EXTRA 1
El auto aparcó en frente al aeropuerto, Jungkook bajó y se dispuso a abrir el maletero para sacar el equipaje, Taehyung también bajó y luego le siguió Hoseok, quien había estado conduciendo.
—Señor Jeon... —le llamó Hoseok, el pelinegro se giró e hizo una pequeña mueca.
—¿Señor? Hoseok, yo no soy Jungkook, simplemente llámame Taehyung... Es una orden.
—Bien... Taehyung —el mayor sonrió sin mostrar los dientes, solo elevando perezosamente las comisuras de sus labios.
—¿Qué necesitas?
—Quiero pedirte disculpas nuevamente... No supe hacer mi trabajo, si no hubiera sido por Jungkook y Namjoon probablemente estarías muerto ahora... de verdad, espero que me puedas perdonar... tu también Jungkook —el azabache se había detenido junto al pelinegro, si Hoseok le llamaba por su nombre y dejaba de lado el ''señor'' tenía que ser algo muy importante—. No quería que se fueran sin poder disculparme de nuevo, de verdad lo siento —dicho aquello hizo una reverencia.
—Hoseok, levanta la cabeza —pidió el azabache.
En cuanto este lo hizo, se vio envuelto entre los brazos de Taehyung, le abrazó por un par de segundos y se alejó, le miró de forma suave.
—En todo caso soy yo quien debería pedirte disculpas, por mi culpa literalmente te abrieron la cabeza con un bate, fue una suerte que no haya pasado a mayores... no tienes que pedirme perdón.
—Taehyung tiene razón, te tomaron desprevenido y te superaron en número... —siguió Jungkook—. Siempre he confiado en ti, he puesto mi vida en tus manos muchas veces y no dejaré de hacerlo.
—Gracias... en serio —respondió el pelinegro, mirando a la feliz pareja frente suyo.
—Puedes irte —le dijo Jungkook—. Mi padre mi informó que no será necesario que te mantengas en la empresa durante mi ausencia así que creo que debes aprovechar y disfrutar de unas pequeñas vacaciones... —sonrió y con la cabeza señaló hacia el auto—. En la guantera hay un boleto de avión... el vuelo sale mañana.
—¿Qué? —soltó Hoseok—. ¿A dónde?
—Los Ángeles —respondió Jungkook con una sonrisa.
—Pero señ...
—Nada de peros y ve a hacer tus maletas, todo los gastos del hotel también están pagados así que no tienes que preocuparte.
—Gracias —esta vez el pelinegro si sonrió ampliamente.
Hizo una pequeña reverencia y volvió al auto, dejando solos a los restantes luego de ponerlo en marcha.
—¿Los Ángeles? —preguntó Taehyung en cuanto empezaron a caminar—. El pasaje que le regalaste a Chung Ha antes de la boda... también era para los Ángeles, y sale mañana...
—Si —respondió el azabache.
—Pero no se lo mencionaste.
—Pongamoslo así... A Hoseok le gusta Chung Ha desde hace mucho, pero es tan seco y cerrado que ella jamás lo ha notado y él mucho menos ha hecho el esfuerzo... sólo les estoy dando un pequeño empujoncito —comentó Jungkook con una sonrisa. Taehyung alzó ambas cejas.
—Okay... eso es nuevo, esperemos tener buenas noticias después de la luna de miel entonces.
—Ojalá y así sea, señor Jeon —respondió el azabache divertido.
Ambos realizaron el papeleo y chequeo correspondiente, abordaron el avión, y pasaron el tiempo en la sección de primera clase. Luego de algunas horas, bastante extensas arribaron a suelo europeo.
Londres les recibió con un anaranjado atardecer y un pintoresco paisaje.
•••••
—Es... muy bella —comentó Taehyung con una sonrisa, observando todo a su alrededor en aquella sala de estar.
—Fue la primera propiedad que mis abuelos adquirieron fuera de Corea... Se mantiene en pie gracias a Jisoo, hace un par de años ella solía venir por algunos días.
—Esta casa es de Jisoo... ahora que lo pienso parece de su estilo —comentó viendo los cuadros que descansaban en la pared, sofisticados, carentes de colores cálidos pero sobrados de elegancia.
—Era de Jisoo... ahora es nuestra —dijo Jungkook.
—¿Qué?
—Es su regalo de bodas —respondió el azabache con simpleza.
