XI
Felix
—No lo sé, Sung —me dejé caer de espaldas sobre la cama, con el teléfono aferrado a mi mano—. Creo que deberías rechazarlo, Park siempre ha sido un imbécil, solo quiere utilizarte.
—Has dicho lo mismo de todos mis pretendientes.
Me encogí de hombros aunque él no pudiera verme—. No tengo la culpa de que tu culo sea tan codiciado.
—No sé si darte las gracias o mandarte a la mierda —se quejo—. Así que haré ambas, gracias y vete a la mierda.
—Con todas las veces que tu me has enviado allí, ya debería conocerme el camino de memoria. —bromee antes de ponerme serio—. Te lo digo en serio, rechaza al imbécil. He oído cosas de él que ni siquiera se comparan con los cuentos que me contabas cuando eramos pequeños para asustarme.
—Aún recuerdo como salias corriendo de mi casa con tu osito de peluche en la mano —rió—. Y ni siquiera eran buenas historias.
—Maldito idiota, casi logras que me quiebre un pie saltando la cerca trasera cuando me gritaste que Mr. Boddly venía detrás de mi desde la ventana de tu habitación.
—Oh joder, ¿aun recuerdas eso? —se carcajeo—. Tu pijama de Toy Story quedo arruinado cuando te enganchaste en los arbustos.
—Amaba esa cosa y por tu culpa quedo arruinada.
—Tu le arrancaste la cabeza a todos mis peluches de gatitos después de eso. —hizo un sonido ahogado—. Pero volviendo al tema de Park, creo que voy a hacerte caso, no quiero entrar en ningún tipo de relación.
—Mejor solo que mal acompañado. —me hice eco del tan conocido dicho—. Solo díselo antes de que...
—¡Jodido imbécil, quédate quieto!
Me senté de golpe cuando la voz masculina flotó desde la ventana abierta de mi habitación. Agudizando mi oído, intente escuchar algún sonido pero todo se quedo en silencio. Diciéndome mentalmente que seguramente eran algunos de los niños de la cuadra, aprovechando la ausencia de sus padres para decir groserías, me dejé caer nuevamente en la cama.
—¿Sigues ahí?
—Aquí estoy —respondí—. Me distraje. Te estaba diciendo que debes decírselo antes de que difunda la noticia de su probable noviazgo, al hijo de perra le encanta...
ㅡ¡Eres un idiota, Hyunjin!
Bien, eso no lo había imaginado. Poniéndome de pie, como si tuviese un resorte en el trasero, crucé la habitación y miré por mi ventana, chocando directamente con el rostro de Hyunjin. Dí un paso atrás y observé con asombro como el pálido se aferraba a mi ventana y me sonreía. ¿Que carajo estaba sucediendo?
—Jisung te llamo luego —balbucee al rizado, quien estaba gritando mi nombre por el aparato—. Tengo que hacer algo que olvide.
Sin dejarlo responder, corté la llamada y miré a Hyunjin. El chico se mecía de forma extraña lo que me hizo preguntarme como rayos había escalado ya que no había ningún tipo de objeto lo suficientemente alto para llegar a mi ventana desde el jardín trasero.
—¿Que...?
—Te agradecería algo de ayuda aquí, ya que estoy de pie sobre los hombros de Changbin y él esta equilibrándose sobre una caja de madera que encontramos en el basurero cercano. —hizo una mueca—. La cosa no parecía muy resistente cuando la tomamos.
Rodando los ojos, abrí más amplie la ventana y jalé al moreno dentro, viéndolo rodar sobre mi alfombra hasta golpear su rostro contra la pata de mi cama.
—¿Se puede saber que rayos haces aquí? —le tendí mi mano para que se pusiera de pie—. ¿Acaso quieres aprovecharte de mí en mi propia casa? Porque te advierto que tengo muy buenos pulmones y si intentas algo toda la cuadra se va a enterar.
