Somos retoños en la existencia

con un desarrollo muy acelerado,

éramos bebés de la naturaleza,

ahora somos hijos que se han rebelado.

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¿Será una bendición o maldición

ser conscientes de nuestra inteligencia?

Lo gracioso es que ese mismo don

podría ser nuestro mayor problema.

Estamos condenados a saber, a aprender,

a buscar más allá de lo que podemos concebir,

nos creemos incapaces de ser

sino es con reglas a las que seguir.

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Necesitamos ponerle nombre a las cosas,

es vital tener todo clasificado,

y nos sentimos tan importantes por ser ordenados,

por ser un milagro de la vida,

y apenas estamos comenzando a vivir,

llevamos tan poco tiempo existiendo

que si la historia universal se resumiera en 24 horas

nuestra aparición llegaría en el último minuto.

¿Qué astros se alinearon para brindarnos tal suerte?

60 millones de años y los dinosaurios no pudieron ser más inteligentes,

millones de años más, y las cucarachas parecen las de siempre;

los peces siguen nadando,

las aves siguen volando,

no hay otra especie que haga lo que hace el ser humano,

¿deberíamos sentirnos privilegiados?

Quizás seamos los únicos que creemos en la vida después de la muerte.

Trascendemos aún después de nuestro último aliento,

nos seguimos recordando, exprimiendo el legado,

construyendo un futuro en base al pasado, a la experiencia,

contemplando las estrellas por estar sentados a hombros de gigantes.

Y como especie, estamos tan solos.

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Tanto espacio en este universo y no vemos a nadie más. Es mentira que los extraterrestres han sido avistados, no existen pruebas que lo confirmen. No creo en conspiraciones, no creo en nada hasta que se compruebe, pero entiendo que el ser humano no soporta la absurda monotonía de una existencia sin sentido y busca, de cualquier forma, inventarse fantasías. ¿Quién no quiere vivir en su cuento de hadas?

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📌 Pazzenger