40. Salir del pozo
Podría escribirte un poema,
porque desde que me dejaste no pienso en nadie más,
ay, mi morena,
lo que más me quema
es no haber sido suficiente para mantenerte llena.
Sin embargo,
hoy no estoy pensando en ti,
hoy pienso en mi vida,
o lo que quedó de ella aquí.
Veo que soy un inútil,
qué despropósito
pasármela sentado,
de mierda ser un depósito.
No encuentro aspirina para este dolor.
Ni una medicina para el rencor.
Me drogaría con antidepresivos,
con tal de tener un antídoto anti-todo
que me arranque de este cerebro loco.
No quiero pensar,
pensar es triste,
vivir por no pensar,
solo pienso en morirme.
Déjame llevarme este cuerpo
al más allá.
Quizá allá alguien espera
por que la ilumine.
Aquí no tengo nada más que un celular
en el que miro como son felices los demás,
y yo que me hago viejo,
sin remedio,
el tiempo se me va y no lo detengo,
quiero sobrevivir en un recuerdo.
Pero nadie se acuerda de mí,
no fui capaz de meterme en la vida de nadie.
Pensé que funcionaba así.
Me quedé de espectador en lugar de entrar al baile.
Ayúdame, al menos como amigo,
me temo, no quiero estar solo conmigo.
Podría tomar una cuchilla,
y no quiero caer de rodillas,
yo quiero seguir vivo.
En el fondo, solo estoy dormido,
es un efecto secundario de estar solo,
todo se arreglará si me lo propongo,
pero conversando con mis demonios
no existe motivación, para salir del pozo.
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📌 Pazzenger
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