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Lleguemos al final

Los personajes de Naruto no me pertenecen, sino a Masashi-Sama.

Lleguemos al final

14 de Febrero

22: 35

-Na...Naruto-Kun...

Sentí mi cuerpo estremecerse con el jadeo de mi novia, el lugar era pequeño, incómodo, estabamos en una posición extraña, pero mis manos no paraban de moverse en su cuerpo. Un gruñido salió de mis labios cuando ella me mordió el cuello y yo llevé mis manos a su trasero para empujarla contra mí. Volví a atacar sus labios dulces y suaves, ya hinchados por la jornada intensiva que teníamos hace rato.

Hinata estaba a horcajadas sobre mí, sus rodillas a un costado de mis caderas, yo tenía las mias apretadas contra el asiento delantero del auto donde estabamos. Los vidrios polarizados totalmente empañados por el calor de nuestros cuerpos, pero a ninguno de los dos nos importaba que la gente, que tal vez pasaba por allí, notará que estabamos teniendo un encuentro demasiado íntimo.

Igualmente no creía que pasará mucha gente, era de noche, cerca de un parque totalmente desierto.

-Hi-na- Apreté mis dientes al sentir su movimiento encima de mis caderas.

¡Ésta chica si que sabía llevarme a la locura!

Hinata me acariciaba el cuello y la nuca sin cesar y yo sentía que me quemaba por donde sea que ella tocaba. Tiré mi cabeza para atrás, apoyándola en el asiento, disfrutando de la sensación de sus suaves manos y su sexo refregandese contra el mío. Mis manos se movían delicadamente contra la tela de jean, calentándome más al sentir lo acolchonado que era esa parte de su cuerpo.

Una de mis traviesas manos empezó a subir delicadamente por el costado de su cuerpo. Detallando cada centímetro de su piel, sus caderas redondeadas, la curva pronunciada de su cintura, hasta que llegué hasta sus hermosos y firmes pechos. Apreté uno intentando rodearlo con ella, pero era imposible, Hinata se arqueó y yo abrí los ojos, para poder verla. Se mordía el labio inferior y una sonrisa algo traviesa se asomaba en ellos. Sus ojos brillaban con el fuego de la pasión que nos estaba consumiendo desde los seis meses que llevabamos de noviazgo. Movió sus caderas en la forma más sensual que había visto alguna vez y por un momento me sentí estar con una diosa sexual que me estaba llevando a la locura. Gemí, sintiendo una sensación nada desagradable en mi vientre y tuve la necesidad de sentirla mucho más. Moví más mis caderas, pegandolas contra las de ella y la sensación fue gloriosa, tanto como para Hinata, como para mí.

Me tiré para adelante, para besarla con frenesí, cuando sus gemidos me estaban lanzando al precipicio donde no quería caer, no si no podía sentir su piel desnuda a mi alrededor. Con las manos temblorosas, desabroché el pantalón de ella y bajé el cierre de su campera. Una mano se escondió bajo la tela de su remera y subí su corpiño para sentir su pequeño pezón duro. Mientras mis dedos lo apretaban y retorcían, metí la otra mano en sus pantalones. Gruñí en su boca cuando me recibió su braga completamente mojada y sentí palpitar en mis dedos su clítoris, ansiando mis caricias.

Hinata se fue recostando como pudo en el asiento trasero de mi nuevo auto y yo me coloqué sobre ella, entre sus piernas. Cuando mi novia se golpeó la cabeza contra el vidrio de la ventana, me separé un poco de ella para verla. Hizo una mueca de dolor, mientras llevaba una mano a su cabeza.

-¿Es-estás bi-bien?- Le pregunté agitado y con la voz distorsionada por la excitación.

Hinata me miró y se rió bajito. -S-si

La miré y fue una visión tan excitante que no dude en tirarne nuevamente a sus labios. Sonrojada, con la boca hinchada y enrojecida, agitada y con una sonrisa hipnotizante. La mordí, la besé y la adoré con mis labios, una regadera de besos desperdigue por su mandíbula, cuello y clavícula. Subí su remera para poder ver al fin ese par que ansiaba conocer, ellos que me torturaban con un rose y que se movían de un lado al otro cuando yo, fascinado, la miraba correr en la cinta del gimnacio. Blacos como la nieve, suaves como la mejor seda, coronados con un pequeño pezón rosa que se me antojo como si fuera una pequeña frambuesa. Llevé mi boca a uno de ellos y lo chupé como si fuera un recién nacido, el gemido de Hinata fue tan alto que hizo que mis pelotas se contraigan, casi con dolor. El sabor era tan adictivo que no podía parar de pasar mi lengua por ellos y mi novia llevó una de sus manos a mi cabeza, indicándome a que siga con la degustación.

-Aah Naruto-Kun..- susurró agitada.

Fuí al otro pezón para probarlo del mismo modo, definitivamente era mi nuevo platillo preferido. Mordí con cuidado la pequeña frambuesa, Hinata quiso hacer algún movimiento y como consecuencia se volvió a golpearse la cabeza contra la puerta y de sus labios salió una exclamación entre un gemido de placer y dolor. La mire de nuevo procupado, pero ella estalló en risas, contrarió a lo que algunos podían creer eso me calento más, pero Hinata no paraba de reír. Mis carias ya no le provocaban gemidos, si no cosquillas y me senté de nuevo mientras ella se bajaba la ropa.

Hice un mohin, mirándola, mientras ella intentaba contener su algelical risa que me alegraba el alma.

-L-lo sien-to Naruto-Kun..- Dijo sin dejar su ataque de costado.

Quise hacerme el ofendido, pero terminé riendo junto a ella y la abrace por encima de sus hombros, trayendola junto a mí.

-No te preocupes Hime.- Le susurré divertido mientras besaba su sien.

Ella levantó la cabeza para mirarme a los ojos, y sus perlas me transmitían que el fuego no se había apagado. Se mordió el labio en forma jugetona y yo gruñi sin poder evitarlo. Cuando estaba apunto de besarla, alguien golpeó el vidrio del auto, dándonos un susto de muerte. Distingui la luz de la linterna que quería mirar para dentro y tanto mi novia como yo nos tensamos.

-¡Policia!¡Habrá la ventanilla!

Mire a Hinata llenó de pánico y ella me devolvió la misma mirada.

¡Que mierda!

Nunca nos dejaban llegar al final...

18 de Febrero

10:22

Entrecerre la mirada sin dejar de observar a mi supuesto mejor amigo, que estaba riéndose a más no poder de mi desgracia.

