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XXXI

Felix

—¿Puede uno de ustedes llevarme a casa? —susurré, pasando mi peso de un pie a otro mientras intentaba no ser consciente de que todos los presentes estaban mirándome con curiosidad.

Minho fue el primero en reaccionar, sus ojos estrechados—. ¿Dónde está Hyunjin?

—Durmiendo —hice un gesto sobre mi hombro, indicando las escaleras—. No quise despertarlo, parece cansado y yo, de verdad, necesito ir a mi casa ahora.

—¿Sucedió algo? —Chan estaba de pie cerca de la cafetera, con la cadera apoyada en la isla y una taza de café en la mano. Ninguno de ellos llevaba su clásica ropa negra, más bien parecían haberse caído de la cama, lo que tenía sentido ya que eran cerca de las 8am.

Negué suavemente mientras miraba la punta de mis zapatos con atención. ¿Cómo podía explicarles a los malos y duros motociclistas que estaba teniendo problemas para asimilar lo que había sucedido la noche anterior? Solo quería ir a mi casa, acurrucarme debajo de las sabanas y olvidar que el mundo existía. No había podido dormir mucho durante la noche, Hyunjin se había quejado en más de un momento que mis movimientos incesantes estaban comenzando a dejar moratones en su cuerpo.

El pálido básicamente se había encargado de arreglar todo, llegando tan lejos como para llamar a mi casa e inventar una excusa para que pudiese quedarme con él y no tuviera que enfrentar a mi familia. Pero mi inquietud no iba a desaparecer en un corto tiempo, necesitaba meterme en algún hueco, donde pudiese hacerme una bola y ordenar mis pensamientos antes de que me volviese loco.

—Ya veo —la voz de Chan me sacó de mis divagaciones y levanté la mirada justo a tiempo para verlo dejar su taza dentro del fregadero—. Déjame ir por mi chaqueta y te llevo.

—Gracias.

—No es nada —aseguró, pasando a mi lado y alborotándome el cabello como si fuese un niño—. ¿Seguro de que no quieres hablar con Hyunjin antes de irte?

—No, lo llamaré luego. —negué—. Solo... necesito ir a mi casa.

Chris me observó por un segundo, como si estuviese buscando algo antes de asentir—. Está bien.

Pasando a mi lado, escuché sus pasos subiendo las escaleras antes de girarme hacia el resto de las personas allí. Seungmin era el único que no estaba presente y los demás ya habían dejado de prestarme atención para volver a hacer lo que estuviesen haciendo cuando entre. Era un extraño escenario, había que admitirlo. Ninguno de ellos se parecía al siguiente, eran tan distintos, no solo físicamente, sino que sus personalidades eran como el día y la noche, pero se las arreglaban para funcionar como una familia. Una extraña familia.

Algo voló en mi dirección y por reflejo levante la mano y lo atrape, dándome cuenta de que era una manzana. Miré en la dirección de la que había venido y me encontré con la mirada de Changbin.

—Ayer no quisiste cenar, al menos desayuna. —dijo con un tinte de autoridad en su voz mientras se acercaba a la mesa y se sentaba con los demás.

Minho aparto la silla frente a él con la punta de su pie por debajo de la mesa y me hizo un gesto para que me sentara. Mientras eliminaba los cortos pasos que me separaban de ellos, mi mente revivió la imagen del rubio con el arma en la mano luego de haberle disparado a Holmes. Sabía que el tipo se lo merecía, pero jamás había visto una escena así, es más, antes de esa noche nunca había visto un arma en mi vida. Y eso parecía estar picando en mi mente de forma incesante.

El cojín acolchonado de la silla hizo un bajo sonido cuando me deje caer sobre ella. Minho me dio una sonrisa torcida antes de girarse para prestarle atención a lo que Jeongin estaba platicando animadamente. Changbin por su parte, había tomado el diario y estaba ojeándolo mientras dejaba caer algunos comentarios en la historia de Jeongin, quien al parecer estaba jactándose de haber arrojado fuegos artificiales a la casa de un tipo que había osado hacer un comentario homofóbico frente a él. Changbin al parecer había tenido que ver en ello, al menos como cómplice, por los comentarios que soltaba.

Girando mi mirada hacia la manzana, revalúe todo lo que estaba sucediendo. ¿Valía la pena volver a pasar lo de la noche anterior? ¿Era tan valiente como para poner mi vida en la línea por estas personas? ¿Realmente quería formar parte de todo esto cuando sabía que a estos chicos no les temblaban las manos para levantar un arma en dirección a otro ser humano? ¡Lo había visto con mis propios ojos! ¿Era esto lo que quería?

Mi mente hizo un remolino hacia todos los momentos con Hyunjin. Las palabras susurradas, las caricias y las promesas hasta detenerse en una escena en particular. Había estado un tanto en shock mientras volvíamos a la casa de los Fire Spirit, pero aun recordaba el dialogo:

"—Hey, todo está bien ahora. —Hyunjin me apretó más fuerte contra su pecho mientras la camioneta se alejaba de la casa de Holmes—. Estás a salvo ahora, te lo prometo.

