojos y me miró, de cerca era tan hermosa que estoy seguro que tenía una cara de bobo de primera.

—Ho..Hola...Hinata– Dice, algo entre cortada por la falta de aire que le provocaba la actividad, con una preciosa sonrisa que casi me detiene el corazón.

¡Debería ser ilegal ser tan bonita! Me rasco la nuca sintiéndome bastante nervioso, generalmente las que me abordan son las mujeres y no yo, así que no sé muy bien que decir.

—¿Haz empezado recién hoy? Pasa que siempre he venido a éste gimnasio a esta hora y nunca te he visto...

Después de escuchar la gran estupidez que había dicho, me quería morir. Eso sonó como el típico chamuyo de imbécil, como por ejemplo "¿Siempre vienes aquí Preciosa?" ...Más al ver como una dileñada ceja negra se alzaba al escuchar la porquería que mi boca soltó. La risita de Sakura a mi espalda me hizo sonrojarme casi por completo y me sentí mucho peor al ver que Hinata se aguantaba la risa.

—¡Dios!¡Disculpa ttebayo!

Lo mejor que podía hacer era irme a la mierda...

Nunca tuve un bochorno más grande que ese y me fui muy apurado a las áreas de las pesas. Decidí que no me acercaría, por lo menos por hoy, ya había hecho el ridículo...

27 de Marzo

20: 45

Estoy más relajado de que ayer no vi a Hinata, aunque me desilusionó bastante. Tal vez sólo había venido esa vez a probar y ya no iba a volver...

Pero todas mis dudas se fueron cuando la vi de nuevo en la bici fija con Sakura. La pelirrosa me saluda con la mano y yo le de vuelvo el gesto, pero cuando la oji perla me mira y me sonríe haciéndome un gesto con la cabeza, mi rostro cambia. Una sonrisa de sonso se me instala en mis labios y me detengo para saludarla con la mano. Me siento un adolescente que saluda a la chica que le gusta, mi corazón golpea en mi pecho con fuerza y mi respiración se detiene.

Pero cuando ella vuelve su atención al frente, pasa totalmente lo contrario, mi corazón se detiene y mi respiración se agita.

¿Eso era normal?

1 de Julio

8: 00

Llegué a la obra, como siempre, sin ningún problema. Dejo mi mochila en el casillero mientras me colocó el casco y las cosas de protección. Veo como se acerca Sasuke a mi, ya totalmente vestido para la obra. Veo que tiene cara de fastido, es algo normal, pero ésta era diferente.

—¿Qué sucede Teme?

Él chaquea la lengua.— ¿No lo haz oido?

—¿El qué?– Preguntó mientras me ato los cordones de los borcegos.

—Vendra el arquitecto Hyūga a revisar que la Obra vaya bien.

Me levantó mirándolo con el entrecejo fruncido, el arquitecto no tenía nada que ver con nosotros. Yo era el Director de Obra y me encargaba de eso, después de todo para eso nos habían contratado.

—¿Por qué vendría el arquitecto?– Le pregunté algo molesto, ya que cuando empezamos el trabajo ya había hablado con él.

—Porque ahora se encarga el hijo, no el padre. Su hijo primogénito se graduó de arquitectura y quiere darle el primer trabajo.

Fruncí el labio, mientras ambos caminabamos al pañol. Ya me lo imaginaba, un niño mimado que había tenido todo lo que quería en su vida y venía a hacerse de dueño y señor. Pero con el Director de Obra Uzumaki tendría un problema ¡Si Señor! No me dejaría que me rebaje, menos por un riquillo, ni a ninguno de mis chicos.

Cuando llegamos, la mayoría ya estaba sentado en las sillas que poníamos cuando hacíamos reuniones. Sasuke se sentó en la libre que quedaba adelante y yo me quedé parado, dándole la cara a mis compañeros y a la puerta por donde entraría el nuevo arquitecto.

—¿¡Qué significa esto Naruto!?

Reconocí el grito de Kiba entre los chicos y lo miré, estaba tan fastidiado como todos.

—¡No se preocupen ttebayo!– Dije mirando a todos— Nada cambiará, seguramente sólo presentarán al nuevo arquitecto y todo seguirá igual.

El cuchicheo no se hizo esperar y miré mi reloj, corroborando la hora. La puerta se abrió llamado la atención de todos y como lo esperaba un chico que se notaba que no había agarrado en su vida una pala apareció. El cabello largo y negro, demasiado bien cuidado como para mezclarse con la arena o la cal. Llevaba un impecable traje negro y unas gafas oscuras, me cruze de brazos y lo miré con una ceja alzada al notar que miraba para todos lados. ¿Qué mierda buscaba?

Pero mi corazón retumbó en mis orejas cuando éste se hizo a un lado y una hermosa visión se dejó ver. Hinata con el cabello suelto, con una camisa blanca que marcaba sus senos grandes, redondos y firmes, con pequeños bolados. La falda azul oscuro como su pelo, muy ajustada a sus muslos y al contorno de esas caderas redondeadas que me cortaron la respiración.

El silencio se apoderó de todo el pañol, sólo se escuchaban los tacones de los zapatos de esa ninfa que iba a mi dirección. La transpiración corrió por mi sien y nunca me sentí tan mal de llevar mi camisa naranja manchada por cemento y en las rodillas de mi pantalon del mismo color, rotas y desteñidas. Cuando ella se percató de mi presencia, alzó amabas cejas por el asombro, mientras yo lo único que podía hacer era sonreír como el idiota que era cuando la veía.

