V
Felix
-Idiota, estúpido, maldito abusivo imbécil -murmuré mientras pateaba una piedrita con la punta de mi zapato. Miré a Jisung quien venia con la mirada perdida-. ¿Cómo rayos se atrevió a secuestrarte? Jodido gigolo de cuarta, le falta que se la...
-¿Puedes parar? -pidió Jisung, con voz irritada.
-Felix, te has estado quejando de él por más de diez minutos y eso es más atención de la que has puesto en cualquier otro chico desde que te conozco -sonrió-. Voy a comenzar a pensar que te gusta.
-¿¡De que rayos hablas!? El idiota te secuestro y me chantajeo para conseguir mi numero, ¿enserio crees que me puede gustar un tipo así?
-No lo sé -se encogió de hombros-. Como no has tenido un novio antes no tengo con que compararlo.
Jisung me miró un segundo, el hoyuelo de su mejilla izquierda marcándose cuando intento contener la risa. Parando frente a el camino de mi casa, se paro frente a mi y detuvo el deslizamiento de su mochila sobre su hombro.
-¿Sabías que cuando mientes se te forma un tic en la mejilla? Justo aquí. -toco un punto debajo de mi ojo derecho.
-No estoy mintiendo. -aseguré.
Se encogió de hombros, los bordes de sus labios curvándose suavemente-. Pues díselo a tu tic.
-Vete a la mierda, Jisung.
-No, gracias, paso. Mis zapatos son nuevos -apunto a los mismos, los cuales eran negros con cuadraditos rosados. Hice una mueca.
-¿Porque te pones cosas tan llamativas? -lo miré-. Es como si quisieras que todo el mundo supiera que eres gay.
-¿Y que si es lo que quiero? -se encogió de hombros-. No me cambies el tema, estábamos hablando de tu enamoramiento por el motociclista.
-No estábamos hablando de eso porque no existe tal cosa.
Suspiró, arrojando sus rizos fuera de sus ojos-. Bien, espero que eso sea cierto, Lix. No quisiera verte en problemas por involucrarte con alguno de ellos, sabes muy bien las cosas que se hablan de los Fire Spirits.
-Lo sé -asentí-. Te has encargado por años de ponerme al tanto.
-Solo quiero que estés consciente de los peligros que nos rodean, esta puede ser una comunidad amiga de lo gay pero si te involucras con uno de esos tipos no creo que sigan siendo tan simpáticos.
Miré a mi alrededor, fijándome en la señora North, quien regaba sus plantas mientras su esposo podaba los arbustos que separaban nuestros patios. En los niños pequeños corriendo por las calles con balones de fútbol bajo el brazo mientras sus madres los observaban desde el porche con una sonrisa. Había crecido aquí, no creía que ellos me dieran la espalda solo por la persona que eligiera como pareja. De todas formas, no era como si fuese a meterme en un lío de ese estilo.
-No pasa nada entre Hyunjin y yo. -aseguré, nuevamente.
-¿Hyunjin? -elevó una de sus perfectamente depiladas cejas, haciendo una mueca con sus labios rosa chicle-. ¿Ya se tutean?
-Estás siendo un idiota ahora -aseguré-. El gigolo y yo no tendremos nada que ver, te lo aseguro, ¿contento?
Pareció buscar algo en mi mirada por unos segundos, esa expresión de concentración en su rostro hasta que finalmente sacudió la cabeza y dijo-. Solo... no te metas en problemas. -pidió suavemente antes de seguir caminando para dirigirse a su casa.
Lo ví perderse por la puerta principal de la casa de dos pisos antes de voltearme correr hacia mi propia casa. La música hacia eco en toda la casa y el fuerte olor de la cena impregnaba el aire, logrando que mi estomago gruñera en aprobación. No había comido mucho desde que habíamos vuelto de Chicago, ya que esperaba evitarme el vomito si me golpeaban. Además, mi estomago no había estado dispuesto a retener comida gracias a los nervios. Ahora me preguntaba si hubiese preferido que me golpearan a lo que había sucedido
-Hey, cariño -tía Sunmi salió de la cocina, secando sus manos en un paño-. Llegas tarde, ¿volviste a quedarte practicando?
-Si, lo siento, perdí la noción del tiempo. -esa era una verdad a medias. Han y yo habíamos decidido quedarnos pero luego de media hora de vueltas y caídas ambos decidimos que teníamos bastantes moretones para la noche, el encuentro con los Fire Spirit era lo que realmente nos había retrasado.
-La cena ya casi esta lista -me sonrió-. Ve a cambiarte y lávate las manos.
Asintiendo, corrí por las escaleras y me dirigí a mi habitación. Dejando la mochila sobre la silla del escritorio me dirigí al armario cambiado mi ropa por algo más cómodo antes de correr por las escaleras. El olor de la comida era realmente fuerte en la cocina, mi abuela estaba bailando frente a una cacerola mientras cantaba a todo volumen alguna vieja canción de Jazz. Conteniendo la risa, me moví para poder lavarme las manos pero ni siquiera logré abrir el grifo antes de que la mujer tomara mi mano y me obligara a bailar con ella.
-¡Mueve esa cadera, tesoro! -pidió-. Así no conquistaras a ningún chico, muestra la mercancía y menéate.
-¡Abuela! -me queje con una sonrisa pero aun así comencé a seguir sus movimientos.
-Mamá, deja que el chico se lave las manos, por favor -pidió tía Sunmi mientras entraba a la cocina.
-Le estoy enseñando un par de pasos -respondió y comenzó a mover las caderas, burlándose limpiamente de su edad-. Así es como conquiste a tu abuelo, un movimiento de esto -golpeo su trasero-. Y cayó a mis pies.
-Oh por dios, abuela -reí-. No quiero saber como fue tu noche de bodas, por favor.
-Tu abuelo era un tigre, es lo único que voy a decir.
-¡Mamá! -esta vez fue tía Sunmi la que se quejo.
-Bien, bien, ustedes son un par de mojigatos. -se rió mientras volvía a la cacerola y revolvía el contenido.
Lavándome las manos rápidamente, ayude a tía Sunmi a poner la cena antes de sentarnos. La charla se formó fácilmente, como siempre, mientras la abuela me contaba como el señor Marqués, quien vivía al final de la cuadra, había traído un ramo de flores para ella.
-Esta detrás de tus huesitos. -me burle.
-Estoy segura de que quiere más que mis huesos. -me guiño un ojo y casi escupo el agua que había bebido.
Tía Sunmi rodó los ojos pero no se metió. La abuela siempre había sido del tipo de personas a las que no le importaba lo que la gente dijera, ella simplemente era como era y jamás cerraba su boca. Esto último había sido un rasgo que me había heredado, por desgracia.
-¿Que tal si miramos una película? -propuso tía Sunmi mientras recogía los platos-. Si quieres puedes llamar a Jisung, Felix, a él siempre le han gustado nuestras noches de películas de terror.
-Le enviaré un mensaje para que venga. -dije mientras me paraba y volvía a mi habitación.
Tomando mi mochila, rebusque mi celular dentro de los bolsillos y encendí la pantalla frunciendo el ceño al ver los cinco mensajes de un numero desconocido. Abriendo el primero, mi confusión fue reemplazada por un ceño fruncido. Era imposible no darme cuenta de quien era cuando el primer mensaje decía:
"Que traes puesto?"
Los siguientes cuatro no eran muy distintos, ya que la mayoría tenían una connotación sexual. Cerrando el chat abierto, busqué el numero de Han y le envié un mensaje, diciéndole sobre la noche de películas que estábamos planeando. Estaba bajando las escaleras cuando el timbre sonó.
-Yo atiendo. -grité mientras terminaba de bajar y me dirigía al recibidor.
-Déjame entrar que hace frío. -se quejo Jisung, haciéndome a un lado para poder entrar a la casa-. ¿Qué película veremos?
-No sé, tía Sunmi la elegirá.
-Genial, ella elije las mejores. -dio pequeños sal titos hacia la sala y en ese momento fue cuando me di cuenta de que sus pantalones eran rosa pálido y tenían gatitos por todos lados.
Al final, terminamos mirando una vieja película de zombies realmente horribles. Jisung y yo estábamos sentados en el suelo con un bol de palomitas en el centro mientras apoyábamos la espalda en el sofá donde tía Sunmi y la abuela se encontraban. En el momento justo en que el zombie más feo atrapa a la chica mi celular comenzó a vibrar, logrando que saltara del susto.
Lo más suave que pude, saque el teléfono de mi bolsillo y miré la pantalla, dándome cuenta de que era un mensaje de Mr. Gigolo.
"Vas a ignorarme por siempre?"
El celular vibro, avisando de otro mensaje:
"Sabes, puedo enviarte mensajes toda la noche. Será mejor que contestes"
Soltando un suspiro frustrado, teclee rápidamente una respuesta:
"Déjame en paz, idiota!"
"Hey, bebé, sabia que estabas ignorándome"
"Tu no entiendes español? DEJAME EN PAZ!!!"
"Sabes, puedo sentir tu mal humor hasta por mensaje" "Eres como una bomba de mala vibra"
"Acaso jamás puedes contestar amablemente?"
Rodee los ojos, intentando no llamar la atención de los demás de la película. La cual ahora pasaba como el bicho horrible se comía a la chica.
"No cuando eres tú"
"Hey, no soy tan malo, te lo aseguro. XD"
"No, eres peor"
" No me conoces, no puedes decir algo así sin conocerme" "Heriste mis pobres sentimientos".
"Tu no tienes sentimientos, eres como una perra en celo."
"Porque no vas a buscar alguien con quien bajar tu calentura y me dejas en paz?"
"Yo ya encontré alguien con quien hacerlo, mío piccolo".
Me mordí el labio, decidiendo si contestarle o no. Sabía que seguiría insistiendo si no lo hacia, así que respondí rápidamente.
"Y ¿por qué me estás molestando?"
"Ve con el/ella, ten sexo como un maldito conejo y déjame en paz".
"Está bien"
Solté un suspiró aliviado, tal vez si se iba por ahí dejaría de molestarme. El alivio desapareció cuando mi celular volvió a vibrar.
"En tu casa o en la mía?"
Maldije entre dientes, lamentándolo al instante cuando Jisung se giró a mirarme con curiosidad. Guardando el teléfono nuevamente en mi bolsillo, me hice el tonto y miré hacia la televisión nuevamente, intentando concentrarme en la película aunque mis pensamientos se deslizaban demasiado rápido al aparato en mi bolsillo.
Ese chico iba a volverme realmente loco, de eso no tenia ninguna duda. La pregunta del millón era si iba ceder a su coqueteo antes de perder la cordura.
🍂 ᴺᵒˢ ˡᵉᵉᵐᵒˢ ˡᵘᵉᵍᵒ 🍂
ㅡ B Y B Y
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