Asentí suavemente pero no aparte mi vista del cristal. Las luces de la casa pasaban como un borrón, el auto iba a una velocidad vertiginosa, pero ni siquiera eso me importo. Mi mente estaba demasiado aturdida como para reunir las palabras suficientes y decirle a el loco-demente-fuera-de-si de Minho que bajara la velocidad. Así que solo me quede allí, quieto, mi mirada intentando encontrar otra cosa que pudiese enviar a mi mente en una dirección distinta.

Los dedos de Hyunjin apretaron mi mandíbula suavemente, obligándolo a mirarlo. Parpadeando suavemente, enfoque su rostro bajo las tenues luces que se asomaban a través del cristal.

Estarás bien. —susurró dejando un suave beso en la comisura de mis labios.

Y la presa se rompió.

Lágrimas calientes bajaron por mis mejillas, aunque intenté detenerlas cerrando los ojos. Hipé, antes de espetar: — ¿Cómo puedes prometer eso? Él puede venir por mi nuevamente, ¿entonces que pasara?

Te protegeremos. —Minho me miró a través del espejo retrovisor—. He estado jugando con un par de localizadores, podría poner uno en tu celular y en esa bonita medallita en tu cuello. Si te pierdes nuevamente sabremos donde buscar más rápido.

Eso no me ayuda mucho. —negué.

Es lo mejor que te puedo ofrecer, Felix —suspiró—. Esta es nuestra vida. La jodimos muchas veces en el pasado y lo estamos pagando ahora. Tenemos enemigos, gente que realmente quiere vernos muertos. ¿Todas esas historias que has escuchado de nosotros? La mayoría son reales.

Minho. —advirtió Hyunjin.

Debe saberlo, Jin. —insistió—. Debe comprender que el peligro siempre va a estar en la puerta principal esperando a atraparlo desprevenido. Tú sabes perfectamente que es de esta manera.

Estaré muerto en una semana. —gimotee.

No, no lo estarás —contradijo Seungmin mientras a mi lado—. Nosotros estaremos contigo, nadie más te volverá a lastimar.

Te enseñaremos a defenderte, jamás volverás a estar indefenso nuevamente. —aseguró Chan desde el asiento del acompañante.

¿Por qué? —susurré—. ¿Por qué tomarse tantas molestias?

Porque eres parte de nuestra familia ahora, Felix —Chan me observó entre los asientos delanteros—. Y nosotros cuidamos a nuestra familia con uñas y dientes.

Y armas y balas. —agregó Minho."

Levantando la mirada, observé a mi alrededor con una nueva perspectiva. Estos no eran los matones que había creado mi imaginación durante la noche, no, estos eran los chicos que se había arriesgado a morir para poder salvar mi tonto culo.

Esta también eran mi familia ahora.

—¿Apuestas, Felix? —la voz de Jeongin me sacó de mis pensamientos, sacudiendo la cabeza para aclararme lo miré con confusión. Él solo sonrió antes de hacer un gesto hacia Minho—. La rubia aquí dice que puede comerse el bote entero de mayonesa sin vomitar. Yo digo que no, Changbin que sí, ¿qué dices?

Miré a Minho quien ahora estaba concentrado intentando quitarle la tapa al frasco. Dios, que raros eran y yo que me quejaba de Jisung. Me encogí de hombros hacia Jeongin —. Digo que no llega ni a la mitad.

—¡Te haré comer esas palabras! —aseguró el rubio mirándome con el ceño fruncido—. ¿Cómo osáis dudar de mi talento?

—¿Osáis? —Changbin elevó una ceja hacia él—. ¿Otra vez estuviste viendo esas tontas series medievales?

—No te metas con mis gustos televisivos, pedazo de idiota. —Minho empujó la silla de Changbin con el pie, enviándolo de espaldas al suelo.

La cosa hizo un sonido estrepitoso cuando toco las baldosas, seguido por un silbido extraño cuando el aire abandono los pulmones del castaño. Changbin murmuró una maldición mientras intentaba levantarse del suelo sin engancharse en la silla.

Miré hacia Minho—. ¿Tú que vas a hacer si pierdes?

—¿Qué quieres que haga?

Inclinando la cabeza, pensé en ello un momento antes de soltar—. ¿Correr desnudo por la cuadra?

Cuando escuché los gemidos gemelos de dolor de Jeongin Changbin me di cuenta de que había sido un error decirlo. Minho me sonrió con entusiasmo antes de asentir—. Hecho, aunque no creo que nuestros vecinos se asombren. No van a ver nada nuevo.

Estaba a punto de preguntar a qué se refería, pero unos brazos rodeándome y levantándome de la silla me detuvieron. Hyunjin se sentó en la misma antes de acomodarme sobre su regazo, dejando un suave beso en mi nuca—. ¿Por qué no me despertaste?

—Parecías cansado —me recosté contra su pecho—. No quería molestarte.

—Tu jamás me molestarías, piccolo. —incliné mi cabeza hacia un lado para poder mirarlo, recibiendo un suave beso en mis labios.

—Hey, que suerte que despertaste, culo perezoso —Chan entró nuevamente a la habitación llevando su chaqueta en la mano, Hyunjin le enseño el dedo medio causando que el mayor riera entre dientes antes de dedicarme una sonrisa—. ¿Aún quieres irte?

Miré a mi alrededor, acomodándome sobre el regazo de Hyunjin mientras negaba con la cabeza—. No, ya no, perdón por molestarte.

—No lo hiciste.

Suspirando, miré como Minho comenzaba a comer la maldita mayonesa con una mueca de asco. Era increíble que pudiese comer una cuchara sin hacer arcadas, eso era realmente impresionante y asqueroso a la misma vez.

Chan colocó dos tazas de café frente a nosotros antes de sentarse a nuestro lado—. Debemos comenzaron con tus clases de defensa cuanto antes, Felix. —comentó.

—¿Quién me va a enseñar? —incliné mi cabeza hacia un lado.

Él miró a mi alrededor, evaluando a los demás, pero fue Hyunjin quien hablo—. Creo que Minho podría enseñarte a usar un arma y yo a pelear.

—¿Por qué no puedes enseñarme ambas cosas?

—Porque es una mierda disparando —se burló Minho, su rostro embarrado en mayonesa—. No podría pegarle a un elefante ni, aunque estuviese desmayado, a un metro de distancia y tuviese mira infrarroja.

—No soy tan malo. —se defendió el moreno.

Minho lo miró un segundo, antes de encogerse de hombros—. Si te hace feliz pensar que no, adelante.

—¿Cómo aprendiste a usar un arma, Minho? —pregunté con curiosidad. El silencio le siguió a mi pregunta y supe que había dicho algo incorrecto.

—Papá no estaba bien de la azotea —Minho se encogió de hombros—. Le gustaba cazar y quiso inculcarnos lo mismo desde que nacimos. Tuve mi primera escopeta con seis años y también recibí mi primera paliza por no atreverme a matar a un conejo con ella. El hijo de puta me golpeo con una fusta hasta que no logré levantarme, luego hizo de mi vida un infierno hasta que aprendí a disparar —hizo un gesto pensativo—. Me sorprende que no me haya disparado cuando le solté en medio de la cena que era gay, ¡Se ahogó con la sopa el hijo de perra! Dios, como lo disfrute.

Parpadee, intentando asimilar lo que estaba diciéndome y llegue a una conclusión. Minho estaba jodidamente loco y me alegraba mucho estar en su bando, no quería a un tipo como él intentando lastimarme. Algo me decía que Minho podía ser muy destructivo si se lo proponía.

—¿Estás de acuerdo en enseñarme? —dije luego de un momento, no quería que el chico reviviera malos momentos o alguna mierda de esa.

El ojiazul me guiñó un ojo—. Seguro, no hay ningún problema. —sonrió—. Solo espero que seas mejor que Hyunjin, la primera vez que lo intento se disparó a sí mismo en una pierna.

—¿Cómo rayos hizo...? —la mano del moreno en mi boca me detuvo.

—No preguntes, solo no lo hagas.

El lugar estallo en carcajadas ante el tono de sufrimiento del moreno. Sonreí detrás de su mano antes de besar la palma, ganándome un nuevo beso en la mejilla.

—Hay algo que deberían saber —dije cuando todos se calmaron. Había estado dándole vueltas en mi cabeza toda la noche y sabía que debía decírselos en algún momento, ahora que los tenia a todos a mi alrededor parecía perfecto.

—¿Qué sucede?

—Cuando Holmes me llevó, me ató y me dejo encerrado en su despacho —hice un gesto vago con mi mano—. Mientras estaba allí él entro, así fue como supe que tenía planeado matarme.

—¿Qué hay con eso?

—Había otro tipo con él —miré alrededor de la mesa antes de caer en Chan—. Él habló de ustedes como si los conociera, fue extraño, a decir verdad.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Hyunjin.

—No sé —sacudí la cabeza sin saber cómo explicarlo—. Dijo algo como que ustedes eran insensibles, que nunca pensó que cambiarían. No lo sé, se escuchaba como si los conociese.

—¿Cómo se llamaba este tipo? —Chris intervino—. ¿Dijeron algún nombre mientras estuviste allí?

—Si —asentí frunciendo el ceño mientras intentaba recordar—. Yim... Yun... ¡Yunho, ese era su nombre!

Todo el color desapareció del rostro de Chan mientras me miraba—. ¿E-estas seguro?

Asentí enfáticamente—. Sip, Holmes lo llamo así, estoy cien por ciento seguro.

Christopher se puso de pie, maldiciendo en voz baja. Hyunjin lo miró con curiosidad—. ¿Qué sucede? ¿Quién es Yunho?

Miré el intercambio de los hermanos con interés, todos estaban mirándolos con expectación. Chan parecía estar debatiendo algo consigo mismo porque tardo bastante en responder y cuando lo hizo, sentí como el ambiente cambiaba drásticamente.

—Yunho es el nombre de nuestro padre, Hyunjin.

Chan chan chaaaan

🍂 ᴺᵒˢ ˡᵉᵉᵐᵒˢ ˡᵘᵉᵍᵒ 🍂

ㅡ B Y B Y

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