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Una fina gota bajaba por su frente, seguida de otra. No sabía cuánto tiempo llevaba así, pero una calma y tranquilidad recorrió su cuerpo al ver el resultado de su desahogo.

Cuando salió del coliseo, lo primero que hizo fue ir al estacionamiento en busca del auto de Jisung.

Cuando lo vio, limpio, flamante e impecable, una sonrisa macabra se le formó en el rostro y no desapareció hasta quedar frente a este. Conocía que Jisung amaba su auto y era su mayor tesoro, que lo cuidaba y estaba orgulloso, era el esfuerzo de su trabajo.

Aún lo estaba pagando, eso lo sabía porque había ido varias veces a realizar el depósito de pago por él. Por eso lo reconocía desde lejos y con los ojos tapados, o bueno, quizás si debió mirar mejor o al menos, comprobar la matrícula.

Pero la adrenalina estaba en su cuerpo y necesitaba ser liberada, por eso no reparó para comprobar pequeños detalles del automotor.

El primer golpe fue en el parabrisas y el choque fue tan fuerte, que casi, casi lo hace trizas. La alarma se encendió, avisando que estaba siendo atacado, pero por la música en elevado tono, pasó desapercibido. Con un segundo golpe, logró que los vidrios se esparcieron en el suelo y parte delantera del auto.

De ahí le siguieron los espejos retrovisores, y en cada uno, se tomó varios minutos para sopesar. Se recordaba sentado en el asiento del copiloto y mirándose cuando arreglaba su cabello o simplemente, admirando su reflejo.

Una lágrima quiso precipitarse y arruinar su momento de reflexión en un lugar donde creyó que fue feliz. La cortó al recordar todo lo que había pasado en tan sólo un mes y que aquello que tuvo, nunca resultó ser nada.

Continuó con lo suyo, tomándose un tiempo entre descanso y descanso. Aún era muy temprano para retirarse de la fiesta, por lo que de seguro se hallaban borrachos, llorando, riendo o follando.

Este último pensamiento le hizo saber que de seguro su ex y Hyunjin se encontraban en ese ajetreo. Debía no importarle, superar y avanzar, pero era poco tiempo para continuar y su corazón recién estaba poniendo de su parte.

Concentrado en sus pensamientos no prestó atención al desconocido que se acercaba un poco tambaleante, pero consciente.

Tampoco notó que las luces del auto se encendieron y la alarma se apagó, quitando el seguro que había en este. Sus manos seguían húmedas por no soltar el bate y se dispuso a seguir en lo suyo, alzando sus brazos para ir por el capot del auto, cuando observó una sombra.

No es que Felix tuviera miedo a los fantasmas, en la situación que se encontraba debía tenerle más miedo a los vivos y por eso, con lentitud giró su rostro esperanzado con encontrar aunque sea un animal tras suyo.

Lo que vio lo tomó por sorpresa e hizo que soltara el bate entre sus manos.

Era un hombre muerto.

•••

Al final, las cosas no resultaron tan malas.

Cuando Felix comenzó a llorar, gritando que la culpa era del idiota de Jisung y en parte, de Hyunjin, el desconocido le prestó atención y colgó la llamada que estaba haciendo a la policía.

El tipo resultó ser el novio de Hyunjin y también los había visto comerse la boca.

Vaya sorpresa.

Ahí se enteraron que eran el cuerno de sus parejas y que les vieron la cara de payasos.

Las palabras que le dijo el ya no desconocido lo sorprendió.

¿Acaso fumó lo que Jisung consumía?

Porque decirle que buscaran el auto de Jisung y le hiciera exactamente lo mismo o peor que el suyo, no era algo de una persona en sus cabales.

Pero no negó que la propuesta le fascinó y cuando reaccionó, se ubicaba delante del auto de Jisung. Antes de nada, revisó que la placa era la correcta, no quería destruir otro auto y aumentar su deuda.

El desconocido le dijo que no se preocupara por pagar su auto, tenía un seguro y podía hacerlo pasar como un accidente, ya estaba mareado y no resultaba difícil de creer. Felix lo miró analizando sus palabras, achicando sus ojos y escaneando al tipo.

Chan le dijo que se llamaba y nada más, porque no era el momento de hablar sobre ellos, sabían sus nombres y con eso resultó suficiente. Por eso cuando cada uno tomó su rumbo, no se despidieron.

Felix no estaba tan confiado y buscó al tipo guapo en las redes sociales, sabía su nombre y que estudiaba en la misma universidad. No tendría que ser difícil dar con él, pero lo fue.

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El siguiente semestre inició, dejando atrás a los heridos estudiantes que no habían podido pasar materias y repetían, también a los corazones rotos que empezaban a sanar.

Cuando Felix sintió que una persona se sentaba a su lado en uno de los salones con asientos compartidos, no le tomó mucha importancia. Seguía revisando su celular sin mucha emoción.

—Hola Felix —saludó una voz gruesa y ya casi olvidada.

El aludido alzó el rostro dejando ver su frente descubierta y su nuevo corte de cabello con diferente color. Se sorprendió al ver a Chan a su lado y regalando una hermosa sonrisa.

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