—Uzumaki-San.– Dijo en forma de saludo el hombre de gafas al extender la mano a mi dirección. Yo, como un torpe, estreché la mano, pero sin dejar de ver a la oji perla.— Ella es Hinata Hyūga, la nueva arquitecta de la obra.

Hinata me sonrió y yo me saqué el casco, que recorde que llevaba. Intenté peinarme los indomables mechones rubios con una mano y la extendí para saludarla. Ella la extrecho sin importale sentir los callos y la mano reseca por los materiales de construcción. Pero cuando mi mano estuvo en contacto con su piel, pude sentir esa corriente eléctrica que me llegó hasta la espina dorsal. Era tan suave y pequeña, pero encaja perfectamente en la mía. Podía sentir algo caliente mi cara, pero cuando ví un pequeño rubor en sus mejillas, tuve que contener un suspiro. ¡Era tan tierna!

—¿Cómo estás Hinata?– Le pregunté antes de que nuestras manos se separan.

—Bien ¿Y tú Naruto-Kun? No sabía que eras Director de Obra.

Los días que nos habíamos visto en el gimnasio, habíamos hablado un poco, no pasaba de conversaciones triviales, pero nunca de nuestros trabajos; de vez en cuando mi bocota salía con algún comentario de lo bella que era y cada vez que me decía mi nombre con su dulce voz, mi corazón retumbaba en mi pecho. Me reí algo nervioso y el carraspeó del hombre con gafas me hizo recordar a donde estaba.

—¿Se conocían?– Preguntó apuntandonos a ambos.

Hinata contestó antes que yo.

—Si, Naruto-Kun va al mismo gimnasio que yo, ¿recuerdas que te conté de él?

Mi corazón se ensanchó al escuchar eso último.¡Hinata hablaba de mi! No podía sentirme más feliz, pero estaba muy equivocado. Cuando ví que ella se tapó la boca con una mano y se sonrojo como un tómate, sonreí muchísimo más.

—¡Oh! Ya veo..– Comentó el de gafas.

Hinata bajó la mirada y se mordió el labio. ¡Dios! Esa era una visión no apta para cardíacos, porque mi corazón se disparó a mil por segundo. Sentí mis mejillas calientes y miré a otra dirección.

Que cruel era el destino.

Ese día Hinata estuvo siempre a mi lado, nunca había visto a alguien que le quedará el casco de construcción tan sexy como a ella, pero la oji perla estuvo viendo lo torpe que era para todo. Siempre fui abatatado, pero con ella a mi lado, esa parte de mi se potenciaba. También estuvo el chico con gafas de nombre Shino, en parte agradecía que estuviera allí, pero también me molestaba que fuera tan cercano a la oji perla. ¿Qué clase de relación tenían ambos?

Cuando llegó la hora del almuerzo, Hinata ya estaba por irse, así que me aventuré a invitarla a almorzar.

—¡Hinata!– La llamé cuando se acercaba al auto BMW negro donde había entrado Shino.

Ella se detuvo mirándome de forma curiosa, cada una de sus expresiones me encantaban.

—Amm sé que debes estar ocupada dattebayo, pero me preguntaba si...— El titubeó fue inevitable, ¿Cómo una chica tan bonita como ella, de una familia rica y poderosa, saldría con un chico como yo?

—¿Si?– Me pregunto ella espectante y con una sonrisa.

Ya me había tirado en la pista, lo único que me quedaba era bailar.

—¿Te gustaría ir a almorzar?– Le pregunté casi seguro de que me diría que no, pero la enorme sonrisa que me regalo me asombró.

—¡Cla..Claro!– Sus mejillas tenían un rubor, que estaba seguro que no era por el casi imperceptible maquillaje que llevaba.—E..espera un momento.— Me pidió para darse media vuelta y hablar con el de gafas.

Después de unos segundos, que tuve que usar todo mi autocontrol para no mirar la hermosa visión que era su trasero redondeado enfundado en esa maldita falda azulada en mi dirección, ella se volteó con una sonrisa acomodándose un mechón tras la oreja. Me extendió una tarjeta y yo la tomé sin comprender.

—¿Qué te parece una cena?– Me preguntó algo tímida.

La sonrisa volvió a mi, que por un momento se había esfumado.

—Me parece perfecto ttebayo.

—Alli es..esta mi número.– Me dijo señalandome la Tarjeta que aún tenía entre mis dedos.

Baje la mirada al papel y sonreí, éste era un enorme paso, pero tenía miedo de lo que pasará después. Estaba seguro que Hinata me movió completamente el piso, pero cuando ella se enterará todo de mí, ¿Querría algo más que una amistad, conocidos o relación de trabajo?

—E...espero tu mensaje.

Levanté la mirada y su rostro sonrojado como una frambuesa me recibió. No tenía ni idea que podía ser más hermosa.

—Te mandaré uno, lo prometo.– Le dije mientras guardaba la tarjeta en el bolsillo de mi camisa.

Ella subió al auto y me saludo con la mano antes de que arrancará. Yo me quedé allí, como menso, viendo a la nada y pensando en todo. Miles de contra me saltaron en la cabeza por ésta futura cita, pero sólo necesite un par de pros para decirdir hacerlo; además lo había prometido.

Me puse el casco y volví a la obra. Todos se dedicaron a cargarme durante toda la tarde. Comentarios vergonzosos y algunos fuera de lugar, si no hubieran sido mis amigos, a un par les hubiera roto la boca por hablar de esa forma de Hinata.

"Hermoso trasero el de la arquitecta..."

"Sus pechos parecen una torre..."

"Tu cara de bobo fue un poema cuando la viste..."

"Por momentos se te caía la baba..."

"Nunca te había visto sonrojado..."

"La Hyūga está más fuerte que cachetada de travesti..."

19:30

Estaba de más de nervioso, tomé la tarjeta y no dude un segundo más en mandarle un mensaje por Whatsapp.

Hola Hinata, soy Naruto éste es mi número.

Si digo que los minutos se transforaron en horas sería poco, pero en realidad me contestó casi enseguida.

Hime( Así la agende, porque para mí era eso. Una hermosa Princesa )

Hola Naruto-Kun. Que bueno que me pudiste mandar mensaje. ¿Cómo estás?

Muy bien, ¿Qué dices?¿Salimos hoy?

Sé que parecía tonto preguntándole otra vez, pero tal vez lo había pensado mejor y se había arrepentimiento.

Hime

Claro, ¿Adónde quieres ir?

Casi me pongo a gritar de la emoción, pero lo que sí no pude evitar hacer fue saltar de un lado a otro, sin importar que la gente del metro me viera mal. Tal vez sí, me faltaba madurar.

Tengo un lugar muy bueno para comer algo. ¿A qué hora quieres que pase por ti?¿O nos encontramos allí?

Después de mandarlo me percaté que no tenía automóvil y de seguro que el restaurante donde iríamos estaba bastante lejos de su departamento. Pero ya lo había mandado, de última le pediría el auto feo y viejo a mi mamá, ella no tendría problema.

Hime

Si no te molesta, pásame la diré e iré difecto. ¿Te parece? A las 21 está bien.

Me parece perfecto.

Le pasé la dirección de Ichiraku y bajé del metro en la parada de mi casa. Hoy no iría al gimnasio por obvias razones, por un día no pasaba nada o sí.

—¡¡Llegué a casa!!– Me anuncie apenas cruze el umbral de la puerta y mi madre salía de la cocina con esa gran sonrisa que la caracterizaba.

—¡Bienvenido a casa!– Me dice al llegar a mi y darme un beso en la frente, aunque debo agacharme un poco, ya que soy más alto.—Que raro que estés tan temprano en casa.

Sonrió de esa manera zorruna, de verdad estaba muy feliz de por fin tener esa cita con Hinata.

—Tengo una cita..– Le cuento de verdad orgulloso.

Mi madre frunce el ceño, pero no es algo que me incomode, después de todo ella siempre fue celosa del único hijo que tiene.

—¡Que bueno hijo!

Miró a la dirección de mi padre que venía de la sala con su bastón. Su sonrisa me tranquiliza, después de todo él siempre me apoyó en esas cosas.

—Hola papá.— Me acercó a él y lo abrazó, después del ACV las muestras de afecto de nuestra familia se intensificaron, ya que siempre nos demostrabamos el cariño como su fuera la última vez.— Me iré a arreglar, a las 9 debo estar en Ichiraku.

Mi madre se abraza a mi padre mientras me ven subir por las escaleras, de seguro piensan que nunca me han visto más emocionado con una cita como ahora.

20: 50

Llegué 10 minutos antes, generalmente soy bastante impuntual, pero estaba tan ansioso que no veía la hora de ver de nuevo a Hinata. Sólo pasaron 5 minutos cuando un auto negro se detuvo en la puerta del local. De la parte trasera bajo la hermosa visión que tanto esperaba ver.

Hinata con su cabello suelto y un hermoso vestido blanco con tirantes, sensillo, pero le quedaba a la medida. Mi boca se receco al verla con esa sonrisa avergonzada y tragué saliva con dificultad, cuando ella se acercó a mí. Cuando se puso de puntillas para darme un fugaz beso en la mejilla, me sentí morir. Su perfume dulce se impregnó en todo mi ser.

—Ho..hola..

—Ho..hola..– Susurré yo también.

El auto arrancó, dejando a Hinata conmigo y sonreí cuando ella me miró tímida, tal vez no era el único nervioso. La tomé de la mano y entramos al local, ella al principio se sorprendió, pero me siguio hasta sentarnos en una de las mesas en la parte del fondo. El lugar no era lujoso y yo me sentí algo culpable de no decírselo, porqué ella parecía incómoda por el vestido que llevaba. Después de ayudarla a que se siente, me senté frente a ella, con esa sonrisa boba que se me instalaba sólo con verla.

—Estas hermosa ttebayo.– Las palabras salieron de mi boca sin mi autorización, pero ella me sonrió con sus cachetitos rojos.

—Gra..gracias.

La chica segura que había visto esa mañana, parecía haber desaparecido, pero ésta chica también me gustaba. La cena fue amena, poco a poco ambos nos sacamos los nervios y conversamos. Ella me contó que hacía poco había vuelto a Konoha de la universidad y que su padre le había insistido en hacerse cargo de la obra que yo estaba trabajando. Yo en cambio le conté de mi rutina diaria y me sorprendió saber que no le importaba que viviera con mis padres. Tal vez por fin había encontrado a mi alma gemela.

Lo admito, me encanta hablar o habló tanto que no me doy cuenta, pero con Hinata era diferente. Le hacía miles de preguntas sólo para escuchar el hermoso timbre de su voz y cuando el sake hizo efecto en mi, me imaginé lo excitante que sería su vocesita en el sexo. Lo suave que sería la textura de los grandes senos que no podía esconder. Lo acolchonado que sería su trasero cuando lo apretará y lo dulce que serían sus flujos cuando los tomara...

Me mordí el labio, sintiendo crecer el calor en mi estómago y cuando mi amigo se despertó alla abajo, me quise golpear con algo bien duro. Ni siquiera nos habíamos besado y yo ya pensaba esas estupideces. Ella hablaba sobre su hermanita, pero yo estaba totalmente hechizado por el movimiento de sus labios y la lengua que de vez en cuando se asomaba entre ellos.

¡Como me gustaría probarlos!

Apoyé mi mejilla en mi mano sin dejar de verla, de verdad era un poema todo de ella...

—Te estoy aburriendo ¿No?

Me senté derecho al escuchar su tono triste y negué con la cabeza un par de veces.

—Senti... que no me estabas escuchando. Tal vez estás cansado...

—No, no, no es eso.– Me apresuré a aclarar.— Sólo pensaba que tenías unos hermosos labios y me gustaría probarlos ttebayo...

Abrí mis ojos a más no poder después de ese vómito verbal, me tapé la boca como si con eso pudiera evitar que escuchará lo que ya había salido de ellos. Hinata estaba tan roja, que por un momento pensé que el ramen le había caído mal. Ya no sabía que hacer para que el ambiente tenso que se había instalado, desapareciera.

— Disculpa Hinata, no quería incomodarte dattebayo... Yo y mi bocota..– Susurré recriminando a mi boca suelta.

Ella me sonrió algo incómoda y su celular comenzó a sonar.

—Lo si..siento, debo contestar.– Me dice señalando el teléfono.

—¡Si, claro!

Ella se queda hablando por unos momentos al frente de mi y por lo que entendí ya habían venido por ella. Mi cita terminó así, yo metiendo la pata hasta el fondo.

Hinata se fue una vez que el auto se estacionó y yo camine deprimido las cinco cuadras que me separaba de mi casa. Estaba seguro que la oportunidad que tenía con la hermosa oji perla se había ido al caño, ella parecía bastante tímida. Había trabajado duro muchas semanas para poder hablar con ella en el gimnasio y cuando al fin había tenido la cita que tanto quería, la había arruinado en una sola oración.

Me tiré a la cama y resople, mañana era sábado, tal vez iría temprano al trabajo. Cuando estaba por dormirme por completo, el celular sonó con un mensaje de WhatsApp.

Hime

Muchas gracias Naruto-Kun. La pasé muy bien :)

Me tapé la boca porque un chillido salió y no quería despertar a mis padres. Mi corazón saltaba de felíz y yo estaba seguro que haría lo mismo si es que no estubiera acostado. Cuando me dí cuenta de mi reacción fruncí el ceño, ¡Diablos! Parecía una niña adolescente...

Gracias a ti Hinata, la pasé muy bien. Cuando quieras podemos repetilo.

La última oración la escribí y la borré alrededor de 10 minutos, no estaba seguro de ello, pero ya lo había mandado. Esperé ansioso una respuesta que nunca llegó...

11 de Julio

20: 45

Entré al gimnasio y como era costumbre me recibió Rock Lee.

—¡Hey Naruto!¡Anímate!¿¡Qué pasó con tu fuego!?

—¿Que hay cejotas?– Sonrió de medio lado.

Mis ánimos estaban por el suelo, desde esa cita con final desastroso no supe más de Hinata. Ni siquiera un mensaje, muchas veces estuve muy tentado en mandarle uno, pero después de dejarme el visto, no tenía fuerzas para mandarle otro.

Salí ya cambiado, en dirección de las pesas, pero me detuve en seco al ver a la oji perla caminando en la cinta, con auriculares en sus oídos. Ella levantó la vista y conectamos miradas, Hinata se sonrojó y me sonrió, sacándose los auriculares y yo sin poder evitarlo, sonreí como un idiota hechizado. Caminé hacia ella, sin dudar siquiera.

—Hola Hinata.

—Hola Naruto-Kun.

Me quedé ahí, mirándola mientras tiraba para atrás el cabello que se había posado en su hombro por los movimientos de la caminata. Estaba tan hermosa como nunca y ella me miró algo cohibida, tal vez la estaba molestando.

—¿Qué... haz estado haciendo?– Me preguntó y yo me detuve ya que me estaba por ir.

—Nada fuera de lo común ttebayo.— Le dije con mi mejor sonrisa y apoyándome en la baranda de la caminadora.—¿Y tú? Hace rato no te veía por aquí...

Intenté que mi voz sonará despreocupada, después de todo no quería que se diera cuenta, aún, que me tenía como un perrito faldero. Ella se rió un poco, regalandome esa melodiosa risa, mientras se tapaba con una mano sus labios rosas.

— Tuve que hacer un viaje de negocios de la empresa de mi padre...— La vi dudar unos segundos y luego me vió avergonzada.— Estuve esperando un mensaje tuyo, porque mi teléfono le entro un virus y tuve que formatear todo. Perdí un montón de números...

Mis ojos se agrandaron, eso quiere decir que no me había mandado porque no le había gustado la cita, sino porque perdió mi número.

—¡Oh! Pensé que...– Susurré, pero rápido cambié mi expresión a una de felicidad inmensa.— Te mandaré uno ahora así te queda.— Saqué mi celular de mi bermuda y escribí rápido.

Su teléfono sonó avisando que un mensaje había llegado, y Hinata me volvió a sonreír. Nos despedimos para que ella siguiera con su actividad y yo empezará con la mía.

25 de Agosto

1:36 am

"—Me gustas mucho Hinata..."

Estoy borracho, en el cumpleaños de uno de mis amigos y no tuve mejor idea de mandarle un audio por WhatsApp a mi amor platónico. Bueno, no lo era tanto ya que nos habíamos vuelto más cercanos, hablamos seguido por mensajes y cuando nos cruzabamos en el gimnacio conversábamos. Habíamos salido un par de veces al cine o a tomar algo , pero nunca llegamos a nada, Hinata era mucho más tímida de lo que pensaba. Pero era algo que de verdad me gustaba de ella, Hinata me hacía trabajar duro para sólo una cita y eso es lo que más me gustaba.

Nunca me gusto lo fácil, nunca me gusto lo gratis, lo bueno cuesta trabajo y si lo quieres debes esperar el tiempo que haga falta.

"—Me vuelves loco de sólo pensar en ti..."

Allí iba otro audio, estoy seguro que cuando mis neuronas empiecen a andar con normalidad, me arrepentiré de ésto, pero ahora me creó invencible e irresistible. Ella no se negaría a mí. Me mojó los labios resecos con la lengua cuando ella me manda una carita avergonzada y el monito tapándose los ojos.

¿Qué mierda significaba eso?

Nunca fui bueno con los emoji. Cuando estaba por contestarle alguien golpea la puerta del baño con fuerza.

—¡Voooy!– Grito.

Me cuesta centrar la mirada en la traba de la puerta pero logró abrirla.

—¡Dobe deja de masturbarte con la foto de la Hyūga!– Me carga Sasuke ya que salgo con el teléfono en mano y el pantalón sin terminar de abrochar.

—¡Cállate Teme ttabayo!— Me abrochó como puedo los pantalones y miró a la pequeña sala donde hay pura testosterona.

Hay cerveza vacias por todos lados, cajas de pizzas y porciones sin terminar. Un par juegan con la consola y otros están prendidos al celular. Sé que el teme me carga, pero él irá al baño a hablar con Sakura, ya que los había presentado y empezaron a salir hacia unas pocas semanas. Esquivo las latas, tomó una porción a medio comer y me la meto en la boca mientras me dirijo al balcón y desbloqueo mi celular.

Cuando abro la puerta balcón, un aire helado penetra la habitación con olor a humo por el cigarrillo de Shikamaru y de perro, porque estaba Akamaru, la mascota de Kiba. La cierro, cortando las quejas de mis amigos por el frío que entraba. La noche despejada me saca un poco el mareo, pero no lo tonto, porque no dudo en marcar el número de ella. La chica que me tiene como menso hace 5 meses específicamente.

El teléfono suena, suena y suena... ¿Será que ya se durmió? No lo creó porque hacía unos minutos me había mandado esos extraños emoji. Colgué y volví a marcar. En el segundo tipido, escucho su algelical voz.

—¿Ho..hola?

—Hola Hihipnata.— Justo ahora me tenía que agarrar hipo.

—Na..Naruto-Kun... ¿Estás bo..rracho?—Me río como un maniático,¡acaso no es obvio!

—Sóhiplo un poquihipto..– Maldito destino que me juega en contra por éste insoportable hipo que me ataca en el mejor momento (Obviamente lo pienso irónicamente... Por si acaso lo explico)

— Deberías ir a dormir y no...

—Solamenhipte si vienes conmihipgo.– La interrumpo sin ni siquiera darme cuenta de las cosas que digo.

—¡Na...Naruto-Kun!–Me río un poco al imaginarla, no puedo verla pero estoy seguro que esta tan sonrojada y nerviosa como cuando se me escapa algún cumplido para ella. —¡No es chis..chistoso...!– Y eso me provoca lo contrario, ya que me sigo riendo.

— Hinata me tihipenes prendihipdo ttebayo..– Susurro cuando el ataque sin sentido de risa se me calma. —Me guhipstas mucho dattebayo... ¿Yo no te guhipsto?– Pregunto algo temeroso ya que estoy sintiendo que mi valor se esta perdiendo en medio de la noche.

Ella no responde y espero unos momentos que para mi son eternos, me apoyo en el barandal y miro la luna llena que me recuerda a sus ojos. Siento una opresión en el pecho, justo de mi corazón romperse por su silencio. Cuando estaba por disculparme por ser tan tonto y pensar que ella sentía algo por mi, escucho su dulce voz del otro lado.

—Yo... A mi me gu..gusta mucho Na..Naruto-Kun..

Sonrió como nunca en mi vida y siento que mi corazón se unió y ensanchó con sus dulces palabras.

—Enhiptonces debes ser mi nohipvia..— Le contesto seguro, aunque el hipo le saca lo romántico.

La risita de ella del otro lado me hace sonreír mucho más y es que es tan perfecta, que con sólo un mensaje suyo el día más gris se vuelve soleado.

— Deberíamos ha..hablarlo cuando estés en tus cinco sentidos.– Me dice con la voz divertida y yo hago un puchero al no poder verla, debe estar roja y avergonzada, pero con una sonrisa. ¡Tan tierna!

—¿Cuándo nos pohipdemos ver?– Si me llega a decir que vaya ahora al otro lado del mundo para verla, estoy seguro que lo haría.

—O...otro día Na..Naruto-Kun. Mañana te dolerá la cabeza...

Suspiro, porque apesar de ser un maldito borracho que la llama a la madrugada para decirle que quiere ser su novio por teléfono, ella se preocupa por mi. ¿Ven lo que le digo? ¡Hinata es tan tierna!

—¿Mañana a la tarhipde..?– Le tiró una opción, si fuera por mí sería ahora mismo.

—Mmm..— Ella duda unos segundos que son mi tortuta.— Tendrá que ser el lu..lunes a la noche, mañana estaré o..ocupada.

Me desinfló como un globo y hago un mohin.

—De acuerdo. Te vehipré el lunes preciosa...

—A..a.. adiós..– Susurra con su tartamudeo y me corta la llamada , porque si fuera por mí estaría horas escuchándola...

26 de Agosto

22: 00

Ya terminamos la cena y no he podido hablar de lo que tan descaradamente le había pedido en la madrugada anterior. Estamos en Ichiraku, ella me habla sobre su niñez y lo duro que había sido su padre con ella.

—Mi sueño en realidad era ser diseñadora..– Me cuenta con su vocesita y yo un poco me asombro, porque nunca creí que había estudiado algo que no quería.

—Que pena..– Susurro sin darme cuenta.— Pero puedes intentarlo, ttebayo. ¡Nunca es tarde para trabajar en tu sueño!

Ella me regala esa sonrisa que me derrite por dentro y no puedo evitar suspirar como un bobo enamorado. Porque eso es lo que soy cuando estoy con ella.

—Emmm...Es un poco ta...tarde ¿No crees Naruto-Kun?– Me pregunta después de dar una rápida mirada a su celular.

Yo parpadeó y miró la hora, definitivamente cuando estás con esa persona, los minutos pasan volando, aunque tú quieres que pase lo más lento posible.

Pagué lo que cosumimos y una propina para Ayame, la hija del dueño, y salimos juntos. No sabía qué hacer, generalmente cuando ella me decía eso, el auto ya estaba afuera esperando, pero esta vez no había nada en la calle.

—¿Te... vendrán a buscar?– Pregunté, ella sólo negó con la cabeza sonrojada.— Mi casa no está muy lejos, si quieres...— No sabía como preguntarle y cuando ella me miró de reojo lo solté.— Puedo llevarte con el auto de mi madre...

Si pensaba que no podía pasar más vergüenza frente a ella, era mentira, me sentí tan niño que no sabía dónde meterme. Tal vez valla siendo hora de comprarme un auto.

—Bu..bueno..— Lo murmuró tan bajo que me costó escucharla.

Caminamos las cinco cuadras hablando de cosas sin importancia. Noté que las luces de casa estaba apagadas, de seguro mis padres estarían durmiendo. Así que le dije a Hinata que subiera al auto mientras buscaba las llaves. Por suerte el auto arrancó sin problemas, aveces debíamos empujarlo para que arranque. Creo que si me hubiera pasado eso, me hubiera muerto de la vergüenza.

Sólo hablamos cuando ella me daba las indicaciones para llegar a su casa y cuando llegamos vi un imponente edificio, donde de seguro estaba su departamento. La miré, nervioso, cuando ella se desabrochó el cinturón y me pareció verla dudar unos segundos. Pero cuando me miró a los ojos, éstos estaban teñidos de determinación.

—¿Quieres subir a tomar café?– Me preguntó, aunque su voz dudo un poco, me lo dijo sin desconectar sus profundos ojos perlas de los míos.

La sonrisa volvió a mi instantáneamente y asentí, como si hubiera perdido el habla. Ella sonrió y me hizo un gesto con la cabeza para que la siguiera. Me desabroché el cinturón de seguridad y salí del auto como una bala. El silencio que siguió a eso no fue incómodo, pero podía sentir el galope de mi corazón y estaba seguro de que ella también lo escuchaba.

Una vez adentro del departamento ella me invitó a sentarme en un cómodo sofá, bastante grande, de cuero blanco. A los pocos minutos ella llegó con dos tazas de café, a mi no me gusta el café, pero no iba a perder la oportunidad de estar unos minutos más con ella. Ella se sentó a mi lado al dejar la bandeja en la pequeña mesita que estaba frente a nosotros.

—Es... muy hermosa tu casa..— Le dije al agarrar la taza.

—Gracias..– Susurró ella al tomar la suya.

Me quedé mirando a cualquier punto de la habitación sin saber que hacer, en esos momentos odie no haber tenido tanta experiencia amorosa. Ella tomó un sorbo de café e hizo una cara rara, yo me reí sin poder evitarlo y ella se sonrojó.

—N..no me gusta el café...— Admite algo avergonzada, dejando la taza de nuevo en su lugar.

—A mi tampoco.— Me sinceriso con ella, dejando la taza al lado de la de ella y Hinata me mira algo asombrada.— Sólo quería estar unos minutos más contigo.– Le digo sin pensar nuevamente, pero ya no me importa.

El brillo que veo en su mirada me dice que ella también lo deseaba y después de estar viéndonos unos segundos, veo que se humedece los labios con la lengua y no puedo detener mi instinto. Me acerco a ella, despacio, cosa de que si no lo quiere puede separame a tiempo, porque estoy seguro que una vez que los pruebe, no los voy a querer soltar. Pero ella no hace nada, se queda espectante, esperando mi movimiento y lo hago. La beso y...

¡Mierda! Es tan rica y dulce que aumenta mi temperatura a mil grados. Su labios son cálidos y suaves y cuando logró escabullir mi lengua dentro su boca, siento que estoy a punto del colapso. Mis manos acarician las mejillas delicadas y cuando siento que pasa sus brazos por mis hombros y masajea mi cuero cabelludo con sus finas uñas, un gemino se pierde entre nuestras bocas. Siento que todo mi aire se vá con ese contacto, pero no quiero separame aún. Sólo me tomo unos segundos, para tomar un poco de aire y vuelvo al ataque.

¡Maldición! Mis neuronas ya no funcionan y sólo soy instinto, porque siento que mi mano va bajando por el costado de su cuerpo y las anclo en la pequeña cintura. Ella tiene la respiración agitada, igual que yo y me responde con la misma intensidad. Muerdo su labio inferior y restriego mi lengua con la de ella, nuestras salivas se mezclan y nuestra respiración se convierten en jadeos.

No sé si soy yo o si es ella, pero siento que tengo un calor insoportable, y un cosquilleo en la columna, que me produce poner todos mis pelos de punta. No sé en que momento se volvió tan intenso, pero caundo mis neuronas vuelven a la actividad, ella estaba recostada en el sillón y yo sobre ella. La quedé mirando, con la respiración hecha un caos y mi autocontrol se quiso huir al verla sonrojada, con los labios rojos y levemente hinchados, el brillo en sus ojos no era otro más que el de pasión. Pero yo no quería eso, mis intenciones con Hinata eran mucho más que pasar una buena noche.

Llevé una de mis manos para acariciar un mechón del sedoso pelo y la miré lleno de ternura.

—Eres tan hermosa.– Le susurré, no pude evitarlo.— Me gustas mucho Hinata.

Ella se mordió el labio, no sabía lo que provocaba a mi cordura y el inmenso esfuerzo que estaba haciendo en no sacarle todo de una vez. Bajé mis labios hasta rozar su oreja y la besé cerca del cuello, con mucho cuidado.

—Quiero que seas mi novia...– le cuento al oido y ella se estremece al escucharme.

Me separo, sólo un poco para poder ver su rostro. Hinata me mira a los ojos, tan intensamente que me creo perder en ellos. Sus pupilas tiemblan y las mías también, sólo fueron unos segundos en los que estamos conectados, pero para mi fue una eternidad que no quería que termine. Siento sus suaves manos en mi nuca y como me empuja un poco hacia ella para conectar nuestros labios de nuevo.

Hinata rosa mis labios una y otra vez, volviendome loco por querer probar más, hasta que finalmente ella me besa. Su lengua busca la mía y ella sale gustosa para encontrarse nuevamente en caricias suaves. Jadeó en su boca cuando bajo mis manos a su cadera, un hormigueo comienza en mi estómago y va bajando hasta mi entre pierna, que le es imposible no reaccionar. Ella me abraza con fuerza, apretándome contra su pecho y gime en mi boca. Ese fue el fin de mi autocontrol, porque empiezo a restregarme contra ella, para que note la reacción de mi cuerpo. Hinata vuelve a gemir más alto y yo muerdo su labio, empiezo a esparcir besos en sus mejillas, mentón y cuello. Siento sus manos en mi espalda que suben y bajan y sus piernas, enfundadas en un pantalón de mezclilla, se aferran a mi cadera. Muerdo y chupo justo donde siento su pulso acelerado y ella se arquea, apretando sus senos redondos y firmes en mi torso, provocándome un gruñido de satisfacción.

—Na..Naruto-Kun..– Jadea ella y yo me muerdo el labio cuando una de mis manos llegan a esos montes preciados, que tantas noches soñe tocar.

Levanto la vista y ella me mira con los ojos opacos por la pasión.

—Bé.. Bésame.– Me exige y yo apresurado, lo hago.

Nuestras salivas se escapan por la comisura de nuestros labios, pero nada detiene la lucha de nuestras lenguas. Un sonido, llega a mis oidos, aunque es lejano, lo siento y al parecer ella también, porque intenta cortar el beso. Me doy cuenta que es su celular, pero mi boca no quiere dejarla.

—No.. Contes... tes..– Le suplico entre besos.

—Pue... de .. ser .. im..portan ..te..– Intenta decirme entre mis labios.

Le doy un último beso, ya que el maldito aparato no deja de sonar y hago un mohin cuando me salgo de arriba de ella. Hinata está sonrojada y despeinada, se sienta toma el celular y va hacia la cocina. Yo aprovecho para peinarme un poco y acomodar a ese indomable amigo que me exige que valla trás ella.

Me muerdo el labio, aún sintiendo ese sabor dulce de ella impregnado en el, intento calmar los latidos locos de mi corazón cuando ella sale de la cocina. Yo levanto la mirada con una gran sonrisa, pero se me borra de inmediato al ver su semblante preocupado.

—¿Qué pasa Hinata?– Le pregunto al levantarme y acercarme a ella.

La tomo de los hombros, porque mantiene la vista en el suelo y cuando me mira me siento morir. Sus ojos, tan brillosos y hermosos, ahora estan aguados, las lágrimas caen por sus mejillas y empieza a temblar. La abrazo, sin esperar respuesta y ella se aferra a mi chaqueta, sollozando.

Me cuenta entre lágrimas que su primo Neji le había atropellado un auto y estaba en grave estado en el hospital. Que dentro de unos minutos llegarían por ella, para que pudiera ir hasta allá. Yo me quedé con ella, le dije que podía acompañarla, para que no estuviera sola, pero Hinata se negó. Una vez que subio al BMW, yo subí al mío y fuí a casa. Apenas me acosté le mandé un WhatsApp, diciéndole que yo estaría para lo que necesitará. Hinata me lo agradeció y me prometió que me mantendría al tanto.

Miré el techo de mi habitación, pensando en la sensación agridulce que me invadía. Porque me sentía tan felíz de por fin haberle hablado de mis sentimientos a Hinata y que ella me correspondiera. Pero estaba preocupado por mi novia... ¡Aah! ¡¡Que bien se siente!!

28 de Agosto

9: 17

Me siento algo mareado y con nauseas, la enfermera me dice que debo apretar y aflojar la pelotita anti estrés. Veo como mi sangre sube por el tubito y entra en esa bolsa, creo que por eso me estoy mareando de más...

Estoy en la clínica donde el primo de mi novia está internado. Hinata me contó que necesitaba una transfusión de sangre de 0-, ya que ese es su factor, pero no conseguían en el banco o tardaba mucho en llegar. Yo fuí corriendo a preguntarle a mi mamá que tipo de sangre era y ella me dijo que era esa. Le avisé a Hinata y le dije que quería donarle, me hicieron los estudios y ahora estoy aquí, donando mi sangre hasta que llegue más del banco.

La sensación es horrible, me falta fuerza en el brazo, debe ser porque nunca había donado. ¡Lo que hace el amor! Soy capaz de cualquier cosa para que mi novia sea feliz y si ésto lo hace, yo lo hago sin dudar. Hinata está afuera esperándome, me agradeció mil veces entre lágrimas y yo sonrió al recordar la cantidad de besos que me dió por ello.

La enfermera se acerca a controlar como va la cosa y me dice que es suficiente. Me saca esa enorme aguja, mientras yo miro a otro lado, no soy muy fanático de la sangre. Me dicen que me darán un desayuno ligero para recuperar las fuerzas y yo le agradezco.

Cuando me pare, sentí que toda la habitación se movía y me siento algo enfermo, pero estoy feliz. Además de ayudar a mi Hinata, estoy ayudando a su primo y me hace sentirme ogulloso de mí mismo. Se siente bien hacer algo por lo demás y más si eres recompensado por una hermosa sonrisa de tu novia que te espera del otro lado de la puerta.

—¡Naruto-Kun!– Apenas salgo, Hinata salta de su asiento y corre a mí.

Su cara denota preocupación, pero yo le sonrió y caminamos para sentarnos en el pasillo.

— Estás muy pálido..– Susurra ella mientras me acaricia con sus dedos por la mejilla.

—Estoy bien ttebayo.

—Muchas gracias Naruto-Kun.

Pienso que la sonrisa que me regala ahora es mi mejor recompensa, pero entonces ella me da un pequeño pico. Mis ojos se agrandan, por la sorpresa y luego sonrió como tonto.

Aún no me creo lo que estoy viviendo y para saber que esto no es un sueño, la abrazo con fuerza contra mi pecho, para que mis fosas nasales se llenen con su rico perfume dulce que me hace delirar con ella por las noches.

10: 00

¡Bien! Ésto sinceramente no me lo esperaba...

Siento la gota de transpiración correr por mi sien mientras la mirada analítica y fría, de Hiashi Hyūga está sobre mi. Nos encontramos en el comedor de la clínica, hace sólo unos momentos, me estaba riendo junto a Hinata y ahora el ambiente es tan tenso. Trago grueso y miro de reojo a mi cuñadita, parecida un poco a mi novia a primera vista, pero luego te das cuenta que el color de su cabello es un poco más claro, como el de su progenitor. Su mirada es algo altanera y el color perla es un poco más oscuro que el de su hermana. Siento la mano de Hinata que toma la mía por debajo de la mesa y la miró. Ella me sonríe transmitiendome confianza y es que nunca me imaginé conocer al padre de mi novia tan pronto. Si bien ya habíamos hablado por trabajo, obviamente ésto era muy diferente.

La mirada de Hiashi no es ni amistosa ni de rencor, es más bien vacía de sentimientos y ahora entiendo porque la oji perla había sucumbido ante los deseos de él. Sonrió un poco a su dirección cuando tomo un poco del té que me habían servido y el hombre mayor carraspea cuando dejo la taza nuevamente en la mesa.

— Quería agradecerle Uzumaki-San, por haber podido donar la sangre. Mi sobrino Neji significa mucho para nosostros.– Tomó la palabra el monarca de la familia, sin cambiar su expresión y casi sin parpadear.

—No se preocupe dattebayo. Para mi es un gran placer ayudar a Hinata en ésto.– Sonrió al decir lo último, pero mi sonrisa se borra al ver el rostro del hombre, que por fin muestra una emoción de confusión y siento tensarse a mi novia a mi lado.

Hiashi mirá a Hinata con ceja alzada y no sé por qué siento que otra vez mi bocota metió la pata hasta el fondo.

—Hinata, ¿Podemos hablar un momento?– Le preguntó el hombre de cabellos castaños a su hija.

—Ottosa-sama..– Mi novia asintió con la cabeza mientras me soltaba la mano para levantarse junto con Hiashi y alejarse para hablar "en privado".

Los miro alejarse y me muerdo el labio, es definitivo, yo y mi bocasas, siempre cagándola.

—Tú eres Naruto Uzumaki ¿verdad?

Vuelvo a mirar a la pequeña Hanabi, que no debe tener más de 15 años y sonrió, algo incómodo, al asentir.

—¿Eres el novio de mi Nii-Sama?— Me pregunta ladeando el rostro y frunciendo el cejo.

Siento mis mejillas arder por la pregunta tan directa y por un momento, sé lo que siente Hinata al sonrojarse.

— Así es..— Me limitó a contestar y ella cambia su semblante enseguida y me muestra una encantadora sonrisa.

—¿Y trabajas en la construcción de la Mansión Byakugan?– Vuelvo a asentir y ella me muestra todos los dientes, pero en seguida se muestra compasiva.— Tendrás un trabajo arduo...– Comenta pensativa mientras ella come una de los pastelitos que había en la mesa.

Yo no contesto, me quedo perdido en mis dudas. ¿A que se refería?

¿A la construcción?

O ¿A la relación con Hinata y su padre?

Me encogí de hombros, ya que el trabajo duro era algo a lo cual estaba acostumbrado y, si el resultado era estar con Hinata, obviamente lo valía.

No renunciaría. No era mi estilo de vida.

Sonreí de medio lado al ver a Hinata hablar de esa manera, como en la construcción, tan segura que me encantaba. Hablaba y hablaba a su padre, casi sin respirar, Hiashi hizo un gesto de resignación con el rostro y sonreí más cuando sus dos lunas me miraron.

Sí, pelearíamos juntos...

Escrito el  12 de Febrero de 2019

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