7
La música resonaba por todo el lugar, dando la sensación de que los cristales explotarían en cualquier momento.
Se sentía asfixiado por el mar de gente que bailaba a su alrededor, pero mas por las manos del azabache detrás suyo, que viajaban por su cuerpo sin pudor alguno. No podía evitar temblar ligeramente cuando estás se posaban en su cintura o en su pecho.
—¡Estás muy tenso, dulzura! —le dijo Jungkook tratando de elevar la voz por encima de la música—. ¡Relájate!
—¡Necesito ir al baño! —dijo el pelinegro, apartó al azabache sin darle tiempo a responder y rápidamente se escabulló entre la multitud.
Pero no fue al baño, se dirigió directamente a la barra, se sentó en un taburete y suspiró con pesadez.
—¿Qué puedo hacer por ti, guapo? —el barman, un bonito chico de cabellos blancos, se acercó a él con una sonrisa pícara.
_Quiero dos vasos del trago más fuerte que tengas —pidió Taehyung.
Sabía que no iba a soportar más sin una buena cantidad de alcohol en su sistema, y teniendo en cuenta la poca resistencia que tenía, se embriagaría con cualquier cosa.
Observó como el chico preparaba los tragos tomando botellas de todas partes, incluso algunos licores, o por lo menos eso creía él, que aún no conocía. Cuando estuvieron listos, el chico los puso delante de él.
—Aquí tienes, lo más fuerte que tengo —el joven le guiñó un ojo.
Taehyung tomó uno y sin pensarlo dos veces se lo llevó a la boca, dejando que aquel líquido bajara por su garganta, depositó el vaso totalmente vacío sobre la barra y tosió ligeramente, su garganta quemaba y de repente empezó a sentirse mareado.
—Wow... estás loco, amigo —le dijo el barman.
—Prepara otro... —pidió Taehyung, antes de tomar el segundo vaso.
Jungkook miró su reloj, ya habían pasado diez minutos, pero estaba seguro de que el pelinegro no sé había marchado o algo por el estilo. Le hizo gracia pensar que estaba en algún cubículo del baño luchando por no entrar en pánico.
Sonrió burlón sólo con aquel pensamiento. Aquel chico de cabellos negros con mechas verdes le interesaba demasiado. Era el primero que se atrevía a desafiarlo, que le gritaba, le insultaba y le miraba con el mentón alzado y la rebeldía al tope. Era una pequeña fiera. Una que él se encargaría de domar, y como se divertiría en ello... sí que lo haría.
Sin borrar su sonrisa empezó a avanzar a través del mar de personas bailando en frente de él. Tenía intenciones de llegar a los baños y ver que tanto hacía su pelinegro. Una rápida mirada hacia la barra detuvo su andar, pudo distinguir al menor sentado en uno de sus taburetes. A pasos tranquilos llegó hasta él.
—Me engañaste —dijo simplemente el mayor, sentándose al lado de Taehyung. Este último bufó y puso los ojos en blanco de una forma demasiado exagerada.
—¿Ahora te crees mi dueño o algo así, señor Koook~? —Jungkook retuvo una risa, ¿Taehyung estaba ebrio?
—Viniste a embriagarte porque crees que no soportarás la situación estando sobrio —más que una pregunta fue una afirmación, y quedó más que corroborada cuando Taehyung frunció el ceño e infló los labios formando un puchero.
—No estoy ebrio, señor Kook —respondió. Jungkook alzó una ceja—. Solo me he tomado dos tragos —dijo el de cabellos negros.
—Bien, nos vamos —dijo el azabache poniéndose de pie, quitándole el vaso al menor de entre las manos.
—¿Qué? ¿Por qué? —preguntó Taehyung de forma atropellada, Jungkook volvió a aguantarse las ganas de reír.
—Te necesito en tus cinco sentidos para esta noche, lindura —dicho esto sujetó al menor de la muñeca y le obligó a ponerse de pie para empezar a caminar, sin soltarlo.
Taehyung se sentía mareado, se encontraba en ese punto donde el alcohol le daba coraje y reprimia, en parte, su parte vergonzosa, pero no lo suficiente como para que no supiera lo que ocurría a su alrededor, estaba bastante consciente de su situación y las palabras dichas por el azabache habían logrado ponerle nervioso.
•••••
Jamás se había imaginado la vivienda del azabache como tal, pensaba que vivía en un departamento super lujoso o algo así, pero lo que tenía en frente superaba sus pensamientos por mucho.
Era una casa enorme, la sala era increíblemente espaciosa decorada de forma minimalista pero moderna al mismo tiempo, el negro, azul marino y blanco eran los colores que predominaban en la estancia. Más al fondo unas escaleras en madera oscura llevaban al segundo piso.
—Acostumbrate —dijo el azabache en tono bajo, hablando al oído del menor de manera seductora—. Vas a pasar mucho tiempo aquí durante los próximos tres meses.
Taehyung sintió un escalofrío recorrer su cuerpo e instintivamente se alejó del mayor como si este le quemase.
—Ash ¡No hagas eso! —se quejó el pelinegro, frotando su oreja, intentando disipar el hormigueo que sentía en esa zona. Jungkook está vez sonrió con malicia.
Se acercó al menor, cual lobo acechando a una oveja, y le tomó por la cintura juntando sus cuerpos. Tomo sus labios en un ardiente beso, sintiendo el gusto del alcohol en los mismos. Taehyung al principio estaba reacio a dejarse llevar pero luego recordó que de todas formas no tenía manera de escapar de aquella situación, así que cerró sus ojos, y entre abrió su boca, la lengua del azabache no tardó más de dos segundos en aventurarse dentro de su cavidad, donde atrapó la suya, tímida. Ambas lenguas se fundieron en una danza que desde el principio fue dirigida por el mayor.
Jungkook se deshizo de la gabardina que cubría el cuerpo del menor y la arrojó por alguna parte lejos de ellos, hizo lo mismo con su saco, y sin delicadeza alguna abrió la camisa de Taehyung haciendo que los botones salieran disparados en diferentes direcciones.
El pelinegro soltó un jadeo, su pecho subía y bajaba de forma errática, su boca se vió atrapada nuevamente por los labios del azabache quien caminó hasta el sofá, y se dejó caer en este, quedando el pelinegro sobre su regazo.
El mayor abandonó los labios de Taehyung para descender desde su mandíbula hasta su cuello, donde encajó sus dientes, e hizo varios chupetones, dejando la zona llena de marcas rojas. Taehyung intentaba impedir que los gemidos se le escaparan, mordiendo su labio inferior. ¡¿Por qué mierda se sentía tan bien?! ¡Se supone que odiaba al azabache, que estaba en esa posición obligado! ¡¿Por qué siquiera estaba empezando a disfrutar la lengua del azabache vagando por su pecho?! ¡¿Y por qué rayos estaba teniendo una jodida erección?!. El alcohol. Eso era. El tipo del bar le había puesto algo a su bebida. No encontraba otra explicación coherente.
El azabache notó el bulto que se había formado en los pantalones del menor, así como este notó el gran y para nada disimulado bulto debajo suyo. Sus nervios sólo aumentaron más.
—Sujetáte fuerte —pidió el azabache con voz ronca. Se puso de pie, levantando al menor consigo como si éste no pesara nada. Taehyung se sujetó con las piernas a la cintura del mayor y llevó sus manos a sus hombros.
Jungkook subió las escaleras en tiempo récord, se metió a una habitación, que Taehyung pensó era la suya.
Depositó al pelinegro en el centro de la habitación, y dió un par de pasos hacia atrás, observandole de arriba a abajo. El chico estaba hecho un desastre. Sus labios rojos e hinchados, su cuello y pecho lleno de chupetones y mordidas, su camisa destrozada.
Jungkook retrocedió hasta dar con la orilla de la cama de tamaño matrimonial, y tomó asiento, Taehyung simplemente le observaba algo confundido pero tratando de disimular ¿Y ahora qué?
—Quítate la ropa, Taehyung —pidió Jungkook.
—¿Disculpa..? —preguntó el menor en voz baja, casi inaudible.
—Que te quites la ropa, Taehyung, o... ¿Querías que yo lo hiciera? —preguntó pícaro. Las mejillas del menor se tiñeron de rojo.
Taehyung maldijo para sus adentros. Respiró profundo y se obligó a calmarse aunque sin tener mucho éxito. Al parecer los nervios eran más fuertes que el alcohol que se había tomado, el cual ya empezaba a diciparse de su cerebro, dejando en perfecta alerta todos sus sentidos, principalmente el de la vergüenza.
Se supone que debía sentirse enfadado y no como una maldita puberta en frente de su crush. Intentando controlarse, habló.
—Verás Jungkook... yo nunca he hecho algo como esto con nadie... —intentó explicar, tratando de que su voz sonara lo más firme posible, y por lo menos lo logró.
—Lo sé, me imagino que no andas por ahí pagando deudas con ese hermoso cuerpecito que te cargas —comentó el azabache divertido. Taehyung sintió ganas de estamparle un puñetazo en la cara.
—No me refiero a eso, maldito imbécil... yo nunca he estado con nadie, es decir, con otro hombre... —Jungkook alzó ambas cejas, ahora entendiendo mejor la situación.
—¿Eres virgen, Taehyung?
—Si.
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