XVII
Felix
—Felix, psst. —una bolita de papel impacto en mi cabeza e hice una mueca de fastidio mientras me giraba a mirar a Jisung—. ¿Me pasas la cuatro?
Rodando los ojos, volví a mi hoja mientras giraba el lápiz entre mis dedos e intentaba recordar algo de lo que habíamos dado en clase. Me había pasado la noche entera hablando con Hyunjin sobre trivialidades, lo que había derivado en que despertara tarde y perdiera mi oportunidad de estudiar para el examen de filosofía que tenía a primera hora.
Había sido una verdadera tortura sacar a Hyunjin de mi cama en la mañana. El chico se negaba rotundamente a moverse de debajo de las sabanas, alegando que tenía sueño y que el olor de mis sabanas era mucho mejor que el de su propia cama. Luego de media hora de jalones y ruegos, mezclados con besos rápidos que el chico me robaba, logré hacer que se levantara y lo empuje hacia la ventana.
La goma del lápiz del lápiz de Jisung se clavó en la mitad de mi espalda nuevamente—. ¿Eso quiere decir que no me pasaras la cuatro?
Respirando profundamente, conté hasta diez y me repetí que Jisung no valía la cadena perpetua que me darían por ahorcarlo. Golpeando la punta de mi lápiz contra la hoja, dibujé una carita sonriente sobre el titulo antes de hacer un tatetí en mi mente y marcar la primera respuesta con opciones múltiples sin siquiera leerla. No recordaba nada, ni siquiera valía la pena forzar a mi cerebro a que lo intentara.
Las luces de la pantalla de mi celular, reflejándose dentro del pequeño bolsillo de mi mochila, logro que mirara en esa dirección. Mis ojos se deslizaron hacia la profesora, la cual estaba sumida en los papeles sobre su escritorio, asegurándome de que no estaba prestando atención antes de inclinarme y tomar el aparato, escondiéndolo rápidamente detrás del escritorio.
"No te asustes cuando suene la campana".
Fruncí el ceño hacia la pantalla, mirando a mi alrededor una vez más antes de escribir una respuesta.
"De que rayos hablas?"
"Y por qué estas agendado como 'Mi jinnie'?"
La respuesta no tardó en llegar y me dejo aún más confundido.
"Hablo de la alarma de incendios, cuando la escuches no te asustes"
"Me tenías agendado como Mr. Gigolo, tenía que hacer algo!"
Rodando los ojos, solté un suspiro tecleando una respuesta en el momento justo que la alarma de incendios resonó en todo el lugar. Mi ceño se frunció mientras miraba de mi teléfono a la pequeña bocina sobre nuestras cabezas que producía un sonido ensordecedor.
Miss Parker se levantó de prisa cuando toda la clase comenzó a inquietarse ante el sonido. La delgada mujer de brillante cabello blanco y rostro cansado, gritó una orden sobre las voces de los alumnos antes de obligarnos a hacer una fila y dirigirnos hacia la puerta. Saliendo del salón de clases, observé como todas las demás clases seguían el mismo procedimiento antes de que comenzaran a guiarnos hacia la salida.
Estaba tan distraído intentando comprender lo que sucedía que casi me da un infarto cuando al pasar frente a los baños, alguien tomo mi brazo y me jaló dentro de la habitación. Una mano cubrió mi boca mientras sentía un cuerpo más grande pegarse en mi espalda. Intente chillar y retorcerme, pero el fuerte perfume de almizclado llegó a mis sentidos, logrando que me detuviera.
Mirando sobre mi hombro, me encontré con la brillante sonrisa de Hyunjin.
—Hola, piccolo. —saludó con una gran sonrisa.
Alejé su mano, mirándolo con confusión—. ¿Hyunjin? ¿Qué rayos haces aquí? ¿Cómo entraste? Mierda, no me importa, debemos salir de aquí, la alarma de incendios sonó y... —recordé el mensaje de golpe y me giré a mirarlo—. ¿Qué hiciste?
—¿Yo? Yo no hice nada. —me sonrió todo inocente.
—Aja —rodé los ojos—. Ahora cuéntame uno de vaqueros, ¿quieres?
El idiota comenzó a reírse como perro retrasado antes de tomar aire y encogerse de hombros—. ¿Quién iba a decir que fumar bajo uno de los detectores de humo activaría las alarmas?
—¿Estuviste fumando? —chillé—. Espera, déjame reformular, ¿por qué rayos estabas fumando aquí?
—Tu no contestabas mis mensajes —hizo un puchero—. Me sentí ignorado así que inventé una forma de sacarte de clase para poder secuestrarte y que me prestes atención.
—Estuvimos toda la noche juntos, ¿no te basto?
En el momento en que las palabras salieron de mi boca supe que me había dicho algo equivocado. Hyunjin sonrió como si se hubiese ganado la lotería antes de avanzar en mi dirección, retrocedí hasta chocar contra la puerta y su cuerpo se pegó al mío al instante. Sus labios encontraron el hueco de mi cuello al instante, besando y mordisqueando la suave piel.
—Yo jamás tendré demasiado de ti —lamió mi cuello mientras sus manos se colaban bajo mi camiseta—. Siempre querré más y más.
—En algún momento te vas a aburrir —jadee—. Siempre sucede y entonces pasarás al siguiente.
—No hay siguiente —solté un gemido bajito cuando sus dedos se apretaron en mi cadera, sabiendo que seguramente quedarían marcados en mi piel—. La fila se termina en tí.
—¿Por qué?
—No lo sé. —acepto, apartándose para poder mirarme a los ojos—. Solo sé que eres lo que había estado esperando y que no habrá nadie después de ti.
—Eso es una afirmación apresurada —musité—. Nos conocemos hace solo un par de semanas.
—¿Qué puedo decir? Soy un hombre decidido.
—No puedes asegurar que yo soy el último para ti. Eres un mujeriego, Hyunjin. —insistí.
—Lo era... entonces llegaste tú.
Aferrándome a sus hombros, intenté mantenerme firme en mi decisión, pero era difícil hacerlo cuando sus labios estaban pegados a mi cuello como su fuera un jodido vampiro.
—¿Qué pasa si encuentras a alguien mejor? —susurré—. ¿Y si uno de nosotros se enamora?
Chillé cuando sus dientes se cerraron en la piel de mi hombro, sentí mi cuerpo entero estallar con dolor y una extraña sensación de electricidad pasar por todas mis extremidades—. Tu sei mío, piccolo, solo mío. —gruñó contra mi piel en un perfecto italiano.
—Está bien. —me aferré a sus hombros, sintiendo mis piernas débiles.
Mi respiración se sentía agitada y estaba cubierto en sudor de un momento a otro. Los dedos de Hyunjin dejaron de clavarse en mi cadera para rodearme. Su mano llego al cuello de mi camiseta y lo jalo, pasando los dedos por la marca que había dejado.
—Mierda, lo siento, Felix —susurró—. Joder, no debí ser tan rudo contigo.
—No —lo detuve—. Está bien, yo... creo que eso me gusto.
—¿Que?
—Yo... —escondí mi rostro en su cuello, intentando ocultar mi vergüenza—. Me corrí en los pantalones cuando me mordiste.
—¿Que?
—¿Puedes dejar de decir "Que"? —pedí—. Ya estoy muy avergonzado.
—¿Tú... te corriste?
—Aggh —asentí contra su cuello, mis mejillas tan calientes que parecían a punto de incendiarse.
—Tu sei perfetto per me, bello. —musito en mi oído mientras acariciaba suavemente mi espalda y dejaba un beso en mi mejilla sonrojada—. Deberíamos escapar de aquí entonces, a menos que quieras tener clases en tu estado pegajoso actual.
Negué con la cabeza recibiendo otro beso de su parte antes de que abriera la puerta y sacara la cabeza, revisando el lugar antes de jalarme al pasillo. Por algún milagro de la vida, la puerta trasera estaba despejada por lo que pudimos salir corriendo por ella directo al estacionamiento donde Hyunjin tenía estacionado su auto.
Una vez dentro, el moreno encendió el motor y apretó el acelerador, alejándonos del instituto.
—Eres una mala influencia, Bang. —comenté—. Acabas de ser responsable de mi primera escapada.
—De nada —rio—. Quédate cerca de mí y habrá más violaciones a la autoridad en tu futuro.
Negué con la cabeza, intentando simular desaprobación cuando en verdad quería reírme.
Hyunjin condujo por las calles de California por un largo rato antes de estacionar frente a una enorme casa de dos pisos que parecía ocupar la mayor parte de la manzana.
—¿Vives aquí? —pregunté, mirando el lugar por mi ventana.
—Sip —asintió—. No te dejes engañar por ella, sigo siendo un tipo humilde.
—Tú no tienes un hueso humilde en ningún lugar de tu cuerpo.
—Hey, me ofendes —rio antes de mirar por la ventana—. La casa perteneció a mi madre, cuando murió nos la dejo a Bang Chan y a mí. Al principio pensamos en venderla, ya que es demasiado grande para solo dos personas, pero luego Changbin se quedó sin casa y lo invitamos, Minho y Jeongin le siguieron poco después. Seungmin fué nuestro más reciente integrante.
Asentí lentamente—. ¿Por qué viven todos aquí? ¿Qué paso con sus familias?
Se encogió de hombros—. El padre de Changbin apostó todo su dinero en los caballos y los dejo en la calle, Changbin se vino a vivir con nosotros cuando el tipo desapareció. A Minho su familia lo hechó fuera cuando supieron que era gay y Jeongin, él ni siquiera tiene una verdadera familia, es huérfano.
—¿Y Seungmin?
—El hijo de puta de su padre lo golpeaba —me miró directamente, la ira hirviendo en sus ojos—. Nos aseguramos que no volviera a hacerle daño a nadie más antes de sacar a Seungmin de allí y traerlo a vivir con nosotros.
—¿Y tú y Chan? —incliné la cabeza—. ¿Dónde está su familia?
—Papá se fue cuando tenía cuatro. Mi abuela murió cuando tenía seis. Nuestra madre era la única familia que teníamos —hizo un gesto ausente con la mano—. Murió cuando tenía dieciséis y Chris se hizo cargo de mí.
Se arrojó fuera del vehículo antes de rodearlo corriendo, abriéndome la puerta y ayudándome a salir.
—Todas las personas importantes en mi vida se alejaron de mí tarde o temprano —musito—. Por eso soy tan posesivo con mis cosas, no me gusta que digas que lo nuestro no es real. Puede que solo dure una semana o lo que resta de nuestras vidas, no lo sé, pero quiero disfrutarlo todo el tiempo que me sea posible.
Lo miré por un segundo antes de asentir—. Creo que puedo entender eso.
—Gracias. —besó mi cabello—. Sabía que tú me entenderías, piccolo.
—¿Por qué hablas italiano? ¿Tony te enseño?
—Mi madre era italiana —rio—. Tony solo fue una coincidencia extraña.
—Oh —asentí—. L'amore puó durare piú a lungo con voi cuore batte. Solo io amo e ti amo alo stesso modo, il mío amore.*
—É una promessa, piccolo.** —sonrió brillantemente y por una vez agradecí mi insistencia en aprender idiomas.
*El amor puede durar tanto como tu corazón lata. Solo ámame y te amaré del mismo modo, mi amor.
**Es una promesa, pequeño.
🍂 ᴺᵒˢ ˡᵉᵉᵐᵒˢ ˡᵘᵉᵍᵒ 🍂
ㅡ B Y B Y
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