—Pero... Es demasiado... esto es prácticamente una mansión... no podemos aceptarlo —Jungkook le miró con una ceja alzada.
—¿En serio pretendes decirle que no a Jisoo? —Taehyung hizo una mueca ante la pregunta, sabía lo difícil y testaruda que era la señora, no, definitivamente que no se negaría—. Es un regalo... Vamos a disfrutarlo y ya... ¿Qué es lo primero que quieres hacer? Tenemos toda una semana —avanzó hasta el pelinegro y le rodeó con los brazos, para luego dejar un pequeño beso en su cabeza.
—Bueno... —estuvimos tan ocupados en estos días... con todo lo de la boda ni siquiera tuvimos tiempo para estar juntos... apenas y me has tocado...—. Ya es tarde, puedo hacer algo ligero para cenar... Ya mañana veremos por donde podemos empezar —respondió el pelinegro.
—¿Por qué no tomamos un baño primero? —preguntó el azabache.
—Claro —respondió Taehyung, se dejó llevar por el azabache, quien le tomó de la mano y le guió por las escaleras.
Se adentraron en la segunda puerta del gran corredor que abarcaba el segundo piso.
Jungkook se hizo a un lado para que Taehyung pasara primero, el menor ahogó un jadeo de sorpresa.
—Que bueno... —habló Jungkook detrás del él—, que no quisiste salir...
—¿Siempre tienes todo planeado hasta el más mínimo detalle? —preguntó Taehyung sonriendo.
—¿Te gusta?
—Me encanta —respondió el pelinegro. La habitación estaba impregnada de un suave perfume, lavanda. La gran cama matrimonial estaba vestida por sábanas rojas, la iluminación era tenue, había rosas por todas partes—. ¿En qué momento...?
—Me aseguré de que todo estuviera listo para cuando llegáramos —respondió el azabache, dejando pequeños besos sobre el hombro de Taehyung.
—Por eso estabas tan pegado al teléfono cuando bajamos del avión... —afirmó el pelinegro para si mismo—. ¿La cena quedó en el olvido cierto?
—Tengo en mente un plan mucho... mucho mejor —luego de susurrar aquellas palabras al oído del menor, le obligó a darse la vuelta con un simple movimiento y juntó sus labios.
Los labios contrarios se separaron sin esfuerzo, dando inicio a una danza entre sus lenguas que fue dominada por el azabache.
A tientas y sin separarse llegaron al cuarto de baño, sin mucha demora las prendas de ropa empezaron a caer una por una, las caricias se hicieron más fuertes y los besos más desesperados.
Una vez dentro de la ducha Jungkook aprisionó al menor contra la pared y devoró sus labios cual lobo hambriento.
Al cabo de no más de un minuto abandonó la boca del pelinegro, y descendió por su cuello, dejando un camino de besos y mordidas, siguió por su pecho, no reprimió el deseo de tomar uno de los rosados pezones del menor entre sus dientes y tirar del el, ganando un fuerte gemido como respuesta. Continuó hasta posicionarse de rodillas frente Taehyung, como una mano tomó su ya despierto miembro y apretó ligeramente.
—Mm... Kook...
—Llevo días sin ver esa magnífica expresión que pones cuando te corres... —dio una pequeña lamida sobre la punta del miembro del menor—. No es para nada justo ¿No cree, señor Jeon? —Taehyung negó enérgico.
—No... no lo es... —todo pensamiento coherente abandonó su cabeza cuando sintió la calidez de la boca del azabache envolver su necesitado miembro.
Taehyung cerró sus ojos con fuerza y mordió su labio inferior, Jungkook pasaba su lengua por toda su extensión y chupada como si se estuviese comiendo un caramelo, moviendo su cabeza de adelante hacia atrás. Le estaba volviendo loco.
—Mírame... —pidió el azabache, separándose por un momento, su voz ronca y autoritaria hizo eco en los oídos del menor.
Taehyung abrió los ojos y bajó la vista para encontrarse con la oscura mirada del azabache, quien lentamente se pasó la punta de la lengua por los labios, antes de volver a engullir su miembro por completo.
—Joder... Jungkook... —Taehyung creyó poder llegar a correrse sólo con esa imagen.
Y no estaba muy lejos de hacerlo, en poco tiempo se vio sujetando el cabello del azabache con ambas manos y embistiendo contra su boca, correrse no le supuso problema alguno.
La excitación del azabache sólo se hizo más grande con la vista que le daba el menor, su pecho subía y bajaba, sus dientes se ceñían con furia sobre sus rojo labio inferior, su pelo hecho un desastre... Y la más pura lujuria danzando en sus ojos.
Después de haberlo tomado todo Jungkook se puso de pie, Taehyung se aferró a él con las piernas temblorosas, Jungkook volvió en busca de sus labios y le besó hasta dejarle sin aliento.
Tomaron una ducha rápida entre más besos y caricias, salieron del cuarto de baño enredados entre sí, Taehyung se había trepado al mayor, con las piernas enroscadas en su cintura y abrazado a su cuello, se devoraban con desespero el uno al otro.
Jungkook se dejó caer en la cama, de frente, dejando a Taehyung debajo suyo, estaban mojados, pero si algo no les importaba era que las sabanas terminaran arruinadas.
El azabache terminó con el rostro enterrado en el hueco del cuello de Taehyung, una gran marca roja, que luego se tornaría violácea, quedó grabada allí.
—Kook te quiero dentro... ya... —rogó el pelinegro, si algo ponía a Jungkook, era escuchar la voz de Taehyung de aquella forma tan lasciva y necesitada.
—Tus deseos son ordenes, dulzura —el azabache se separó por un momento, buscó entre los cajones de la cómoda y sacó un pequeño frasco de lubricante—. Date vuelta y levanta ese bonito culo que te cargas.
Taehyung obedeció sin rechistar, se dio la vuelta y se posicionó de tal forma que quedó con el rostro pegado al colchón y el trasero levantado.
Jungkook amasó el trasero del menor con ambas manos, llevó sus labios a uno de sus glúteos y besó aquella zona lascivamente, dejando una que otra mordida. Tomó el frasco y vertió una buena cantidad entre sus dedos y volvió a los glúteos del menor, los separó y no tardó en ponerse a jugar con su entrada, con un dedo tanteaba la zona sin hacer amago de querer entrar.
—Vamos, Jungkook... —rogó el pelinegro. Jungkook entró el primer dedo, haciéndole gemir. Jugó con el, entrando y saliendo por un rato antes de animarse a meter un segundo dedo. Con movimientos de tijeras se le hizo más fácil dilatar al menor, lo suficiente para meter un tercer dedo sin problema alguno.
Jungkook retiró sus dedos, Taehyung se quejó por la repentina sensación de vacío, pero segundos después un grito de placer afloró de lo más profundo de su garganta cuando Jungkook entró en el sin delicadeza alguna.
—Lo convertiré en un puto desastre, señor Jeon... —habló Jungkook mientras salía casi por completo solo para volver a penetrar con fuerza—. Hasta que solo sea mi nombre que salga de esa linda boquita...
—Más tarde... en vez de salir podrías hacer que algo entrara... en mi linda boquita... —Taehyung habló sin aliento, giró su cabeza para cruzar miradas con el azabache. Aquellos ojos grises, como siempre, le dejaron desarmado. Jungkook se inclinó, le tomó del pelo y le obligó a echar la cabeza hacia atrás, juntó sus labios y le besó de forma rápida.
—Te voy joder tan mal... —dijo contra los labios del menor, pudo sentir su sonrisa.
—Espero no poder caminar mañana... —dijo Taehyung en tono burlón.
—No sabes lo que pides, dulzura —respondió Jungkook, el vaivén de sus caderas no se había detenido, lentamente entraba y salía del pelinegro, quien también se movía tratando de seguir el ritmo—. Pero... ya que mi esposo lo quiere debo complacerlo...
Las manos del azabache fueron a parar a la cintura del pelinegro, y entonces pudo empezar a moverse en serio. Sus caderas empezaron un ritmo frenético, Taehyung se aferró a las sabanas como si su vida se le fuera en ello. Jungkook le embestía sin contemplaciones, en aquella habitación solo eran audibles tres cosas. Los gemidos del mas joven, los gruñidos del contrario y el obsceno sonido que hacía el choque de pieles, cada vez que las bolas de Jungkook golpeaban contra los glúteos de Taehyung.
Si sigue así me va a partir en dos... Pensó el pelinegro, pero cuando Jungkook tocó su punto, su mente quedó en blanco. Pudo ver estrellas detrás de sus parpados.
—Date vuelta —pidió Jungkook saliendo de él, Taehyung obedeció de inmediato. El azabache se acomodó entre sus piernas y volvió a entrar de una estocada. Siguió embistiendo con fuerza, tocando la próstata del pelinegro una y otra vez.
—Kook... mgh... ya n... ya no puedo...
—Vamos, pequeño...
Una de las manos de Jungkook abandonó la cintura del menor y fue a entrelazarse con la contraria. Llevó la mano de Taehyung hasta sus labios y depositó un beso sobre ella.
—Te amo... como no tienes idea... —dijo Taehyung—. Mierda... ¡Te amo Jungkook!
Taehyung llegó al orgasmo con el nombre del azabache entre sus labios, Jungkook se corrió segundos después. Miró los cristalizados ojos del pelinegro, se inclinó hasta que sus narices se tocaron, sus alientos se mezclaban perfectamente. En ese instante supo que no había otro lugar en el que quisiera estar.
—Yo te amo... incluso más... mucho más... —dicho aquello juntaron sus labios, en un beso lento, pausado.
La siguiente semana transcurrió sin inconveniente alguno, visitaron un lugar diferente cada día, se amaron cuanto pudieron cada noche. Se encerraron en su propia burbuja. En una realidad donde solo existían ellos dos.
•••••
Todo un año había pasado.
Un año y cuatro meses para ser mas precisos. Taehyung ya se había graduado un par de meses atrás, pronto empezaría a trabajar como psicólogo infantil en una escuela publica. Jungkook al principio no estuvo de acuerdo, había intentado que el pelinegro aplicara para un colegio privado, pero este no dudó en negarse, sabía que podría ser de mucha ayuda en aquella escuela, y ese era su propósito, ayudar donde en verdad se necesitaba.
El pelinegro se detuvo sofocado, ahora tenía la costumbre de correr en el parque un par de veces a la semana. Su cabello se pegó a su frente gracias al sudor, con una mano lo peinó hacia atrás. Se dispuso volver, aquel parque quedaba cerca del residencial en el cual él y Jungkook vivían.
Miró hacia los bancos sin interés mientras caminaba, algo llamó su atención. Un pequeño niño estaba sentado sobre uno, lucia decaído y temblaba ligeramente. Taehyung se acercó hasta él, pudo escuchar los pequeños sollozos que dejaba escapar.
—Disculpa... bebé ¿estas bien? —preguntó Taehyung. El pequeño levantó la vista, dejando ver su carita empapada a causa de las lagrimas, mechones de cabello castaño cubrían su frente. Era un niño bastante lindo.
—Yo...
—¿Puedes decirme que te ocurrió? —preguntó Taehyung cuando el pequeño se quedó en silencio, tomó asiento junto a él—. ¿Dónde están tus padres? —con aquella pregunta las lagrimas del niño aumentaron.
—Yo no tengo papás... —dijo entre llantos—. Ellos se fueron al cielo y me dejaron solo... me escapé del orfanato... no me gusta ese lugar, los otros niños son malos conmigo... no quiero volver... —a Taehyung le rompía el corazón ver a un niño tan pequeño sumido en semejante sufrimiento. Podía verse a sí mismo en el pasado.
—No llores bebé... ¿Cómo te llamas?
—Yoo... Yoongi... —respondió el niño con voz temblorosa.
—Yoongi... No puedes quedarte aquí solo, es peligroso... en el orfanato deben estar preocupados por ti.
—No quiero volver... —Taehyung solo era capaz de mirar aquellos ojitos tristes. Una idea pasó por su mente, sabía que Jungkook no se iba a oponer.
—Dime Yoongi... ¿Te gustaría que yo te sacara de ese lugar? Yo puedo hacer que no tengas que volver... aunque claro, tomaría un poco de tiempo —el rostro del pequeño se iluminó.
—¿Tu puedes hacer eso?
—Claro... Yo podría cuidar de ti —dijo Taehyung con una sonrisa. En cuestión de segundos aquel pequeño se había ganado su corazón.
Conversaron un rato más. Taehyung le llevó hasta el orfanato, no estaba muy alejado de la zona, era dirigido por una señora llamada Soyeon.
Era una mujer muy amable, a leguas se notaba el amor que le tenía a los niños. Tuvo una larga platica con ella, los tramites de adopción no eran tan complicados como se lo había imaginado.
La señora le habló sobre Yoongi, había perdido a sus padres en un incendio y no tenía familiares cercanos, así que había ido a parar allí, ya que no se encontró a nadie que pudiera hacerse cargo de él.