—¿También gimes alto? —lo fulminé con la mirada y el moreno apretó los labios juntos—. Lo siento, es la costumbre.
—¿Que haces aquí, Hyunjin?
—Oh si, vine a disculparme —me miró con ojos de cachorro—. ¿Me perdonas?
Recordando las palabras de Seungmin, sacudí la cabeza—. No.
—Bien, supuse que dirías eso por eso... voy a secuestrarte.
—¿Que? —chillé.
Acortando el espacio, coloco una mano en mi boca—. No grites, mio piccolo, tu no quieres que tu familia se entere que tienes a uno de los tipos con peor reputación de California dentro de tu habitación, ¿o si? —negué, ganándome una brillante sonrisa—. Genial, entonces, vas a venir conmigo sin quejas y prometo que te traeré antes de que nadie se dé cuenta de que saliste, ¿estamos de acuerdo?
—Estás loco. —gruñí detrás de su mano, aunque en vez de eso se escuchó como "Mmm-mmm".
—Sabes, debería pensarme esto de la mordaza seriamente, te vez más bonito cuando tienes esa boquita controlada —se burló, intenté morder su mano pero él la quito rápidamente—. No muerdas o te dejo caer de la motocicleta.
—No iré a ningún lugar contigo, Hyunjin.
—Si, si lo harás. —saco un pañuelo azul de su bolsillo y lo coloco en mi boca, amordazandome—. Serás un lindo pequeño y harás lo que te digo, así me perdonaras al fin y a mi no se me caerá el cabello por el estrés.
Fruncí el ceño hacia él e intenté hablar pero nada salió gracias al pañuelo en mi boca. Ni siquiera sabia porque le dejaba amordazarme pero tenia la impresión de que Hyunjin armaría un berrinche si no hacia lo que me pedía. Una vez que estuvo contento por como quedo el pañuelo, me hizo un gesto hacia la ventana.
—Espero que no le temas a las alturas —lo miré con los ojos de par en par, ¿el idiota pensaba bajar por mi ventana?—. No te preocupes, piccolo, no te dejaré caer.
—Discúlpame si no te creo. —las palabras salieron distorsionadas pero al parecer Hyunjin entendió el mensaje por su expresión se entristeció en un segundo.
—Cometí un error pero eso no volver a suceder, Felix —aseguró—. Voy a cuidar de ti, lo prometo.
La determinación en su voz fue lo único que logró que caminara hacia la ventana. Changbin estaba en la parte baja, mirándonos con una expresión aburrida.
—Trepa —pidió Hyunjin. Una vez que hice lo que me pidió hizo que me parara en el borde sobresaliente del techo del primer piso y me aferrara a la ventana. Comprobó el pañuelo nuevamente, asegurándose que no pudiera decir una palabra—. Ahora solo, suelta tus manos.
Jaló mis manos de forma inesperada, logrando que cayera de espaldas al vacío. Cerrando los ojos me preparé para el impacto, lanzando varios insultos mentales hacia Hyunjin por ser un hijo de perra. Me sorprendí cuando en vez de un piso duro con lo único que me encontré fue con brazos atrapándome antes de dejarme de pie en el suelo. Changbin me dio una brillante sonrisa cuando volví a abrir los ojos, sus orbes azules brillando bajo la poca iluminación.
—Creíste que Hyunjin seria tan hijo de puta de dejarte caer, ¿verdad? —susurró. Lo miré con una expresión de "¿Me estas jodiendo?" lo que logró que sonriera—. Tenle paciencia, se esforzó mucho con esta petición de disculpas.
Dando un par de pasos hacia atrás observé como Hyunjin se paraba en el marco de mi ventana y saltaba de la misma, cayendo con gracia casi felina al suelo. Rodo un par de veces por el mismo antes de detenerse y ponerse de pie, sacudiendo el pasto de su ropa.
—Creo que me rompí el coxis con esa caida pero estoy bien, no se preocupen. —reí detrás de la tela cuando el chico actuó una demasiado dramática escena de cojeo mientras se acercaba a mi—. Vamonos.
Escondiéndonos detrás de los arbustos, Hyunjin me ayudó a saltar la cerca antes de tomar mi mano y jalarme por la vereda, directo a las motocicletas que estaban estacionadas unas casas más abajo. El pálido se detuvo nuevamente a un lado de su vehículo y le hizo un gesto de despedida a Changbin quien le quitó el apoyo a su propia motocicleta y comenzó a empujarla por la cuadra, seguramente asegurándose de no hacer ruido para despertar a toda la cuadra.
—Bien, haremos esto, te quitare la mordaza pero te vendaré los ojos —intenté protestar pero el negó—. No,esto es algo así como una sorpresa, me esforcé mucho y va a salir como la planee... espero.
Rodando los ojos, permití que me quitara el pañuelo antes de dejar que atara otro distinto, este de color rojo, cubriendo mi vista. Una vez hecho, me dirigió suavemente a su motocicleta y lo escuché subir antes de que me guiara para subir detrás de él. Sus manos tomaron las mías y me obligo a rodear su cintura con mis brazos.
—Agárrate, no quiero perderte a mitad de camino. —bromeó.
—Idiota —me quejé.
El motor rugió debajo nuestro y sentí la brisa fría de la noche bailando con mi cabello. Se sentía malditamente bien la velocidad y más aun sin poder ver ya que mis sentidos estaban agudizados, aun así mantuve mis agarré firme en el torso del pálido por temor de que el chico me perdiera en una curva.
Realmente creía que Hyunjin era capaz de hacerlo.
El paseo duró más de veinte minutos antes de que el chico se detuviera. La motocicleta se tambaleo cuando el motor se apago. Por unos segundos, nos quedamos quietos, las manos de Hyunjin se posaron sobre las mías que aun estaban en su abdomen. La temperatura de su piel rozando la mía, me recordó que aun llevaba mi fina camiseta y mis pantalones negros de chandal.
—Llegamos, mio piccolo. —anunció, ayudándome a bajar de la motocicleta. Unos segundos después, sentí su cuerpo a mi lado y me aferré de su brazo cuando comenzó a guiarme a dios sabe donde—. Espero que en realidad me perdones, no me gusta que la gente este enojada conmigo.
—¿Por qué no me ayudaste ese día, Hyunjin? —susurré.
—No lo sé —respondió—. Creo que pensé que si te demostraba que era realmente malo, tú te alejarías y no saldrías herido. Creo que me salió mal.
—¿Tu crees? —bufé. Nos quedamos unos segundos en silencio antes de que se me ocurriera algo—.¿Por qué me pides disculpas? ¿Es solo la culpa carcomiendo te o en realidad lo sientes?
—En realidad lo siento —su voz se escuchaba sincera—. Cuando cierro los ojos juro que puedo verte mirándome como un cachorrito asustado y me siento como una mierda. Si pudiese volver el tiempo, te juro que te hubiese ayudado.
Sabia que estaba diciendo la verdad y su sinceridad tiro de algo muy dentro de mi, abriendo la boca me preparé para decirle que lo perdonaba y que no tenia que hacer nada más pero él de repente se detuvo, lo que logró que me callara.
—Espera, piccolo —se colocó detrás de mi y sentí sus dedo desanudando el pañuelo. La tela se deslizo de mi rostro y parpadee ante la luz.
Cuando logré enfocar nuevamente, observé con asombro a los focos de luces colocados estrategicamente en un medio circulo apuntando a la pared frente a mi. Una sonrisa tiro de mis labios cuando vi el enorme graffiti de colores estampado sobre los bloques antes de color blanco. Las enormes letras deformes eran perfectamente legibles, el enorme cartel decía: "Perdóname, Lixxie", simple pero efectivo. De la primer letra de mi nombre colgaban un par de zapatos de ballet de un tono rosa pálido, perfectamente dibujados.
—Hyunjin, esto...
—Aún queda una cosa. —una pulsera de hilo purpura y negra apareció frente a mi rostro—. Es una pulsera de la amistad, sé que es tonto pero tu querías ser mi amigo y pensé que... te gustaría. —miré su rostro sobre mi hombro, intentando comprender como el mismo chico que me había tratado como si fuese la peor persona del mundo ahora podía ser tan malditamente dulce. Las mejillas de Hyunjin se colorearon cuando balbuceo:—. Minho me ayudo a hacerla, él y Jeongin querían disculparse contigo también. Jeongin fue quien hizo las conexiones para la luz. Y yo...
—Gracias, Hyun. —musité, tendiendo mi mano para que pudiese atar la pulsera—. Nadie jamás se había tomado tantas molestias por mí, no me equivoque contigo, si eres una buena persona.
—No, no lo soy. —aseguró, atando el hilo en mi muñeca antes de levantar la mirada hacia mi—. Pero si te quedas a mi lado, te protegeré con mi vida y seré tu mejor amigo siempre.
—Me gustaría ser tu amigo.
—¿Eso quiere decir que me perdonas?
—Si, te perdono. —di un paso al frente para poder abrazarlo. Sus manos vacilantes se posaron en mi cadera cuando nuestros cuerpos se juntaron, el calor fluyendo a través de las finas capas de tela que nos separaban.
—Si sabes que aun quiero dormir contigo, ¿verdad? —susurró luego de unos minutos.
—Eres un asesino de momentos. —reí.
Hyunjin se separó de mi, dándome una suave sonrisa. El momento realmente hubiese sido perfecto si no hubiésemos escuchado las sirenas de la policía acercándose. Hyunjin miro sobre su hombro y maldijo.
—Corre. —chilló, echándose a correr mientras me arrastraba con él. Ni siquiera sabia donde estábamos, por lo que lo seguí.
—¿Por qué corremos? —pregunté luego de un par de cuadras. Hyunjin me empujo a un callejón poco iluminado y miró hacia todos lados.
Me miró con una mueca—. Dígamos que los graffitis no son del todo legales, ¿si?
—¿Porque esta confesión no me sorprende? —sonreí al notar que mis palabras sonaron muy parecidas a las suyas.
—Solo... quédate con el bonito momento. —pidió—. Olvídate de la sirenas y de la policía siguiéndonos.
Rodee los ojos, haciendo una mueca alrededor. El lugar podía estar poco iluminado pero la suciedad podía verse a kilómetros. El olor y el sonido de las ratas corriendo de un lado a otro logró que me acercara más al cuerpo de Hyunjin. Odiaba los roedores, eran como pequeñas bolas de pelo llenas de germenes totalmente asquerosas. Algo rozó mi pierna y fue lo que me falto para dar un paso al frente y aferrarme a Hyunjin.
—Tranquilízate, ¿quieres? —susurró—. Son solo pequeñas ratas.
—¿Pequeñas? —chille—. Esas cosas podrían enfrentarse a un mano a mano con un gato y ganarle.
—No es para tanto.
—Si, lo es. —fruncí el ceño hacia él cuando vi la brillante sonrisa en su rostro.
—Eres tan jodidamente delicado. —rió, su aliento golpeo mis labios cuando lo hizo.
Nuestros ojos se encontraron en la oscuridad y la risa de Hyunjin fué muriendo lentamente. Su cabeza bajo hasta la mia y tuve el impulso de alejarme pero para cuando logré procesar la acción, nuestros labios ya estaban unidos. Sentí los fuertes brazos de Hyunjin rodearme hasta que logró estrecharme contra su cuerpo caliente. Sus labios moviéndose con lentitud al igual que la perezosa mano que trazaba patrones imaginarios en mi espalda.
Un estremecimiento recorrió mi cuerpo cuando su lengua lamió mi labio inferior. Sentí mi piel erizarse bajo su toque. El sabor a café se adhería a su boca y me di cuenta de que el chico probablemente había estado bebiéndolo antes de ir por mi. Parándome en puntas de pie, abrí mi boca y le di libre acceso. Hyunjin fué lento, con el toque de un experto cuando acaricio cada pequeña parte de mi boca con su lengua. Suave y lento como una danza perfecta el beso me sedujo como nada más.
Sentí el cosquilleo comenzar en la boca de mi estomago, como cuando estaba sobre un escenario con la música clásica sonando en mis oídos. La misma emoción y el mismo sentimiento de paz que me embargaban cuando bailaba habían sido despertados con ese beso.
Cuando la falta de aire se hizo presente, Hyunjin se separó lentamente, dejando pequeños besos sobre mis labios hinchados como si aun no quisiese separarse. Yo tampoco quería romper el contacto, porque si lo hacia debía recordar quien había sido quien me había otorgado tal beso. Debía ser consciente de que quien me sostenía en sus brazos era un chico del que se contaban historias que me daban escalofríos y a quien apenas conocía. Pero cuando sus labios me rozaban, eso parecía esfumarse y solo quera sentirlo otra vez.
—Esto solo me hace desearte más. —murmuró.
Y entonces la realidad me golpeó, y no solo quien era el que me había besado, si no, donde lo había hecho. Sentí mis ojos inundarse de lagrimas al darme cuenta.
—Hey, ¿que pasa? —Hyunjin limpio con su pulgar una lagrima que se me escapó—. ¿No te gustó? Dios, lo siento, no debí besarte, lo lamento, no volveré a hacerlo.
—No, no es eso. —tragué a través del nudo en mi garganta, mirando a mi alrededor—. Solo... tenía otro escenario planeado para mi primer beso —susurré, sintiendo la vergüenza subir por mis mejillas—. Y no tenia nada que ver con un callejón sucio, Hyunjin.
—Oh, mierda, ¿era tu primer beso? —se quejo—. Lo siento, no quería... —se ahogo—, parece que contigo siempre hago todo mal, ¿eh?
Me encogí de hombros antes de hundir mi rostro en su pecho, estaba muriéndome de la vergüenza. No solo por confesarle algo tan privado, si no por el hecho de que este tipo había sido mi primer beso y yo lo unicoque podía hacer era llorar. Y... dios, era tan patético.
—Tengo una idea —tomó mi mano nuevamente y comenzó a arrastrarme fuera del callejón. Las sirenas ya se habían perdido en la lejanía por lo que al parecer estábamos a salvo.
Sequé algunas lagrimas con la manga de mi camiseta—. ¿A donde vamos?
—¿Te gustan las flores?
—Ehm... si —fruncí el ceño—. ¿Por qué?
Deteniéndose frente a un local con grandes ventanales de vidrio, que delataban una gran cantidad de flores en macetas y floreros, Hyunjin saco algo de su bolsillo y abrió la puerta. Mirando nuevamente alrededor, puso su mano en mi espalda baja y me hizo pasar dentro de la florería, entrando detrás de mi.
—¿Que hacemos aquí, Hyun?
Él me sonrió—. Arruiné tu primer beso, por lo que tengo que asegurarme de que el segundo sea mejor — tomando mi mano, nos adentro en el local hasta que entramos a un pequeño pasillo rodeado de flores que se enredaban sobre nuestras cabezas, como si fuese un túnel de colores. Me arrastró a sus brazos—. Espero que esto este a la altura de tus expectativas, mio piccolo.
Antes de que pudiera contestar, unió nuevamente nuestros labios, dándome el segundo mejor beso que había recibido en mi vida. Gracioso al pensar que ambos habían sido de la misma persona.
Quiero hacer un maratón de esta historia ¿Que opinan?
🍂 ᴺᵒˢ ˡᵉᵉᵐᵒˢ ˡᵘᵉᵍᵒ 🍂
ㅡ B Y B Y
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro