Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XXIII

Felix

—¡Que se lo agradecería! ¿Puedes creer que me haya dicho eso? —gruñí mientras arrojaba uno de los peluches de Jisung hacia el otro lado de la habitación.

El rizado mastico su tostada, acomodando sus piernas cruzadas a lo buda mientras me observaba sin mucho interés—. Es un total desgraciado.

—¡Y el día de mi cumpleaños! ¿Cómo rayos se atrevió a dejarme el día de mi cumpleaños? —tomando uno de los cojines lo puse en mi rostro y ahogué un grito—. ¡Es un desalmado! ¡Un idiota!

—¡Un burro! ¡Un infeliz! —gritó el castaño—. ¿Cómo siquiera se atrevió a hacer algo así?

—Eso es lo que digo —arroje el cojín—. Es increíble que haya... espera un minuto —miré a Jisung quien estaba terminando su tostada—. ¿Estas siguiéndome la corriente como si estuviese loco?

—No —alargo la "o"— Jamás haría algo así.

—Jisung, estoy sufriendo, compórtate como mi mejor amigo y consuélame.

—Cariño, tú no quieres consuelo —miró el peluche de ardilla que había destrozado al llegar y nuevamente a mi—. Tú lo que quieres es venganza.

—Estoy confundido —me dejé caer boca abajo sobre los pies de su cama—. Quiero llorar y gritar y golpear su lindo y sexy rostro hasta que no quede nada ni lindo ni sexy en él.

—Han pasado tres días, Felix, supéralo.

—No quiero hacerlo —negué—. Quiero a Hyunjin.

—Entonces ve por él y déjame dormir. —miró su reloj—. Maldición, son las seis de la mañana, Felix, ¿acaso tu no duermes?

Levanté la cabeza de sus sabanas, dejándole ver mi rostro donde tenía profundas ojeras que estaba seguro de que el chico no pasaría desapercibidas—. ¿Tú que crees?

—Creo que lo que necesitas es dejar de fastidiarme a mi e ir a buscar a tu chico, ahora.

—Él me dijo que no lo buscara.

Rodó los ojos—. Detalles. —me dio un pequeño empujón con su pie—. Ve por él antes de que te conviertas en un verdadero zombie o me enloquezcas a mí, lo que suceda primero.

—¿Y si me rechaza?

—Un gran bote de helado y la colección de películas cursis de mamá te estarán esperando. —sonrió—. Ahora, vete y déjame dormir.

Enseñándole la lengua, me puse de pie y arrastré mis pies hacia la puerta principal. Bajando las escaleras, me despedí de Eunji con un movimiento de mano y salí de la casa hacia el fresco aire de la mañana. Podía escuchar a tía Sunmi y a la abuela discutiendo sobre las flores desde el portón de entrada de la casa de Jisung. Las mujeres parecían jamás cansarse.

Saltando la cerca que separaba nuestras casas con un poco de trabajo, caí dentro del jardín trasero ganándome automáticamente la mirada de ambas mujeres.

—¿Qué haces en pie tan temprano, cariño? —pregunto mi abuela, mirándome con curiosidad.

Me encogí de hombros—. No podía dormir y fui a ver a Jisung.

—Oh.

—Si —susurré. No me gustaba mentir, pero era mi única opción ya que no tenía dinero conmigo—. Yo me preguntaba si podían darme dinero, me gustaría ir a practicar a la academia ya que no creo poder dormir nuevamente.

—Seguro, tesoro, sabes que eso no es problema —tía Sunmin me sonrió—. Puedes tomar dinero de mi cartera o pedirle a San que te lleve.

—San está durmiendo —negué—. No quiero despertarlo para esto.

—Está bien.

Besando sus mejillas, corrí dentro de la casa y revolví el bolso de tía Sunmi en busca del dinero antes de apresurarme a la puerta principal. El autobús de la línea que me dejaba cerca de la casa de Hyunjin no tardo en pasar y me subí lo más rápido que pude, temiendo que alguna persona pudiese verme y decirle a alguien de mi familia. No voy a decir que jamás había dicho una mentira así antes, pero habían sido solo un par de veces y por lo general Jisung era quien hablaba, y por lo general terminábamos sentados en alguna heladería sin nada que hacer.