Taehyung salió de aquel orfanato con una clara idea de lo que quería.
Durante la cena él pelinegro se mantuvo callado y pensativo, Jungkook no fue capaz de ignorarlo.
—¿Dulzura, que ocurre? No has hablado en toda la noche.
—Quiero adoptar a un niño —soltó el pelinegro.
Jungkook terminó atragantándose y escupiendo el sorbo de vino que acababa de tomar.
—¿Eh?
—Quiero adoptar a un niño... se llama Yoongi y tiene siete años, casi ocho —dijo Taehyung, mirando al azabache con suplica en los ojos.
—¿Por qué tan de repente? Un niño es mucha responsabilidad... apenas tenemos un año de casad...
—Por favor —le interrumpió el pelinegro—. Hoy se había escapado del orfanato, yo fui quien lo encontró... se veía tan triste... lloraba desconsoladamente... sus padres murieron en un incendio, no tiene a nadie en el mundo... yo comprendo perfectamente por lo que está pasando, no lo puedo ignorar Kook, no podría perdonármelo... De verdad lo quiero, te prometo que lo amaras cuando lo veas, tiene el pelo castaño y ojos pequeños, es un angelito... por favor Jungkook... —los ojos de Taehyung se cristalizaron—. Por favor...
—Supongo... supongo que en la familia hay espacio para uno más... —la sonrisa que Taehyung le regaló no podía compararse con nada.
—¡Gracias!
Después de aquella noche no supuso un gran lapso de tiempo para que ambos se convirtieran en padres legales del pequeño niño.
Solo les tomó un par de semanas, las mismas que Taehyung tomó para hacer los preparativos, había habilitado una habitación para el pequeño, éste le había dicho que le gustaba kumamon, así que había decorado la habitación con dicha temática.
El tan ansiado día por fin había llegado, Jungkook y Taehyung habían vuelto a casa, pero no solos, sino en compañía de Yoongi.
—Esta es tu nueva casa —dijo el azabache.
—Wow ¡Es un castillo! —gritó el niño emocionado.
—Y tu serás el príncipe —dijo Taehyung, acariciando sus castaños cabellos.
—Eso te deja a ti como la hermosa reina —comentó Jungkook burlón, mirando al pelinegro.
—Cierra la boca.
Los tres se adentraron en la casa. En cuanto la puerta fue abierta un grito de 'sorpresa' se hizo presente.
—Esta es tu nueva familia, Yoongi —habló Taehyung, en la sala se encontraban Seokjin, Namjoon, Hwasa, Jisoo, Yugyeom y Eunbin, habían globos y a un lado una mesa con múltiples postres, Yoongi no pudo evitar mostrarse nervioso ante tantos rostros extraños.
La primera en acercarse fue Hwasa.
—Puedes llamarme tía Hye —dijo la chica apretando los cachetes del niño—. Te voy a consentir muchísimo.
Los demás hicieron lo mismo, presentándose de forma amigable, en cuestión de minutos el pequeño ya se había puesto alegre y parlanchín, el nerviosismo había pasado a un segundo plano.
•••••
Yoongi representó toda una aventura para ellos. Al principio fue algo difícil tanto para Taehyung como para Jungkook, el castaño apenas y lograba relacionarse en la escuela y eso era algo que con el paso de los meses había preocupado a la pareja.
Pero todo mejoró cuando Yoongi conoció a Jimin. En el cumpleaños de Seokjin, Taehyung había platicado con Lisa y le había contado sus preocupaciones, Yoongi no tenía ni un solo amigo.
La joven había dado la idea de llevar a su hijo de visita para que ambos pudieran jugar, y que buena idea fue.
Yoongi al instante se había quedado deslumbrado por el pequeño rubio. luego de un '¿te gusta kumamon?' por parte del castaño, ambos prácticamente se hicieron amigos, y aquella amistad solo fue creciendo día con día. Claro, tenían sus días malos, Yoongi sacaba de quicio al menor, pero fuera de eso, se llevaban muy bien.
Habían logrado formar una pequeña familia.
Ha sido difícil, pero repetiría todo desde el principio sin pensarlo...
Fue lo que pensó Taehyung mientras observaba a Jungkook dormir en el sofá con Yoongi recostado sobre su regazo, una sonrisa adornó sus labios.
Era feliz... genuinamente feliz.
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