-¡No fue tan gracioso idiota!

Nunca había visto a Sasuke reírse de ese modo y me sentí el peor imbécil del mundo por el papelón que le hice pasar a mi novia con ese policía el día de los enamorados. Removí con la cuchara de albañil el material para revocar con un bufido, le había contado mi mal trago a Sasuke ya que él se había dado cuenta que estaba con cara larga toda la mañana. Nunca me hubiera esperado de el Teme esa reacción, tal vez de Kiba, pero no de él. Aunque ahora que la pienso en frío es bastante graciosa y de seguro que nuestras caras también lo fueron.

Sonreí un poco, pero enseguida volví a fruncir el ceño, estaba frustrado.

No por mi relación con Hinata, esa era perfecta, ella era tierna, atenta, amable, compañera, buena cocinera, me prendía con una mirada o con un rose y creo que, en realidad, ese era el problema. El 26 de Febrero cumpliríamos seis meses de novios y todavía no habíamos hecho el amor. Los huevos me dolían y eso que de vez en cuando lo descargaba a mano, pero es que deben entenderme y no juzgarme. Hinata es hermosa, y cuando me besa toda mi piel se vuelve hipersensible, su cuerpo es de infarto y...

¡Por Dios!¡Sólo soy un mortal!Hombre además... Tengo mis necesidades y obviamente ella también, porque mi novia quiere llegar al final conmigo, pero siempre algo nos interrumpe.

Como la vez que estabamos en su apartamento y no nos dimos cuenta, en el fulgor del momento, que una vela cayó y prendimos fuego la sala. (Por eso ella se mudo a la casa de su padre) No me da la cara para decirle ir a un hotel, porque ella es demaciado importante para mi y no quiero que piense que sólo la quiero para eso.

Sasuke sigue revocando, mientras se calma, le conte lo del asunto del auto, esperando que me diera una solución, no para ser su payaso personal. Estabanos a 20 metros de altura, en un andamio colgante, nos movemos tranquilos en la altura con mi mejor amigo, ya que estamos acostumbrados. Aún así, tenemos atadas las sogas de seguridad a nuestras cinturas. No falta mucho para terminar con el hotel que mi suegro quiere. La Mansión Byakugan.

Sasuke carraspea llamandome la atención y lo observó con una ceja alzada y esperando que no se burle de mi.

-Si ese era el problema, tendrías que habermelo dicho antes Dobe. Te presto la llave de mi departamento...

-¿¡De verdad harías eso ttebayo!?- Gritó esperanzado y mirando a mi amigo con los ojos enormes. Después de todo Sasuke no es de hacerte muchos favores. Cuando veo que asiente yo entrecierro los ojos.-¿A cambio de qué?

-¡Oye! Me ofendes...

Lo sigo mirando con exceptisismo, lo conosco desde siempre y sé que siempre saca ventaja de todo. Es mi mejor amigo... Pero por eso lo miro de ese modo, lo conozco.

-Sakura me lo pidió.- Confiesa entre dientes por mi mirada intensa y con un bufido.

-¿Sakura?- Alzo ambas cejas sin llegar a comprender. ¿Qué tenía que ver la pelirrosa en todo eso?

- Ella se hizo amiga de Hyūga.- Me cuenta mientras deja un balde vacio y toma otro lleno de material.- Tu novia le pidió lo mismo y ella ofreció mi departamento, sin siquiera preguntarme.- Mi cara debe ser un poema porque Sasuke me mira de reojo y sonríe de lado.- Al parecer ella también necesita...

Sonrió y vuelvo mi mirada a la pared.

Debería hacerle un altar a Sakura después de ésto.

20 de Febrero

2: 30

Abro los ojos de par en par al ver las intenciones de mi hermosa novia. Trago con dificultad al ver como, poco a poco, lentamente y casi torturandome, el cierre de su campera va bajando. Me muerdo el labio al darme cuenta que bajo ésta no había nada, nada más que esos tersos pechos y su plano vientre pálido.

Deseo llevar mis manos a ella y es cuando me percató que están atadas a la cama. La risita de Hinata me hace mirarla, ella sentada a horcajadas sobre mí, tan sexy y tierna me prende la sangre en fuego. Luchó para liberarme, pero ella se mueve lentamente contra mi cadera, arrancandome un siseo.

-Hina..- suplicó, porque quiero tocarla, sentirla con mis manos.

Pero ella me sonríe juguetona y me niega con la cabeza. Mi espalda se curva a ella cuando pasa su dedo índice en mi pecho desnudo. La necesidad de sentirla me esta torturando y su uña hace dibujos cerca de mi ombligo, lo siento como si fuera una hierro al rojo vivo y mi sexo palpita por sentirla, por estar dentro de su cuerpo.

-Hime...- suspiró cuando ella baja para besarme en el cuello, hundo mi cabeza en la almohada, cerrando los ojos.

Su lengua me lleva a la locura y gruñó cuando me muerde levemente en la barbilla. Escuchó su risita malvada y eso me calienta más aún. Cansado de su juego, levantó mis caderas para frotar mi polla dura como una roca contra ella. Siento como se estremece y estoy seguro que está tan caliente como yo.

-Ah, nena.- Vuelvo a gemir como un adolescente cuando sus pezones se restriegan contra mi pecho y muerdo mi labio mientras ella sigue bajando, desperdigando besos por donde pasa.

Abro los ojos cuando sus labios se posan sobre el elástico del boxer que llevó y la miró con mis ojos casi fuera de órbita. Mis caderas se mueven como si tuvieran vida propia. Estuve esperando tanto para ese momento, que no quiero perderme nada.

Mis cejas se fruncen y mi frente se llena de transpiración cuando Hinata me mira con sus hermoso ojos aperlados, oscuros de pasión. El mismo dedo que estuvo jugando en mi pecho, engancha mi boxer y yo aguanto la respiración. Mi sexo palpita ante lo que va a pasar y cuando ella lo baja lentamente, puedo ver la punta brillante. Mi novia se pasa la punta de la lengua por los labios carnosos y estoy seguro que mi corazón casi sale de mi pecho por sus latidos fuertes y acelerados.Los nudillos de sus dedos me rozan y me muerdo en labio fuertemente para que el gemido no se escape de mi garganta.

Estoy tan caliente que no creo que puesa aguantar. Mis barzos luchan por liberarse de nuevo cuando ella saca la lengua y la pasa cerca de mi polla necesitada.

¿Se puede morir de calentura?

Yo estoy muy seguro que si en este momento.

Un siseo sale de mi garganta cuando ella pasa la lengua por la punta de mi polla, llevándose la gota que se había escapado.

Mis movimientos de brazos se ponen frenéticos. La necesito tanto que ya no puedo pensar con claridad, sólo puedo ver su boca, como se cierra en mi sexo y lo succiona.

Me quedo rígido de repente, apretando fuertemente la soga que está atada a mis muñecas, sintiendo como mis bolas se contraen al punto del dolor y estoy casi al borde de culminar con tan solo sentir su calida y humeda cavidad.

-¡Mierda!- gruñó cerrando los ojos.-¡Oh joder!

Ella no presta atención a mis protestas y comienza a tragar poco a poco, siento ese cosquilleo en mis piernas y espalda. Estoy al borde y cuando la punta de mi polla golpea con su garganta gimo como una adolescente con su primera mamada.

-Hina, por favor...- suplico con mi rostro contraido por el placer y el esfuerzo de no acabar, pero mi cuerpo habla por si solo cuando mis caderas comienza a moverse de nuevo.

Los movimientos de ella también se ponen frenéticos, su boca subiendo y bajando por el largor de mi polla, succionando. Su lengua haciendo dibujos en la punta, jugando, sus uñas rozando mis pelotas. Esta era la tortura mas horrible y deliciosa que había sentido alguna vez. Pero cuando siento las vibraciones de su gemido en mi polla es lo que me lanza al borde.

-¡Oh Mierda!

Mi respiración es un caos, mi cuerpo esta completamente mojado, pegajoso y estremecido. Busco con la mirada a mi novia y no la encuentro en la habitación. Me doy cuenta cuando siento mojado mis calzoncillos y me tumbo de nuevo en la cama.

¡Un sueño!

26 de Febrero

20:45

Hoy es nuestro día.

Todo esta listo para que Hinata nunca se olvide de la hermosa historia que empezamos juntos hace seis meses. No puedo con mi ansiedad y me acomodo la corbata una y otra vez al frente del espejo del baño de mi casa.

Siento que la camisa blanca me ahorca y quisiera liberarne los primeros botones. Pero he reservado un mesa en uno de los restaurantes más caros de la ciudad para celebrar nuestro aniversario.

«Seis meses» pienso mientras me pongo la chaqueta oscura. Me muevo algo incómodo, me apreta en los hombros y gruño al querer abrocharlo. La maldita cosa me queda como una camisa de fuerza, me obliga a permanecer como una estatua. Supongo porque es que no estoy acostumbrado a estas cosas. Además que el traje es viejo, me lo compre cuando me entrevistaron para mi primer trabajo como Director de obras.

Me miró al espejo haciendo una mueca. Mis brazos se aprietan con la tela negra y parece estar apunto de reventar. Creo que con la necesidad de hacer el amor con Hina y no poder hacerlo, me concentré mucho en las pesas.

Agarró un peine y cepillo mi pelo algo largo para atrás, colocándome esa cosa pegajosa que mi mamá dice que es para que se mantenga así. Me vuelvo a ver al espejo y sonrió. No parezco yo, pero me gusta el resultado. Me imagino la cara de mi novia cuando me vea y una risita tonta se me escapa entre los dientes.

Pongo mi mejor cara de galán de telenovelas, con una sonrisa de lado, las manos en los bolsillos del pantalón de vestir negros, los ojos entornados de un hombre seguro.

-Hola... preciosa.- Practico mi voz seductora y ronca. Me muerdo el labio imaginando la cara de Hinata.-¿Estás lista para la mejor noche de tu vida?- Señalo el espejo como si mi novia me escuchara y guiño un ojo.

Me rio bajito al saber que ella se sonrojara y se pondrá muy nerviosa. Después de la cena iremos a la casa de Sasuke, está todo planeado como tiene que ser. Nada de velas, después de lo último de su departamento les tenemos terror. Sasuke y Sakura me ayudaron en eso, más que nada la pelirrosa.

Agarró mi teléfono que esta sobre el inodoro tapado y desbloqueo para ver la hora.

¡Debo salir rápido porque se me hizo tarde!

Abro la puerta y corro a la sala, me detengo de golpe y hago una vuelta entera mostrándole el resultado a mis padres. Ambos estan sentados mirando la televisión, pero ahora me miran con las bocas abiertas.

-¡Oh Naruto!- sonríe mi madre y se levanta de al lado me mi padre para acercarse a mi.- Tienes un poco floja la corbata.- Me la acomoda con los ojos vidriosos.

Cuando Kushina termina de acomodarla, vuelvo a sentir que me ahogo, pero me lo aguanto hasta que éste en el auto. Sonrió dándole un beso en la frente a mi madre y me acercó a mi padre para hacer lo mismo.

-A ver cuando traes a esa niña a casa.- Me reclama Kushina a mi espalda.

- Mamá ya te dije que no es una niña.

Mi madre tiene una idea errada sobre Hina. Le he mostrado varias fotos de ella y aunque nuestra diferencia de edad es mínima, según mi madre ella parece una niña a mi lado. El hecho de que tenga 29 y ella 27 no es problema, ni para ella y mucho menos para mi.

Empiezo a caminar a la puerta de salida y mi madre va atrás mío.

-Eso no importa Naruto. Ella tendría que venir. Ya estan juntos cuánto tiempo y todavía no la has presentado con nosotros...

- Tenía mucho trabajo mamá. Ya te lo explique.- Agarró las llaves de mi auto y de la casa y me vuelvo a ver a mi madre que me mira ceñuda, con los brazos cruzados. -Le diré para que venga, mamá.- La tranquilizó con una sonrisa

-¡Ten cuidado cuando manejas!¡No bebas alcohol!- Me grita desde el umbral de la puerta mientras yo abro la puerta del conductor.

Sonrió para tranquilizarla y me meto en el auto. Mientras voy manejando siento que mis nervios vuelven y la sensación de ahogarme es peor. Aflojó un poco la corbata y abro la ventana para el viento frío me relaje.

Cuando llego a la mansión de los Hyūga, toco la puerta la cual la abre Kō, el "mayordomo". Cuando vine la primera vez, me sorprendí mucho verlo, después de todo, estamos en el siglo XXI, ¿Quién tiene mayordomo? o por lo menos yo no conocía a nadie.

-¿Cómo estas Kō? ¿Hinata ya está lista?

Kō me sonríe y asiente con la cabeza.

-¿Quiere pasar Uzumaki-San? Hinata-Sama pronto bajará.

Muevo la cabeza y él se hace a un lado para que pase. Me pone muy nervioso pasar siempre al recibidor, pero la primera vez que quise esperarla afuera, Kō tardo más en convencerme de que entrara, en buscar a Hinata. Asi que sólo entraba y esperaba unos minutos hasta que ella bajaba. Hasta ahora nunca me había cruzado a su padre, unas pocos veces a Hanabi o a Neji que se había recuperado muy bien del accidente.

Kō sube las escaleras mientras yo me arreglo la chaqueta, sintiéndolo incomodo en los brazos. Hay un espejo lo suficientemente grande para que pueda verme y me acerco para supervisar que nada éste fuera de lugar. La corbata suelta me da ese toque de despreocupado que me gusta, aunque para mi gusto mi cabello parece que fue peinado con la lengua de una vaca. Hago una mueca, pensando si sería mejor despeinarlo.

-¿Naruto-Kun?

Me giro con esa sonrisa sexy que practique y me paralizo al ver a Hinata bajando por las escaleras. Nunca me podré acostumbrar que esa hermosa chica me haya visto y quiera algo conmigo. Es que no tan solo es hermosa por fuera, su alma es más preciosa aún. Cada vez que me sonríe siento en el pecho un sentimiento cálido que me reconforta. Ya no me pongo nervioso con ella, estos seis meses le he mostrado casi todo de mí y no me ha rechazado. Sabe que soy torpe, atolondrado, impulsivo e hiperactivo, mis comentarios a veces son demasiados frontales. Todavía no ha conocido a mis padres, pero estoy seguro que la amaran tanto como yo lo hago.

Trago saliva al ver que se detiene en el pie de la escalera, mirándome con nerviosismo. Su vestido plateado combina con el brillo de sus ojos. Es largo hasta ocultarle los pies, no es escotado, pero si ajustado, se amolda perfectamente a las curvas que tanto deseo recorer. Cuando da un paso a mi me doy cuenta que tiene un tajo en la pierna derecha y mis ojos van directo al cremoso muslo que muestra para después volver a esconderse.

Mi boca esta seca, debe ser porque la tengo abierta de una manera nada educada. Al darme cuenta la cierro de golpe y sonrió.

-Estas muy hermosa Hinata.- Le digo estirando mi mano a ella.

Mi novia sonríe con las mejillas sonrojadas y se acerca para tomarme me la mano. Nos miramos por unos interminabkes segundos. Deseo tanto estrecharla entre mis brazos y besarla, pero no podemos, no allí. Si su padre nos llega a agarrar no sería un buen comienzo a nuestra noche especial, asi que sólo la guío a la salida.

-Estas muy guapo Naruto-Kun.- Me dice una vez que cruzamos el umbral.

Mi pecho se infla por su elogio, valio la pena ponerme este viejo traje.

-¿Te gusta?- Le pregunto sonriendo de lado, con la voz ronca.

Deseo tanto besarla que mis manos transpiran y mi lengua hormiguea. Le llevó algo apurado para abrirle la puerta de copiloto, una vez que esta adentro corro a la de conductor. Apenas cierro la puerta me acerco a ella y la beso. Su gusto dulce nunca me cansa, su lengua calida y sus labios suaves siempre me hacen perder la conciencia. Pero sé que debemos irnos y sé que estoy en la puerta de la casa de su padre.

De mala gana me separo de ella y al verla me muerdo el labio. No veo la hora de poder hacerla completamente mía.

Arranco el auto pensando que paresco un niño con su primera novia. Debo admitir que perdí mi virginidad a los 17 años con una chica con la que trabajaba, pero ni siquiera en ese momento estaba tan ansioso. Si bien había pasado por momentos de ayuno sexual, que no me afectaban en lo más mínimo, nunca había sentido esa necesidad de estar con alguien. Las ganas que tenía en probar el cuerpo de Hinata eran tan intensas que a veces me asustaba. Las reacciones de ella me exitaban, las veces que habíamos estado cerca de concretarlo, por momentos creía que perdería la cordura y jamás me había sucedido así. Podría haber estado caliente algunas veces, pero nunca febril como cuando la tocaba a ella.

Una vez que llegamos al famoso restaurante, la ayudo a bajar y al ver su expresión de asombro y complacencia sé que esta noche sería perfecta...

Bueno, las cosas no son tan perfectas como las había planeado. La cena es de primera calidad, el lugar es romántico y tranquilo. Todo estuvo perfecto hasta que me doy cuenta que mi novia se pone tensa como cuerda de violín al ver a mi espalda. Detengo la cuchara con el postre que esta llevando a mi boca cuando me doy cuenta y miró por encima de mi hombro.

Una chica rubia, con el vestido ajustado y corto de un color morado, se acerca a nuesta mesa contoneando las caderas y sonriendo a mi novia. Vuelvo la mirada a Hinata y levanto una ceja al notar la mueca que se dibuja en su rostro.

-¡Hinata!- saluda la chica cuando queda en medio de los dos a un lado de la mesa.

Mi novia sonrie, aunque me doy cuenta que es forzada y me hace preguntarme. ¿Quién es esta chica?

-Shion..

Miró a la rubia y a mi novia, sin saber que decir. El ambiente se puso tenso y pesado. Me siento erguido y siento que me recorre un escalofrío cuando encuentro a la chica con una sonrisa mirándome fijamente. Tiene los ojos violáceos, algo parecidos a mi novia, pero en ellos brilla algo más, no es ternura como en Hinata. Es como si supiera lo que puede provocar con sus curvas y le gustara provocarlo.

-Hola- trago con dificultad y miró a mi novia cuando me doy cuenta del tono sensual que utiliza para saludarme.

Hinata no me está mirando, esta con la vista fija en la rubia.

-Naruto-Kun ella es mi prima.- Por primera vez escucho la voz de Hinata ruda y eso me sorprende.- Shion él es Naruto Uzumaki, mi novio.

Sonrió cuando ella dice esas palabras, es como si estuviera marcando terreno y eso me hace sentir más prendido de ella. Porque yo solo tengo ojos para mi novia.

- Encantada de conocerte.

Vuelvo a ver a la chica que alarga su mano hacia mí. La estrecho, como si lo estuviera haciendo con una persona que me contrata para un trabajo. Apretón, subo y bajo dos veces y la suelto, tal vez es algo brusco pero no me gusta ver a mi novia celosa. Algo me dice que hay algo atrás.

Shion me sonríe y se voltea a Hinata, mi novia en ningún momento deja de observarla. Nunca la había visto tan seria en el tiempo que estamos juntos y su actitud me provoca mucho más que curiosidad.

-¿Cómo estás?¿Desde cuándo no nos vemos?- Pregunta la rubia con una sonrisa, haciéndose la desentendida de la mirada intensa de mi novia.

-Ah, no sé.- contesta distraídamente Hina, pero me doy cuenta que es una treta, sabe perfectamente cuando fue la última vez.

«A Hinata no se le da bien mentir» pienso viendo sus brazos tensos y sus pequeñas manos apretadas.

-¿A que no sabes con quién vine?- Sigue parloteando la rubia mientras apoya una mano muy cuidada con uñas larguísimas en el brazo desnudo de mi novia.

Mi ceño se frunce al ver sus uñas, me pregunto para qué diablos se hacen eso. Seguro que no puede rascarse ni la nariz por miedo a que se rompan.

Me perdí parte de la explicación al concentrarme en sus uñas y cuando vuelvo a ver a la rubia está haciendo señas para que alguien se acerque a nosotros. Miró sobre mi hombro y mis ojos se agrandan, tragando con dificultad miro detenidamente a los tres hombres que se acercan.

El que está al frente es el más alto, delgado y metido en un traje de marca azulado oscuro. Su cabello gris con uno de los cortes de ultima moda, su piel tan blanca y tersa como la de Hinata. Sus ojos de un color extraño, son grises con tintes celestes, parecieran blancos. Sus facciones perfectas y su andar seguro. Los otros dos iban atrás de él, uno pelirrojo y el otro rubio de cabello largo. Los tres eran ricos, se notaba de lejos, su mirada era de superioridad y su andar era pedante.

Ninguno me mira cuando llegan a nuestra mesa los tres pares de ojos sólo reparan en Hinata. Pero el hombre de cabello gris mira de forma distinta a mi novia y eso me hace poner a la defensiva.

-¿Hinata?- Dice en forma de saludo el peliblanco y miro a mi novia con un rápido movimiento (me sorprende que no me haya roto el cuello por lo brusco que fue)

Mi novia está asombrada, pero se recupera rápidamente y su semblante frío aparece. Eso me dejó descolocado, algo no me huele bien de esto.

-Toneri- Hina mira al peliblanco casi con un frío glaciar, deseo que nunca me vea así.

-Hola Hinata.- Dicen los otros dos hombres mirándola, ambos se sonríen con complicidad.

Siendo un hombre conozco muy bien esas miradas y sonrisas, pero todavía no puedo entender nada y mi mandíbula se tensa cuando ambos me miran y sonríen con burla.

-¡Mira bebé! Encontré a Hinata por casualidad.- La rubia habla llamándome la atención de nuevo.

Se cuelga del brazo de Toneri y le sonríe, pero él no aparta la mirada de mi novia y eso me molesta más de lo que imaginaba. No me doy cuenta que estoy apretando con fuerza mis puños, hasta que las uñas cortas se clavan en mi palma.

-Sasori, Deidara.- Saluda Hinata a los otros dos con un movimiento rigido de cabeza.

-¿Qué haces por aquí?- Pregunta Toneri asombrado.

Mi mirada vuelve a Hinata. Ella sonríe casi tan dulcemente, que casi creí que fuera real.

-Festejando mi cumple mes con mi novio.- Dice con un despreocupado movimiento, señalando el restaurante, como si fuera algo obvio.

Todos los ojos vuelan a mi en una fracción de segundo, estudiándome. Los tres hombres me ven serios, mientras la rubia que sigue agarrada del brazo del peliblanco me sonríe. Mi mirada se afila y se clava en Toneri, el reto implícito. Él alza una ceja pero no deja de observarme. Sus extraños ojos van desde mi pelo a mi corbata desarreglada, a las mangas apretadas de mi chaqueta negra. Cuando vuelve a verme a los ojos quiero levantarme y borrarle su sonrisa de superioridad con un puñetazo, pero me quedo allí, sentado con mis cejas fruncidas.

-Fue un gusto volver averte Hinata- dice de repente Toneri volviendo a verla. Agarra a Shion del codo y comienza a caminar sin ni siquiera decirme una palabra.

Mi ceja se alza al ver que ninguno se despide mientras se adentran en la zona más apartada del restaurante. Vuelvo a ver a mi novia y ella esta mirando fijamente el plato frente a ella. La noto tensa, de mal humor tal vez.

-Ya no tengo hambre.- dice en una susurro, sin levantar sus ojos.- ¿Podemos irnos ya?

Yo veo mi plato de postre a medio comer y debo admitir que el extraño encuentro hasta a mi me sacó el hambre.

-Si, Hime.

Ya estamos en el auto, dirigiendonos al departamento de Sasuke. Pero Hinata a estado tan callada que no sé qué hacer. Cuando estaba pensando que era mejor llevarla a la casa de su padre, ella por fin habla mirando por la ventana.

-Lo siento por lo de la cena.

-¿Por qué? Estuvo muy buena ttebayo.

- Me refiero a mi prima y los demás.- Me acalara.

Yo la veo un momento antes de volver la vista a la calle. Está tan apagada, nada que ver con mi dulce Hinata.

-¿Quieres contarme?- Le pregunto encogiendome de un hombro.

Mi novia quedó un buen rato callada, haciéndome creer que no me diría nada, hasta que vuelve a hablar.

-Toneri es mi ex.- Mis ojos se agrandan de la sorpresa, aunque no sé porqué lo hago.

Hinata es perfecta, hermosa e inteligente, además de rica. No me extraña que haya estado con un chico que parece tan perfecto como ella. De seguro eran una pareja extraordinaria, físicamente hablando. Osea... Ustedes me entienden.

-Ibamos a casarnos, pero nunca lo amé. Era un contrato entre las empresas de nuestros padres... - Quedó con la mirada perdida por unos segundos.- Hasta que conseguí las pruebas de su infidelidad y pude librarme de él.

Estacione en la puerta del edificio de Sasuke y me voltee para verla.

- Así que...- arrastré las palabras,- tu ex¿eh?

Fruncí el ceño al escuchar mis propias palabras. Hinata se encoge de hombros y me mira, de nuevo sus ojos tiernos y esa sonrisa que es sólo para mí.

-Se debe haber sorprendido que hayas terminado con un obrero que no tiene un traje de marca ni el corte de última moda.- Era una broma de mal gusto, lo sabía y Hinata también ya que me miró enojada.

- El puede ser el dueño del mundo Naruto-Kun. Puede traerme la luna si quiere con su dinero. - Ella negó fervientemente con la cabeza.- Pero nada de eso me importa. Yo estoy enamorada de un Director de Obras que me hace mucho más feliz que veinte compañías.

Su sonrisa calentando mi pecho, sus ojos clavándose en mi corazón, sus labios curvandose en esa sonrisa que me quita el aliento.

-Que cosa. Yo estoy enamorado de una arquitecta muy dulce y sexy que me tiene loco desde que la conocí. ¿Crees que me preste atención? Ella es muy perfecta para alguien como yo.- le digo juguetón, acercándome poco a poco a su rostro.

Hinata sonríe y mira mi boca cuando contesta.

-Oh, yo creo que sí. Esa chica no estan perfecta como crees y tampoco le gusta la perfección, estoy segura que te ama como eres.

Me detengo en seco cuando sus palabras me llegan. Aunque mi garganta quema desde hace tiempo en querer decirle que la amo, no podía hacerlo. Pero ahora que ella me lo ha dicho tan dulcemente yo no puedo ocultarlo.

-Te amo tanto...- susurro para conectar mis labios con los suyos.

Mi espalda golpeó contra la pared cuando entramos por fin al departamento de Sasuke, ni siquiera nos preocupamos por encender las luces. Nuestras bocas unidas y nuestras lenguas entrelazadas. Mis manos hace rato estan apretando su trasero redondeado y apretándola contra mi cadera. Ella pasa sus uñas por mi cuero cabelludo y me muerde el labio inferior, algo que está conectado con mi ingle porque palpita, luchando con liberarse.

Las manos de mi novia van directo a los botones de la chaqueta y lo desabrocha, nuestras bocas no dejan de besarse, no podemos separarnos. Gimo en sus labios cuando el calor de sus manos llega a través de la camisa, esta acariciándome el pecho con tanta gentileza que mis poros se abren y mis pelos se erizan. Intenta sacarme la chaqueta con cuidado, pero se atora en mis hombros, demasiados anchos para pasar con su tierno movimiento. Mi cuerpo se esta quemando por sentirla y sin preocuparme me saco la prenda bruscamente, rompiéndola. Escuchamos el sonido de la tela rajarse y ella se ríe en mis labios, mientras empiezo a desperdigar besos por su mejilla, para saborear su cuello suave.

Su risa se transforma en un gemido cuando llego allí, donde su pulso acelerado se marca. Se estremece en mis brazos, mis manos apretando y masajeando esa carne blanda que me vuelve loco. Ella se vuelve un poco mas brusca al sacar la camisa de debajo del pantalón, sin preocuparse en desabrocharla, apoya sus manos en mi vientre. Mi estómago se tensa y gruño apretando los dientes, deseo tanto esto que espero estar a la altura de la situación.

Busco el cierre a un lado de su vestido y comienzo a bajarlo lentamente, mis dedos disfrutando de su suave piel mientras el siseo de los dientes del cierre llena el lugar. Una de mis manos se mete dentro del vestido y acaricio su espalda bajo. Hinata gime, casi con un grito, se pega más a mi y la siento temblar, sus uñas clavándose en mi vientre.

No puedo esperar, he esperado toda mi vida por sentirla y creo que si espero una vez más me moriré. La tomo de debajo de sus nalgas y la pego a mi, ella abrazándome con sus piernas y brazos. Vuelvo a besarla, disfrutando de ese gusto dulce que me hace perder los estribos. Camino en dirección a la habitación de Sasuke, la he memorizado de tantas veces que he estado allí. Abro la puerta con una patada y me meto en la habitación. Pero aún no quiero bajarla, su sexo caliente y humedo esta pegado al mío, me refriego contra ella una y otra vez, modiendo sus labios cada vez que escucho su vocecita caliente.

Me dejo caer en la cama, con ella encima mio, ondeandose como una sirena. Su vestido está flojo y mi novia ya está desabrochandome la camisa con velocidad y algo torpe. Mis manos, firmes, recorren su esplada, sintiendo los espasmos que ella sufre por mi toque.

Poco a poco logro bajar su vestido hasta la cintura y mis labios van bajando también. Pasando por su barbilla, la curva de su cuello, su clavícula, hasta por fin llegar al borde de sus senos. Ella se arquea hacia mí cuando una de mis manos abarca su pecho cubierto por un bracier sin tiras. Sus jadeos, mis gruñidos y el sonido de los roces de nuestra ropa es lo único que se escucha. No sé en que momento Hinata logra desabrocharme completamente la camisa, pero cuando intenta sacarmela, los botones de las mangas dificultan la tarea. Ansioso por volver a ponerle las manos encima tironeo las mangas frenéticamente hasta que los botones se desprenden. Tiro la camisa blanca a una esquina de la habitación y mis dedos vuelan a su espalda, al broche de su corpiño. Lo arrojo a un lado cuando se lo saco y la hago rodar en la cama, para yo quedar sobre ella.

Su cabello largo y negro azulado está esparcido en la cama como seda, sus perlados ojos opacos por la pasión, sus labios hinchados y sus mejillas sonrojadas. Su respiración agitada, sus pechos blancos y tersos, coronados con esos pezones de frambuesa me hacen perder el poco autocontrol que todavía tenía.

Con rapidez, en medio de besos apasionados, salvajes, terminamos de sacarnos toda la ropa que nos molesta. Una vez que por fin la veo en todo su esplendor me quedo prendido de su belleza. De su piel pálida y suave, de sus curvas peligrosas y de su perfume de mujer que me hace calentar a niveles insospechados.

Susurrando las palabras de amor que sólo tengo para ella, comienzo a acariciarla con lentitud. Hinata, cierra los ojos con fuerza, cuando mi mano llega a su monte, para prepararla para mi. Su humedad me recibe, caliente y pegajosa, lista para mi.

-Hime..- Gimo en su oído al sentirla, mi polla dura como una roca, palpitando, rogando por fin entrar en sus confines.

Pero primero quiero que este tan cerca de su orgamos como lo estoy yo ahora. Con movimientos lentos, separo sus labios para encontrar ese botón que anhela mis caricias. Mis dedos recorrer su abertura, arrastrando su propia humedad hasta su perla, dura y ansiosa. Cuando comienzo, a la vez que estoy jugando con su pezón con mi lengua, ella clava sus uñas en mis hombros. Ese pequeño dolor no hace más que calentarme más, los movimientos circulares de mis dedos se ponen más exigentes, anhelando que pronto llegue al clímax para mi.

-A-ah Na-Naruto-Kun..

Hinata comienza agitar sus caderas, buscando su propio placer, dándome una descarga eléctrica que me lleva a la locura.

-Ah, maldición.- Gruño con mi voz ronca.- No voy a aguantar mucho nena.- Admito cuando uno de mis dedos se meten dentro de ella.

Tan caliente, tan apretada.

-Naruto-Kun... Hazme tuya... por favor..- Ruega mi novia moviéndose violentamente contra mi mano.

Eso es lo último que puedo aguantar. Me posicionó sobre ella, entre medio de sus rellenos muslos y cuando la punta de mi polla toca su humedad, ambos geminos. Despacio, guío mi miembro a su entrada y poco a poco me sumerjo en ella.

-¡Oh mierda!- Jadeo buscando un poco de aire, solo la punta esta adentro y su coño me esta aprentado tanto que me siento cerca de la inconsciencia.-¡Ah joder! Eres una delicia nena.

Comienzo a retirarme lentamente y antes de sacar mi polla, los músculos de su coño me aprietan furiosamente, intentado que permanezca dentro de ella. Vuelvo a gruñir y me sumerjo por completo, pero me detengo en seco al sentir su grito.

Apoyo mis codos para levantarme y verla, Hinata tiene los ojos cerrados con fuerza y una mueca de dolor transformó su expresión de lujuria.

-¿Te lastime Hime?- Pregunto preocupado.

Ella me mira con lágrimas en los ojos y una sonrisa tan diferente a cualquiera que les ví.

-N-no es na-da.- Me acaricia el pelo con un expresión tan dulce e inocente que yo me quedo congelado.

Como un balde de agua fría, muchos recuerdos se vienen a mi cabeza. El hecho que sólo haya tenido un novio...un novio al cual no quería... que Hinata sea tan timida conmigo... de sus manos inexpertas cuando me tocaba...

-Eres virgen...- susurré con la boca abierta, mirándola, seguramente, como si fuera algo que jamás hubiera creído que existiera.

En cierta manera no pueden culparme que no me haya dado cuenta antes. Ninguna de las mujeres con la que estuve eran vírgenes, más bien tenían mucho más experiencia que yo, hasta las que eran más jóvenes.

-Si, lo era.- Contesta Hinata sacándome de mis pensamientos.

Si es posible, mi polla se pone más dura aún, pero sé que debe ser doloros para ella y me preocupo más al ver las lágrimas caer por su mejilla.

-¿Quieres que me detenga?- mi voz ronca ruega de que no. Siento que moriré si me pide que pare, pero la amo tanto que sé que si ella me lo pide moriré feliz por haberla complacido.- Sólo tienes que decírmelo Hime...

Ella me mira con esos hermosos ojos, tan expresivos, llenos de amor y cariño. Sus manos en mi cuello me acaricia en la nuca y de modo repentino hace que nuestras bocas se unan. Su lengua es la primera en encontrar la mía, lujuriosa, ansiosa, se mueve lentamente haciendo que el beso se corte porque necesito inspirar con fuerza. Mis dientes se apretan cuando tiro la cabeza para atrás, mis bolas se tensan listas para eyacular, es tan perfecta que siento que estoy a un paso del paraíso y del infierno. Ella se vuelve a mover, levantando las rodillas, logrando unirme a ella mucho más y yo gimo como si a mi me doliera ahora.

-Es-espera nena..- Tartamudeo por la falta de aire.- Despacio amor.- susurró cuando comienzo a besar su cuello cerca de la oreja.

-Y-ya no me duele, Naruto-Kun... Por favor..- ruega moviéndose una tercera vez.

-Ah, me estás matando Hime.- Siseo cuando saco un poco mi polla de ella.- Iré lento nena-, logro decir antes de sumergirme nuevamente en su interior suavemente.

Lentamente comienzo con el vaivén de mis caderas, llendome cada vez más cerca del precipicio. No sólo voy lento por ella, sino también por mí, llego a moverme más rápido y se que acabaré. La sensación es tan gloriosa, tan exquisita, no puedo explicarlo con palabras.

Abro lo ojos para ver a la mujer que está bajo de mi, esa hermosa chica que me flechó sentada en una bici fija. La paciente mujer que me sonreía siempre, aguantando mis boberías. La inteligente arquitecta que está logrando cambiar todos mis planos para mi vida de una mejor forma. Cuando sus ojos se encuentran con los míos, puedo ver un amor tan abrumador que me siento estremecer, a unos pasos de la caída.

Mis manos van a sus pechos, mis dedos jugando con sus pezones, retorciendolos, frotándolos. Sus jadeos acompañan a los míos.

Tan caliente... tan hermosa... tan humeda... tan apretada.

Tan cerca...

Mi cuerpo se inclina más a ella, para que a demás de penetrarla, frote su clítoris con mis caderas. Ella responde a mis movimientos de una froma frenética, tan cerca del orgasmo como yo.

-N-Naruto-Kun... Y-yo... - tartamudea, sus ojos desorbitados por el placer y la confusión.

-Si, Hime. - ronroneó en su oido, aumentando mis estocadas.- Déjate ir cariño.

Mi respiración se vuelve superficial, deseo que no termine nunca, que ese momento se vuelva eterno. Ella clava sus uñas en mis hombros, gritando una y otra vez, exitandome hasta niveles insospechados. Gotas de mi sudor caen en mi novia, nuestros cuerpos resbaloso, calientes y estremecidos.

-¡Oh Mi-erda! No pu-edo...- Jadeo enloquecido, ya no puedo parar.

Los talones de Hinata se pegan a mis muslos, una orden silenciosa de que no me detenga y cuando creo que voy a morirme...

-¡Naruto-Kun!

El cuerpo de Hinata comienza a convulsionar, chillando y arañando mi espalda. El pequeño dolor, más sus gritos de placer y su coño que me exprime hasta casi sacarme la polla, me hace fruncir el ceño, intentando determe para disfrutar el momento más tiempo, pero ya no hay vuelta atrás. Mis bolas se apretan de una forma muy dolorosa y mis caderas ya no me responde, se mueven con vida propia. Mis piernas tiemblan, mi vista se nubla y mi polla se agita cuando sale el primer chorro.

-¡Hinata! Hi-...- El aire no entra en mis pulmones, no puedo decir una sola palabra más.

Todo mi cuerpo está temblando, sin fuerzas para seguir sosteniendome caigo sobre Hinata. Veo lucecitas de colores, tengo toda la piel de gallina y mi garganta quema cada vez que el aire entra en ella. Escuchó como Hinata también pelea por un poco de aire, pero parece que todo el oxígeno de la habitación se evaporó, o se niega a nosotros.

Después de unos minutos, que necesite tomarme, me muevo un poco para verla. Hinata ya tiene sus ojos puestos en mi, una sonrisa somnolienta, satisfecha y yo también sonrió, por un momento creí que podría haberla lastimado.

Me cuesta mover el brazo, como si pesara mil toneladas, pero mis dedos acarician su mejilla.

-¿Cómo estás?- Mi voz sale ronca, entre la excitación y la quemazón.

Su sonrisa se ensanche más al contestarme.

-Feliz. - Me contesta logrando que mi corazón saltará de mi pecho y, estoy seguro que si pudiera, desde ese momento lo tenía ella en sus manos, para que haga lo que le paresca mejor con él.

-Te amo, Hime..- Susurro acercando mis labios a los de ella.

Un beso dulce, tierno, lleno de amor y promesas sileciosas que no tengo la menor duda que en cualquier momento se me escaparán.

27 de Febrero

9:40 am

-Buen día Hime.- susurro al oido de mi mujer( porque a partir de anoche es mucho más que mi novia).

La bandeja del desayuno está cerca de la cama, yo ya estoy vestido, tuve que acerlo para ir a comprar, pero ver a Hinata sólo tapada por las sábanas hace que mi sangre se acumule en un solo lugar. Sé que ella debe estar adolorida, después de hacer el amor nos dormimos abrazados profundamente. Debo admitir que fue el mejor descanso que he tenido en muchos, muchos años.

Poco a poco, las largas y abundantes pestañas se mueven, como alas de mariposa. Las mejillas sonrojadas, los labios brillosos y lisos, tan suaves que me tientan a querer probarlos una y otra vez. Cuando ella logra despertarse, se sienta frotándose con el dorso de la mano un ojo, parece una niña y eso me hace sonreír.

-Buen día Naruto-Kun.

Me mira, sus mejillas se ponen escarlata y sus ojos se ponen brillosos, seguramente recordando lo que hicimos ayer. Le doy un beso corto a su boca de tentación, no pude resistirme y sonrió al verla tímida.

-Te traje el desayuno nena.- Le cuento orgulloso.

Pongo la bandeja en medio de nosotros, dos tazas de té, rollos de canela y pastelitos, listos para deborar. Ella me lo agradece, pero antes quiere ir al baño y me pide algo para ponerse. Juguetón, le contesto que vaya así como está, que es perfecta. Ella se pone tan colorada con un mohin que me rio sin poder evitarlo.

Tengo un bolso con ropa mía que dejé en el departamento de Sasuke y saco una camiseta larga que le cubrirá hasta la mitad de los muslos. Pelea con la sábana y la camiseta, logrando ponérsela sin que se le vea nada. Sonriendo, triunfal, se va al baño a atender sus necesidades.

Una vez que la puerta se cierra, aprovecho para acomodar mi miembro erecto por los recuerdos, la tibieza de su beso y la imagen de ella con mi camiseta. Siseo, estoy tan duro que no me sorprendería si cuando lo intento acomodar se rompiera por lo tiesa que está.

Saco mi teléfono y lo prendo, seguro de que tendría unos cuantos mensajes de mi madre preocupada. Pero antes de que pueda corroborarlo, Hinata sale del baño con esa sonrisa que me haría su exclavo.

Desayunamos tranquilos, en medio de besos y palabras cariñosas. Mis manos no pueden estar lejos de ella, pero sé que es una tortura ya que no podemos hacer nada por su condición. Mi teléfono, completamente olvidado, comienza a vibrar de una manera furiosa y continúa. Yo deseo maldecir en alemán, justo en el momento cuando mis besos estaban por su cuello.

Contesto sin siquiera mirar quién es.

-¿Hola?

-¡NARUTO UZUMAKI NAMIKAZE!- Creo que mi tímpano está sangrando y roto. La voz de mi madre del otro lado.-¿¡Cómo puede ser que no contestes al teléfono ttebane!?

Me siento derecho de golpe, preocupado de que algo malo les haya pasado.

-¿Qué sucede mamá?¿Papá está bien?

Veo a Hinata y ella frunce el ceño en señal de preocupación. Mi voz salió bastante ansiosa al parecer. El suspiro de mi madre de la otra línea.

-Lo siento hijo. Sé que eres grande ya para pasar una noche fuera de casa y ¡me alegra que lo hagas ttebane! Pero estaba algo preocupada, generalmente a ésta hora ya estas en casa.

Me rasco la nuca, con una sonrisa nerviosa le aclaro a mi novia que todo está bien.

-Lo siento mamá. Estoy con Hinata, apague el...

-¿Con Hinata?- Pregunto ella interrumpiendome, y antes de que pudiera contestar, siguió hablando.-¿Cuando traeras a la niña, Naruto? Si ya pueden dormir juntos creo que es hora que conozca a tus padres ttebane o me...

-Si, sí mamá. Hablaré con ella de eso ttebayo. Debo irme.

-¡Ooh~! De acuerdo. Te quiero hijo.

-Yo también mamá. Saluda a papá de mi parte.

Corto el teléfono con un suspiro y miro a mi novia. Hinata me observa con el rostro ladeado a un lado, su sonrisa tan pura, sus ojos tan únicos.

-¿Qué pasó?

-Nada importante ttebayo. Mi madre y sus manías de saber dónde estoy.- Le cuento con una sonrisa y dejando el teléfono a un lado. Sonrió con los ojos fijos en sus labios regordetes.-¿En dónde estaba?...¡Ah sí!

- Todavía no me haz presentado a tus padres.

Me detengo en seco al escuchar sus palabras. No es que tenga vergüenza de mis padres ni nada por el estilo, sólo es que tengo miedo. Mis padres son especiales, más que nada mi madre. Es una mujer frontal y amorosa, pero su carácter es tan explosivo y extravagante como su cabello, que tenía miedo de que Hinata huyera corriendo una vez que la viera.

-¿Quieres conocerlos?- Le pregunto, ansioso de su respuesta.

-Obvio que sí,- me contesta sin dudar un segundo.

Sonrió, porque tal vez sea algo difícil para ella adaptarse a las directas de mi madre o al silencio de mi padre. Pero ella trabajará tan duro como yo para que su padre me acepte de una buena vez.

- Creo que podemos arreglar una cena. ¿No?- le digo acercando mis labios a su cuello

Después de todo quiero pasar el resto mi vida junto a ella.

Escrito el 22 de Julio de 2019

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