Sentándome en uno de los asientos más alejados, apoyé mi cabeza en el cristal y jugué con mi celular por un rato. Mi dedo se movió automáticamente abriendo el chat con Hyunjin, no había borrado su número como él me había pedido por lo que aun tenia todos los mensajes. Tampoco había cambiado la forma en que el chico se había agendado.

Mirando por la ventana, ví los edificios pasar rápidamente mientras contaba las calles. El autobús iba bastante rápido por lo que no tarde demasiado en llegar. La casa de Hyunjin quedaba a casi dos cuadras de la parada del autobús, las mismas que utilice para golpearme por haberle hecho caso a Jisung de esa manera. La falta de sueño hacia que hiciera cosas tontas, como seguir una de las ideas del castaño. Pero, de todas maneras, ya había llegado hasta allí así que no me detuve a pensar cuando llegue a la puerta y toque el timbre.

—Mira lo que trajo la corriente —Minho me sonrió brillantemente cuando abrió la puerta—. ¡Justo lo que necesitaba!

—¿De qué hablas? —dí un paso atrás, temeroso.

—No voy a hacerte nada —rodó los ojos—. Pero estaba a punto de ir por ti.

Tomándome de un brazo, me jaló dentro y me arrastro hasta la cocina. Chan, Seungmin, Changbin y Jeongin estaban allí, sentados alrededor de la mesa. Los cuatro subieron la mirada cuando entramos.

—Miren lo que encontré en la puerta —dijo Minho—. Chan, realmente deberías ser mago, lo nombraste y apareció mágicamente.

No tenía ni perra idea de que estaba sucediendo, pero por la sonrisa que Seungmin me dedico supuse que no era nada malo.

Chan se puso de pie, acercandose a mi antes de tomar mi barbilla y levantar mi rostro, analizándome—. Te ves igual de mal que mi hermano. —me soltó—. Ustedes dos son unos idiotas.

—Christopher. —advirtió Seungmin.

—Bien —gruñó—. No dije nada. ¿Por qué no vas a ver a Hyunjin? Está en su habitación.

—¿Puedo...?

—Seguro —Minho me dio un empujón hacia la puerta—. Ya sabes donde es, grita si te pierdes, suerte.

Subiendo las escaleras con lentitud, me dirigí al final del pasillo donde sabía que se encontraba la habitación de Hyunjin. Mi mano se detuvo un segundo antes de tocar la madera, dudé sobre si estaba haciendo lo correcto. Tal vez Hyun tenía razón, tal vez si me alejaba de él esos tipos no volverían a buscarme. Pero no podía quedarme sin Hyunjin solo por miedo. Tomando un respiro, golpeé con mis nudillos la madera sin recibir respuesta. Insistí un par de veces, con el mismo resultado.

Mirando sobre mi hombro, me debatí entre volver a la cocina a buscar a alguien o entrar sin permiso. Con un suspiro, tomé el pestillo y empuje la madera, dando un paso dentro. La imagen con la que me encontré me dejo en shock.

Hyunjin estaba tirado sobre la cama solo en boxers. El lugar era un auténtico desastre y la barba que delataba la barbilla del chico me decía que tampoco a su cuerpo le había tocado limpieza. Ni siquiera se movió cuando entré a la habitación y cerré la puerta detrás de mí.

—¿Hyunjin? —susurré, acercándome a la cama despacio—. ¿Vives aun?

Su cabeza se movió en mi dirección, vi sus ojos abrirse un poco cuando me vio, pero educo su expresión tan rápidamente que creí que me había imaginado su sorpresa.

—Vete. —gruño.

—Sí, eso no va a suceder. —negué—. Vine a hablar contigo.

—No tenemos nada de qué hablar, terminamos. Vete. —se giró sobre sí mismo, dándome la espalda.

En vez de entristecerme ese gesto hizo que mi sangre hirviera. Tomando una de las almohadas que estaban en el suelo, imite una de las rabietas de Jisung mientras golpeaba el cuerpo de Hyunjin con la misma.

—¡No me des la espalda, gran pelmazo! —grité—. ¡Vine aquí para hablar contigo y eso es lo que haremos!

—¡Detente!

—¡Púdrete, Bang Hyunjin! —lo golpeé en la cabeza cuando intento levantarse, haciéndolo perder el equilibrio—. ¡Eres un gran imbécil!

—¡Para!

—¡No! —chille—. ¡Me dejaste solo! ¡Dijiste que me cuidarías y me dejaste solo! ¡Eres un mentiroso!

—¡Felix, detente!

—¡Mentiroso! ¡Gran y asqueroso mentiroso!

La almohada fue arrancada de mis manos y sus brazos me rodearon rápidamente, tirándome hacia su cuerpo. Me desmoroné en su regazo, sin poder detenerme. Me sentía mal, tanto físicamente como sentimentalmente. Las lágrimas ya rodaban por mis mejillas para entonces, Hyunjin solo me sostuvo mientras lloraba lo que había estado conteniendo por tres días.

—No me dejes —suplique—. Por favor, Hyunnie, no me dejes, te necesito. No me dejes.

—No, bebé —susurró—. No ruegues, no por mí, no lo valgo.

—Lo vales. Rogaré si es necesario, pero no me dejes.

—Shhh —acaricio mi cabello suavemente—. Ya no llores, piccolo, no pasa nada.

—Me dejaste solo, Hyunjin —murmuré contra la piel de su cuello—. Lo prometiste, ¿Por qué me dejaste?

—Es lo mejor para ti, pequeño. Te prometo que estarás mejor, solo debes seguir con tu vida y olvidarme.

—¡Yo no puedo olvidarte, imbécil! —chillé—. No quiero olvidarme de tí.

—No lo hagas más difícil. —pidió, podía sentir el llanto en su voz aun sin ver su rostro—. Te pedí que no me buscarás, cariño, quería evitarte el sufrimiento.

—¡Me rompiste el corazón cuando me dejaste! —grité—. Es tu obligación repararlo ahora.

—No, bebé, no puedo —negó. Me separo de su cuerpo—. Debes irte. Le pediré a Chan o a alguien que te lleve hasta tu casa.

Dí un par de pasos tambaleantes hacia atrás, chocando con las puertas del closet. Apoyando la espalda en ellas, me dejé caer hasta el suelo y atraje mis piernas hasta mi pecho, abrazándolas y enterrando el rostro en ellas. Los sollozos rompían mis labios y no sabía cómo detenerme. Tenía tanto miedo, pero no de lo que me pudiesen hacer esos tipos, había superado eso la primera noche, si no de quedarme solo. De que Hyunjin ya no me quisiese más.

Luego de lo que me parecieron horas, levante la mirada y apoye mi barbilla en mis rodillas, encontrándome con la mirada llorosa de Hyunjin.

—¿Me quieres, Jin? —susurré.

Sacudió la cabeza—. No, no me hagas eso, Felix.

—¿Me quieres, Hyunjin? —repetí con más firmeza.

—Sabes la respuesta a eso.

—Entonces no me dejes, por favor. —gatee hasta quedar a un lado de la cama, mirando hacia arriba a su rostro—. Por favor, no me dejes, te necesito.

Hyunjin se mantuvo firme por varios minutos antes de que un sollozo escapara de sus labios. Estiró sus brazos hacia mi—. Ven aquí, mi pequeño testarudo.

Me lancé a sus brazos, encantado. Escondiendo mi rostro en su cuello, deje que toda esa pesadez que había estado cargando se desvaneciera—. Ya no me dejes, ¿sí? Mi pecho duele si estas lejos.

—El mío también, piccolo —susurró—. Lo siento, es solo que me volvería loco si te sucediera algo por mi culpa.

—Seré valiente, te lo prometo —aseguré—. Solo... ya no te alejes de mí.

Me dio una sonrisa temblorosa, dejando un suave beso en mis labios—Ya no volveremos a separarnos.

—¿Nunca?

—Nunca.

🍂 ᴺᵒˢ ˡᵉᵉᵐᵒˢ ˡᵘᵉᵍᵒ 🍂

ㅡ B Y B Y

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro