Decisiones
Los personajes de Naruto no me pertenecen. Si no a Masashi-Sama...
Desiciones
13 de Septiembre, 11:15am.
Mí familia es especial.
Siempre lo supe y lo dije, es más, yo soy especial, así que sé que salí a mis padres. Mí madre, loca(aunque no me animo a decirlo ni en voz baja), tiene algunos problemas. Sé que soy su único hijo y me ama muchísimo. Ella es cariñosa y muy amorosa, pero cuando sus cables se cruzan... ¡Corre! Lo más rápido que puedas, porque si te llega a atrapar, te destripará. Mí padre, por otro lado, es todo paz y cuando se enoja, aunque es muy, muy, muy difícil, es silencioso y frío. Pero ambos son algo exagerados cuando les cuento cosas mías. Mí madre es paranoica y mi padre la apaña en todo lo que hace.
Nunca me molestó... Hasta ahora.
Mí relación con Hinata sigue creciendo a pasos agigantados. La obra está por terminar y no veo la hora de que su padre vea lo que hemos logrado como equipo. A veces, cuando cenamos en su departamento (que por suerte volvió ya que pudieron remodelar) hablamos de futuros proyectos para hacer juntos. Aunque lo creí imposible, cada vez estoy más enamorado de ella y el fuego, que pensé que con el tiempo se iba a volver normal, no a disminuido ni un grado. Nuestra primera noche no nos habíamos cuidado, y Hinata estuvo asustada unos días por la posibilidad de un embarazo. Pero no tubo ni siquiera un atraso, así que ella empezó a tomar anticonceptivos y nos cuidamos con condones hasta que era seguro.
No voy a negar que gran parte de mí se asustó por la posibilidad de que ella quedará embarazada, después de todo no hacía mucho que estábamos y teníamos muchos proyectos juntos. La idea de terminar juntos sólo porque ella había quedado embarazada por un descuido no era lo ideal. Quería que cuando ella tuviera nuestro bebé sea porque nosotros lo buscamos. Para que se siga sumando al profundo amor que sentíamos.
Pero no estaba seguro si podíamos llegar a eso cuando estaba llegando a casa con Hina sentada al lado mío en el auto. Escuché la música fuerte desde la esquina de mí casa y un escalofrío me corrió por la columna cuando pude ver la puerta de mí casa. Y es que era imposible no verla. Un enorme cartel en el la puerta era demasiado obvio. Me sonroje hasta la raíz de mí cabello cuando escuché la dulce risita de Hina a mí lado. El cartel decía: BIENVENIDA HINATA.
Muchas guirnaldas adornaban la casa y hasta habían sacado las luces de navidad... ¿Pero que carajos...?
Quería frenar el auto, dar media vuelta y volar hasta el departamento de mí novia. Ahí tendríamos paz y Hinata no se asustaría de mí extraña familia. Tal vez podría presentarlos más adelante... Dentro de un mes... o un año... o cuando tengamos nuestro segundo hijo...
Dios, que desastre...
Cuando frene en la acera, me dí cuenta que había muchas más personas de lo que pensaba. Mis manos volaron a mis ojos y los apreté con fuerza. Le había dicho a mí mamá que no invitará a nadie, que tenía que ser un almuerzo de domingo familiar, algo tranquilo. No una fiesta, le había dicho que Hinata es tímida, que se avergüenza cuando hay mucha gente desconocida, que la iba a hacer sentir fuera de lugar.
PERO NOOOO... Mí madre siempre hacia lo que quería.
Mí pulso de aceleró, y sentí mis ojos picar. Mis piernas rebotaron de los nervios, no quería que Hinata se sienta incómoda, no quería que ella se asustara. Si ella me dejaba por la locura de mí familia... Sé que si ella me ama, no tendría problema, pero aún sigo con miedo por más que estamos hace un año de novios.
Siento su pequeña mano en mí muslo y la miró. Ella me observa con una sonrisa comprensiva, mí novia es valiente, pero creo que el que no está preparado soy yo.
— Si quieres...— comienzo a decir pero ella niega con la cabeza.
— Nada de eso Naruto-Kun. Quiero conocer a tu familia.
— Si, pero la idea era conocer a mis padres, no a toda la familia de una vez ttebayo—, me quejé frustrado.
—No lo voy a negar, estoy un poco más nerviosa.— Mira a la puerta de casa y sonríe—, pero parece que han preparado una gran recepción. No podemos dejarlos así.
Mí mano va a su nuca y acercó su cara hasta que nuestras frentes se tocan. Cierro los ojos y respiró profundamente, oliendo su perfume dulce y tranquilizador.
—Te amo Hime—, susurró sin poder evitarlo.— Si te sientes incómoda o lo que sea, me lo dices enseguida. ¿Vale?
—Te amo mucho más Naruto-kun.
Mis labios se pegaron a los suyos. Hambrientos, voraces como cada vez que nos besábamos. Nuestros besos sólo eran dulces después de hacer el amor, por tal vez quince minutos, hasta que el fuego se volvía a encender. Nunca me cansaba de su sabor, de su suavidad ni de su calidez. En mí vientre se empezó a encender una espiral de fuego, esparciendo el calor por todo mí cuerpo. De pronto, el auto se sentía caluroso y sofocante, mis manos picaban por explorar sus curvas nuevamente. Pero Hinata se separó antes de que comenzará a perder la razón. Nuestras respiraciones agitadas, nos miramos sonrojados y sonreímos.
Más relajado, baje del auto y me moví para abrirle la puerta de copiloto. Le ofrecí mí mano para ayudarla a bajar, ya que tenía una de sus manos ocupadas con el postre que había preparado, me sonrió cuando la tomó. Caminamos en silencio hasta la puerta y apreté su mano más fuerte cuando estuvimos parados justo al frente. La miré, Hinata quiso ocultar su vacilación, pero podía sentir su leve temblor. Estaba por decirle que no estaba obligada a hacerlo cuando su columna se enderezó y su expresión se volvió decidida. Mirándome, asintió con esa mirada tenaz y mí admiración por ella creció un poco más.
La hora de la verdad...
Hinata no había exagerado cuando dijo que le habían hecho una gran recepción. La casa estaba decorada y llena de actividad cuando entramos. Pude ver a mí tía Tsunade peleando con su hermano Jiraiya en una esquina, mí madre revoloteando en la cocina con Konan, la mujer de Yahiko mí primo. Vi a mí pequeño primo Konohamaru correr desde la cocina con sus dos amigos escondiendo algo y riéndose, obviamente había logrado robarle algo a mamá.
Toda actividad se detuvo cuando se dieron cuenta de que entramos.
—¡NARUTO!
Sentí como se tensaba la mano de Hina cuando mí madre gritó saliendo de la cocina y caminado hacia nosotros mientras se limpiaba las manos en su delantal con una gran sonrisa. La mirada de mí madre sólo reparó en mí una segundo, antes de mirar fijamente a Hinata.
Un silencio atronador se instaló en la casa mientras mí madre se nos acercaba, hasta la música se había detenido. Todos atentos de la primera reacción de mí madre.
Tomó el recipiente con el postre de la mano de Hinata y casi me lo clavó en el pecho. Lo agarré de puro reflejo cuando ella agarró a mí novia y la estrujó entre sus brazos.
Parecía que toda la casa respiró y hasta me di cuenta que yo mismo había contenido la respiración.
—¡Que bueno conocerte al fin mi niña, ttebane!
Hice una mueca, pobre Hinata, mí madre la habrá dejado sorda de un oído. Pero sonreí cuando mí novia le devolvió el abrazo y me sonrió mirándome de reojo.
Solté un suspiro aliviado. No creía que las cosas podrían salir mal ahora.
.
12:45
Una vez más mí mirada se desvío hacia donde tenían a mí novia secuestrada. Mí madre, Tsunade, Konan, Karin. Casi todas las mujeres de la casa la rodeaban. Me habían echado para que vaya con los hombres a la parrilla. Hinata me miró y sonrió tranquilizadora mientras mí prima no dejaba de hablar de algo. Mí novia tuvo que desviar la mirada cuando Tsunade le llamó la atención. Esperaba que me de sólo una señal de estar incómoda y correría con ella en mí hombro al auto y huiriamos de allí. Pero no pasó, ella sonreía y hablaba como si fueran viejas amigas. Me corazón alegre por ella, quería que se sienta cómoda con mí familia.
Una mano me golpeó el hombro y me voltee para ver a mis primos mayores y a mí papá. Mí primo Yahiko se había acercado y sonreía mientras miraba a las mujeres.
— Lo está haciendo muy bien, primo. — Halagó él—, recuerdo cuando presente a la familia a Konan—, dijo con una mueca.
Yo sonreí, recordando también. Konan había terminando peleando con Karin ese día. Nunca había visto a mujeres peleando a puñetazos como esas dos. Ahora eran las mejores amigas.
— Ella es asombrosa— estuve de acuerdo.
Hinata se metió en el bolsillo a todos en unos segundos. Su carácter tierno y dulce, su sonrisa compradora y el brillo en sus ojos perlas. Las mujeres estaban pegadas a ella. Todas habían halagado su piel, su cabello, todo de ella. Yo conocía perfectamente a mí novia y sabía que se había sentido algo abrumada al principio, pero manejo la situación como si se hubiera criado en esta familia de locos.
— Te dará buenos hijos. Sus caderas son anchas y tiene pechos grandes.
Entre cerré mis ojos y miré a mí tío Jiraiya. Lo amaba y admiraba profundamente, pero si seguía resaltando el cuerpo de mí novia, el que terminaría peleándose ese día sería yo.
— Jiraiya basta— dijo mí padre antes de que pudiera contestar. Él estaba sentado lo suficientemente cerca se nosotros para que pudiera escuchar claramente.
Nagato y Yahiko rieron disimuladamente mientras Jiraiya ponía una mirada inocente.
—¿¡Qué!? No dije nada malo, sólo estoy diciendo un hecho.
— Estás mirando el cuerpo de mí novia, tío—, dije con dientes apretados.
— Niño, los ojos están para mirar y la boca para hablar...
— ¡Y mis manos para golpearte si no dejas de mirarla de esa forma, ttebayo!
¡Si, lo sé! Es algo exagerado, pero algo que me di cuenta estando con Hinata, es que soy terriblemente territorial. Eso se agravó cuando empezamos a tener relaciones sexuales. Siempre consiente de el cuerpo de mí novia, no podía pasar por alto las miradas que le daban otros hombres. Miradas hambrientas a sus pechos y piernas. Lo odiaba, pero lo manejaba bastante bien hasta que creían que tenían derecho a decirle algo de su cuerpo. Por qué sí, Hinata es preciosa, pero yo amo mucho más su carácter. El físico algún día se va, pero lo que eres como persona se queda allí. Odiaba que la vean como un objeto.
—¡Woa muchacho!— Jiraiya levantó ambas manos, como queriendo cubrirse por si yo hacía realidad mí amenaza—. Sabes que estoy bromeando.
Entre cierro mis ojos, mirándolo fijamente. Sé que mí tío es un bromista puro, y es algo pervertido, pero no es mala persona. Sé que si le demuestro que me interesa mucho, él seguirá molestándome, pero no puedo evitarlo. Sólo necesitan decir algo malo de Hinata para que mí interruptor se encienda.
Me relajó cuando escuchó las risas de las mujeres y vuelvo a sonreír al ver a mí Hinata reír con las demás.
Puedo manejar ésto...
.
14:20
No puedo manejar ésto...
Sentí el líquido entrar por el lugar equivocado y me levanté tan rápido, tosiendo tan fuerte, que tumbe la silla donde había estado sentado antes de la pregunta de mí madre.
—¿Para cuando los nietos, Hinata?
Hinata se levantó, dándome delicados golpes en la espalda, mientras intentaba calmar la compulsiva tos. No necesité ver para saber quién se reía en la mesa, pero estaba seguro que la única persona seria era mí madre en ese momento.
—¿E-estás bien Naruto-Kun?
Hinata apareció en mí campo de visión, sonrojada y preocupada por igual.
—No lograrás nada con eso niña.
Escuché la voz de mí tío, mientras mí rostro se ponía morado al no poder tragar oxígeno, con mí garganta rasposa trabajando en exceso. Los golpes que sentí entre mis omóplatos, prácticamente, me tiraron sobre la mesa. Apoyé las manos a cada lado de mí plato, anclando mí cuerpo para no caer despatarrado.
Logré abrir grande la boca, al fin algo de aire entrando, tomé una gran bocanada de oxígeno. Mí cara debía estar tan roja como la de mí novia, pero logré mirar a mí madre mientras intentaba recuperar el tan preciado aire, mis ojos entrecerrados.
—M-madre—, mí voz ronca y mí garganta irritada—. ¿Por qué hablas de eso'ttebayo?
Kushina me vió con una ceja alzada, su rostro diciendo que era obvio.
—No sé si te has dado cuenta mí niño, pero ni tu padre ni yo nos estamos volviendo más jóvenes—. Mí boca se hizo una línea delgada, sabía que mí madre saldría con algo por el estilo.
—¡P-pero...
— Me gustaría ver a mis nietos—, me interrumpió—, malcriarlos y tener una montón de niños corriendo por mí casa. ¿O no Minato?
Miré a mí padre de forma suplicante, pero sabía que él la apoyaría en su idea, aunque nada perdía intentado. Aún así no sirvió de nada ya que mí papá me miró con una mueca de disculpas, pero de todas formas asintió.
—Ya llevan saliendo más de un año—, habló mí madre llamando mí atención de nuevo—. Sólo quiero saber si está en un futuro próximo.
Abrí la boca para decirle que no estábamos pensando en ello, pero Hinata apoyó su mano en la mía, aclarándose la garganta. La miré, disculpándome silenciosamente por la conversación incómoda. Pero ella me sonrió tranquilizadora y me hizo señas para que me sentará.
Respiré hondo, recuperando mí compostura gracias a mí paciente novia. Hinata había levantado la silla y me senté en ella, volteando mí mano para tomar la de ella, queriendo transmitir mí fuerza. Pero ella me sorprendió sonriendo a mis padres, su voz angelical sin titubear.
— Aún no lo hemos pensado Kushina-San. Nos gustaría, conocernos un poco más. Tal vez después de una boda.
Parpadee, dándome cuenta que no había pasado por mí cabeza una boda, no había pensado en un anillo. Simplemente había disfrutado de la compañía de mí novia, saber que podía verla a antojo, que era mía en todos los sentidos. No me percate que en realidad no era mía en todos, hasta que no le pusiera un anillo en su dedo anular, cualquier hombre pensaría que estaba libre.
— Entonces ¿Para cuando la boda, Naruto?— Preguntó mí madre concentrándose en mí.
Yo abrí mí boca para contestar, pero nada salía de allí. No podía decir que no había pensando en casarnos, sabía que rompería el corazón de mí novia. Así que dije lo único que creía que era correcto.
— Pronto...— Miré a Hinata con una sonrisa cuando apreté su pequeña y suave mano en la mía más grande y áspera.
Era verdad.Lo sabía...
.17:36
Sonreí al ver a mí novia jugar con los niños. Konohamaru luchando por su atención, corría de un lado a otro gritando su nombre. Pero Hinata estaba concentrada en Moegi, la pequeña amiga de mí primo segundo, pero me gustaba pensar en él como mí sobrino.
La pequeña niña hablaba sobre la muñeca que tenía en manos y Hinata escuchaba atentamente, sin importar que fuera solo la imaginación de la niña. Ella sacó un pañuelo de su bolsillo trasero y se acercó al pequeño Udon, limpiándole la nariz. Parecía que el pequeño estaba resfriado, aunque siempre tenía mocos constantes. Hinata en ningún momento pareció darle asco o repulsión.
Me di cuenta que amaba a los niños.
Konohamaru saltó en su espalda, donde ella estaba en cuclillas hablando con sus dos amigos, casi tirándola. Ya estaba por retarlo, hacerle entender que Hinata no tenía tanta fuerza como yo, para jugar de ese modo. Pero me detuve en cuanto escuché su risa, ella de verdad era feliz con niños.
— Será una gran madre.
Me voltee, algo asustado al estar tan concentrado en mí novia. Mí tía Tsunade se sentó a mi lado con una botella de cerveza en mano. Alargue mí mano para tomarla y ella lo apartó rápidamente.
—Es para mí mocoso. Si quieres una levántate—, me sonrió con superioridad.
Me había olvidado que mí tía tomaba más que casi todos los hombres de mí familia. Ella amaba las bebidas fuertes, pero si se ponían a competir con cervezas, mí tía nos ganaba a todos. Lo sé por experiencia.
Sonreí, mí tía Tsunade era algo arisca, un tanto violenta, pero amorosa en los momentos adecuados. Miré a mí novia de nuevo, ahora persiguiendo a Konohamaru, Moegi y Udon.
—Lo sé—, sabía que ella sería amorosa y tierna con nuestros hijos, tendría mucha más paciencia que yo, eso era seguro.
—¿Y que esperas, exactamente?
Sabía que ella hablaba sobre tener bebés y el matrimonio, suspiré.
—No quiero asustarla. Es mejor ir despacio, con tranquilidad—, quise convencerme a mí mismo.
— Yo que tú, me apuraría—. La miré con una ceja alzada—. Puede darse cuenta que eres un idiota y dejarte.
Mí tía dió una carcajada y salió corriendo a la otra punta de la casa. Yo apreté los dientes, pero también quise reír.
Mí tía Tsunade ya estaba bebida.
•
19:00
Subí del lado del volante y saludé con una sonrisa a mí familia. Contento de tener un poco de paz otra vez, pero también estaba feliz de haber visto a toda mí familia. Me di cuenta cuando estaba manejando, llendo al departamento de Hinata, que hacía mucho no juntábamos a toda la familia.
Se sintió bien después de todo.
Miré a Hinata de reojo, sólo para verla un segundo antes de ver al frente de nuevo. Estaba silenciosa y no había dicho nada desde que habíamos subido al auto.
Yo pensé que lo había pasado bien, que le agradó mí familia y paso un buen rato. Pero...
—¿Y?— pregunté sin poder aguantar más su silencio.
—¿Umm?
—¿Cómo la pasaste?
— Ah—, Hinata volvió a guardar silencio, como buscando las palabras.
Mí corazón tronando en mí pecho, golpeando furiosamente cuando me detuve a una luz roja, por fin pude mirarla. Ella me sonrió.
— Fue algo aterrador al principio, pero fue mejorando. Tus padres son.. — Hinata buscó las palabras de nuevo— Asombrosos.
Yo la miré, perplejo, hasta que el auto que estaba atrás nuestro tocó la bocina, haciendo que me diera cuenta que la luz había cambiado. Nos pusimos en marcha de nuevo.
—¿A-a-asombrosos?— Tartamudie.
Sonreí cuando la musical risa de mí novia llegó a mis oídos.
— Definitivamente.
Sentí su mano delicada en mí nuca, una leve caricia, casi gemí cuando se apoyó en mí brazo para besarme tiernamente en mí mejilla.
— Tienes a quien salir. Eres impulsivo, como tú madre, tierno como tú padre. Eres tan apuesto como él también, aunque tu carácter es más como Kushina-San. Explosivo. Amo eso de ti.
Sentí mí cara caliente, pero no era lo único. Mí corazón se calentó con sus palabras. Ya no recordaba por qué no quería que los conozca. Me di cuenta que si ella me amaba tanto como siempre decía, también debía amar a la familia que me crío así como soy.
— Ellos te amaron— sabía que había sido así.
•
•
Apenas fui consciente de la puerta cerrarse a nuestra espaldas, tan concentrado como estaba en mí tarea.
La dulce boca de mí novia correspondiendo a mí ardiente beso, de tierno no tenía nada. Mí polla dura como una roca apenas conecté con ella en el ascensor. Desesperado, mis manos tomaron sus muslos, alzando su cuerpo, golpeando contra la pared su espalda. Una mueca se formó cuando escuché el ruido de su cuerpo contra la pared, un resoplido de aire saliendo de ella.
— Lo siento—, dije besando su barbilla.
Unas carcajadas ahogadas escaparon de ella para terminar en un gemido cuando llegue al punto de su cuello que yo sabía muy bien que le gustaba. Hinata apretó mí campera en puños y después de unos segundos comenzó a intentar sacarme de ella con frenesí.
Yo estaba caliente, por dentro y por fuera. Amor y lujuria por partes iguales. Mí corazón y mí polla latiendo por y para ella. Ella me tenía, completamente.
—Te amo— le susurré cuando volví a su boca, besándola con la boca abierta, lenguas bailando con una canción que sólo nosotros sabíamos.
Ella acarició mí cuello, mí cuero cabelludo, yo froté mí bulto en donde sabía que mí novia lo necesitaba más. De repente la ropa era un impedimento, uno que no estaría mucho tiempo. Agarre sus piernas, haciendo que me rodeará con ellas, mientras me abrazaba por encima de los hombros con sus brazos. Caminé, algo tambaleante, hasta la mesa donde la senté.
No podía llegar a la habitación. Tenía que ser ahora.
Ya.
Trabaje rápidamente con su ropa, pero no crean que mi tierna novia espero pacientemente. Ella tenía tanta pasión y desesperación como yo, logrando que ambos quedáramos desnudos rápidamente.
Bese su cuello de cisne, su perfume tan fuerte allí a donde me gustaba enterrar mi nariz para olerla. Mis labios siguieron su propio camino, una que me llevó al valle de sus pechos. Mis dedos ya adorando esas frambuesas sabrosas, duras y calientes. Mi boca, celosa, también tenía que sentirlas.
—Naruto..— La dulce voz de mi novia gimiendo mi nombre mientras disfrutaba de sus pechos.
—Eres deliciosa— susurré, perdido en su sabor, en su forma.
Sentí sus manos acariciando mí estómago, tensando mis abdominales, un gemido ronco en mí garganta. No podía acostumbrar mí cuerpo a ella, sus caricias, sus besos. Lograba explotar todo de mí. Sabiendo hacia dónde se dirigían sus manos, agarré ambas y las subí mientras la acostaba en la mesa, sin dejar de atender sus hermosos senos.
Dios, me volaba la cabeza.
Dejé sus manos dónde las quería y comencé a descender, mí boca salivando antes de llegar al oasis que era su coño. Delicioso, caliente y mojado me esperaba como un manjar. Mí lengua saboreando toda la abertura de su coño, hasta llegar a su clítoris. Sabía lo que le gustaba, mí lengua haciendo remolinos, mis dientes pellizcando levemente para después chuparlo fuerte.
—¡Naruto!
Hinata tomó con sus manos mí pelo, sentí el tirón, sentí el movimiento de sus caderas.
—Si, Hime— gemí con la lengua atacando su perla dura—. Follame la boca.
Sentí su cuerpo temblar y ese era el paso para mis dedos. Dos de ellos entrando en su caliente abertura, apretada y húmeda, mí saliva resbalando por la comisura. No podía con tanta dulzura.
—Dios, Naruto... Y-yo... ¡N-No!
—Si, dámelo— alejé mí boca de su clítoris, dejando a mí mano libre encargarse de eso. Amaba verla terminar.— Joder, eres deliciosa nena. Dámelo, dámelo, lo quiero ahora—, la urgui trabajando más fuerte con mis manos.
Ella levantó la cabeza, su rostro sonrojado, sus ojos opacos llena de pasión desbordada, me miró fijo. Mordí mí labio, tragándome el gruñido que quiso salir. Ella abrió la boca, sus ojos girando para atrás mientras su coño apretaba mis dedos y su cuerpo se tensaban.
—Si, si nena— gemí sin poder evitarlo— Delicia, eres una delicia. ¡Joder!
—¡Na-NARUTO!
Baje mí cabeza y chupe toda su crema sabrosa, gimiendo por su sabor dulce y picante. Algo que sólo era de ella y ya era adicto. Alcé mí cuerpo para acomodarme en su abertura, pero Hinata me sorprendió al sentarse rápidamente y empujarme. Tambaleante di dos pasos para atrás, mirando sin entender a mí novia.
Hinata se bajó de la mesa, una mirada pícara y una sonrisa arrebatadora. No entendía qué pasaba, pero estaba demasiado excitado para preguntar cuando me sentó en una silla. Hime tomo mis muñecas e hizo que me agarrara del respaldo de la silla, pasando las manos por encima de mí cabeza.
La miré sin comprender, pero ella seguía sonriendo, esa parte sexy de mí novia que lograba dejarme pasmado y excitado. Cuando ella abrió mis muslos y comenzó a arrodillarse en el suelo, mí cuerpo se tensó, mí polla palpitó como si supiera que ahora le tocaba a él disfrutar de las atenciones. Mis paquetes de seis duros como cemento, mis brazos eran vigas de concreto, mis músculos trabajando el doble.
Un fuerte aliento salió de mis dientes apretados cuando ella masajeó lentamente mis pelotas, pesadas y llenas. Con esa sonrisa diabólica, se sentó hasta que su cara estuvo a la altura de mí polla. La rodeó con su mano, la diferencia de colores me dejó fascinado.
—¡Oh!— me sorprendí cuando su lengua pasó por la punta llevándose una gota que se escapaba.
Mierda, ella nunca me había hecho un oral hasta ahora y sabía que era inexperta, pero era muy caliente verla con su mirada inocente y sexy a la vez.
—D-dime que te gusta— me dijo mientras apretaba mí polla con sus manos y le volvía a pasar la lengua.
—Lento.. así— mis párpados a media asta, no podía dejar de mirarla.— La le-lengua... Sii, ahí.
Ella me la paso desde la base a la punta y gruñí cuando metió la cabeza de mí polla en su pequeña boca. Tuve que cerrar los ojos, el tacto y el sonido ya era demasiado fuerte, no aguantaría. Ella siguió y...
—¡Oh, mierda!— abrí la boca para decirle lo mucho que me gustaba lo que estaba haciendo, pero las palabras estaban atoradas en algún lado de mí garganta.
Jadee cuando golpeé contra su garganta y todas las palabras salieron juntas.
—¡Joder! Nena, vas a matarme... Ah, ahí. Que rico ¡Diablos!
Volví a mirarla, gemía en mí polla, agregando vibraciones que casi me revientan los sesos.
—¿Te gusta chuparme la polla, Hime?
Ella soltó la cabeza con un sonido «pop», que me apretó las bolas.
—Siii— gimió, para volver al ataque.
Era mucho, demasiado.
La tomé de las axilas, logrando que soltara a mí atormentado pene y volviendo a acostarla en la mesa. Pasé mis dedos por su coño, mojada de nuevo.
Gracias Dios.
Alinee mí polla y entre de un golpe. Me quedé sumergido en su calor, con los ojos cerrados con fuerza, reteniendo el reviente de mis pelotas.
Mojado.
Caliente.
Apretado.
El puto paraíso.
Algo cambio, la locura, la impaciencia, por otra cosa cuando baje la mirada. Miré profundamente en los aperlados ojos de mí novia, la mujer que amaba con ímpetu. En mí cabeza la idea de tenerla para mí toda mí vida, hasta que mis días acabarán, porque sabía que yo no podía sobrevivir si ella me faltaba.
Con lentitud, mis manos que estaban en su cadera, comenzaron a subir. Marcando cada curva, su pequeña cintura, el contorno de sus pechos, su sensual clavícula. Mis dedos adorando su piel, hipnotizado con el contraste de mis manos bronceadas y duras, con su blancura, la pureza de su cuerpo. Mí índice viajando por su mandíbula, comencé a moverme lentamente. Mí cerebro luchando con la deliciosa sensación contra la profundidad y la importancia que tenía esa unión para mí.
Delinee sus labios y ella me miró con el mismo amor que tengo solo por ella. Sin palabras, nos miramos, nos transmitimos eso que tanto sentíamos.
Apesar de la urgencia que sentimos a un principio, fuimos lento, hicimos el amor sobre la mesa. Con torturada lentitud, entre y salí de ella, el sonido de su coño mojado y apretado, nuestros gemidos, jadeos y respiraciones profundas.
Hinata comenzó a chupar mí índice que seguía en su boca y gruñí, una tensión en mí estómago, diciendo que debía apurarme.
—¿Te gusta?— mí voz profunda, irreconocible.
— Naruto-Kun— gimio asintiendo con la cabeza.
—Eres...— baje la mirada por su cuerpo de nuevo, saliendo despacio de ella y entrando fuerte, jadee—. Mía... Eres mía ¿No bebé?
Hinata chupó fuertemente mí dedo y cuando volví a entrar en ella fuerte lo soltó, su cabeza cayendo hacia atrás.
—¡Si! ¡Tuya!— gritó mientras sentía que me apretaba en sus confines.
Gruñí, gemí, y ya no pude detener la urgencia. Una y otra vez, salí y entre en ella con ímpetu, con abandono. Sentí la presión en la espalda, mis piernas comenzaron a temblar, el orgasmo se acercaba rápidamente. Mí mano que había estado en su cuello bajo para acariciar su clítoris, quería sentirla.
— Vamos nena, lo quiero de nuevo.
—Naruto ¡Si! ... Y-ya.. No pares, no pares por favor.
—Nunca.. po-podría... ¡Joder!
Estrelle mis labios con los suyos cuando empecé a sentir las contracciones. Mis rodillas eran gelatina, pero mis caderas estaban firmes en su movimiento. El sonido de nuestras carnes golpeando fue el audio perfecto.
Hinata mordió mí labio con fuerza cuando llegó, sentí ese tirón hasta mis bolas.
La miré fascinado mientras ella subía a lo más alto.
— Si vieras lo deliciosa y caliente que eres, nena. Lo apretada que estás... Fuiste hecha para mí, sólo para... ¡M-miii!
Subí a lo alto con ella, mis sesos y huevos explotando cuando llegué al clímax perfecto. Las estrellas brillando en mis párpados cerrados. Mí corazón expandiéndose y mis pulmones fundiéndose.
Bajamos juntos, como un par de hojas en otoño, cayendo lentamente a la realidad.
Cuando empecé a ser consciente de nuevo, Hinata me masajeaba la espalda, sus pies acariciando mis muslos. Con el cuerpo tembloroso la ví y lo supe.
La quería para siempre.
Quería una familia con esta mujer.
He iba a hacer algo al respecto
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20 de Diciembre
—¿Crees que le gustará?
No podía decidirme, diablos.
Sakura ya me mira enojada, mil veces me había aconsejado, ya la tercera vez que veníamos a ver un anillo de compromiso. No soy bueno con las alhajas, no sé de bañando o fundido, no se de piedras o baratijas. Por eso me acompaña Sakura a las compras.
Hinata está en la reunión de último momento de Byakugan, ya terminada al fin. El día de su cumpleaños se hará la fiesta de inaguración y también será el día que le pida que se case conmigo.
Los nervios me están rompiendo de a poco, ya prácticamente vivimos juntos pero no quiero eso para Hinata. Sé que su padre no admite que vivamos sin casarnos y tratamos de que yo no me quedé muchos días a dormir.
Con los chicos estamos en un leve descanso antes de tomar otro trabajo, la mayoría con sus familias y amigos.
Sólo Sakura sabe de mis planes, ella terminó siendo mí mejor amiga. Cada vez que metía la pata, buscaba en ella consejo. Después de retarme y golpearme, lograba darme los mejores para mí relación con Hinata. Ayudaba que ella fuera amiga de mí Hime también, sabía lo que Hinata buscaba o quería de mí, sólo tenía que decírmelo y yo hacía lo que fuera para cumplirlo.
Sakura suspiró.
—Idiota, ya llevo diciéndote tres semanas que amó ese anillo cuando vinimos a ver.
Ella había hecho una escusa de querer comprarle un regalo a su madre y sacó, de casualidad, el tema de anillos de compromiso. Ambas se confesaron los anillos que le gustaron de esa casa. Pero...
Miré el anillo de nuevo.
Era simple, sin piedras y bañado en oro blanco, fino pero brillante. No debería sorprenderme, Hinata es sencilla y sé que no le gusta esa clase de cosas. Pero mí locura quería comprarle un gran anillo, con un hermoso diamante.
Me imaginé su reacción ante los dos. Sabía que él que yo le quería comprar no le gustaría. Lo usaría, pero le molestaría en su trabajo. La luz de sus ojos se volvería un tanto opaco si no lograba darle en la tecla.
Así que estaba resuelto.
—Quiero este dattebayo— dije al vendedor señalando al delicado y brillante anillo.
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27 de Diciembre
Caminé como un hombre que sabe a dónde va y por dónde camina. Después de todo, yo había ayudado a construir este hotel.
Mí traje nuevo, planchado y perfumado. Mí pelo corto por los lados y peinado arriba, bien afeitado.
Nunca había estado más elegante.
Entre en el lugar donde se hacía la fiesta, música tranquila, personas charlando por aquí y por allá. Mí mirada recorrió el lugar, buscando la razón de que mí corazón tronara. Y la encontré.
La sonrisa instantáneamente nació en mis labios.
Preciosa, me sentí orgulloso de saber que esa mujer sería mí esposa dentro de poco, si todo salía como quería.
Seguí mirando hasta que cruce miradas con unos ojos negros. Shikamaru me hizo señas para que me acercará.
Todo estaba listo.
•
•
—Umm, uno, dos. Probando, probando.
Golpeé el micrófono con un dedo y un sonido chirriante y eléctrico casi me deja sordo. Mis ojos se cerraron, instintivamente cuando la fuerte luz me enfocó. Levanté una brazo para cubrir mis sensibles retinas y lo quite cuando ya estaba más acostumbrado. Baje la mirada a las personas que me miraban desde abajo.
Muchos ojos, murmullos inentendibles lograron hacer retumbar a mí corazón.
Aclaré mí garganta, incómodamente lo escuché demasiado fuerte por el micrófono. Mí mirada buscando en ese mar de ojos las perlas que me tranquilizaba.
—Me gustaría decir unas palabras dattebayo...
Hice una mueca cuando mí muletilla salió sin que la pidiera, una vieja costumbre de la infancia que no podía dejar.
—Para una persona especial—. Seguí sin importar las risas que escuche a un costado.
Observé y reconocí a Toneri, el ex de Hinata con sus amigos. Riéndose de mí, apuntándome. Sólo entre cerré los ojos y seguí buscando a mí novia.
—¿Hinata Hyūga? — Hice visera con mí mano, mí nerviosismo creciendo cuando todavía no la pude localizar.—¿Dónde estás nena?
Sonreí cuando la ví, apartando gente para acercarse al escenario donde al principio de la fiesta su padre hizo la inaguración y dónde ahora yo me confesaría. Fui levemente consciente de que atrás suyo venían mí suegro, mí cuñada y el primo de mí novia, Neji.
— Ahí estás— bebí de su imágen, sus facciones sorprendidas.
Mí mano en mí bolsillo apretaba fuertemente la pequeña caja de terciopelo.
—Hace, exactamente 1 años, 8 meses y 2 días, mí vida cambio Yo... no soy bueno con las palabras. Pero dejen contarles una pequeña historia. Mi nombre es Naruto Uzumaki, estoy orgulloso de decir que soy un hombre que trabaja duro todos los días. Desde pequeño, supe que la vida no es fácil. Estudie, trabaje y me esforzarse para llegar a ser un Director de Obras. Estoy orgulloso, yo ayude a construir este hermoso hotel.
Mientras hablaba miraba a todos lados, mis ojos sin conectar con nadie y me interrumpí cuando me apludieron. Mis mejillas calientes.
—Mi vida fue complicada, pero simple. Soy feliz con poco, pero no me conformo con nada. Me gusta pelear para conseguir lo mejor. Si prometo algo, soy una persona de palabra y lo hago sin dudar. No hay nada con más peso en el mundo, para mi, como una promesa. Por eso no las hago en vano, si prometo algo haré lo que sea para cumplirla. ¡Ese es mi estilo de vida! Nada me faltaba...— guarde silencio, apretando fuertemente la cajita en mi bolsillo.— O eso creí...— susurré para levantar mi mirada a mi novia.
—Hinata, desde que entraste a mi vida, tiene otro color. Los colores son brillantes, los sonidos son musicales. El aire es mas ligero y ya no puedo ser feliz con poco. Me di cuenta que caminaba sin una meta, sin un sentido, hasta que llegaste. Eres mi norte, amor. Mi brújula.
Sentí el retorcijon de mi pecho cuando la vi llorar, pero sabía por su sonrisa que era de alegría.
—Por eso, frente a toda esta gente. Familiares, amigos, conocidos y desconocidos quiero hacerte una promesa.
Saqué el micrófono del pie y mire fijamente a mi Hime. Lentamente comencé a bajar una pierna, poniéndome en la inconfundible posición que debía. Se escuchó un jadeo femenino colectivo, pero yo sólo tenía ojos para mí novia. Hinata se llevó ambas manos a la boca, seguramente ella también jadeó sin aire. Sus ojos enormes y borrosos con lágrimas que caían por sus mejillas.
—Prometo amarte y cuidarte, sin importar lo que la vida nos ponga delante. Nunca hacerte llorar—, hizo una mueca, ya que ella estaba haciendo eso precisamente— de tristeza quiero decir.
Hinata rió entre lágrimas, acompañada por mas risas del público.
—Quiero hacer una familia juntos, un hogar. Nuestro amor es tan fuerte, que sé que podemos superar cualquier prueba que nos pongan. Por eso...
Saque lentamente la cajita, arrodillado justo al frente de ella, quedaba justo a la altura de su cara.
—¿Quieres casarte conmigo?— pregunté cuando abrí para mostrar el anillo en su interior.
El silencio que prosiguió fue inmenso, aplastante. Fue como si todas las personas de allí hubieran desaparecido y sólo estuvieramos nosotros dos.
Hinata sólo tardo dos segundos en conteatar.
—¡SI! ¡Si, si quiero casarme contigo Naruto-Kun!— ella se estiró, logrando abrazarme sobre mis hombros y besarme fuerte y torpemente en los labios.
Escuché los aplausos y chiflidos de fondo, tan concentrado y feliz que estaba. Nos separamos y baje del escenario por allí mismo, dando un pequeño salto quedé justo frente a ella. Hinata no podía quedarse quieta, me recordó a una niña que le dan el regalo que siempre esperó y no pude sentirme mas afortunado.
Tome su mano y le puse el anillo en el dedo anular. Mi prometida se llevó la mano libre al pecho y miró el anillo.
—Este...
—Si, le pedí a Sakura que me ayudará con el anillo—, confesé.
—¡Oh Naruto-Kun!— ella volvió a abrazarme, besando mi mejilla, cuello, mandíbula, donde sea que alcanzaba.
Las felicitaciones no tardaron en llegar. Me sorprendió ver los ojos vidriosos de mi suegro, pensando que era un témpano de hielo, pero se notaba la alegría por su hija. Mi cuñadita, Neji.
Miré a mi futura mujer, tomando su mano cuando socios o gente conocida venía a felicitar por nuestro compromiso.
Hinata y yo eramos de mundos separados. Polos opuestos. Pero nada pudo interferir en nuestro amor, día a día trabajamos y trabajaremos para achicar la brecha de nuestros mundos.
Tendremos hijos y la amaré tan profundamente como mi padre ama a mi madre...
—¡NARUTO!
Mis ojos enormes al escuchar una voz demasiado conocida para mí, me volteé para ver a mis padres. Ambos de gala, sonrientes, mi madre llorosa. No sabía que estarían aquí. Vi un movimiento atras de ellos y justo case a Shikamaru poniéndose un cigarrillo en la boca...
¡Claro! Shikamaru siempre pensando en todo.
Mis padres nos saludaron, mi padre diciéndole palabras suaves a mi Hinata mientras mamá me abrazaba. Cuando fue el turno de él, no pude evitar llorar como un pequeño con sus palabras.
—Estoy orgulloso de todo lo que eres, y lo que estoy seguro que lograrás—. Me palmeó la espalda fuerte, y aproveché que nadie me miraba para limpiarme rápidamente con la manga de mi caro traje.
—Gracias, papá.
Ambos miramos a las mujeres y Kushina abrazaba fuertemente a Hinata.
—¡QUIERO MUCHOS NIETOS TTEBANE!
Mi madre nunca cambiaría...
§~•~§Fin§~•~§
Estoy llorando y riendo a la vez. Jaja.
Gracias por su paciencia, sus comentarios instandome a seguir con esta historia.
Por fin puedo decir que la terminé.
Espero que la hayan disfrutado y que les haya gustado.
Este mes de los enamorados me tiene muy inspirada ( ꈍᴗꈍ)
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