Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

II

Hyunjin

—¡Minho deja de robarme las benditas bolas! —la voz de Changbin rompió el aire mientras perseguía a Minho alrededor de la mesa de pool.

—Yo no te robe tus malditas bolas —contestó, colocando una silla entre ellos—. Tú naciste sin ellas.

La silla voló en mi dirección y tuve apenas un segundo para agacharme antes de que la maldita cosa pasara rozando mi cabello. Sacudí la cabeza antes de alcanzar mi cerveza. Si esos dos no se mataban mutuamente pronto, terminarían lastimando a alguien más. Y si esa persona era yo, seguro ambos aparecerían sin bolas en la mañana y no, no estoy hablando de las de pool.

Minho corrió por el local, arrojando sillas al azar frente al castaño que lo seguía en un intento desesperado de cortarle el paso. Lastima que Changbin era uno de los hijos de puta más rápidos que conocía y por lo que veía, solo estaba disfrutando del jueguito del gato y el ratón. Cuando atrapara al rubio, éste seguramente sufriría bastante. Tal vez así aprendería a no hacer trampa en el estúpido juego.

—¡Hyunjin, ayúdame! —chilló mientras saltaba la barra y recibía un azote del paño con el que Tony, el dueño del local, había estado secando los vasos—. ¡Hyunjin!

Mirando en su dirección, le enseñe el dedo medio y me concentré en tomar mi bebida. Changbin no tardo mucho en atraparlo y arrastrarlo fuera de la vista. Eso podía terminar de dos maneras: en una buena follada o en una paliza. Por desgracia yo parecía ser el único de la banda que se inclinaba más por lo primero, por lo cual tendría que llamar a Bang Chan para decirle que Minho necesitaba un medico... de nuevo.

Mi hermano iba a morderme el culo por no separarlos, pero la verdad, era demasiado temprano para que yo fuera algo más que un zombie. El caliente chico con el que me había acostado la noche anterior se había comportado demasiado cariñoso mientras me lo follaba por lo que en la mañana había tenido que salir corriendo de su casa, antes de que despertara, para poder librarme del inevitable berrinche que armaría cuando se diera cuenta de que solo lo había usado para bajar mi calentura. Siempre lo hacían, lloraban a mares al principio pidiéndome por favor que hablara con ellos y luego, cuando se daban cuenta de que no tenia caso, se enojaban y me echaban de allí. Por lo que ahora prefería evitarme toda la escenita.

—Deberías detenerlos —aconsejó Tony, mientras tomaba la botella que tenia en la mano y la cambiaba por una que estaba llena.

Antony Fonte era un hombre de unos cincuenta años, con panza redondeada y porte italiano. Su mirada de ojos verdes y rasgos fuertes había logrado darle una digna reputación en los barrios bajos sin que siquiera moviera un dedo. Al contrario de lo que todos pensaban, Tony era una de las personas más amables que habia conocido en mi vida. Él nos había acogido bajo su ala cuando Chan y yo habíamos estado en nuestro peor momento, había cuidado de nosotros y ambos lo veíamos como un padre.

Le sonreí a medias—. Debería hacerlo —acepté—. Pero si lo hago ahora, mañana Minho vendrá, hará trampa nuevamente y Changbin lo golpeara, ¿para qué retrasar lo inevitable?

Tony suspiró—. Bien, pero mantenlos alejados del inmobiliario —pidió—. La última vez Jeongin vomitó sobre la barra y tuve que pasarme la noche limpiando.

—Jeongin tiene un estomago muy delicado. —reí—. Pero te prometo que no van a romper nada.

Vedere —asintió—. ¿Cómo se encuentra Seungmin?

Me encogí de hombros—. Adaptándose —suspiré—. Supongo que aún le es difícil confiar en nosotros pero tengo fe en él, y al parecer Bang Chan también.

Rió—. Ese ragazzo hará volar la cabeza de tu hermano, escucha lo que te digo.

—Eso espero —sonreí—. Alguien tiene que quitar ese gran palo que Chan tiene en el culo.

—Cuida tu lengua, bambino.

—No me digas así, Tony —me quejé—. Ya no soy un niño.

—Puedes tener el cuerpo de un adulto —sonrió—. Pero para mí siempre serás el niño revoltoso que llego a mí hace años.

Dicho eso, se volteó y volvió detrás de la barra, dándoles una mirada de advertencia a los dos idiotas que ahora estaban golpeándose en el suelo. Controlando que estuviesen lo suficientemente lejos de las cosas que podían romperse, me recosté en mi silla y miré sin prestar atención por los ventanales del bar. La mañana estaba terminando con lentitud, el sol golpeaba cada vez más fuerte sobre el pavimento.

Volver a la casa no me atraía para nada pero admitía que era demasiado jodidamente temprano para emborracharme. Eso me daría un pase directo para una patada en el culo, además sería vergonzoso que el chico malo de la ciudad se estrellara en su motocicleta sin haber salido del estacionamiento. Ya podía imaginarme a las viejas chismosas hablando sobre como por estar como una cuba había raspado mi dignidad en el pavimento frente al bar. Nah, no merecía la pena.

Una delgada figura pasando frente al ventanal logró que mis pensamientos de dignidad destruida se esfumaran. El delgado cuerpo que había estado admirando por semanas apareció a la vista y mi boca se secó de pronto cuando tuve una vista perfecta de él. Jeongin insistía en que estaba obsesionándome con el muchacho pero yo no lo creía así, solo quería una follada rápida, eso era todo.

Dios, había llegado al extremo de soñar despierto con el chico, con esas finas y largas piernas enredadas en mi cintura mientras golpeaba en su culo. Con esa, al parecer, sedosa piel deslizándose contra la mia propia. Mis dedos picaban por acariciar el suave cabello que caía sobre uno de sus ojos verdes, alejándolo de su suave rostro de niña. Sabía que era un chico, joder si no lo sabía, pero de todas maneras, en esas semanas que llevaba observándolo me había dado cuenta de que muchas de sus formas eran delicadas. Lo que me había llevado a imaginar lo dulce que gritaría durante el sexo y... mierda, ya estaba duro y el chico no había estado a la vista ni dos segundos.

Siempre había sido un perro caliente, lo admitía. Me gustaba tanto ver como practicar el arte del sexo, me encantaba ver el placer en la cara de mi amante y saber que yo mismo se lo había proporcionado. Muchas personas que me conocían no entendían el porque de mi fascinación con ello y por lo general, los amantes de esos imbéciles eran los que terminaban en mi cama, gritando mi nombre. Me consideraba un maestro del sexo, sabia como hacer que las personas pidieran por más, llevarlas a los extremos y darles más placer que cualquier otra persona en su vida. También me enorgullecía de mi control, de poder seducir a alguien sin tener que demostrar mi excitación en el proceso.

El gran problema era que este jovencito tenia el poder de ponerme duro con solo caminar frente al puto local, lo que realmente estaba llegando a puntos extremadamente ridículos.

Entonces el niño levantó la mirada, sus ojos verdes se encontraron con los míos y juró que tuve que usar todo mi maldito auto control para no correrme en mis jeans y poner una cara seductora. El cierre de la bragueta iba a dejar una jodida cicatriz en mi erección si el chico seguía mirándome. Por suerte o un milagro del de abajo, el castaño se sonrojo y bajo la mirada para seguir su camino. Eso logró que pudiese controlarme nuevamente aunque no me gustó el hecho de lo fácil que fue para él apartar su mirada de mi.

La sonrisa me salió demasiado fácil cuando el chico volvió a subir la mirada, como si hubiese sentido mi molestia anterior. La sonrisa que me devolvió fue suficiente para que me pusiera de pie y me dirigiera a la puerta. Si había algo que había aprendido con los años era que no puedes desperdiciar ninguna oportunidad y esta era una que había estado esperando.

Los ojos del niño se abrieron de par en par cuando me moví y por un segundo me pregunté donde estaba el otro chico que siempre parecía estar pegado a su costado. No me importaba realmente pero esta era la primera vez que el ojiverde daba una mirada en dirección al bar y me hizo preguntarme si el rizado tenia algo que ver con ello.

—Hola, cariño, ¿puedo ayudarte en algo? —mi voz salió lenta y sedosa, un tono seductor que había conquistado a muchos.

No funcionaba con el niño, ya que la cara atontada de este desapareció siendo reemplazada por un ceño fruncido. Su bonitos labios rosa se torcieron cuando soltó—. ¿Eres prostituto o que?

Mi boca se abrió de golpe y me quede mirando al dulce niño frente a mi sin poder creer sus palabras. El humor pronto regreso a mi y no pude hacer más que reírme—. ¿Que si lo soy? —me incliné más cerca—. ¿Estas dispuesto a pagar por mis servicios?

Su rostro volvió a colorearse pero la mirada obstinada no desapareció de su rostro cuando se quedo mirándome.

—¿Que? —presioné—. ¿Te comieron la lengua los ratones?

—La única rata que veo cerca eres tu y no vas a estar cerca de mi lengua en esta vida ni en la siguiente.

—¿Seguro? —elevé una ceja.

—No, gracias, no quiero correr el riesgo de contraer alguna ETS solo por tocarte.

—Lastima —chasqueé la lengua—. La hubiésemos pasado tan bien, mío piccolo.

Me miró de arriba abajo—. No tengo duda pero realmente, prefiero cortarme los huevos a ser una forma de que te quites la calentura.

Okey, este niño lo único que tenia de inocente era el cuerpo porque con esa lengua filosa podía cortar vidrio. Y maldición si eso no estaba calentándome aún más. Sonriendo, me acerque más a él, tanto que nuestras narices casi se tocaron. Tuve que inclinarme un poco ya que él chico era una cabeza más pequeño que yo pero no me importó.

—¿Quien dice que eso es lo que quiero?

—Oh, lo siento —puso cara de sufrimiento, dramatizando—. Te entendí mal, seguro quieres invitarme a tomar él té. Lo siento, deje mi juego de porcelana en casa.

—Mmm —canturré—. Tienes una boca demasiado ácida para una carita tan bonita.

—Y tu eres demasiado puta para la edad que tienes. —contra atacó.

—No sabia que había una edad para ello —reí—. ¿Te molesta saber que tengo más sexo que tu?

—Para nada —sonrió y dios, amé ese gesto—. Es tu cuerpo el que va a quedar tan abierto como el agujero de la capa de ozono.

—No te equivoques, amore mio, yo doy, no recibo.

El chico parecía a punto de contestar algo pero el sonido de las motocicletas acercándose cortó cualquier cosa que fuese a decir. Irguiéndome nuevamente, le di una mirada más a esos enormes ojos verdes antes de mirar sobre mi hombro, dándome cuenta de que eran las motocicletas de Jeongin y Bang Chan las que se acercaban al bar. Volteandome nuevamente hacia el moreno, me di cuenta de que este ya estaba alejándose por la cuadra. Me debatí entre ir tras de él pero la voz de Chan logró que me detuviera.

—Ni siquiera lo pienses, hermanito —se acercó a mi, siendo seguido por la delgada forma de Seungmin, nuestra ultima adición—. No necesito problemas porque estés de caliente con un niño de kinder.

—Estoy seguro de que es mayor que eso. —me queje, dándole una ultima mirada al moreno que ya se perdía en la distancia antes de voltearme al bar nuevamente.

—Tenemos un trabajo. —dijo Bang—. Y te necesito para llevarlo a cabo.


🍂 ᴺᵒˢ ˡᵉᵉᵐᵒˢ ˡᵘᵉᵍᵒ 🍂

ㅡ B Y B Y

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro